Estos son mis 4F – Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos 1.ª Parte

Como no podía ser de otra forma, por supuesto que he ido a ver la película de los 4 Fantásticos: Primeros Pasos, uno de los proyectos recientes que más miedo e ilusión me provocaban al mismo tiempo, ya que, por un lado, se trata de uno de mis cómics favoritos de siempre, y por otro, se trata de unos personajes que no todo el mundo ha sabido tratar correctamente y que en el cine han contado con una suerte atroz. Pero lo que me he encontrado es una película que, aunque no ha sido todo lo redonda que me hubiese gustado, ha funcionado a la perfección en lo realmente importante y que nos ha dado, por fin, la película que los 4F se merecían. Y aunque trataré de mantener el nivel de spoilers al mínimo, que se ha estrenado hace nada la película, será inevitable que algo caiga, así que está todo el mundo avisado.

Como decía arriba, los 4 Fantásticos son unos personajes con los que incluso en el cómic han habido muchos equipos creativos que han tenido problemas para hacer funcionar, ya sea por problemas de caracterización, dirección equivocada o no tener más que un entendimiento superficial de lo que los ha hecho tan grandes. Por eso, en este nuevo traslado al cine, donde estos problemas a menudo se multiplican y con medio casting de quienes había visto muy pocos trabajos anteriores (Vanessa Kirby y Joseph Quinn), no las tenía todas conmigo. Así que, básicamente, me agarraba a la idea de que, estando este proyecto dirigido por Matt Shakman, quien había dirigido todos los episodios de la que hasta hoy sigue siendo mi serie favorita del MCU, Wandavision, la película estaría en buenas manos.

Y tras su visionado puedo decir que, pese a los pequeños problemas de la película, no muchos por suerte, y a alguna crítica menor porque me hubiese gustado que fuesen en otra dirección, la película me ha entusiasmado. Porque, como señalaba antes, todo lo importante para mí ha funcionado de maravilla: el tono, la trama, los momentos tremendamente humanos, la ciencia ficción excéntrica y extravagante, y especialmente una caracterización de los personajes que ha conseguido que de verdad me “creyese” que en la pantalla tenía a Reed, Sue, Ben y Johnny, tal y como los he leído tantísimas veces en sus mejores cómics.

Hay elementos, como el situar sus historias en otro universo, Tierra-828 (en honor a que Jack Kirby nació un 28 de agosto), que al principio no me convencían del todo, pero tras ver la película me he convencido de que este pequeño compromiso ha permitido que el grupo brille como debería, sin estar lastrado por la historia del MCU. Así, en estos años sesenta alternativos y retrofuturistas, los 4F son estrellas mediáticas con legiones de admiradores, además de personajes públicos influyentes que no solo se han dedicado a salvar el mundo de villanos varios (a los que mencionan, pero tristemente no muestran), sino que, a través de dicha influencia, han mejorado el mundo en muchos aspectos, y no solo en los tecnológicos. Algo que, al no haber podido formar parte del MCU desde el comienzo, no hubiera podido funcionar igual en la continuidad habitual (cuyo número de Tierra ya no tengo claro cuál es).

Un mundo retrofuturista e idealista que ha terminado siendo el mejor escenario posible para estos personajes, por lo reminiscente que era en muchos aspectos del que nos mostraron en su día Stan Lee y Jack Kirby (quienes reciben un bonito y fugaz homenaje durante la película). Aunque, pese a ello, me duele que la influencia estética de Kirby no se dejase sentir en mayor medida. Porque aunque esa estética retro sesentera que han escogido funciona muy bien con el tono de la película (una influencia del 2001 de Kubrick, según ha reconocido el propio Shackman), para mí la película necesitaba más de esa ciencia loca de los cómics. El laboratorio de Reed, al menos, debería haber parecido menos una versión futurista de oficina de Mad Men y haber tenido máquinas imposiblemente grandes e imposibles cuyo funcionamiento fuese imposible de deducir, la clase de decorados que Kirby hacía como nadie y que otros grandes como Byrne o Simonson, entre otros, fueron capaces de emular en sus propios estilos. Pero siempre habrá tiempo para cosas así en las hipotéticas secuelas.

