Ayer os contaba eso, que de crío no entendía Laberinto y de postadolescente era demasiado soberbio como para reconocer mi estupidez. Que joder, no es que la película fuera arte y ensayo, pero puñeta, abre los putos ojos cabrón. Ábrelos de una vez y leche, espabila.
Hay un momento en la vida en el que dejas de ser imbécil. Te hubiera gustado no ser imbécil, pero lo has sido y joder, te toca reconocerlo. Ya no eres imbécil, guay, estupendo, sigues siendo gilipollas pero reconoces tu imbecilidad. Y ése es un gran primer paso que pocos dan, pero yo lo dí. Entender realmente una historia no es saber como acaba, si no como funciona esa historia, que cuenta. Es normal que Laberinto no me interesara, porque no le hablaba a mi yo infantil. Había duendes feos que se llevaban a un bebé y una niña idiota que jugaba a las princesas y se iba haciendo amiga de un montón de muñecos grotescos de esos que le gustaban a Jim Henson, y luego estába el David Bowie ese que no sé que le ven, porque yo no sé quién carajo es Ziggy Stardust ni el glam ni Space Oddity. Agacha la cabeza, imbécil, y escucha. Tal vez la niña esa que juega con muñecas sea algo más de lo que parece. Tal vez esa habitación llena de muñecos, mil carteles de musicales y cuentos y un cuadro de Escher sea algo más que una pista sobre lo que estamos por ver a lo largo de la historia de Sarah, tal vez el Laberinto sea algo más que una aventura, un sueño, un mal viaje de Jennifer Connelly (Jenny de Rocketeer, ¿te acuerdas? ¡Nos gusta Rocketeer, es como la película del Capitán América que nunca vimos!). Tal vez el Laberinto sea Jenny no queriendo crecer, tal vez sea algo a lo que se enfrentan todas las niñas un día en el que la biología les suelta un cartel de GAME OVER a su infancia.
Porque claro, los chavales somos de otra pasta. Un día el pijama tiene una mancha rara, pero no tienes ni por qué enterarte, no es como sangrar. Sarah se resiste a ese cambio como me hubiera resistido yo, leyendo mis tebeos y mirando para otro lado, rehuyendo la responsabilidad. Pero el contador de la vida sigue, y en el momento en el que rechaza toda responsabilidad en la figura de su hermano Toby (pidiendole al Rey de los Duendes que se lo lleve para siempre), al momento se da cuenta de su error y trata de deshacerlo, enfrentándose a sus propias fantasías que han tomado vida y tratan de engullirla. Del mismo modo en el clímax de la película, Jareth le ofrece seguir sumergida en sus sueños de infancia y ella acaba renunciando a ellos, volviendo a casa y cediendo el último pedazo de su infancia, su osito de peluche, a Toby. Es como el final de aquella película de Toy Story en la que el chaval se va a la universidad y le da sus juguetes a una niña en vez de guardarlos en un armario y coleccionarlos como más de uno que yo me sé. Sin embargo, hay algo en Laberinto que es hermoso de cojones, que nos recuerda que Terry Jones, Dennis Lee, Jim Henson y hasta George Lucas son de los nuestros; cuando Sarah parece haber renunciado a todo lo asociado a la infancia y está vaciando su habitación de todos esas «tonterías de niña», todos los amigos que conoció durante su aventura del Laberinto reaparecen en el espejo de su cuarto para despedirse.
