Coincidiendo con el final de la última temporada de Daredevil, Marvel ha publicado el primer número de una miniserie cuyo planteamiento es, cuanto menos, curioso: Daredevil: Cold Day in Hell. Una miniserie de tres números en la que Charles Soule y Steve McNiven nos llevan hasta un futuro desolador y opresivo, no demasiado lejano, en el que un retirado Matt Murdock hace lo que puede para agarrarse a su esperanza y su fe, mientras la vida tiene otros planes para él. Y aunque estamos ante la enésima vuelta de tuerca a esa premisa tan gastada de mostrarnos un futuro horrible para los héroes, este cómic va hacia las raíces de esa idea para caminar sobre la fina línea que separa el homenaje del plagio. Un descaro enorme que me ha despertado la curiosidad por saber hacia dónde derivará la historia y que, de momento, ha provocado que quiera saber cómo continúa.

Hace mucho que Matt Murdock perdió sus poderes y se vio obligado a abandonar su identidad de Daredevil. Y aunque los años no han sido generosos ni con él ni con sus aliados, y es de los pocos que queda de los viejos tiempos, sigue haciendo todo lo que está en su mano para ayudar a quienes más lo necesitan. Algo que no es fácil en esos tiempos en los que las diferencias entre quienes más tienen y los que menos son mayores que nunca, y viven bajo un régimen casi dictatorial, bajo la constante amenaza de atentados terroristas y una sociedad que ha perdido toda esperanza y ha abrazado la ley del más fuerte. Pero un día un incidente provoca que algo despierte en su interior y que un viejo amigo le ruegue que proteja a una persona muy importante de la que podría depender el futuro, algo que desembocará en que, en ese infierno sobre la Tierra, cierto Diablo Guardián renazca…

Sí, lo sé, estamos ante la enésima historia distópica en la que todo es horrible, los héroes están hechos polvo y tienen que reunir sus últimas fuerzas para lo que parece ser una última batalla. Un tipo de historias que, aunque ocasionalmente han dado lugar a cómics muy buenos, nunca he entendido del todo ese afán por ver a estos héroes tan machacados y en la miseria, y me gustaría que se pusiese de moda hacer lo contrario: mostrarnos futuros brillantes. Pero, por los motivos que sea, se trata de un tipo de historias que no funcionan del todo mal y que, en las últimas décadas, nos hemos encontrado hasta la saciedad en miniseries o especiales como Días del Futuro Pasado, The Last Avengers Story, todos aquellos proyectos subtitulados como “The End” en Marvel, Kingdom Come, Futuro Imperfecto, Old Man Logan, Tierra-X o la más reciente Avengers: Twilight, por citar unos cuantos ejemplos. Cómics que van de lo entretenido a lo ilegible, habiendo algunos puntualmente muy buenos y que, en mayor o menor medida, muchos derivan de Watchmen y de The Dark Knight Returns, aunque se queden a menudo en lo superficial.

Pero lo que me llamó la atención de este Daredevil: Cold Day in Hell, pese a que este tipo de historias me tienen ya muy cansado, no fue precisamente la originalidad de su planteamiento o que sea obra de autores a los que adoro, sino la absoluta falta de disimulo sobre los referentes directísimos de la misma, siendo tan descarado el homenaje a Frank Miller por todas partes que, ni aunque esto se hubiese titulado “Daredevil: The Dark Devil Returns”, podría haber sido más obvio. Algo que me sorprende que no se haya hecho antes, porque, siendo Miller uno de los autores que elevó a Daredevil a lo más alto y también uno de los principales responsables de esa ola de futuros distópicos, hacer algo así con DD parecía inevitable.

Y ese descaro absoluto, el homenajear/plagiar de una forma tan directa y evidente el trabajo de Miller aunando elementos de sus dos obras más icónicas de los ochenta, es lo que me impulsó a darle una oportunidad a este cómic, ya que, como suelo decir, la sutileza es de cobardes, y es posible que el morro que le han echado aquí Soule y McNiven signifique que tienen algo original de verdad que contar detrás de este remake descaradísimo. Porque el punto de partida no podría resultarnos más familiar: Matt está retirado y sin poderes, el mundo a su alrededor se ha desmoronado y la sociedad parece estar a un paso de caer en el salvajismo, hasta que algo sucede que le lleva a volver a enfundarse su traje al mismo tiempo que algún viejo enemigo que otro vuelve a la acción.

