A la serie de Andor, y a todos sus responsables delante y detrás de las cámaras, les debemos muchísimas cosas. Desde ofrecernos una de las mejores series de ciencia ficción de los últimos tiempos, llevarnos a rincones de la galaxia de Star Wars que no conocíamos y profundizar en muchísimos aspectos de dicha saga que en el pasado no se habían desarrollado hasta sus máximas consecuencias. Y de esto último es de lo que quiero hablar hoy, de un aspecto de Star Wars que aquí ha tenido mayor peso que el habitual, de ese fascinante y aterrador retrato que nos han dado del fascismo del Imperio. Y como esto es algo de lo que sería difícil hablar sin SPOILERS, queda todo el mundo avisado de que toca dejar de leer aquí si aún no se han visto las dos temporadas de Andor.

Originalmente Star Wars no se complicó demasiado con su retrato de sus protagonistas: los buenos eran muy buenos, los malos muy malos y aún había algo de bondad en Darth Vader, lo habitual en películas de aventuras para todos los públicos. Con los años aquello cambió, y entre el universo expandido de juegos, libros y cómics, más todas las secuelas y precuelas que nos llegaron en el cine y la televisión, se nos ofreció un retrato más ajustado a la realidad (todo lo real que pueda ser una historia fantástica como esta) en la que existen muchos grados entre un extremo y otro. Y en Andor nos hemos encontrado con eso por todas partes, con Rebeldes realizando actos moralmente muy cuestionables o directamente deleznables, e Imperiales muy humanos que son más que villanos de opereta.

Y el caso del Imperio es el que más me ha fascinado en Andor (no necesariamente en el buen sentido), ya que hasta la fecha esta serie es la que nos ha ofrecido un retrato más detallado y exhaustivo de los malos de Star Wars (al menos en el terreno audiovisual, que no quiero que venga Diógenes cabreado a los comentarios a quejarse de que ignoro el videojuego del TIE Fighter). Porque aquí hemos ido más allá del Emperador con su risilla cruel mientras se regodea de lo bien que salen sus planes o de la frialdad de Tarkin al ordenar la destrucción de Alderaan, y nos hemos encontrado con las diferentes caras de una misma maldad que, por desgracia, no se encuentra solo en galaxias muy lejanas.

Por un lado, tenemos a los fascistas orgullosos de serlo, a los más diabólicos de todos, personajes como Partagaz o Krennic, quienes vivieron la caída de la República y el ascenso del Imperio y se subieron al carro. Se trata de personajes que son plenamente conscientes de lo que es el Imperio, de los métodos que utiliza y de todo el sufrimiento que causan para satisfacer las ambiciones del Emperador, y no les importa. Da igual si lo que les impulsa es el instinto de supervivencia de una cucaracha, la ambición o el amor al poder, lo que cuenta es que han sido testigos y ejecutores de las atrocidades del Imperio y parecen encantados con ello, porque son quienes están arriba, los que creen que no van a sufrir las consecuencias de sus actos. Y pese a ello, la serie no cae en el error de caricaturizarles, sino que nos muestra que, a pesar de sus acciones, siguen siendo humanos, capaces de sentir simpatía por algunos de sus subordinados o sentir lástima por el destino de viejos amigos caídos en desgracia. Un aspecto que es el más aterrador de todos, ya que nos recuerda que este tipo de personas, que tanto abundan en el mundo real, no son monstruos inhumanos.

En otra escala tenemos a personajes como Dedra Meero, supervisora en el ISB y cuya lealtad al Imperio está fuera de toda duda. Dado su rango, nos encontramos con otro personaje que es plenamente consciente de lo que es realmente el Imperio, pero a quien su lealtad parece cegar parcialmente y está convencida de que lo que hace es lo correcto, aunque a veces haya que usar mano dura. Pero a diferencia de lo que sucede con sus superiores, a Dedra parece quedarle algo más de humanidad, como podemos ver cuando se inicia la fase final del plan que ella misma diseñó para Ghorman. En esa fase final, cuando Dedra descubre que las naves mineras imperiales ya están aterrizando en el planeta, podemos apreciar lo terriblemente incómoda que se encuentra con ello, como si desease que no se hubiese llegado a ese extremo. Una incomodidad que va a más cuando le toca el momento de dar la orden de ejecutar el ataque de falsa bandera que permita al Imperio masacrar a los habitantes de Ghorman, y el capitán al mando de los militares allí presentes le dice eso de “Yo soy el gatillo, pero usted es el dedo”. Algo que desemboca en un colapso nervioso ante la magnitud de lo que ha sucedido ante sus ojos, sin poder limitarse ya a dar órdenes desde su despacho en Coruscant y leer los resultados en un informe.

