Siempre resulta agradable reencontrarse con viejos conocidos, como es el caso de James Robinson, quien ha vuelto al mundo del cómic con una nueva miniserie, y más si este viene acompañado de alguien igualmente talentoso, como es Jesús Merino. Juntos nos ofrecen en Los Monstruos una historia de género negro de corte muy clásico pero ambientada en un mundo que tiene poco de convencional. Y es que Los Monstruos es una ciudad en la que prácticamente todo es posible y cuyo nombre refleja a la perfección la auténtica naturaleza de algunos de sus habitantes…

Perry Cutter es uno de los mejores detectives privados de Los Monstruos y se ha ganado a pulso la reputación de obtener siempre resultados. Algo que se debe no solo a sus instintos y contactos, sino que ayuda tener los sentidos de un Hombre Lobo a la hora de encontrar a su objetivo. Pero cuando un humano llama a su puerta tratando de encontrar a un viejo amor a quien dejó atrás cuando esta se convirtió en Vampiro, Cutter se embarcará en una investigación que le obligará a reencontrarse con viejos conocidos a quienes preferiría evitar y se convertirá él mismo en objetivo de alguien que parece tener mucho interés en este caso…

Desde siempre me han encantado las mezclas de géneros de lo más dispares, cuando un tipo de historias que conocemos de sobra se nos muestra desde una perspectiva diferente gracias al contraste con elementos de algún otro género radicalmente diferente. Y desde luego una historia que es puro serie negra clásica ambientada en un mundo en el que existen todo tipo de monstruos encaja a la perfección en esa descripción. Y algo que consigue que esta mezcla de géneros encaje tan bien es que en ambos casos lo que nos encontramos son las versiones más clásicas de ambos.

Por un lado tenemos una era indeterminada pero con una estética y ambientación que parece situar la historia en los años cincuenta, una época perfecta para una historia clásica de detectives. Y por otro lado nos encontramos con que los monstruos que pueblan esta peculiar ciudad se nos muestran también en sus versiones más clásicas, desde ese protagonista que al transformarse parece el vivo retrato de Lon Chaney (aunque también recuerda mucho al Hombre Lobo de Marvel cuando lo dibujaba Mike Ploog) a infinidad de criaturas que no desentonarían nada en los clásicos del terror de la Universal o incluso en series como The Munsters o La Familia Addams.

Una combinación de elementos que provoca que, en la superficie, nos recuerde algo a cómics como Top 10 o Astro City, pero al menos de momento esos parecidos son circunstanciales. Porque a lo que esto se parece realmente es a aquellas viejas historias de Dashiell Hammett o Raymond Chandler y cuyo giro hacia lo fantástico no impide que sus protagonistas se vean impulsados por las mismas pasiones y debilidades que los humanos que viven fuera de sus fronteras. Y este último aspecto, que solo se ha tocado de puntillas en este primer número, parece uno de los más interesantes y fascinantes de la serie, uno que espero que se explore en mayor profundidad. Porque pese a encontrarse dentro de Estados Unidos, a los habitantes de Los Monstruos les separa del resto del país una frontera cuyos permisos para atravesarlas no parecen fáciles de obtener, y parece bastante claro que esta ciudad es tanto una especie de refugio para todos estos seres como una inmensa prisión al aire libre.

Un tipo de historias en las que alguien como James Robinson se siente como pez en el agua. De sobras es conocida su pasión por las historias que beben del pasado, en aquella primera mitad del siglo XX que tanto parece fascinarle y a la que vuelve cada vez que puede, tanto ambientándolas directamente en aquellos años, como en The Golden Age o Vigilante, como dejando que esa era se filtre en el presente, como sucedía en su JSA o Starman. Y aquí se aprecia tanto esa pasión como su habilidad para desenvolverse en este terreno, ya que, pese a la naturaleza de quienes protagonizan esta historia, todo en ella nos sumerge en lo más clásico del género negro, con todos sus tópicos y lugares comunes.

Pero a Jesús Merino también se le nota muy a gusto en esta historia, desplegando en sus páginas todo su talento y experiencia para que nos metamos de lleno en este fascinante mundo tan familiar y extraño al mismo tiempo. Además de ser un gran narrador y deleitar nuestra vista con algunas composiciones de página que son todo un placer, el mayor logro de Merino aquí es el conseguir que Los Monstruos se sienta como una ciudad muy real y viva. La ciudad rezuma autenticidad por todas partes, y me gusta el detalle de que, pese a la diversidad de sus habitantes, todo lo que les rodea es cien por cien estadounidense. No nos encontramos con una mezcla delirante de estéticas, arquitecturas, vestuario, etc., sino con una ciudad como cualquier otra de ese país y época, reforzando la idea de que quienes la habitan no dejan de ser personas que han nacido o se han criado en ese país, no monstruos de otro mundo. Un aspecto con el que doy por sentado que Robinson y Merino explorarán temas como la discriminación, el racismo institucional (que por algo viven en un ghetto creado por el gobierno) y no se queden en lo superficial.

Y otro aspecto que me ha encantado aquí del trabajo de Merino son sus monstruos. Como decía antes, aquí han optado por presentarnos a estos en su faceta más clásica, pero la del cine de terror. Porque los seres que pueblan esta ciudad no poseen la apariencia que suelen tener en el folclore y leyendas, sino que parece que se han escapado directamente de la filmografía de la Universal y algún que otro clásico del cine y la televisión. Y a ese protagonista que parece el heredero perdido de Lon Chaney se le unen otros como el Monstruo de la Laguna Negra, multitud de criaturas que parecen surgidas del laboratorio del Frankenstein de James Whale, una Momia que por el avance de la portada se lo debe todo a Boris Karloff e incluso una familia de Vampiros a medio camino entre los Munster y los Addams. Una decisión de diseño que consigue reforzar esa sensación de familiaridad, de hacernos creer que ya conocemos este mundo, que ayuda muchísimo a que nos metamos en la historia.

Todo esto ha logrado que me haya enganchado a este cómic y que tema también que sus cuatro números de extensión vayan a resultarme muy cortos. Por ello espero que ambos tengan planes para seguir contándonos historias en esta ciudad tan especial, explorando todas sus facetas, habitantes e historia (que por algo el nombre de la serie es el de la ciudad y no el de su protagonista) y que esta primera miniserie tenga el éxito necesario que les permita hacerlo. Porque yo, al menos, dudo que me vaya a quedar satisfecho con una única miniserie.
Antes de que lo nombraras a mi tambien me recordaba un escenario que podria pertenecer a Astro City.
Y el protagonista se parece a Jack Russell(Werewolf By Night) pero supongo que todos los hombres lobos son muy parecidos entre ellos a excepcion de John Jameson(Man-Wolf) que era mas original en su diseño. Me encanta el look de Man-Wolf pero parece que no tiene suerte en el Universo Marvel.
Aun asi la serie Los Monstruos tiene buena pinta habra que echarle un vistazo mas detenidamente, una sorpresa agradable descubrirla.
A Merino le hacen falta proyectos personales para reivindicarse. Así que me congratuló por él.
El homenaje a la Universal y a la Hammer y esperemos que a otras más desconocidas es una preciosidad.
Por decir referencias ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Sustituye los dibujos animados por mounstruos, y el rollo mafioso de las productoras de cine está ahí.
El comienzo de Fabulas con el detective/lobo resolviendo el asesinato de una fábula popular.
La gracia puede estar en explotar películas menos populares pero con mounstruos muy carismáticos y menos trillados.