Pero donde diverge esta premisa con DKR es que, mientras que allí encontrábamos a un Bruce Wayne derrotado y resignado, Matt aquí aún conserva su esperanza y su fe, no se ha retirado del mundo a lamentarse, sino que sigue saliendo a la calle cada día a ayudar a los demás, aunque sea de una forma tan simple como mantener un comedor social para quienes lo necesitan. Un punto de optimismo que demasiado a menudo se encuentra ausente en este tipo de historias distopías y que quiero pensar que se trata de una señal de que esto ira en una dirección diferente a la habitual.

Pero si esta premisa de Soule y McNiven ya bebe mucho del clásico de Miller, este último lo lleva a otro nivel en el apartado gráfico, un apartado con el que, sorprendentemente, es con lo que más he disfrutado. Y es que, aunque McNiven es un dibujante que nunca me ha disgustado, tampoco me apasionaba; disfrutaba de sus cómics, pero solía encontrar su estilo algo frío y artificial, como si le faltase algo. Pero el McNiven que nos encontramos aquí está completamente irreconocible, hasta el punto de que, si no apareciese su nombre en los créditos, jamás hubiese imaginado que se trataba de un cómic dibujado por él. Y este cambio tan radical de estilo es algo que, de forma muy evidente, obedece también a ese descaro del que tanto he hablado aquí.

Porque no podría ser más obvio que, aunque McNiven suele citar entre sus influencias a los clásicos del cómic superheroico de los sesenta y setenta, aquí el referente absoluto es Frank Miller, y más concretamente el Miller de Elektra Lives Again y Ronin. Ya que, aunque no podemos hablar de una copia directa ni mucho menos, hay algo en este nuevo estilo de McNiven —ese trazo más suelto, más orgánico, la forma de construir las figuras o dibujar la acción— que, al menos a mí, me ha recordado inmediatamente a Miller y en el mejor de los sentidos. Ya que no es simplemente que se trate de un homenaje respetuoso que no llega a caer en el plagio, sino que, personalmente, me atrevería a decir que a McNiven le sienta mejor que su estilo más característico.

Ya que, como decía antes, McNiven era un dibujante que ni me disgustaba ni me apasionaba; para mi gusto, era un dibujante cumplidor sin más. Pero este nuevo estilo que ha adoptado aquí tiene muchísima personalidad y autenticidad, sus personajes ya no parecen maniquíes rígidos y estáticos a los que parece que les cuesta moverse, fluyen con naturalidad por las páginas como si se tratase de gente real y son mucho más expresivos. Así que, aunque sé que este cambio puede echar para atrás a muchos de sus fans, yo le doy la bienvenida con los brazos abiertos, porque por fin su trabajo me ha apasionado de verdad. Y es un trabajo en el que incluso se ha coloreado a sí mismo (aunque Dean White coloreará los dos números restantes), y el resultado no está nada mal. Aquí ha recurrido a una paleta de colores desaturados que ayudan a resaltar la atmósfera opresiva de este futuro espantoso y desesperanzador, que se amolda como un guante al estilo que utiliza aquí.