Pero a pesar de todo ello, de haber presenciado de primera mano las consecuencias de sus actos y de haber sufrido por ello, Dedra sigue siendo leal al Imperio. Y esto es algo que contrasta enormemente con uno de sus compañeros en el ISB y uno de mis personajes favoritos de la serie, Lonni Jung. Este, como Dedra, también es un supervisor dentro de la organización, y al rondar la misma edad ambos han vivido en primera fila toda la trayectoria del Imperio. Pero mientras que Lonni no ha sido capaz de ignorar las atrocidades del Imperio y ha estado colaborando con los Rebeldes para hacerlo caer, el fanatismo de Dedra la ha llevado a seguir siendo una Imperial leal, ha ahogado sus sentimientos y se ha volcado en su trabajo convenciéndose de que este es justo y necesario (por lo que su destino final es de lo más satisfactorio). Otro perfil demasiado familiar en el mundo real que Andor ha clavado.

Y por último, pero no menos importante, tenemos a Syril Karn, el prototipo ideal de ciudadano que buscan los estados fascistas como este Imperio. Syril es alguien que se ha tragado hasta el fondo la propaganda Imperial, que no alberga la más mínima duda de que viven bajo el mejor régimen posible y que todo lo que decida Palpatine y su gobierno es lo correcto. Un fanatismo, porque no se le puede llamar de otra forma, que le ha llevado a desarrollar la ambición de servir al Imperio a cualquier precio, comportándose de la forma más lacaya y servil posible durante la primera temporada con tal de rozar, aunque sea, el poder del Imperio. En la segunda temporada su sueño se ha cumplido, tiene un cargo importante en la administración, él y Dedra son pareja y su carrera sigue en ascenso.

Todo esto le sirve solo para convertirse en el tonto útil del ISB, en el idiota a quien su propia pareja envía a Ghorman a cumplir una misión de la que no sabe el auténtico propósito. Algo que provoca que su choque con la realidad sea brutal, cuando por fin es consciente en sus últimos momentos de que el Imperio es una monstruosidad que solo utiliza a quienes le sirven. Una verdad que descubre demasiado tarde, justo antes de sucumbir al destino que él mismo se había labrado. Y este es el perfil que más miedo me da, porque es uno que todos nos encontramos en nuestra vida diaria, en nuestros entornos más cercanos, los fanáticos que no albergan ninguna duda, con quienes es imposible razonar y que defienden a muerte cualquier barbaridad solo porque son los suyos quienes la cometen.

