Creía que el debate sobre si el cómic es arte ya estaba más que superado, y que ahora a los que les tocaba aporrearse el pecho defendiendo lo artístico de su medio era a los videojuegos. Y aun así recientemente -no tanto, he preferido esperar a que pase la marea- más de uno y una han dejado claro que tienen que hacerselo mirar y que les hace buena falta repasarse bien su definición de arte. Sí, hablo por la polémica de aquella comisaria que, por criterios básicamente económicos, decidió que el arte en viñetas no pintaba nada en su museo de arte, porque claro, los originales de cómic no se venden tan bien como la escultura o la pintura. Lógicamente es una cuestión económica pura y dura, nacida de la especulación de siglos sobre las artes figurativas. Y a eso hasta los videojuegos llegaron hace tiempo, así que no entiendo nada…
Porque quieras que no he visto videojuegos de hace treinta y cinco años precintados venderse por una animalada, y la definición de arte para gran parte de la gente es «cosa que no entiendo a santo de qué vale un pastizal, pero seguramente mi niño lo hace mejor». Y es gracioso porque desde la ignorancia están soltando una gran verdad, ya que las artes plásticas desde hace décadas parecen mandarnos ese mensaje. Da igual lo que hagas, no serás considerado importante hasta que tu mierda se venda por millones y pase de ser mierda a ser obra. Esto, que desde fuera parece tan gracioso, es una fuente de frustración tremenda para unos artistas que para abrirse paso en su medio tienen que someterse a los designios de unos jueces que en muchos casos no tienen ni la menor idea de a quién tienen que darle la beca artística o la subvención de turno porque su formación en muchas ocasiones se basa más en entender que funcionó en obras del pasado y no en adquirir la capacidad de analizar lo que puede funcionar en un futuro. Y eso cuando, en el peor y atroz de los casos, no los ha puesto en el sitio un señor con corbata que se cree que el arte es torturar a un animal hasta matarlo.
Tampoco podemos olvidarnos de esos comisarios de exposiciones a los que tratan como si fueran los maestros de pista de un circo, responsables no de mostrar nuevos caminos para la investigación artística si no de conseguir que vaya más gente al museo, que pasen por caja y se compren camisetas y láminas. El capitalismo jodiéndonos toda la diversión, no permitiendo que la guía del conocimiento sea la experimentación y demandando resultados inmediatos. Y paradójicamente ese resultadismo es el que hace que el cómic vaya a la ruina lentamente mientras tiene una vida excelente en las subastas, completamente legitimado por gente que llama «novela gráfica» a los tebeos de toda la vida; es la vieja historia de que el objeto artístico vale más que el arte, porque lo uno se puede vender y lo otro son ideas. Porque puede que ya hagan más de cien años de la fuente de Marcel Duchamp y que a estas alturas ya debería ser vox populi que el arte es más idea que cosa, que puede crearte sentimientos o no crearte ninguno, que el arte es medio de comunicación o de incomunicación, que es buscar nuevos medios, que es exploración, experimentación, investigación. Hacer algo distinto, romper todo lo anterior o simplemente copiar bien, copiar bonito y darle una versión actualizada de algo más viejo. Y aun así seguimos viendo a gente usa la palabra «arte» como algo divino, un regalo de los dioses que llega al mundo terrenal mediante la inspiración de las musas, a pesar de lo mucho que dio la turra Picasso con que lo suyo venía de trabajar, trabajar y trabajar.
Y trabajar, trabajar y trabajar es precisamente lo que hacen los dibujantes de cómic, los desarrolladores de videojuegos, los creadores de juegos de mesa que tratan de elaborar un puzzle en el que todo encaje, en el que cuando llegue el espectador para completar la obra todo funcione o no funcione. Es muy duro ser artista en los tiempos que corren, dedicarse a una profesión en la que no todo funciona perfectamente porque, como en el futbol, todos creen saber del tema pero pocos saben de lo que hablan. Un fontanero puede lamentarse de que la junta no le ha quedado todo lo bien que le gustaría, pero sabe que la presión del grifo está bien, que no hay fugas y que funcionará perfectamente; puede enorgullecerse del trabajo bien hecho, pero el margen de mejora siempre está ahí y ya está pensando en como hacerlo mejor. Un científico puede revisar toda la investigación y encontrar el fallo en la ecuación que ha hecho explotar todo su experimento y dejarle la cara un tanto perjudicada, pero arte… El arte ya es otra cosa, porque a ratos parece que para el gran público es magia. Porque si el arte es lo que dicen o se creen algunos que es, viene de unas hadas de una realidad paralela y si no te han tocado el pincel estás jodido, solo fabricarás mierda.