«-Recuerda, bella doncella. Si nos necesitas… Por la razón que sea… -Yo os necesito. Todos los días de mi vida, por la razón que sea, os necesito. A todos.» Allí donde la historia podía haber acabado como un «déjate de niñerías y dédicate a invertir en bienes hipotecarios» la cosa termina con Sarah dándose la vuelta al espejo y todos sus amigos, las marionetas, dando una fiesta en su habitación como si eso fuera el camarote de los hermanos Marx. Sí, es una historia sobre la infancia y hacerse mayor, reconocer tus responsabilidades, pero a la vez es una que te dice que no se acabó. Que la infancia es nuestra primera patria y a la que debemos ser fieles toda nuestra vida, a soñar. Tenemos responsabilidades que atender y le daremos el osito al niño, pero seguimos teniendo sueños por los que luchar y de los que disfrutar. Sarah no es una niña cualquiera, no es una adolescente cualquiera y tampoco va a ser una adulta del montón, va a retener parte de su esencia y va a ser una soñadora. Ya no tiene que aferrarse a nada, porque puede enfrentarse a todo y seguir siendo ella misma.
Y éso es Laberinto, una película en el fondo la mar de sencilla que durante años ni me molesté en volver a ver porque claro, «ya la entendía». El arte no es algo que se termine cuando el artista de por acabada la obra -«los cuadros no se terminan, se abandonan»-, porque el momento en el que realmente se completan es cuando llega el espectador y la contempla por primera vez. Laberinto es un ejemplo perfecto, una de esas películas que fue una cuando la ví de crío y otra cuando la ví de adulto, el ejemplo que les pongo a todos los filisteos que me desprecian el subtexto y me dicen que todo lo que no se exprese verbalmente en la película son pájaras mentales nuestras. Los cojones.
Vaya, ahora tengo que volverla a ver… porque creo que jamás lo he hecho como adulto… y ni recuerdo la mitad de cosas que cuentas… por otra parte, en una de esas sincronicidades que la interacción entre M’Rabo y tú crea en el espacio-tiempo, ayer me encontré con esto en una librería:
https://tienda.nocturnaediciones.com/products/dentro-del-laberinto-a-c-h-smith-jim-henson
Se supone que está escrita para «young adults»
Me parece fascinante que se reediten las adaptaciones a novela, que solían hacerse a toda prisa y en la mayor parte de los casos eran auténticas chapuzas. Eso sí, no he leído ésta, lo mismo es buenísima!
Pues no entendí así la peli cuando la vi. Claro que con 10 años quizá no pillas ese mensaje. Solo recuerdo haber pensado que el demonio ese rojo de los cuernacos se parecía a Freezer de Bola de Drac. Por lo menos en esos labios curiosamente femeninos.
¿Demonio rojo? ¿No estarás mezclando Legend con Laberinto?
Que igual habla de Hellboy !!!
¿Hellboy con labios curiosamente femeninos? ¿Quién dibujaba eso? ¿Fue una etapa experimental de Mignola?
Hombre, Bachalo cuando estaba empezando dibujaba un Hulk un tanto femenino, igual hizo un dibujillo de Hellboy por aquellos años…
¿Podemos considerar «Mary Poppins» como una de esas películas que al revisionarlas de adulto te das cuenta (o deberías darte cuenta) de cosas que de crío pasabas por alto? Porque a mí me sorprendió ver que Mary no viene realmente a ayudar a los hijos de los Banks (o no viene solo a eso), sino que viene a ayudar al padre, que está completamente alienado por su trabajo en el banco y va a perderse la infancia de sus hijos (quienes además le acabarán cogiendo tanta tirria que a la que sean mayores romperán toda relación con él).
Y, teniendo en cuenta que Mary Poppins sucede en 1910, así Bert el padre está a tiempo de tener contacto real con sus hijos antes que al niño lo masacren en la Primera Guerra Mundial o su hija coja la plaga de Gripe Española.
Estoy leyendo Charlie War y se me nota…
Clasicazo La guerra de Charley.
Por supuesto que sí, sobre todo por la escena en la que hacen quebrar el banco, ¡menuda mala leche que gastan en esa peli! Un día tengo que leerme la novela y ver si todo viene de ahi…
Pues sí.
Toda la película es un aprender a renunciar.
El momento mas duro es la escena de la bruja que carreta detrás suya un monton de cacharros, una declaración.
