Tras una etapa de J. Michael Straczynski que comenzó bastante bien pero fue perdiendo el rumbo, toca ahora un relanzamiento de la mano de Chip Zdarsky y Valerio Schiti, en la que se alejan de la actualidad para mostrarnos al personaje en una época que puede dar pie a historias interesantes: sus primeros días en el mundo moderno tras ser rescatado por los Vengadores. Una época que permite explorar episodios “desconocidos” de su historia combinados con otros muy conocidos de la historia real, y con los que de momento prefiero ser cauto para ver cómo se desarrollan. Pero, como poco, este primer número ha resultado ser intrigante. Y cuidado, porque hoy tocan SPOILERS.

Tras décadas en el hielo, el Capitán América se ha encontrado con un mundo muy diferente al que conocía, mejor en algunos aspectos, peor en otros. Y sin tener claro aún cuál es su sitio en esta nueva realidad, o si aceptar la oferta de Iron Man de unirse a los Vengadores, el Capitán decide regresar a lo único que aún le resulta familiar tras todos los años transcurridos: el ejército. Allí se encontrará con nuevos aliados, algunos inesperados, y con una misión muy complicada: infiltrarse en una nación extranjera para liberar a unos rehenes y hacer frente a su nuevo autoproclamado emperador… Víctor Von Muerte.

Cuando supe el planteamiento de esta nueva etapa del personaje no las tuve todas conmigo, ya que, mientras que para el equipo creativo es una buena forma de poder contar lo que quieran sin temer restricciones para utilizar a unos u otros personajes ni interrupciones para el evento de turno, la retrocontinuidad la carga el diablo. Porque es muy tentador contar historias “perdidas” de todos estos personajes con tan largas trayectorias, pero muy a menudo, a la hora de encajar estas dentro de la continuidad establecida, se producen incongruencias: caracterizar a los personajes como son ahora y no como eran en la época en la que se ambienta la historia, olvidos que provocan que lo que se nos cuenta ahora contradiga lo que ya sabíamos, etc. Vamos, que se trata de un campo de minas en el que es muy fácil acabar reventando, pese a que de vez en cuando surjan cosas como aquel Vengadores: Guerra a través del tiempo de Paul Levitz y Alan Davis.

Y aunque este primer número ya toca ciertos aspectos problemáticos de la retrocontinuidad, como el que aquí Tony Stark fabrique smartphones o el tocar aspectos de la historia reciente como que el Capitán haya salido del hielo años después del atentado a las Torres Gemelas, de momento esta nueva etapa me tiene contento, y esto se debe principalmente, para mí, a la caracterización del Capitán América. Aquí nos encontramos a un Capi que, si puede desarmar a alguien razonando antes que recurriendo a la violencia, lo hará; que, aunque se siente fuera de lugar, lo único que quiere es ayudar a quien lo necesite, y que todavía posee esa inocencia que le hace creer que realmente el gobierno de su país tiene las mejores intenciones.

Un Capitán América cuyo camino acaba cruzándose con el del General Thaddeus Ross cuando visita el Pentágono para ofrecer sus servicios, y pese a que en aquellos días Ross tendría que tener su mente ocupada solamente con perseguir a Hulk, tiene tiempo para preparar una misión para Rogers. Aparentemente, la embajada estadounidense en Latveria ha sido destruida y sus diplomáticos han sido capturados por Muerte, por lo que el Capi debe liderar una pequeña unidad para infiltrarse allí y rescatarles. Algo que espero que Zdarsky y Schiti vayan a utilizar para atacar las políticas intervencionistas de Estados Unidos y que ese rescate de rehenes sea solo una excusa para algo más siniestro, y dado que ninguno de ellos es estadounidense (uno es canadiense y el otro italiano), confío en que ningún pseudopatriotismo les ciegue.

