Luke Cage ha llegado a Netflix, pero… Where's my Power-Man, honey?

La semana pasada se estrenó la  tercera de las series de Marvel y Netflix, Luke Cage, una de las series que con más ganas y ansia esperaba. Por fin iba a poder ver la adaptación a imagen real de uno de mis personajes favoritos de la infancia, pero lo que me he encontrado es una serie que arrastra tantos problemas técnicos y de caracterización que lo que tendría que haber sido una de mis series de televisión favoritas solo ha conseguido dejarme un muy mal sabor de boca y mucho miedo a lo que este por venir. Así que cuidado que a partir de ahora no hay más que  SPOILERS de toda la temporada de la serie y mucha amargura. Que por una vez me siento como Diógenes y no es que vea el vaso medio vacío, es que lo veo hecho pedazos en el suelo.

Así de roto me he sentido yo tras ver la serie por completo

Luke Cage ha regresado a Harlem para recuperarse de las consecuencias de todo lo sucedido tras su encuentro con Jessica Jones y Killgrave. Allí pasa los días ocultando sus habilidades sobrehumanas y escondiéndose de todo alternando su trabajo barriendo la barbería de su viejo amigo Pops y lavando platos en el Harlem’s Paradise, el club más importante de Harlem. Pero las actividades criminales de Cornell “Cottonmouth” Stokes, el dueño del club, acabaran obligando a Luke a dejar de agachar la cabeza y hacerle frente a las injusticias que suceden en torno a él. Pero eso es algo que pondrá sobre Luke todas las miradas del vecindario y provocara el regreso de amenazas de su pasado, algo que tendrá trágicas consecuencias para todo su entorno y que le pondrá en el camino de ser el héroe que Harlem necesita.

Lo que siempre quisimos ver, un Luke Cage que se esconde

Técnicamente yo llevaba esperando ver esta serie desde finales de 2013, cuando se anunció el acuerdo entre Marvel y Netflix para producir varias series de televisión basadas en diversos superhéroes de la editorial. Pero en realidad se podría decir que llevaba esperando este momento desde que en 1983 leí mis primeros comics de Powerman (y Puño de Hierro) y Luke Cage se convirtió en uno de mis personajes favoritos. El problema (uno de tantos) es que aquí he visto poco de aquel personaje al que tanto cariño tengo. Y es que aunque esta serie adolece de demasiados problemas, uno de los más graves ha sido el de la caracterización, ya que nos encontramos ante una de esas producciones en las que sus responsables han preferido adaptar a los personajes a la historia que quieren contar en lugar de hacer lo contrario que es lo que tocaba.

Y lo peor es que lo tenían todo a favor para que fuese una buena serie

Cualquier que haya leído comics de Powerman/Luke Cage, ya sea en sus orígenes en la década de los setenta o en su más moderna encarnación como Vengador, sabe que Luke Cage es cualquier cosa menos alguien que agache la cabeza. Cage es el tipo que cuando escapo de prisión con sus poderes lo primero que hizo fue ponerse un colorido uniforme y ofrecer sus servicios como Heroe de Alquiler, el que se plantó en Latveria para cobrarle una deuda al mismísimo Doctor Muerte, que se unió a los Vengadores para que su hija se sintiera orgullosa de él, la persona que tras la muerte del Capitán América asumió el mando de la encarnación del grupo que realmente representaba el espíritu Vengador, la mala bestia que apaleo a los Vengadores de Osborn con la palanca del Destructor… En resumen, que Luke Cage es alguien que jamás se deja pisotear por nada ni nadie.

Este es mi Luke Cage, el que no agacha la cabeza ante nada ni nadie

Pero aquí lo que nos encontramos es (como me dijo Diógenes cuando ambos terminamos de ver la serie) un “emo llorón”  que se esconde y se pasa el día agachando la cabeza mientras todos los que le rodean tienen que empujarle para que haga lo que debe. Pero esto es una tendencia que tristemente parece estar de moda (ahí tenemos sin ir más lejos el Superman de Snyder) y en la que ya no se puede presentar como antaño a un superhéroe que hace lo correcto porque es lo correcto, que es necesario mostrar como “aprende” a ser un héroe. Y aunque hay casos en los que eso funciona magníficamente como con Spiderman, lo que no se puede hacer es alargar eso hasta lo indecible y que ese aprendizaje en el que el héroe aun no es un héroe dure varias películas, episodios o incluso toda la temporada.