Le ofrece una habitación igual a la suya, llena de todos los peluches y demás que tiene, pero Sarah llama a todo basura.
Pues el momento en que Sarah abre la puerta creyendo que se habia dormido, para ver si sus padres regresaron; y se encuentra de frente con la bruja y el escenario desolado me impactó de niño.
Ese contraste descomunal entre lo ordinario y lo extraordinario.
Normalmente en las historias de dejar atrás la realidad para pasar a otro mundo fantástico, el umbral férreo entre el mundo de fantasía y el ordinario se respeta. En Laberinto no.
Son las dos puertas, en las que Sarah tiene que decidir por cual de las dos ir.
O el momento, en que ante el viejo senil con el pajaro en la cabeza, hace la donación.
Un Juego de Ti de Sandman es una iteración del tema.
Y Bowie, no era un buen cantante o un gran compositor. Su puesto como gran estrella de la música se debe, a que era un visionario. Estaba siempre trayendo al presente la música del futuro. Él iniciaba las modas, y mientras todos le imitaban (trataban más bien) él ya estaba en otra cosa.
Y lo de que la obra solo se termina cuando el público la completa es muuuyyyy cierto. Lo terrible es cuando se quedan en lo aparente y no ven el fondo.
O peor, cuando quieren imponer su visión sesgada y deformada a la obra.
Con el Señor de los Anillos es terrible las burradas que algunos llegan a ¿entender?.
Aunque la película hace tiempo que no la vi, la tengo relativamente bien en memoria, y como hoy continuaba el post me reserve para comentar. Previamente me vi un par de videos de escenas clave y después de leer uno de tus comentarios ayer a mi hoy meseocurre…
¿Es Bowie una entidad aparte de Sarah (un déspota malvado que gobierna un reino de fantasía que todos nos quedamos, cuando la vimos como Diogenes sin enterarnos de nada) o es una proyección de su propia psique, un alter-ego de Sarah?
En la escena del encuentro final Jareh/Bowie le dice…
“Sarah, cuidado. He sido generoso hasta ahora, pero puedo ser cruel. He hecho todo lo que tú quisiste que hiciera. Pediste que me llevara el niño y me lo llevé. Tú te agachaste ante mí y yo estuve aterrador. He cambiado el orden del tiempo. He vuelto el mundo del revés. Y todo lo he hecho por ti. Estoy agotado de vivir según lo que tú esperabas de mí. ¿No es eso generosidad?”
El discurso es el reproche (o la lista de ellos) de alguien a su pareja más que el monologo de un villano megalómano (del tipo “soy el rey que te va a esclavizar, Dr Muerte/Thanos/mephisto es supremo y bla, bla, bla”).
¿Es entonces Jareh el novio tóxico, controlador y manipulador… o es el “pagafantas” (ahora no se me ocurre otro adjetivo) dispuesto a encarnar el lado salvaje, libre (y egoísta) y despreocupado que cumple los caprichos de la que hasta entonces (antes de que el hermano pequeño la destronase) había sido la princesa de la casa?, ¿Es las dos cosas?, ¿Es una proyección oscura de Sarah, como si fuera puesta de kriptonita roja?
Es decir, Jareh es ella misma, su egoísmo y su capacidad de ser cruel, de hacer lo que quiera cuando quiera y también proyecta su deseo sexual incipiente. Todo encarnado en otro ser que la libera a ella de culpa.
Pues es que es ambas cosas.
Todo el laberinto es una creación de Sarah. Incluyendo Jareth.
Jareth es la idealización/pastiche de todo lo erótico que una adolescente siente. Y eso incluye su comportamiento; ese novio es también una fantasía adolescente.
Se les pasa (o no) la tontería cuando descubren lo gilipollas que es al mandarla al hospital o similar.
Al lío, que como siempre desbarro.
