La muy humana Cosa de Ryan North y Cory Smith – No hay atajos para sanar

Como no todo va a ser hablar de números uno que confío en que no sean un espejismo, hoy quiero hablar del número treinta de una serie a la que me costó un poco engancharme, pero que a día de hoy es uno de los títulos que con más ganas espero cada mes: los 4 Fantásticos de Ryan North. Una serie que, número a número, me ha ido conquistando y que con su último número, del que esperaba que fuese un simple tie-in de relleno del evento “One World Under Doom”, pero que ha terminado siendo uno de los más emotivos de esta etapa, me ha convencido de que North, acompañado para la ocasión del dibujante Cory Smith, es lo mejor que le ha pasado a los 4F en mucho tiempo. Así que cuidado a partir de este punto porque se vienen SPOILERS.

La que esta liando Muerte

Antes de seguir, conviene aclarar que al comienzo de esta etapa, en 2023, yo era uno de aquellos incrédulos que sentía que la serie era lenta, que no sucedía nada en ella, que ojalá esto fuese solo una corta etapa de transición antes de que llegase algo más interesante. Pero aun así, y al contrario de lo que me ha sucedido con otros títulos, no me perdía ningún número; el cómic me sorprendía a cada rato y, al poco tiempo, sentía una curiosidad enorme por saber qué sucedería en el siguiente cómic. Así que no tardé mucho en estar completamente enganchado a la serie y en darme cuenta de que Ryan North era uno de los guionistas que mejor había pillado lo que hacía funcionar a los 4F. Y el último número publicado es el ejemplo perfecto de ello.

Menos mal que no me perdí todo esto

Se trata, como ya decía más arriba, de un tie-in de “One World Under Doom” que lidia con las consecuencias de lo sucedido en el segundo número del evento, en el que el Doctor Muerte ha utilizado sus habilidades místicas para convertir a Ben Grimm en humano y restregarle por la cara a Reed Richards cómo él ha conseguido lo que este no ha podido hacer nunca: “curar” a la Cosa. Esto al principio no me convenció mucho porque son ya numerosísimas las ocasiones en las que Ben Grimm ha recuperado su forma humana por diferentes medios y ha tenido que enfrentarse a ese cambio que habitualmente le alegraba. Pero tendría que haber tenido más fe en Ryan North, porque este no se ha quedado en la superficie como en muchos otros de esos casos anteriores y ha creado con esta premisa un cómic de los que vale la pena leer.

Y encima Muerte pretende ir de benefactor

En cierto modo, este número parece un homenaje al clásico Fantastic Four vol. 1, 51, “This Man… This Monster!”, en el que Stan Lee y Jack Kirby exploraron el trauma de Ben Grimm al haberse convertido en un monstruo. Pero aquí North le da la vuelta a esa premisa, ya que son muchísimas las cosas que han cambiado para el personaje desde entonces. Ben Grimm ya aceptó hace muchos años su situación y su apariencia monstruosa, una que no le ha impedido casarse con la mujer a la que amaba o convertirse en el padre de unos críos que le adoran. Ya no se sentía un monstruo, era simplemente un hombre con un físico poco corriente y que era feliz. Y la otra diferencia la encontramos en las circunstancias en las que se ha producido su regreso a su forma humana, ya que esta no solo ha tenido lugar por las acciones de su mayor enemigo, sino que le ha dejado indefenso en un momento en el que siente que le necesitan más que nunca.

Y lo que le queda por hundirse

Porque ahora el mundo entero se encuentra bajo la dictadura de un Doctor Muerte que se ha apropiado del manto de Hechicero Supremo, y a quien ni las fuerzas combinadas de los Cuatro Fantásticos y los Vengadores han podido hacerle frente. Y, además, ahora Ben tiene más que perder que nunca, porque, a diferencia de las anteriores ocasiones en las que perdió sus poderes, su familia, Reed, Sue y Johnny, eran perfectamente capaces de protegerse a sí mismos. Pero ahora no solo no puede ayudar a estos en un momento en el que le necesitan más que nunca, sino que también tiene que pensar en Alicia, en Jo y en Nikki. Y, como descubre de forma muy dolorosa, efectivamente ya no puede protegerles de la misma forma que antes.