Ahora queda esperar a ver cómo se desarrollará esta miniserie en los dos números que quedan, si terminará siendo más de lo mismo y pasará a engrosar la larga lista de historias alternativas olvidables, o si Soule y McNiven tienen algo guardado para que este curioso homenaje sea algo más y haga que valga la pena su lectura, y que ese tenue tono de esperanza que brilla en este primer número no sea un mero espejismo para que un hipotético final desolador haga más daño. Pero incluso en el peor de los casos, al menos habrá servido para comprobar que Steve McNiven es uno de esos dibujantes que ha sabido evolucionar y no estancarse, yendo en una dirección bastante interesante.
Lo más curioso de The End fue que Alan Davis hizo una historia en que los 4F llegan al final porque han triunfado: la Tierra está completamente segura, no hay guerra ni pobreza. Se pueden jubilar y disfrutar de la vida.
Por eso el 4F the end es mi favorito desde siempre, porque aunque hay drama Alan Davis parece incapaz de hacer una historia bajonera.
Un cómic bien majo el de Davis.
Supongo que si este tipo de historias siguen publicandose es porque hay lectores que las demandan (yo no estoy entre ellos).
No voy a criticar la calidad de los comics porque hay de todo historias muy buenas y otras muy malas.
Pero en los ultimos años(es una forma de hablar porque ya viene desde los 90) se ha puesto de moda que personajes con coleccion propia tengan series limitadas en paralelo (o no), con el objetivo de atraer a nuevos lectores ocasionales a la coleccion principal(o al menos ese debiera ser el planteamiento).
Si no tienes espacio en una coleccion saca una segunda serie regular porque al final de las series limitadas(salvo excepciones) nadie se acuerda.
En mi modesta opinion las series limitadas debieran usarse para promocionar personajes que no tengan coleccion propia y sondear asi el mercado para comprobar si merece la pena realizar una serie regular.
Tambien es cierto que desde que leo comics siempre he creado(mentalmente) mis propias historias alternativas con mis personajes favoritos, con lo que leer ese tipo de historias que no van a afectar al universo principal carecen de interes para mi.
Hablando de futuros distópicos, siempre he querido ver en pinceles de Alex Ross el argumento que esribió Alan Moore en algún momento antes de renegar de las majors. Si no recuerdo mal, se llamaba el Crepúsculo de los Héroes y se puede encontrar en internet. A quien no lo haya leído pero le gusten este tipo de historias se lo recomiendo!
Leí una sinopsis del Crepúsculo de los Héroes de Alan Moore y recuerdo algunas ideas muy truculentas, sobre todo en lo concerniente a Billy Batson, que me hicieron pensar que igual mejor que el proyecto no hubiera llegado a nada.
Creo que yo conocí esta historia en la época en que leí Kingdom Come y en mi cabeza ya la veía dibujada por Ross. Lo de Billy era muy turbio, sin duda, pero no menos que muchas de las ideas plasmadas en el siempre-poco-alabado Watchmen. Me gustaba mucho, más allá de la historia en sí, la idea de que fuera o no el futuro probable del UDC y se jugase a nivel editorial con esta historia como punto de partida a que los personajes se acercases o alejasen de este futuro. Me recordaba en gran medida a la serie Smallville, en la que parte de la diversión estaba en aquellos capítulos en los que parecía que la amistad entre Lex y Clark podría durar por mucho que supieras cómo acabaría la historia. Ir viviendo situaciones que corregían el camino hacia el futuro conocido me parecía muy interesante.
Tim Urich>Matt vejete.
No es creíble que un Matt Murdock desentrenado y mayor pueda realizar las mismas acrobacias.
Tampoco es creíble que un residuo radiactivo te ciegue pero te de hipersentidos guays que en realidad tiene todo ser humano y ya ves.
Menos creible aun es que el tiempo vaya mas lento para los superheroes pero sin embargo la tecnologia avanza a velocidad normal y que algunos hayan celebrado mas navidades y años nuevo que la edad que se supone que tienen.
Son topicos de los superheroes que hay que obviarlos.
Hay un público objetivo para este tipo de cómic superheroico. De héroes derrotados y «hechosmierda»
Se ve muy claro con El Viejo Logan, gente que no ha leido nada o casi nada pero eso sí lo compra y lo valora bien.
Yo tengo comentado, que les da la sensación de leer un producto adulto o por encima del resto del género.
Dicho esto, este concretamente parece aportar algo realmente interesante. Mcniven me ha sorprendido, igual quiere precisamente superar esa conexión con Viejo Logan o Civil Wars con la que siempre se le relaciona.
Y… ¿Algún día descubrirán en Estados Unidos que hay un gran invento llamado lavavajillas?
Ya es extraño ver una lavadora en un piso ya que suelen ser comunitarias como para pedirles un lavavajillas. Incluso en los pueblos pequeños tienen centros de lavado automatico fuera de las casas.
Da la impresion de que en usa es mas caro comprar una lavadora que un coche.
😂😂😂😅
Se me hace raro pensar que es el mismo McNiven.
Una historia homenajeando (o mas bien, copiandole el estilo descaradamente) a Miller y su Dark Knight con un personaje marvelita ya se ha hecho: el Spider-Man Reing. (¡Lo recuerdan? Ese donde Peter mataba Mary Jane… de forma particular, Y de hecho despues quisieron homenajear de nuevo a Miller en su Dark Knight Strikes again con Spider-Man: Reign 2. Asi que podemos esperar un Reing 3 en algun momento.