Ese discurso final es el colorario del discurso narcisista:
“Sarah, cuidado. He sido generoso hasta ahora, pero puedo ser cruel. {Amenaza; y ha sido cruel siempre}
He hecho todo lo que tú quisiste que hiciera. {Alterar la percepcion de la realidad de la victima narcisista}
Pediste que me llevara el niño y me lo llevé. {Más alteración. Le pidió que se lo devolviese y no lo hizo}
te agachaste ante mí y yo estuve aterrador{Una cosa cierta, mira por donde; pero implica que solo ha sido aterrador porque se le exigía ser aterrador}.
He cambiado el orden del tiempo. He vuelto el mundo del revés. {Lo que hacen los narcisistas. Volver del reves la vida de su victima. Manipular su percepción de la realidad}
Y todo lo he hecho por ti. {Vende su presencia y su comportamiento como algo positivo}
Estoy agotado de vivir según lo que tú esperabas de mí. {Convertirse en la victima cuando es el victimario}
¿No es eso generosidad?{Mas manipulación de la percepción de la realidad}”
¿Qué Jareth es un pretendiente narcisista y celoso? Rotundamente sí.
Solo ver, que celoso se pone ante la idea de que Sarah pueda besar a Hoggle, anunciandole a este castigos. Y que quiere, que sea expresamente él quien le de el melocotón envenenado, para así romper su relación con Sarah.
¿Qué Jareth ha sido creado por Sarah con ese comportamiento para hacer de villano/pretendiente romántico de la trama? Pues también.
¿Qué hasta cierto punto, Jareth sabe, que en el fondo no sirve más que para interpretar el papel que le ha asignado Sarah; y así todo el reproche de la conversación final tiene doble sentido?
Muy posiblemente también es cierto.
Laberinto es también el proceso de maduración, que es el aprender a reconocer a esa gentuza y sus tácticas manipuladoras para no caer en esas redes.
Sarah ha madurado también en eso. Se ha enfrentado a esa parte de si misma que romantiza actitudes asquerosas.
Al final la pregunta de Jareth es «¿realmente ésto es lo que quieres?» y la respuesta de Sarah es un no rotundo… Para luego pegarse una juerga con sus amigotes imaginarios que salen del espejo; con esto la película nos está diciendo que madurar no es tirar los juguetes a la basura, madurar es poder seguir con tus juguetes, tus sueños, y a la vez hacerse responsable de tu propia vida, saber combinarlo todo.
O que madurar es algo más que tirar tus juguetes y ponerte a estudiar económicas/empresariales para pasar el resto de tu vida en una oficina de nueve a nueve para pagar facturas.
Jareth es más una fuerza a domar que a eliminar, porque también es el que se enfrentará a las convenciones sociales que el entorno quiera imponer a Sarah.
Vamos que con otro peinado y (sobre todo) otros pantalones, Jareth es/seria una influencia positiva.
De hecho. La película acaba con un buho acechando a la habitación de Sarah y alzando el vuelo.
Ese buho es una de las formas de Jareth. Así que Jareth continua ahí; en la recámara de la imaginación de Sarah.
Sí, creo que todos llegamos a la misma conclusión. De hecho hay elementos del laberinto como las manos que representan en parte ese «dejarse llevar» de la infancia y que mucha gente ni siquiera se quita de adulto, ese borreguismo que te lleva arriba o abajo sin decirte bien a donde vas pero que tú sigues porque te hacen creer que no hay otra opción. Jareth en definitiva es precisamente eso, el seguir siendo una niña, vivir al margen del mundo y vivir encaprichada de forma infantil y rechazando todo lo que no le gusta.
Conteste en parte en la otra respuesta de arriba. Y sí, Jareth es eso…pero al final orgia con los muñecos. Con lo que nos deja el mensaje de que la fantasia/ficción, pero sobre todo, la imaginación no tiene porque abandonarnos de adultos.
Vamos que podemos leer Spiderman con más de cuarenta tacos.
El problema nunca ha sido leer con cuarenta años lo que te gustaba cuando tenías diez; el problema es cuando tienes cuarenta años y lo único que lees sigue siendo lo que leías cuando tenías diez.