Algo que enlaza con el que sin duda sea el elemento que más polémica puede causar en este cómic, uno que tiene potencial tanto para ser algo realmente interesante como para ser un desastre. Y es que la historia de Steve Rogers en este primer número se encuentra entrelazada con los flashbacks de David Colton, alguien cuya vida ha seguido un sendero paralelo al del Capitán América. Porque del mismo modo que Steve Rogers quiso unirse al ejército tras ver las atrocidades cometidas por los nazis, fue rechazado por sus problemas de salud y más tarde aceptado en un programa secreto, Colton vivió en primera persona los atentados del 11-S y decidió seguir el mismo camino que Rogers. Un camino que, como vemos en las últimas páginas, le ha llevado a convertirse en OTRA versión de supersoldado.

Y aquí es donde más temo por la deriva de esta serie, porque esto es algo que ya nos hemos encontrado en multitud de ocasiones. Desde reemplazos y prototipos del Capitán América introducidos vía retrocontinuidad como William Naslund/Espíritu del 76, Jeff Mace/Patriota, William Burnside (el Capi anticomunista de los años 50) o Isaiah Bradley, sustitutos como John Walker/USAgente o supervivientes de proyectos fallidos de recrear el proyecto Supersoldado como Nuke, el Anti-Cap o Protocide, y fijo que me olvido de alguno más. Y a estos se les une ahora David Colton, otro soldado con el que han experimentado para convertirle en un moderno Capitán América (a estas alturas está claro que cada rama de las fuerzas armadas estadounidenses debía tener en marcha dos o tres proyectos de estos).

Una idea que ya se ha utilizado tanto, de una forma u otra, y con resultados tan dispares, que no las tengo todas conmigo. Pero hay en este primer número alguna indicación de que, al menos, las intenciones de Zdarsky y Schiti son interesantes. Este nuevo supersoldado se nos presenta no como alguien que busca justicia o proteger a los inocentes: busca venganza, incluso si eso supone convertirse en un asesino. Y como vemos en este primer número, acaba viendo cumplido su deseo en una Irak conquistada que no tenía nada que ver con los atentados que le pusieron en ese camino. Unas intenciones que se ven reforzadas por esa escena en la que la propia madre de Colton le deja bastante claro lo que opina de esa guerra, y que nos deja bastante claro que, como poco, esto no parece que vaya a ser un panfleto patriotero.

En el apartado gráfico tenemos aquí a uno de mis dibujantes actuales favoritos: Valerio Schiti, con cuyo trabajo siempre es un placer reencontrarse. Y pese a que aquí se le nota algo más apresurado y menos detallado que de costumbre, sigue siendo un dibujante muy sólido. Sus escenas de acción siguen siendo tremendamente dinámicas, pero sin desatender los momentos más reposados y consiguiendo que incluso conversaciones entre dos personas sentadas en un bar no resulten aburridas. Y además, estamos ante uno de esos buenos narradores que consiguen que, incluso si quitásemos los diálogos, se pueda entender lo que está sucediendo. Lo único que no me acaba de convencer del todo es el coloreado de Frank Martin, quien, pese a no parecerme para nada un mal colorista, ha optado aquí por una paleta de colores un tanto apagada que, aunque es adecuada para algunos momentos concretos de la historia, no me termina de encajar del todo con el estilo de Schiti, pero será cuestión de acostumbrarme.