Este es otro de los aspectos que han hecho de Andor algo tan grande, por cómo ha “humanizado” a los villanos, mostrándonos que no dejan de ser personas como el resto, con sus sentimientos y emociones, pero que ya sea por ambición o por fanatismo siguen el peor camino posible sin importarles demasiado por encima de quiénes tengan que pasar. Y aunque espero que el mensaje que cale en Lucasfilm no sea el de que ahora todas las series y películas tengan que ser como Andor, sí que espero que se siga esta línea de profundizar en las motivaciones de los personajes y que los villanos puedan ser tan complejos como los héroes y no simples monigotes a los que despreciar. Pero en el mundo real recordemos que mejor ser un Gamorreano que un fascista.
«Y aunque espero que el mensaje que cale en Lucasfilm no sea el de que ahora todas las series y películas tengan que ser como Andor»
Pues yo firmaría desde ya para que sí lo fueran, que los fans originales ya tenemos una edad y este producto es más acorde. De hecho supongo que otras personas como yo misma se pusieron a ver el episodio de Rebels donde se evacua a Mon Mothma y después de Andor vemos lo naif y el target obvio de ese otro producto.
Creo que el tono de Andor es más adecuado ( y no insulta a la inteligencia) pero entiendo que quieran tener productos del mismo universo para captar al target juvenil para crear nuevos fans. Pero mira «Arcane» la serie del pútrido Lol es una joya descarnada y los atrae igual, a la vez que no los trata de idiotas con todo precocinado y con buenos muy buenos y malos muy malos.
PD: «ostia» es con H
Bueno, yo creo que pueden convivir un Skeleton Crew con un Andor perfectamente, pero la moraleja que se tiene que sacar de estas series es precisamente que tiene que haber variedad de planteamientos y no ir al monotema de aventuras de magos espaciales o peor, clonar sistematicamente la historia de las películas.
¿Que me encantaría tener una serie como Andor todos los años? Por supuesto, pero creo que para que exista una serie así, sobre todo, tiene que haber un equipo que tenga el apoyo y la paciencia de la gente de arriba, cosa que no han tenido muchos de los que han pasado por Lucasfilm desde los tiempos de George Lucas.
Que por cierto, los temas que trataba George Lucas en sus películas, en sus precuelas, eran prácticamente los mismos… Y el resultado es bien distinto.
Sí, dicho por él mismo, tenía a la rebelión inspirada en el vietcong contra la invasión americana y el Imperio como el poder militar y control colonial de los EEUU. Algo que puede sorprender a muchos, pero el movimiento hippie y sus comunas era profundamente de izquierdas.
Pero hizo esas películas en otra época y con otro público, eso no quiere decir que no tengan cabida películas de aventuras, sean espaciales de superhéroes o fantásticas, pero la saga ha crecido y una gran parte de su público también. Convertir la idea original de la inspiración de la resistencia en algo más adulto, maduro y que invita a reflexionar a la vez que educa, eso…si que es «The way».
Que creo que a día de hoy hay productos de sobra juveniles y para todos los públicos en el universo de star wars, para captar a nuevas generaciones o gente más joven conotro tono que luego les lleve a Andor cuando crezcan.
Pero sí, claro que pueden convivir ambos productos, esto pese a todo, es un negocio y tienen que hacer caja, pero que podamos demandar películas más inteligentes, profundas y adultas y tengan éxito creo que es una necesidad social, luego te venden salseo y prensa amarilla y te dicen que es lo que » demanda la audiencia», no, es como «acostumbráis a la audiencia» a «no pensar».
En todo caso, Andor ha sido un acierto que si no se repite ahí quedará, para todas las generaciones que se acerquen a una galaxia lejana, muy muy lejana…con temas muy cercanos, muy muy cercanos.
Pues yo aunque he disfrutado muchísimo con Andor, lo que quiero es una mezcla de todo, no solo porque seria un error para una compañía el cerrarse a ampliar su publico, sino porque yo mismo como parte de ese publico he disfrutado y mucho tanto con Andor como con Rebels, el Mandaloriano, Skeleton Crew o Bad Batch, aunque de distintas formas.
Triste que incluso en la vida real haya tanto «fan» del Imperio (y más todavía que sin serlo se apuntarían sin dudarlo a sus mensajes de «seguridad» y orden). Kir Kanis no era el único nostálgico del Imperio.
Yo estas semanas me he encontrado con muchísima gente, demasiada, justificando los actos de personajes como Dedra o Syril o quejándose de que se llame fascista al Imperio, y eso mas que triste da miedo.
Anda que no hemos tenido en España desfiles de Imperiales (y no, no son tan «inocentes», sabemos de qué pie cojean el noventa por ciento de ellos), incluso al son de gaiteiros tocando la marcha imperial.
Es gente a la que siempre se le ha dado bien el «justificar» cosas (y mucho peores que las maldades de ficción también). Y lo de que el Imperio no es fascista (o ya puestos cambialo por nazi) a ver cómo lo justificas.😈 …Coño, me acuerdo de cuando los nazis eran los malos y pocos se atrevían a discutirlo públicamente (hoy como mucho tienes que llamarlos de otra forma o disfrazarlos un poco para que se pueda justificar al nazi de siempre …Ya luego me digan que Sila o Pinochet no eran dictadores y asesinos de los de toda la vida😈).
Tal cual.
Hay que decir, que nadie se considera a sí mismo el villano de su propia historia.
En su cabeza, hacen lo correcto, hacen lo que les exige las circunstancias, lo hacen por un bien mayor, lo hacen por los niños, lo hacen por -ponga acá usted lo que le parezca adecuado-
La enseñanza del diablo, es que el diablo hace lo que hace por la libertad. Pero su libertad.
Que cada uno se examine a si mismo.