Algo así hubiera sido pan comido para el unos días antes

Y aunque se podría acusar a North de tirar por el camino fácil, con ese oportuno atraco frustrado que deja a Ben herido y plenamente consciente de su vulnerabilidad, lo que hace con ese planteamiento es lo que hace grande este número. Yo estaba convencido de que iría por un camino más trillado aún, con un Ben desesperado buscando una forma de recuperar sus poderes a cualquier precio o al menos de tener poder a secas, someterse a algún experimento peligroso, pedirle a Tony Stark que le construya una armadura, etc. North juega con eso, con nuestras expectativas de que todo va a ser lo de siempre, y durante unas cuantas páginas nos hace creer que ese es el predecible camino que va a seguir la historia cuando nos encontramos a Ben visitando a su suegro, el Amo de las Marionetas, en prisión para pedirle que le ayude.

Esto si que es estar desesperado

Pero la genialidad de North es que opta por ir en una dirección radicalmente diferente, y habiendo aceptado Ben a regañadientes su situación actual, o al menos la imposibilidad de cambiarla, lo que le pide a su suegro es sencillamente que le haga sentir bien. Y es que, como Philip Masters le recuerda cuando cree, como nosotros, que lo que busca Ben es recuperar sus poderes, él no puede alterar cuerpos, solo mentes, y eso es precisamente lo que quiere este, para lo cual le lleva su arcilla radiactiva y le ruega que la utilice para convertirle en el hombre que era. Porque Ben se ha estado sintiendo como una carga para su familia, que su depresión por la pérdida de sus poderes está perjudicando su relación con estos, y quiere volver a ser quien era antes, el tipo feliz, divertido y lleno de confianza en sí mismo, aunque esto sea solo una máscara.

Seguro que Masters jamás pensó en recibir una petición como esa

Con esto, North realiza una nada sutil metáfora de las formas nada saludables con las que mucha gente lidia con sus problemas, solo que en vez de emborracharse o empastillarse, Ben opta por la manipulación psíquica, porque es una forma inmediata y superficialmente eficaz de dejar de sentirse mal en lugar de tomarse el tiempo necesario para sanar de verdad. Y, efectivamente, Ben vuelve a ser un tipo sonriente que ha dejado atrás sus traumas, solo que Alicia conoce demasiado bien no solo al hombre que ama, sino también los efectos de los poderes de su padre. Así que, junto con Ben, viajan a la prisión para enfrentarse a Philip, creyendo erróneamente que este es otro de sus planes malvados para recuperar su afecto.

Ese Ben eternamente sonriente da miedo

Y tanto Alicia como los lectores nos llevamos la sorpresa de que el Amo de las Marionetas lo único que hizo fue crear una escultura neutra de Ben para que este hiciese con ella lo que quisiese, y que este trazó burdamente una sonrisa perpetua sobre su rostro. Y, ante este descubrimiento, Ben le suplica a su esposa que no le devuelva a la normalidad, que no le “arregle”, que él quiere seguir así, sintiéndose feliz, fuerte y curado. Pero, como bien le indica Alicia, con eso no hay atajos efectivos: para los traumas de cualquier tipo hace falta mucho tiempo, paciencia y ayuda real, no de la que te permite ahogar lo que sientes.

Cory Smith lo borda en momentos como este

La forma en la que North ha desarrollado esto, manteniendo además su fórmula de realizar historias autoconclusivas o muy cortas, me ha encantado, ya que, pese a tratarlo en un entorno de fantasía, el dolor de Ben y su desesperación por librarse de este son muy auténticos. Es imposible no reconocer esos síntomas, ya sea por haberlos experimentado personalmente o por haberlo hecho alguien cercano, y espero que esto sea algo que siga explorando en los próximos números.

