A estas alturas dudo que haga falta hacer presentación alguna de Osamu Tezuka, un mangaka tan versátil como prolífico a quien no solo el mundo del manga, sino del cómic en general, le debe muchísimo. Y aunque por suerte vivimos en una época en la que en España se está reeditando toda su obra (aunque la cartera a veces se resienta), puede dar algo de vértigo acercarse a un volumen tan ingente de mangas como el que produjo este. Por eso creo que lo último que he leído de Tezuka, el recopilatorio de historias cortas titulado Bajo el Aire, es de lo más indicado para quienes no conozcan aún su trabajo, se acerquen a este gran artista y puedan arañar la superficie de todo lo que era capaz.

Las historias que se recopilan aquí aparecieron originalmente entre 1968 y 1970 en las páginas de la revista Play Comic (Purei Komikku), perteneciente a la editorial Akita Shoten. Y al tratarse esta de una revista perteneciente al género Seinen, dirigida hacia un público adulto, Tezuka aprovechó para dar rienda suelta a su faceta más experimental en una serie de historias en las que tocó temas maduros e incluso tabúes. Temas que entretejió en una serie de relatos de temática muy diversa, que abarcaban desde el humor al terror, pasando por la ciencia ficción, el thriller e incluso el western o la autoparodia, y que son el ejemplo perfecto de todo lo que este grandísimo autor era capaz de hacer.

De esa manera, aquí nos encontramos con historias como “Busco a Joe”, una historia a medio camino entre el drama y el thriller que toca de forma muy directa el racismo existente en Estados Unidos contra la población negra, mostrando lo ridículo de ese odio, pese a que irónicamente Tezuka lo hizo representando a dichas personas con unos rasgos tan caricaturescos y estereotipados que, visto hoy en día, queda bastante mal. Pero es algo que, aunque visualmente no ha envejecido bien, la postura antirracista de Tezuka queda manifiestamente clara. En otras historias como “La llamada”, tocó un tema que le tocaba mucho más de cerca: las revueltas estudiantiles en Japón a finales de los sesenta, aunque convirtiendo estas en el trasfondo de una historia más trágica y fantástica.

Un enfoque que también aplicó en “Sangre Felina”, donde aprovechó para tocar, entre otras cosas, otro tema muy cercano, como el miedo de la sociedad japonesa a que se repitiese el pasado reciente. Y esa preocupación por los temas sociales también se refleja en “Camaleón”, donde una trama sobre espionaje industrial y traiciones se entremezcla con una crítica muy directa a los abusos y falta de escrúpulos de la industria farmacéutica, probablemente inspirada por el escándalo de la Talidomida que en aquella época asoló medio mundo.

También tocó temas bastante más incómodos, como el del incesto en algunas historias de corte muy diferente y cuyos títulos prefiero omitir por ser giros sorpresa de dichas historias. Un tema que, aunque en el manga se suele utilizar como recurso humorístico o erótico/pornográfico, aquí Tezuka lo planteó de una forma muy seria y dramática, trágica incluso. Y aunque este tema puede provocar la incomodidad en algunos lectores, el resultado de dichas historias es muy interesante. Y la prueba de que aquí Tezuka no se cortaba un pelo ante nada es que, en otra de las historias, llegamos a encontrar hasta cierto roce con la zoofilia, aunque envuelto en una trama tan fantástica y terrorífica que casi pasa desapercibido.

Y, como no, también encontramos el humor, que aunque salpica muchas de las historias de este tomo, resulta más patente que en ninguna en aquellas que protagonizó el propio Osamu Tezuka. Ya en otras historias Tezuka se había reído de sí mismo rompiendo la cuarta pared a través de sus personajes para burlarse de los recursos gráficos que utilizaba en ocasiones para ahorrarse trabajo, pero en otro par de historias él mismo se puso en el centro de la historia, convertido en una parodia de sí mismo que viajaba por Japón en busca de inspiración. O al menos es así en una de ellas, ya que mientras que una de dichas historias tiene un tono más dramático, en la otra nos encontramos a un Tezuka que visita un pueblo de pescadores y no para de meterse en un lío tras otro mientras no para de tomar decisiones de lo más cuestionables.