Así que, de momento, esta nueva etapa del Capitán América ha despertado mi interés, y aunque Chip Zdarsky últimamente no haya sido todo lo bueno que suele ser, y que algunos de los elementos que se plantean en este cómic tienen el potencial de acabar muy mal, de momento esta serie tiene mi voto de confianza. Así que lo que toca es cruzar los dedos para que todo vaya por buen camino, que Zdarsky y Schiti estén realmente inspirados y que esto sea el principio de una etapa que valga la pena revisitar en el futuro.
Tiene buena pinta, pero yo creo que el Capi no será el Capi hasta que no le diga a un general que él no es leal al Pentágono, sino al Sueño.
Yo opino que Steve Rogers se hizo soldado para detener el nazismo, pero lo hizo con poca vocación castrense (era artista de vocación). Más tarde pasó de comando a superhéroe de forma natural. De hecho opino que en el universo marvel él creó el concepto. Antes había vigilantes (como el Ángel) y fenómenos (como Namor o la Antorcha Humana).
Miedo me da que defiendan la guerra contra el terror, que tanto daño hizo (en cierto modo fue peor el remedio que la enfermedad). Porque en USA parece que todo el que no «apoye las tropas» es un mal patriota.
De Capis creo que te olvidas a Roscoe, un chico al que el Halcón dio el traje durante la fase de Nómada de Rogers (y que tiene el dudoso honor de ser el único Capitán América asesinado por Cráneo Rojo).
Yo es que estoy convencido de que esa es la idea del comic, por eso Zdarsky y Schiti han escogido a Ross para que sea su superior, este ha sido la mayor parte de su existencia un fanático dispuesto a todo con tal de conseguir su objetivo, así que estoy bastante seguro de que al final resultara que esos diplomáticos en realidad eran espías a su servicio o que ni siquiera existen, y que todo esto es una excusa para dar un golpe de estado contra Muerte.
Y viendo el tono de este primer numero dudo que vayan a defender todo lo que hizo Bush, a mi me ha quedado la sensación bastante clara de que quieren ir en dirección opuesta.
En cuanto a los reemplazos del Capi, yo quise centrarme solo en los que habian sido o proyectos del gobierno o al servicio de este, porque hubo unos cuantos mas entre civiles que trataron de reemplazarle, algún agente de shield y por supuesto Bucky y Sam.
¿United States of Captain America esta dentro de continuidad?. Porque en esa miniserie salian un monton de Capitanes America.
Cuanto echo de menos a Mark Gruenwald que no permitia que dos personajes llevasen el mismo nombre a la vez.
Que yo sepa si que sigue en continuidad, pero aquellos eran gente corriente que habían adoptado la imagen del Capitán América para proteger sus comunidades, mientras que yo me quería centrar en los intentos de las distintas ramas del gobierno de reemplazar al Capi y/o crear nuevos supersoldados.
Pues la cosa está 50-50, piensa que:
Así que lo de que siempre haya un Capitán América es más cosa del público que del Gobierno, creo.
Eran más gente inspirada por el Capitán América que Capitanes.
Gruenwald siempre tuvo muy claro que Rogers era el único supersoldado.
No hay nada de malo en tener a dis personajes usando el mismo nombre código (DC demostró de sobra que se puede hacer bien … también que puedes desaprovechar a dos o más perfectamente).
Se debería añadir a la lista Isaiah Bradley, si cuenta como Capitán América -1 o 0.
Un personaje con mucho potencial totalmente desaprovechado. Haber si algun guionista a futuro se interesa por el.
No faltan precisamente personajes infravalorados, lo que escasean es guionistas medio competentes con ideas para ellos.😈
Aunque irónicamente Ross era fan del Capi desde su infancia (y sobrino político del Patriota, que fue probablemente uno de los mejores Capitán América de sustitución).
quue, que, que, Ross argh ahora lo van a ligar con Hulk acaso??? No se Rick siento que van muy buenas intensiones pero un no se a donde voy
No se ha comentado mucho (sí en Zona Negativa, al menos) pero el día 1 nos dejó el bueno de Adolfo Usero (Draco el pastor, Roldán Sin Miedo, Maese Espada,…).😔
Poco a poco se nos van los de Selecciones Ilustradas, no veas el palo que va a ser cuando caiga quien todos sabemos.
Que por cierto, también se ha ido Michael Madsen. Vaya semanita.
Su etapa en Daredevil tuvo sus muy buenos momentos, y aunque la cosa acabara como acabó, por lo menos me hizo disfrutar. Así que a ver, que Zdarsky no deja de ser un tipo que ha dado cosas muy majas.