Las desventuras mundanas de la Visión y la Bruja Escarlata en Leonia – 11º Parte

Tras un pequeño paréntesis retomamos hoy las épicas aventuras de la Visión y la Bruja Escarlata en su intento de vivir como personas normales. De momento este objetivo no han podido cumplirlo, siendo sus vidas tan agitadas como cuando eran miembros activos de los Vengadores, está claro que esta pareja otra cosa no, pero atraer el peligro se les da de miedo. ¿Qué les deparara ahora el presente una vez que han conseguido que sus vecinos no se atrevan a quemarles su casa y que viejos villanos como el Segador están muertos? Pues conociéndoles, cualquier cosa menos algo de tranquilidad.

Una embarazada no debería estar haciendo esas cosas…

De momento tenemos a Visión que sigue probando eso de vestirse de persona normal para pasear por la calle, algo que igual su esposa debería hacer más a menudo. Nos lo encontramos en Nueva York, a las puertas de la mansión mágica, el local en el que actúan sus nuevos amigos Glamour e Ilusión. En que estaría pensando Englehart cuando creo a estos dos… El caso es que estos andan un poco preocupado al ver que Wanda no está allí, pero no le ha pasado nada, simplemente se ha quedado en casa porque tenía cosas que hacer…

¡Y está muy loca!

¿Y qué es lo que tiene que hacer? Pues cosas de brujas con espadas, incienso, velas… Pero antes de nada aprovecha para hacer unas llamadas y poner al día a su familia en lo que sin duda es uno de los momentos cumbre de esta historia. Wanda llama a su hermano Pietro a la luna (en aquellos tiempos él vivía felizmente en Attilan) para darle la noticia de que va a ser tío, la respuesta de Pietro no puede ser mas épica “¿El padre no es la Visión, claro?” A lo que Wanda indignada le responde que por supuesto que lo es. Vamos a ver ¿Cómo te puede sorp0render que tu hermano no se crea que tu marido el robot te haya dejado embarazada? ¡Que tú le querrás mucho pero sigue siendo artificial!

¡¿Pero cómo va a ser el padre?! ¡Que las pelotas las tendrá llenas de aceite, o de gasolina!

Mercurio se queda con cara de no entender nada y le dice que bueno, que felicidades y que se alegra por los dos, pero por dentro seguro que está pensando que su hermana se ha vuelto loca… Pero aquí es cuando Mercurio deja de decir cosas sensatas  y le pregunta a ella que es lo que opina su padre de lo del embarazo. Si, su padre, magneto, el terrorista, el de la hermandad de mutantes diabólicos, el que para averiguar quiénes eran sus hijos torturo casi hasta la muerte a la pobre Bova, ese Magneto. ¿En qué coño piensa Mercurio hablando de su padre como si fuese alguien normal? Igual es que piensa que su hermana esta tan loca que ha ido corriendo a llamarle para decírselo…

No lo miras con simpatía pero quieres que tu hermana le llame… la enajenación es cosa de familia

Y por si Mercurio no tuviese ya una mala opinión sobre la estabilidad mental de su hermana, la respuesta de ella cuando él le pregunta por sus planes para la noche de Hallowen no puede ser mas épica. “Voy a contactar con el espíritu de Agatha Harkness” Si yo fuese Mercurio, en cuanto Wanda colgase llamaría a Doc Sansom para que la tratase inmediatamente. Pobre Wanda, tan mona y tan mal de la cabeza…

Eso, a contactar con los muertos, que es divertido… loca…

¿Llamara Wanda a Magneto para contarle que va a volver a ser abuelo? ¿Contactara con el espíritu de Agatha Harkness? ¿Valdrá la pena el espectáculo de magia de Glamour e Ilusión? Todo eso y más lo descubriremos mañana en la segunda parte del análisis de este número, que problemas de logística nos impiden analizar este comic de golpe.

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