Y seguramente para el final del evento Ben recuperara sus poderes, pero mientras tanto cuenta con la ayuda que necesita

Pero, además, hay otro elemento que me ha gustado mucho y que parchea algo de una etapa anterior. Cuando Dan Slott escribía la serie y casó por fin a Ben y Alicia, en el Fantastic Four: Wedding Special aparecía una historia corta suya en la que Ben acudía a prisión a visitar a Philip Masters para pedirle la mano de su hija. Y, tras juguetear un poco con él, este le daba su bendición para el matrimonio, dejando a Ben sorprendido. Algo que, en la última página, se revelaba que había sido cosa de Alicia, que había utilizado la arcilla de su padre para moldear una escultura de este y obligarle a aceptar su matrimonio con Ben.

Esto estuvo feo

Esto es algo que nunca me convenció del todo, y se ve que a North tampoco, ya que recupera ese hilo argumental en este mismo número para mostrarnos a un Philip que acusa a Alicia de ser una hipócrita por recriminarle a él que manipule a Ben cuando ella hizo lo mismo con él. Y, justo a continuación, se derrumba y admite que lo que realmente le dolió de eso es que él le hubiera dado su bendición igualmente, que no era necesario manipularle. Y aunque esto no cambia lo mal que quedó Alicia en manos de Slott con aquel acto, sí que parece que va dirigido a arreglar la relación de esta con su padre y ponerle a él en el camino de la redención.

Antes de final de año seguro que le vemos en libertad condicional y conociendo a sus nietos

Y no quiero acabar esto sin mencionar el también gran trabajo de Cory Smith, el dibujante actual de la serie, quien plasma a la perfección todo el proceso por el que pasa aquí Ben. Porque nos encontramos ante un cómic en el que la acción superheroica brilla por su ausencia, si exceptuamos las dos primeras páginas que repiten lo sucedido en el segundo número de One World Under Doom. El resto del cómic consiste en un drama protagonizado por gente en ropa de calle hablando, sufriendo y tratando de mejorar, y Smith consigue que nada de esto resulte aburrido. La historia fluye a la perfección y se desenvuelve especialmente bien en un aspecto fundamental de una historia de este estilo: la expresividad y el lenguaje corporal de sus personajes. Y es que lo que nos encontramos aquí es un cómic al que podríamos quitarle los diálogos y, aun así, entender a la perfección lo que está sucediendo, algo que se agradece muchísimo y por lo que espero que Smith se quede una buena temporada en la serie.

La cara de circunstancias de Alicia, Ben hundido, los demás preocupados… Menos mal que este comic no acabo en manos de alguien menos capaz

Y por momentos como este me encanta esta etapa, porque nos encontramos con pequeñas historias autoconclusivas que no saben a poco precisamente, que consiguen que la lectura mensual de la serie sea algo que cunda bastante. Historias que no solo se zambullen de lleno en la faceta de exploradores de lo desconocido de los 4F, tocando a menudo conceptos de ciencia ficción bastante interesantes, sino que, además, exploran también la faceta muy humana de los personajes, con un trabajo de caracterización envidiable (pese a muy puntuales momentos, como lo que sucedió durante Blood Hunt), que está dando como resultado una de mis etapas favoritas del grupo en muchísimo tiempo y una que espero que dure mucho más.

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Roger
Roger
13 días han pasado desde que se escribió esto

me ha venido a la cabeza el Fantastic Four 300 en el que «Alicia» (bueno, una skrull) se casaba con Johnny Storm y el Amo de las Marionetas estaba allí para controlar la cosa y hacer que lo matara, pero se contiene al ver que ella parece feliz.
Por cierto, en la etapa de Slott Alicia también usó arcilla radioactiva para hacer que Lyja la skrull se largara. Así que igual le queda más por ahí.

Diógenes Pantarújez
Admin
12 días han pasado desde que se escribió esto

Ojo a la camiseta que Johnny le deja a Ben, es la misma que llevaba en un número del Daredevil de Nocenti y Romita en el que intentaba ayudar a Karen a buscar al cuernecitos:

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Frikada máxima!

Roger
Roger
10 días han pasado desde que se escribió esto

Esa historia es buenísima, porque demuestra que aunque Johnny Storm tenga poderes, es incapaz de moverse en el mundo marginal en el que Daredevil es como pez en el agua.