Por aquí llevamos diez años haciendo crítica de arte. Es cierto que no es una critica académica, que somos tremendamente anárquicos y a veces hasta somos pasionales (yo no tanto, espero) pero el esfuerzo de ser objetivos siempre está ahí. La polémica sobre si el cómic es arte o no, tan estúpida como me pareció al verla correr por ahí -el que diga que el cómic no es arte es un ignorante y punto, y la comisaria de marras no dijo eso en absoluto- me ha dado que pensar. Llevo tiempo dándole vueltas a unos cuantos conceptos que he tocado en unos cuantos posts, alguno ya habéis notado que igual me he puesto un tanto «teórico» y he dejado de lado mis posts sobre historia del cómic pura y dura. Que no digo que no vuelva a hacerlos, pero a veces uno se cansa de ser abuelo cebolleta y, como decía Scott McCloud, le apetece ir más allá; sentenciar menos y juzgar más, que creo que es lo que le hace falta a la crítica en general. Por eso transformé un post de Wonder Woman: Dead Earth -un cómic que recomendamos mucho, sí- en una serie de tres posts sobre lo que el formato estaba coaccionando a los autores respecto al tipo de historias que podían contar.
Y es un debate interesante y creo que la mar de necesario, porque da igual que opinemos que lo breve o lo extenso es mejor, cada historia necesita su espacio y coaccionarla a tener un tamaño determinado en muchos casos supone un perjuicio para ella. Siendo como es el cómic un objeto físico en papel, esta limitación es comprensible, pero una vez hemos entrado en el reino de lo digital esas limitaciones ya no tienen tanto sentido, sobre todo existiendo webs como webtoons demostrándonos que, en efecto, la chavalería acepta perfectamente historias de formato breve o eterno, minimalistas o densísimas, que le da igual, y que está dispuesta a votar con su cartera por ello. Y todo mientras los demás se empeñan en quedarse en callejones sin salida porque éso es lo que vendía y tiene que volver a vender por cojones, que por eso siguen cebando modelos de distribución obsoleto que solo hacen que ganen dinero gente que no tiene nada que ver con el arte.
Porque al final esto es lo que hay, si nos enfadamos porque la directora del IVAM dice que lo de las viñetas no entra en un espacio de arte moderno -aunque se ha retractado, ojo- y luego somos más reaccionarios e inmovilistas que un fan de Jaxxon el conejo espacial, no tenemos derecho a quejarnos de nada. Y no lo tenemos porque igual que ella está poniendo los intereses de la institución que dirige por encima de los valores que debería representar, nosotros estamos haciendo lo mismo, somos cortos de miras y jugadores a chica, encerrados en un pasado y no abriéndonos al futuro. Hay nuevos formatos que están funcionando, hay viejos formatos que pueden volver a funcionar, pero lo que está claro es que lo que tenemos ahora no funciona y hay que cambiarlo.
¡Eso! ¡Con valor y al toro!
Hay que afrontar esos temas.
Cada vez que oigo a alguien poner como defensa del arte moderno a la innovación de Duchamp con su fuente me subo por las paredes.
¿Porqué la fuente de Duchamp está firmada por un tal Mutt (chucho o bobo en inglés literalmente)?
Porque Duchamp presento la fuente con nombre falso para la exposición, se la denegaron. Entonces Duchamp se presentó como el verdadero autor y fue entonces cuando fue aceptada. La fuente era un chiste de Duchamp que era jurado de la exposición. Una burla.
Pero se convirtió en la excusa cultural para exponer cualquier cosa en un museo.
Ampliar el concepto de arte está bien. El arte no es solo pintura sobre lienzo.
Me acuerdo de MacGyver en un episodio en el que tiene que desactivar una bomba en un barco y habiendola desactivado, sorteando todas las trampas que tiene y descubriendo todo el ingenio con la que se armó y viendo que hasta es bonita estéticamente afirma: «¡Esto es más que una bomba, es arte!»
Pero es que se han llenado los museos de arte conceptual que es como mínimo discutible. Es un todovale con la disculpa de arte conceptual.
Y sobre todo, esta gente se ha apropiado de la narrativa. Todo este arte conceptual no vale nada por si mismo, necesita la narrativa. Por si mismo no vale nada si no le añades kilos de narrativa explicandote las visicitudes existenciales del autor y su solidaridad con el pueblo que sufre y la critica a la sociedad materialista que… bla bla bla.
Pero lo cierto, es que lo que queda en mi mesa despues de desayunar podría exponerse en museos viendo lo que ya hay expuesto.
Y con todo esto aun se le quiere negar al cómic el valor de arte. ¡Auuhhhh!