Pero el Luke Cage que nos ha tocado es este otro…

Y aunque es cierto que Luke no tarda demasiados episodios en plantearse en hacer lo correcto, lo hace de tal forma que por cada paso adelante que da, a continuación da dos hacia atrás, algo que irónicamente es justo lo opuesto que el mantra que su mentor Pops siempre le repetía, “nunca hacia atrás, siempre hacia delante”. Pero es que ahí entramos en otro de los grandes problemas de la serie, unos problemas de ritmo enorme que hacen que ver la serie a veces parezca que es como ir por la autopista con alguien que a cada rato mete el pie entre los tuyos para pisar el freno.

Ya podrían haber seguido el consejo de su personaje…

Eso es algo que se nota y mucho en el lento comienzo de la serie que me dejo con la sensación de que lo contado en sus dos primeros episodios se podría haber contado en uno solo y eso hubiera ayudado a que el ritmo de la serie fuese más fluido, al menos en su comienzo. Un ritmo que parece que remonta en el tercero (ese final con Cottonmouth y el lanzacohetes) pero es solo un espejismo y seguimos en una autopista llena de baches que tristemente no se detendrá hasta el final y que da la sensación de que cada frenada en el ritmo se debe realmente a que, como le sucedía a Jessica Jones, trece episodios son demasiados para lo que tenían que contar.

Y cada vez que parece que se van a desmelenar resulta que es otra falsa alarma

Y a esos problemas de ritmo hay que añadir que los ya mencionados problemas de caracterización de Luke por desgracia no se detienen con él y están llenos de cambios arbitrarios que no se sabe muy bien a que obedecen más allá de querer alejarse del comic todo lo posible. Pequeños detalles como el pequeño apartamento situado sobre el cine Gem, aquel que solo proyectaba westerns, las constantes peleas de Luke con la maquina expendedora del mismo o su casero y amigo D.W. Griffith, elementos iconos de los primeros años del personaje, están completamente ausentes.

Debe ser que en el moderno Harlem nadie ve westerns

Pero quizás lo mas curioso es como con el pasado de Luke, y quizás en un intento de darle una imagen absolutamente impoluta, nos encontramos con que este ya no es un ex-pandillero de Harlem de buen corazón, sino un ex-marine y ex-policía de Georgia hijo de un Pastor.  Aunque es cierto que en alguna wiki que otra se menciona que en el comic también fue policía antes de ir a prisión, pero no sé si es un retconeo que no he leído o si es de esa desinformación que circula por ahí, porque nadie cita el comic en el que se cuenta eso y en la ficha del personaje en la web de Marvel tampoco se menciona ese dato. Pero este basado en algún comic perdido o no, es un cambio que como muchos otros en la serie, no aportan absolutamente nada.

Se ve que eso de que fuese un delincuente redimido no era lo bastante políticamente correcto

Aunque curiosamente es Pops, personaje creado para la serie, a quien acaban adjudicándole un pasado casi idéntico al del Luke del comic, supongo que como un extraño homenaje. Pero al final su personaje es, como se temía todo el mundo tras ver los primeros trailers, el “Tío Ben” de la historia y que tras fallecer de forma más que predecible, y quizas demasiado temprana, pasa a formar parte de la peculiar lista de señores mayores negros que no llegan vivos a la segunda temporada de sus series. Algo que hace que me pregunte si serán capaces de sacarse de la manga algún personaje con esas características al que matar en Iron Fist y seguir con la racha.