En el apartado artístico también nos encontramos con un Tezuka de lo más versátil y que lo dio todo. En las páginas de estas historias experimentó con todas las posibilidades del medio, jugando con las composiciones de página, perspectivas, sombreado, o incluso el collage con fotografías, para hacer de cada historia algo más interesante. También resulta fascinante apreciar cómo ese estilo tan característico que poseía, y que a menudo parecía adecuado solo para mangas infantiles o humorísticos, podía ser aplicado con cambios mínimos a representar con toda su crudeza los momentos más violentos y sangrientos de algunas de estas historias. Otra prueba más de que Tezuka era un autor que podía con todo.

Por todo ello, este Bajo el Aire es mi recomendación para quienes aún no hayan leído nada de Osamu Tezuka y quieran comprobar de primera mano, y de una forma bastante asequible, el increíble talento de este mangaka enorme que, tres décadas y pico tras su muerte, sigue siendo capaz de sorprendernos y deleitarnos con una bibliografía inmensa en la que hay obras para todos los gustos y por las que, en muchos aspectos, parece que no han pasado los años.
Un articulo sobre Osamu Tezuka y que no haya ningun comentario me parece un sacrilegio asi que hare uno.
Este tipo de tomos son de los que te da pereza comprar y despues cuando lo haces son las historias que mas recuerdas, me sucedio con las historias cortas de Rumiko Takahashi.
Las historias cortas (incluso las más modernas, y eso que de InuYasha en adelante su obra me interesa muchísimo menos) son de mis favoritas de la producción de la Takahashi (y eso que algunas se quedan casi en lo anecdótico). Aunque mis obras favoritas suyas siguen siendo Maison Ikkoku y la saga de las Sirenas (que tardó un huevo y la mitad del otro en editarse al fin legalmente en nuestro país … aunque ya en los noventa circulaban ediciones piratillas en grapa fotocopiadas traducidas y rotuladas por fans).
Genial era este hombre.
El árbol que da sombra siempre me ha parecido inmenso.
Tiene muchas grandes obras (incluso entre las historias de poquísimas páginas).
Yo estoy comprándome todo Osamu Tezuka. Porque la edición de planeta me parece una preciosidad y de mucha calidad.
Es una pretensión valiente (Black Jack y Astroboy me van a costar lo suyo)
pero tenerlo todo en un mismo formato me parece la oportunidad de una vida, además de que no tenía nada de él.
Dicho esto. Es asombroso como Tezuka siempre sorprende. Siempre te hace el salto mortal de lo chusco a la sensibilidad hipnótica, de lo cotidiano a lo extraordinario, de la formal a lo vanguardista; y viceversa.
Un hombre, mil mundos.
Black Jack me encanta. Justo antes del verano me compré el último de Blackjack y el último de Astroboy (que tenía medio olvidados hace la tira en el fondo de una de las dos cajas que en mi librería habitual me tienen apartada para mis reservados). De Adolf tengo aquel estuche gigante con dos tomos de hace la tira (la edición previa en cuatro rústicas se la acabé regalando a un amigo que se empeñaba en releerla por tercera vez antes de devolvermela😂 …creo que le acabó gustando mucho más que cosas bastante más caras y que lucían mucho mejor que le regalé).
el único e inigualable Díos del manga. Esa toma de una persona con sombrero en un callejón y edificios de fondo no es sospechosamente similar a una viñeta de wachmen?!?🤔
Una joyita. Como tanto y tanto del todavía casi inabarcable (por cantidad de páginas y horas de animación producidas en su carrera, pero también por empeño de seguir probando cosas y por palos tocados, que ni de mayor dejó de intentar contar nuevas historias, cuando lo más fácil habría sido «hacer un Nagai» y revisitar sus antiguos éxitos una y otra vez bien con secuelas bien reversionandolos).
El que no lo tenga que se pille el tomo de los Vampires (no es el Tezuka más sofisticado y adulto, pero está muy bien) para ver más Tezuka dibujándose a sí mismo (el par de protas trabajan en el estudio de Tezuka).