1º Parte – Qué falta nos hacía un Superman como el de James Gunn

Aunque corremos el peligro de saturar al público, yo también necesito hablar de Superman, una película que me ha encantado, que ha reafirmado que mi confianza en James Gunn estaba más que justificada y que ha sido no solo un excelente comienzo para el nuevo DCU (aunque ya tuviésemos por ahí The Suicide Squad, Pacificador y Creature Commandos), sino también algo que tanto Superman como el género de las adaptaciones superheroicas necesitaban. Así que, aunque probablemente vaya a repetirme en algunas cosas con respecto a lo que ya dijo Diógenes el lunes, aquí va, sin spoilers, lo que me ha parecido este renacimiento de Superman en el que pienso explayarme a conciencia.

De entrada, quiero comentar que, aunque no esperaba que fuese a gustarme tanto (aunque no me haya parecido perfecta), nunca dudé de que James Gunn iba a realizar una película que me iba a encantar, ya que, después de todo, desde que se metió en el mundo de los superhéroes (sin contar Super), no me ha decepcionado en absoluto con todo lo que ha hecho con los personajes de Marvel y DC. Películas y series en las que ha demostrado una y otra vez que no solo adora el género, sino que lo entiende muy bien, que sabe lo que lo ha hecho perdurar casi un siglo y cómo adaptarlo a los tiempos modernos sin caer presa de esos complejitos que han atenazado, y siguen atenazando en algunos casos, a otros profesionales.

Porque lo que nos ha ofrecido aquí Gunn es una película que combina los elementos más ridículos y encantadores de la Silver Age y la mayor seriedad de los cómics de los setenta y ochenta, modernizado para el público actual, pero protagonizado por un Superman que, en los aspectos más importantes, es el primigenio. Y para dejarnos claro desde el principio esa falta de complejos y que aquí no pretende contarnos cómo serían los superhéroes en el mundo real (que es algo que personalmente me tiene muy cansado), ya desde ese prólogo de texto del comienzo nos deja caer que el mundo ha sido consciente de la existencia de seres metahumanos desde hace trescientos años (probablemente culpa de Frankenstein y la Novia) y que, a estas alturas, sus habitantes están más que acostumbrados a coexistir con seres superpoderosos, aliens o monstruos de todo tipo. Y ese enfoque, que rara vez hemos visto en las adaptaciones a otros medios, ya le da a la película una personalidad diferente y muy refrescante.

Dentro de esa falta de complejos, yo añadiría también la genial presencia de Krypto, un personaje al que rara vez hemos visto en las diferentes adaptaciones a otros medios y a quien en el mismo cómic han querido quitarse de en medio en más de una ocasión. Pero aquí nos lo presentan como lo más natural del mundo, pese a lo ridículo que pueda sonar la idea de un perro volador y superfuerte que lleva una capa, y solo con la naturalidad de su presencia ya queda marcado ese tono de que en este nuevo DCU todo es posible y que las pretensiones de realismo son algo que ni están ni se las esperan. Y que aquí, en lugar de tener la personalidad del cómic para tener la de un perro normal, y no uno muy bien educado, le confiere al personaje un punto de autenticidad que ayuda a que se le acepte mejor.

Y a esto debemos añadirle otra idea, para mí acertadísima, de Gunn, el no contarnos por enésima vez otra historia de origen formulaica, sino que suelta al público en medio de la historia, del mismo modo que la mayoría nos adentramos en el cómic de superhéroes, conociendo a estos personajes cuando ya habían vivido incontables aventuras y subiéndose uno en marcha. Un planteamiento un tanto arriesgado para el público no habituado a leer cómics de este tipo (aunque no muy diferente de lo que hizo, por ejemplo, George Lucas con Star Wars en 1977), pero que funciona muy bien, al menos con un personaje tan archiconocido como Superman, ya que permite ir al grano e ir a lo importante. Algo que Gunn hace de la forma más literal posible comenzando la película con una pelea ya en marcha.