Ser viejo y negro en Netflix es una sentencia de muerte segura

Pero si de personajes irreconocibles hablamos no podemos dejar de mencionar al pobre Rafael Scarfe (y no solo porque en el comic siempre pareciese hispano y aquí lo interpreta un irlandés) Un personaje que en el comic era uno de los mejores policías de Nueva York y uno de los principales aliado de los Héroes de Alquiler e incluso de Daredevil y al que aquí han convertido en un policía corrupto porque si, (bueno, porque si y porque Andy Diggle tuvo la ocurrencia de cargarse 40 años de caracterización del personaje de forma similar en Shadowland) Y que me recuerda mucho a lo que sucedió con Ben Urich en Daredevil, desperdiciar a un secundario que podría haber dado mucho juego y tender puentes entre las series para conseguir un golpe de efecto barato

Ojala el físico hubiese sido lo único en lo que no se parecían

Pero es otro de los personajes que me moría de ganas de ver en imagen real, Misty Knight, quien más me ha desilusionado (las expectativas es lo que tienen). Una desilusión que parte del mismo momento en el que Misty y Luke se acuestan tras conocerse en un club, algo que como ya menciono Diógenes es tan incestuoso como ver a Bucky acostarse con Sharon Carter o a Batman con Lois Lane, algo que además no aporta absolutamente nada a la historia más allá de demostrar que Luke es todo un seductor. Aunque mi lado más paranoico me hace pensar que esto no es más que otro paso en la erradicación de su relación con Puño de Hierro, como ha sucedido en el comic donde la han convertido en el nuevo interés romántico de Sam Wilson y que me hace sentir que hemos vuelto a los tiempos previos a Claremont donde ver una relación interracial era imposible (y a saber cuanto quedara de la relacion entre Luke y Jessica). Una sensación a la que no ayuda la confirmación de que Misty no aparecerá en la serie de Iron Fist y eso pese a que la actriz ha manifestado su interés en explorar la relación entre ambos personajes en sus próximas apariciones.

Y yo que cada vez estoy mas convencido de que nunca veremos esto en Netflix…

Pero los problemas con la Misty televisiva no se quedan ahí y en su personalidad también cuesta a veces reconocer en el personaje interpretado por Simone Missick a la dura investigadora privada del comic, porque como todo en esta serie los altibajos se encuentran en todos los aspectos de la serie. Unos problemas para los que el remate final ha sido esas nada bienvenidas insinuaciones de que Misty podría perder su brazo y que se quedan en nada, ya que su brazo se cura de forma casi milagrosa en cuestión de horas y pronto se olvidan de que estuvo herida, convenciéndome de que si las cosas así podemos ir olvidándonos de verla con su brazo biónico luchando contra el crimen. Pero al final, en los minutos finales del último episodio, nos encontramos con una Misty que ha perdido la fe en el sistema y que se viste y peina como si acabase de surgir de un comic de Claremont y Byrne, porque de nuevo los personajes solo pueden empezar a parecerse a ellos mismo al final de la historia.

Si es que no hacen mas que darnos una de cal y otra de arena

Y a todos estos problemas tenemos que añadirle que Luke Cage no tiene unos villanos que estén a la altura de lo que hemos podido disfrutar hasta ahora en Netflix. En la primera temporada de Daredevil tuvimos a un inmenso Vincent D’Onofrio interpretando a un Kingpin que parecía salido directamente de la cabeza de Frank Miller. En Jessica Jones tuvimos a David Tennant interpretando a un Killgrave que si bien es cierto que se alejaba un poco del Hombre Purpura del comic, hacia un papelón de esos que no se olvidan. Y aunque no fue exactamente un villano sino un antagonista ocasional, el Castigador de Jon Bernthal hizo que nos olvidásemos de lo soso que era el líder de la mano. Y pese a que en Luke Cage nos encontramos con hasta cuatro villanos ninguno consigue estar a la altura de sus predecesores.

Hay que reconocer que el listón estaba altísimo

Al comienzo nos encontramos con dos modernas versiones de dos clásicos villanos de los tiempos de Hero for Hire, Cornell “Cottonmouth” Stokes y “Black” Mariah Dillard, personajes que necesitaban una gran reinvención porque al igual que la mayoría de los villanos de Powerman de sus primeros años eran demasiado estereotipados y setenteros. Aquí básicamente les han convertido en las dos mitades de Kingpin, con Mariah siendo la figura pública que se mancha las manos solo porque se convence a si misma de que lo hace por un bien mayor y Cottonmouth es el mafioso violento con un trágico pasado al que la ambición le ciega. Pero pese a que Mahershala Ali está perfecto en su papel de Cottonmouth y era el villano con más potencial de todo (o al menos el que tenía un mejor actor/mejores diálogos) se lo quitan de encima en el séptimo episodio y a partir de ahí lo que ya tenía baches va directamente cuesta abajo.