Ursula K. Leguin dice que «un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido». Yo aquí recalcaría que un «adulto creativo» sigue siendo un ADULTO, ¡no una persona de 40 años con mentalidad de 10!
Total, muy cierto. Pero trataba de hablar de la percepción exterior, la concepción social.
Aqui seguro que todos (TODOS) alguna vez alguien más directa o indirectamente os habra puesto en cuestión vuestra aficción al medio… ya se sabe, Wertham y su seducción de inocentes.
Vamos que hay quien se sonrie si le dices que el comic es un medio cultural.
Yo creo que estamos todos de acuerdo en que la peli no cuestiona la imaginación de Sarah si no su miedo a afrontar la realidad de que ya no es una niña.
El umbral entre realidad y fantasía no se respeta porque al final todo está en su propia cabeza, y al final lo que percibimos como realidad es nuestra interpretación de la misma. Por eso no soy partidario de tratar a Jareth tanto como un personaje como una parte de la propia Sarah, esa parte egoista que quiere que todo sigue igual y se resiste al cambio.
Hay pocas películas que unan los dos mundos así. Incluso hoy en día.
Por eso me chocó muchísimo en su momento.
Juego Secreto (Cloack and Dagger), otra pelicula de la época a reivindicar que trata del mismo tema de hacerse mayor dejando la imaginación atras; presenta un personaje que es producto de la imaginación del niño.
Pero lo sabes y asumes perfectamente.
Aunque el personaje acompañe al niño, no se entromete en la realidad.
Pero en Laberinto la realidad y la fantasía pugnan muy duramente entre sí. Se entrometen la una en la otra. En el fondo de eso trata la película, de esa batalla.
Esa pugna hace que Laberinto sea diferente a otras muchísimas historias similares.
Porque las otras historias tipo Narnia o Harry Potter, presentan el paso de una realidad (la nuestra) a otra realidad «fantastica» (la no nuestra), que en cuanto te acostumbras a ella se convierte en tu realidad normal.
Laberinto sí es realidad contra fantasía. Eso la hace diferente.
Un puente hacía Terabithia es lo más parecido que he visto; y me acuerdo, de la cara de desconcierto de la gente esperando que se convirtiese en otra Narnia o similar. Y saliendo del cine con sensación de haberse confundido de película, pero al mismo tiempo habiendola disfrutado.
Yo no diría que la pugna sea entre fantasía y realidad, sino más bien entre inmadurez y responsabilidad; la fantasía no es mala de por sí, pero lo es cuando sirve únicamente como escapismo y como refugio para ser un niño eterno.
Sarah necesita de la fantasía para realizar su proceso de madurez, como si el sueño fuera una creacion de su conciencia culpable tratando de darle una lección, y usando su imaginación para crear un escenario en el que acabe aceptando sus responsabilidades. Al fin y al cabo, es en la realidad donde pide a los duendes (aunque sea en broma porque sabe que no existen) que se lleve, a su hermanito, pero es en la fantasía donde se horroriza ante la posibilidad de que lo deseado se volviera realidad.
Sobre el desconcierto de la gente con «Un Puente hacia Terabithia», quizas estaba justificado porque toda la publicidad que vi sobre esa película parecía estar vendiendo otra «Narnia». ¡De hecho, esa fue la razón por la que no llegué a verla (todo lo relacionado con «Narnia» me repele bastante, y lo último que me apetecería ver es una «Narnia de marca blanca»).
Bueno sí. Es cierto.
La cuestión es si Sarah acepta madurar o no. Dejar atras su escapismo de la realidad; y usa una fábula fantástica para realizar esa transición.
La fantasía en si no es mala. Por supuesto; nadie quiere vivir en un mundo sin fantasia.
Pero la pugna/choque entre realidad y fantasía está ahí. Aunque sea para delimitar los límites, el alcance y las funciones de cada una.