Enlazando con esto, me ha encantado también la forma tan sutil e inteligente que ha tenido Gunn de dejarnos claro la inmensidad de este universo que nos está presentando, pero sin distraer al público generalista con referencias muy concretas. A lo largo de toda la película nos vamos encontrando con pequeños comentarios casuales o situaciones que nos dejan claro que lo que vemos en esta película no es más que una pequeña fracción de todo lo que existe en esa Tierra y fuera de ella. Y también nos queda claro, por la actitud tanto de los ciudadanos de a pie como de los superhéroes, que todas estas situaciones casi apocalípticas que nos encontramos aquí, en ese mundo, son un día más de una existencia más que acostumbrada a lo increíble.

En ese sentido, nos encontramos también con que Superman no es ni de lejos el único superhéroe, y obviamente no el primero, y nos encontramos aquí una pequeña muestra de ello. Otro aspecto que parecía preocupar a mucha gente antes del estreno, pero que en buena medida Gunn ha sabido llevar bastante bien, aunque no a la perfección. Porque, al final, esto no es exactamente una película de Superman, sino una película de Superman en el Universo DC, y como sucede habitualmente en los cómics, a veces su camino se cruza no solo con sus enemigos y sus secundarios habituales, sino con más miembros de una comunidad superheroica que, por lo que se deja caer aquí, es realmente grande.

Y tengo que reconocer que aquí sí que me ha sorprendido Gunn con casi todos ellos, ya que, pese a ser una película con muchos personajes, casi todos ellos han tenido sus pequeños momentos para brillar. El Mr. Terrific de Edi Gathegi ha sido toda una revelación, un personaje un tanto desconocido fuera de los cómics, pero que aquí se come casi cada escena en la que sale, tanto por sus habilidades físicas e intelectuales como con esa inmensa seguridad en sí mismo (o chulería) que me ha recordado muchísimo a los héroes de la blaxploitation, y del que espero que sean ciertos los rumores de que va a contar con su propia serie o película (aunque yo preferiría verle liderando a la JSA).

Por su parte, Nathan Fillion como Guy Gardner ha sido aún más genial de lo que esperaba; yo confiaba en sus habilidades cómicas para encarnar a este personaje tan querido, pero es que ha superado todas mis expectativas. Su Guy sigue siendo ese tipo arrogante, infantil, maleducado y bruto, pero que en el fondo es un tipo muy decente que acaba haciendo lo correcto. Un personaje al que volveremos a ver el mes que viene en Pacificador y el próximo año en Lanterns.

Muchísimo más me ha sorprendido Metamorpho, con Anthony Carrigan, irreconocible bajo un maquillaje increíble que le hace parecer escapado del cómic, mostrándonos una versión del personaje algo menos aventurera de lo habitual, pero con unas raíces fuertemente arraigadas en algunas de las facetas menos conocidas del personaje. Uno que aquí brilla con toda esa absurda genialidad de la Silver Age, siendo tan grotesco y ridículo como en el cómic, con un espectacular uso de sus poderes dignos de la mismísima Ramona Fradon. Por desgracia, Hawkgirl ha terminado quedando algo eclipsada en comparación, sin que acabemos sabiendo demasiado de ella, pero protagonizando al menos un momento final increíble de esos que no dejan indiferente a nadie.

Ese ha sido para mí uno de los poquísimos puntos negativos de la película: que ha habido muchos personajes en la película que apenas han podido contar con sus momentos para destacar. Entre ellos, lo más doloroso ha sido la redacción del Daily Planet, donde, exceptuando a un genial Jimmy Olsen, convertido en sex symbol a su pesar (y del que también se rumorea que quieren darle serie y ojalá la hagan basándose en el cómic de Fraction y Lieber) o a Lois Lane, el resto han sido poco más que un cameo. Es cierto que hay una pequeña escena al comienzo que nos muestra de una forma muy sencilla y directa la dinámica entre esos personajes y las relaciones que hay entre ellos, pero sabe a poco. Y lo peor de ello es que ahí hay que incluir al propio Clark Kent, no el Clark real al que conocen sus padres o Lois y al que vemos constantemente, sino la máscara que ofrece al mundo, la del periodista torpe y bonachón de quien nadie sospecharía quién es realmente, una “ausencia” que me apena bastante.

Y como esto al final me ha quedado muchísimo mas extenso de lo que pretendía (y aun así siento que me he dejado cosas fuera) vamos a dejarlo por hoy aquí y continuar mañana, ya que aun me quedan bastantes mas cosas que añadir sobre todo lo que me ha encantado de esta película (y lo poco que no).