La actualización era necesaria, pero se han quedado a medio camino

Más triste es lo de Alfre Woodard como Mariah, otro personaje con algo de potencial (aunque seamos sinceros, ninguno de los dos dejaba de ser un Kingpin de segunda división), un potencial que se ve lastrado por algo que no se si achacar a una pobre actuación de Woodard, al guion o a la dirección. Sea lo que sea el resultado es una interpretación bastante plana en la que Woodard parece recitar diálogos leídos en un teleprompter de la forma más inexpresiva posible, una inexpresividad que en muchas escenas se extiende hasta su rostro y que en demasiadas ocasiones se ven acompañadas de diálogos que dan algo de vergüenza ajena. Algo que no sé si se trata de alguna extraña decisión artística consciente, a que la actriz no se ha tomado en serio su trabajo aquí  o si se trata simplemente de una combinación de muchos malos factores.

¿Pero quien le ha escrito los diálogos a esta mujer y le dijo que abrir mucho los ojos y poner un tono de voz monocorde era buena idea?

Bastante mejor llevado está el personaje de Shades (ese que ahora es más famoso por ser el padre de Víctor Álvarez/Powerman III)a quien interpreta aquí Theo Rossi, y que como el resto de personajes poco tiene que ver con su versión del comic  Su papel aquí es bastante similar al que tenía Wesley en Daredevil, el consejero del resto de los villano que siempre consigue mantener la cabeza fría y sabe lo que hay que hacer pero a quien inexplicablemente nadie hace caso casi nunca. Un personaje que consigue ser uno de los pocos puntos fuertes de la serie y del que sinceramente esperaba que acabase encerrado en la misma prisión de Wilson Fisk y se convirtiese en su nueva mano derecha, algo que tristemente no ha sido así.

Se parece como un huevo a una castaña a su versión del cómic, pero al menos tenia la cabeza en su sitio

Pero quien peor ha quedado es el que se supone que es el villano principal de la historia, Willis “Diamondback” Striker, un personaje que acaba quedando como algo desdibujado a medio camino entre un villano serio y una parodia de su versión del comic. A este personaje, al que aquí han convertido en hermanastro de Luke porque si, no le vemos hacer acto de presencia hasta la segunda mitad de la serie, aunque su aparición se va anticipando poco a poco pero de una forma un tanto irregular. Durante los primeros episodios se le menciona en alguna ocasión casi de pasada, y da la sensación de que es alguien demasiado poderoso como para implicarse en asuntos mundanos, una figura en las sombras de quien la sola mención de su nombre provoca miedo.

Y parecía que íbamos a tener a un nuevo Kingpin…

Pero cuando hace acto de aparición corriendo por las calles de Harlem pegando tiros lo primero que pensé es que me encontraba ante otro secuaz, porque yo me esperaba un Kingpin y lo que me han dado es un villano que parece salido de la Gotham televisiva, con unas motivaciones ridículas (quiere destruir a Luke porque el padre de ambos no le quería) y al que se quitan de en medio en una de las peleas más anticlimáticas y ridículas que he visto en una serie de este estilo en mucho tiempo. Un personaje que ademas acaba en manos del científico cuyo experimento le dio sus poderes a Luke en lo que parece un movimiento para acabar fusionando a este personaje con otro de los villanos clásicos de Luke, Bushmaster.

…Pero acabamos teniendo a un villano de la CW

Y es que Diamondback es el ejemplo perfecto de otro de los principales problemas de la serie (algo que siendo justos lastra también muchas otras adaptaciones cinematográficas y televisivas de superhéroes) Esos complejos del “no me atrevo a llegar hasta el final” Algo que llega a extremos como el de ridiculizar el traje clásico de Powerman para pasarse toda la serie vistiéndole con una sudadera con capucha de un color azul grisáceo y donde brilla por su ausencia incluso esa camiseta amarilla que homenajeaba su look clásico y que vestía en el poster promocional de la serie. El mismo problema que con Misty, a la que no se atreven a darle su brazo biónico y que me jugaría lo que sea a que acabaran limitándose a darle una de las mangas de la armadura de combate de Diamondback. Villanos como Cottonmouth que parece que van a convertirse en algo más de comic con su escena del lanzacohetes no tardan en volver a ser un mafioso convencional que podría estar sacado de cualquier drama policial.