Pero es el reparto, y su excelente química, lo que para mí ha sido sin duda lo mejor de la película. Con Pedro Pascal como Mr. Fantástico, con quien menos dudas tenía, ya que habiéndole visto más a menudo que al resto, estaba convencido de que nos daría a ese Reed tan humano que a menudo ni en el cómic recuerdan que existe. Pascal nos ha dado a ese genio a veces demasiado absorto por su trabajo pero tremendamente cercano y para quien su familia es lo primero. Pero también al héroe de acción que no duda en saltar al peligro y ponerse en primera línea, y a ese científico de cómic, experto en todo, capaz de conseguir que nos creamos los planes más inverosímiles (que son unos cuantos los que nos muestra aquí). Y aunque aquí borda ambas facetas del personaje, me ha encantado cómo la película hace hincapié en su faceta humana, mostrándonos a un Reed vulnerable, a quien aún atenaza la culpa por las secuelas que los Rayos Cósmicos provocaron en Ben, a veces imperfecto, pero que se esfuerza en todo momento por ser mejor persona. Una visión del personaje que espero que consiga borrar del público esa imagen distorsionada que algunos malos cómics han extendido sobre el personaje.

Con Vanessa Kirby no lo tenía tan claro porque apenas he visto trabajos anteriores suyos, así que, más allá de saber que físicamente encajaba a la perfección en el papel de Sue y que su apellido era de lo más apropiado, no tenía claro qué esperar de ella. Por eso me ha sorprendido tanto —y para bien— su versión de la Mujer Invisible, una que no se limita a su papel de “corazón” y madre del grupo, pese a que a menudo sea la más madura del grupo. Aquí la hemos podido ver también ejerciendo un papel casi diplomático, colaborando para mejorar el mundo y pronunciando un pequeño discurso que, aunque para muchos ha resultado algo ñoño, a mí ha conseguido llegar a emocionarme por lo bien que define el espíritu del grupo. Pero también hemos podido ver a esa Susan cuya fuerza interior admiraba el mismísimo Doctor Muerte, la guerrera que no se detiene ante nada para proteger a su familia y su mundo y que demuestra por todo lo grande por qué hace décadas que se la considera la más poderosa del grupo.

También ha resultado excelente la química que posee con el resto del reparto. Viéndola junto a Reed uno acaba creyéndose que de verdad llevan siendo pareja mucho tiempo, teniendo esa intimidad que les permite en ocasiones ser brutalmente honestos mutuamente, pero también esa confianza ciega entre ambos que les hace casi invencibles. Una relación que incluso toca esos momentos de su relación en los que la personalidad de Reed, en ocasiones demasiado analítica, ha provocado roces entre ellos. Algo similar sucede con Johnny, con una Susan que es hermana mayor y casi madre de este, regañándole en los momentos en los que actúa como un crío pero al mismo tiempo mostrando un gran respeto por sus capacidades. Y aunque sus momentos con Ben son terriblemente escasos, lo poco que vemos de su relación es perfecto, mostrándonos cómo son mucho más que amigos, casi hermanos.

Joseph Quinn era el otro actor del que no sabía qué pensar, ya que hasta ahora solo le había visto en su papel de Eddie en Stranger Things y este era tan diferente a Johnny que no sabía qué esperar, pero no tardé mucho en comprobar que había sido una elección más que correcta. Y eso que este es otro personaje con el que tenía algo de miedo, ya que su caracterización en los cómics a menudo suele ser la de eterno adolescente insufrible y poco más. Pero aquí tenemos a un Johnny casi perfecto en su caracterización y en cómo Quinn la traslada a la pantalla, ya que sigue siendo ese tipo impulsivo con algo de crío, a quien le encanta chinchar a su familia con bromas infantiles y que se deja obnubilar fácilmente por cada mujer atractiva que conoce, pero Shackman y su equipo han sabido darle esa profundidad que en ocasiones le ha faltado.

Aquí nos muestran que Johnny es mucho más que sus poderes flamígeros, que es alguien mucho más inteligente de lo que aparenta y que acaba siendo clave, algo indirectamente, en la batalla final. Un punto en el que han forzado algo las cosas, ya que, aunque en los cómics le hemos visto con un gran dominio técnico sobre toda clase de vehículos, no recuerdo haberle visto dominar los conocimientos que aquí muestra. Pero es un pequeño cambio que funciona muy bien, que está bien integrado en la trama y que ayuda a darle nuevos matices al personaje.

Y como esto ya va quedando demasiado largo, mejor lo dejamos por hoy aquí y lo terminamos mañana (aunque por desgracia Diógenes no me ha dejado partirlo en cuatro como merecía la ocasión). Entonces podremos hablar de cómo Ben Grimm ha terminado siendo un personaje con mucho potencial desaprovechado, lo grandes que han sido los villanos (y no tan villanos) de la historia y comentar esos problemas que han impedido que la película fuese todo lo perfecta que merecía haber sido.