Ambas están en la cabeza de Sarah entremezcladas y precisan acotarse.
Cuando ha vuelto a la realidad se permite volver a ponerse en contacto con todo su universo de fantasia. Solo que esta vez no deja que la fantasia se coma su vida real.
Y lo de Terabithia fue así. La publicidad te vendía una nueva franquicia a lo Señor de los Anillos.
La gente se quedó desconcertada en el cine. Pero la propuesta de la película era muy buena.
Creo que se suele olvidar que un mensaje repetido de
IlúvatarTolkien en sus novelas es que no hay que aferrarse demasiado a cosas terrenas: ni anillos, ni palacios ni reinos. Ni siquier a la inocencia. Tarde o temprano hay que salir al mundo real y luchar.Sí. Bien bonita la frase, por cierto.
La inocencia no es «una cosa terrena», es un valor precioso que hoy en día se desprecia y casi se usa como sinónimo de simplicidad.
Las obras no se entienden, se interpretan. Y la interpretación va a depender de quien eres. A menos que el mensaje sea una propaganda descarada de algún tipo, una obra se interpretara según la visión que cada lector trae consigo. Puede que incluso la opuesta a la que intentaba el artista. Como decía el líder del culto a la salchicha de la vida moderna de Rocko: «es cuestión de interpretación».
Pero hay obra, ¡oh si!, hay obras que obran la magia de que al momento de interpretarlas interpretarlas, ellas te cambian, cambian al lector, al espectador, al oyente. Ofrecen una visión distinta y cambian todo hacia atrás, ofreciendo una nueva perspectiva de las cosas.
Hay pocas de esas, pero encontrarlas es un tesoro.
«Y la interpretación va a depender de quien eres»
Totalmente. Aunque concretamente aquí en «dentro del laberinto» las interpretación aún siendo moderadamente clara (algún día hay que madurar), para una peli infantil tiene su miga. Como demuestra el hecho de que aquí estemos hablando de ello.
Tienes razón.
Que me paso de expeditivo al hablar muchas veces.
Escribí «¿entender?» con interrogaciones ya sabiendo que no es así.
Es totalmente normal que con una película como ésta te puedas quedar con la primera impresión, y si eres niño desde luego lo vas a hacer.
Y hay metaforas complejísimas en forma de películas que dan para mil visionados.
Más bien me refiero a algunos, que meten a machamartillo su perspectiva en la pelicula. Aunque sea a costa de ver cosas en la película que no están por ningún lado.
O que la película tiene una enseñanza clarísima y no la ven, o no quieren verla, ni aun explicandosela.
StarshipTroopers fue durísima, conversando con uno, que no daba entendido que era una parodia y defendía que había que plantearse instaurar el voto por servicio militar.
Y se lo defendio a varios en la Universidad.
Aun me dura el trauma.
Con Starship Troopers pasa lo mismo que con los cómics (al menos la mayoría de los mejores) del Juez Dredd, que DEMASIADA gente no entiende que se trata de una sátira y se lo toman en serio (por lo general el tipo de gente que sentiría nostalgia del Imperio 😈 …Ya lo cantaba Parade: «El emperador fue derrocado hace más de treinta años pero el Imperio sigue vivo en tí y en mí.» Aunque Antonio «Parade» Galvañ no es uno de esos nostálgicos imperiales como el protagonista de su canción, sino alguien que sí sabe recurrir a la sátira).
No deja de ser en cierto modo admirable ser capaz de no entender la escena del oficial de reclutamiento tullido diciendo orgulloso y sin ningún atisbo de ironía la frasecita de «¡La infantería móvil ha hecho de mí lo que soy!».