Si es que al Luke del comic eso de ser discreto no le iba demasiado

Pero al final nos encontramos que tras toda una temporada en la que parece que (tristemente) se opta por el “realismo” de pronto todo eso se tira por la borda cuando Diamondback se saca de la manga una armadura de combate (que como no podría ser de otra forma siendo un producto de Justin Hammer tiene un diseño horrible) que homenajea a su traje del comic y se enzarza en una pelea a superpuñetazos en medio de Harlem contra Luke Cage. Una pelea en la que la coreografía brilla por su ausencia, los diálogos parecen sacados de un comic pero de los malos y que termina en los primeros minutos del último episodio, dejando el resto del episodio como un larguísimo y torpe epilogo que evidencia una vez más que aquí no había ni sentido del ritmo ni rumbo ni nada que se la parezca.

Es comparar esto con las peleas finales de las otras series y acabar con ganas de llorar

Y aunque resulte tentador de culpar de todo esto a Cheo Hodari Coker, el showrunner de la serie, y aunque es cierto que su parte de responsabilidad tiene en todo este desastre, no debemos olvidarnos de un factor que a la vista del resultado final ahora cobra más importancia que nunca. Como se ha sabido recientemente el plan original de Netflix era estrenar la serie de Iron Fist después de la segunda temporada de Daredevil, pero la buenísima recepción del personaje de Luke Cage tras su aparición en la serie de Jessica Jones hizo que se acelerasen los planes de la cadena para poder estrenar la serie de Cage mucho antes de lo previsto. Y eso es algo que explicaría perfectamente todos estos problemas a nivel técnico, narrativo e interpretativo que lastran lo que debería haber sido otra gran serie, sencillamente les metieron más prisa de la aconsejada y a la vista está el resultado de ello, una serie que no está a la altura de sus predecesoras.

Nunca pensé que me alegraría de que dejasen para el final Iron Fist, así a lo mejor tienen tiempo de hacerlo todo bien

Ya para ir terminando yo acepto que quizás aquí he sido algo más duro de lo que lo soy normalmente debido a las altísimas expectativas de una serie que esperaba que se convirtiese en una de mis favoritas, pero los problemas están ahí y era difícil no verlos. Pero eso no quiere decir que de la serie no se pueda rescatar nada. La ambientación y la banda sonora han estado bastante logradas, aunque han habido momentos puntuales en los que más que una serie parecía un publirreportaje sobre Harlem. El casting también ha sido en la mayoría de los casos todo un acierto (Aunque con todo el respeto del mundo hacia Mike Colter, en mi corazon Luke cage siempre sera Terry Crews) pese a que tristemente a los actores no les hayan dado el mejor material para trabajar. Y si al final tuviese que quedarme con algo positivo seria Rosario Dawson como Claire Temple, un personaje que finalmente esta donde debería estar (nació como secundaria de Luke Cage: Hero for Hire y fue un interés romántico de Luke antes de casarse con Bill Foster) y que sigue ejerciendo a la perfección su papel de “conciencia” de los superhéroes urbanos de Nueva York. Un personaje que en su escena final ya va encaminada a su siguiente aparición en el universo televisivo de Netflix.

Y al final sera Claire la que acabe teniendo con Colleen una relación como la que tenia con Misty en el comic…

Y así es como me ha dejado esta serie, con bastante mal sabor de boca y un miedo enorme a lo que está por venir, Iron Fist, Defenders y Punisher. Sé que no debería estar tan asustado, que cada serie tiene su propio equipo de showruners y guionistas y que lo sucedido aquí no tiene por qué repetirse, pero el miedo sigue ahí, que el showrunner de Iron Fist es el mismo de las tres últimas temporadas de Dexter y de esas no he leído nada bueno. Pero miedos aparte yo espero que tanto si Luke Cage tiene segunda temporada o le fusionan con Iron Fist para hacer una serie de los Héroes de Alquiler busquen un nuevo equipo creativo detrás de las cámaras que me haga olvidar todo esto.