¡Cabe decir que también hay gente que crítica la película porque consideran que defiende el fascismo! En un hilo de un foro de ciencia-ficción ya extinto acabé colgando un enlace a una entrevista hecha a Paul Verhoeven en la que decía algo así como «¡Aún recuerdo los años de mi infancia en la Holanda ocupada por los nazis! ¡Hay que ser imbécil para acusarme de sentir algún tipo de simpatía por ese régimen!» para refutar a un par de usuarios que estaban convencidísimos de que la película era propaganda filonazi.
Bueno, está por aquí el caso de Starship Trooprers, tu puedes interpretarla como una peli filonazi, pero éso es porque no la has entendido. La interpretación es equivocada porque no has entendido los mensajes que te va lanzando la película, por eso creo que el arte tiene un nivel de interpretación y uno de comprensión. Hay un mensaje que elabora el autor y que hay que entender para poder interpretarla.
Y ahí está la enjundia de muchas de estas películas.
Respecto a lo que Bowie no era un buen cantante o un gran compositor, quizás se le puede aplicar lo que creo (puede que sea una frase apócrifa) que algún crítico de Humphrey Bogart: «En realidad era mal actor, pero joder…¡es que era Humphrey Bogart!».
El principal valor de Bowie era ser distinto.
Era Bowie. Él era su propia clasificación.
Me acabo de dar cuenta.
La película tiene una nueva capa ahora, casi 40 años después.
Bowie es un ejemplo de saber madurar. Al contrario que otros mucho músicos o actores que se quedan anquilosados y no son capaces de pasar página y acaban dando pena interpretando un papel para el que ya no tienen edad.
Bowie no; se reinventaba continuamente, dejaba atras modas y estéticas, supo envejecer sin dejar de ser estrella, y hasta supo aceptar la muerte honrosamente dando un legado musical final.
Bowie da la leccion final en laberinto con su vida.
Rey Goblin, pero también el Duque Blanco.
But boy, could he play guitar.
Me tocó el VHS de esta película en un sorteo de una revista de cómics cuando era pequeño, jamás la entendí ni le di importancia, ahora tengo ganas de volver a verla a ver si entiendo algo.
La peli no lo petó en taquilla porque éramos unos niños tontos!
Valeeee, con la 2a parte te has salvado de la quema y parece que has entendido de que iba la película ¿De verdad no la entendiste de peque? yo me quedé con el mensaje de » tu mundo interior» la primera vez que al vi siendo una cria, igual que me pasó con La Historia Interminable o Peter Pan.
Laberinto es una película homenaje a todas las personas que no hemos dejado nunca de soñar a pesar de que la vida nos obliga a crecer, a quienes llevamos fantasía con nosotros donde quiera que vayamos y por ello nunca nos abandona, nunca me canso de verla.
Ya digo que era idiota. Sí, había mundo interior, pero no interioricé el mensaje porque cuando eres un niño ni siquiera entiendes el concepto de inocencia. El que Bastian salve Fantasía si lo entendía -que cojones, ese libro nos dice que los lectores somos los héroes, ¡como para no gustarme!- pero lo de Sarah… Digamos que yo veía a una chica metida en Alicia en el País de las Maravillas y al final rescataba al crío y se montaba una fiesta con los muñecotes, no acababa de entender todo eso.
A veces las historias te enganchan por algo que no sabes muy bien qué es pero está ahí (caso claro es Claremont, que no deja de crecer con las relecturas) pero otras veces ni siquiera eres capaz de notarlo porque ese mensaje te es totalmente ajeno. Yo era un niño, Sarah era una adolescente, en esa película al único personaje que entendía era a Toby y para mi todos los personajes eran absurdamente planos sin saber yo en aquel momento qué era exactamente un personaje plano.
Pero tampoco me molesta haber sido idiota, lo que me molestaría es no haber aprendido desde entonces.
Más vale tarde que nunca! yo es que era una niña muy espabilada y repelente y claro…
Y que las niñas espabilais antes que los niños, es lo que hay!
Como final al artículo, propongo este chiste.
Entenderlo, junto al punto en común entre Cíclope y Jareth, es algo reservado a pocos y afortunados mortales.