Se ha creado una nueva mafia protectora de un mercado, que mientras afirman defender la libertad de ampliar el concepto de arte, le quieren negar la consideración de arte a otras manifestaciones artísticas que no cuadran con sus intereses.
Dejando de lado la idea de la descontextualización, lo que hace el readymade es introducir la idea de que el objeto artístico no tiene valor, que el valor lo tiene la idea en sí. El objeto es una huella de esa idea, un resto «histórico», pero como no se pueden vender ideas lo que hacen los mercados es vender los objetos; igual que te venden vestidos de Marylin Monroe o la corbada de Orson Welles, sabes que el único valor que tiene el objeto es que fue posesión de esa gente. Vamos, que no estamos hablando de un «todovale», estamos hablando de que a partir del siglo XX el fetichismo artístico existe mayormente por una cuestión económica, para dar de comer al artista, pero precisamente lo que hizo el siglo XX fue darle al artista la libertad de darle o no importancia al objeto según le pegara.
La mafia de mercado que mencionas es, como en el caso de los cómics, la especulación de toda la vida.
Todo eso es el rollo fetichista. Los calzoncillos de Napoleon.
Pero es que ya no venden el objeto material, es que ya llegaron al punto de vender ideas. O más bien certificados de que tienes permiso de montar la obra por ti mismo. ¿O en este caso el objeto fetichista es el certificado?
https://www.google.com/amp/s/www.abc.es/cultura/arte/abci-platano-pegado-pared-maurizio-cattelan-pieza-museo-202009210051_noticia_amp.html
Y lo de mafia. Es el acuerdo soterrado entre artistas, casas de subastas, marchantes de arte y especuladores en hacer florecer este mercado.
http://www.ahmagazine.es/un-documental-la-gran-burbuja-del-arte-contemporaneo/
Ojo, en un mundo de patentes y marcas registradas me parece más honesto el venderte la idea que el objeto, porque en muchos casos el artista hace la planificación de la obra y se la construye otro o directamente la imprime con un escáner 3D. Toda esa disciplina manual ya está en un segundo plano, si la obra lo requiere es la mano del artista, si no no.
Por supuesto eso no quita que exista especulación y una burbuja del carajo que no tiene nada que ver en muchos casos con el arte, pero esto es lo que pasa cuando se mete en el ajo gente que va a lo que va, al dinero y nada más.
Sí. A mi también me parece más honesto. Pero es una tontería como una casa, y en el fondo es el reflejo de nuestra época.
Hay una cuestión. Y es que antes que ninguna otra cosa, son los artistas los que pronostican el devenir de la sociedad antes que nadie. Por puro presentimiento antes que por indicios sensibles o racionales.
Este arte sí cumple la función fundamental del arte, que es la de mostrar nuestra sociedad.
Que cada cual saque sus conclusiones; pero lo importante de verdad, es que la sociedad futura tendrá que sacar sus conclusiones sobre esta sociedad presente.
Afortunadamente hoy en día ya se habla de investigación artística y ya se ha ido creando una metodología para ella; no estamos hablando de un método científico si no de un análisis del proceso de creación a partir del cual se intentan abrir nuevos caminos. Como el concepto es relativamente reciente (40 años) supongo que tardaremos otros cincuenta o así en ver como se difunde y empecemos a ver un cambio real en la sociedad respecto a como se percibe el arte.
«Por si mismo no vale nada si no le añades kilos de narrativa»
Por un momento pensé que hablabas de los apéndices de los comics de Hickman xd
Pues sí.
Cualquier día Hickman te hace una Guerra de las Galaxias contandote la resurrección de Palpatine en el texto introductorio.
Menos mal que nadie es tan cenutrio de hacer algo así.
Y me encendí tanto con la diatriba sobre el arte que dejé el verdadero fondo del texto sin comentar.
Sí. Habrá que ver como hacer un cómic vital que llegue a su público. Y se precisará innovación y evitar el cortoplacismo.
La DC hizo una editorial llamada Vertigo que les ha permitido reeditar cómics hasta el infinito. ¿Si se hubiesen fijado solo en las ventas mensuales habrían durado más de unos meses?
El cómic de Carlos Gimenez y Paco Roca ha mostrado que un cómic de temática social es atractivo para el público. Y ellos tuvieron que hacerlo practicamente solos.
Hay que apelar a la imaginación.
Si no, al final el comic se convierte en algo que no vende nada, mientras aumenta el valor de las páginas originales en subastas.
Obras de arte colgadas de paredes mientras nadie lee cómics.
Hombre, DC si se fijó en las ventas mensuales de Vertigo… Pero hay que tener en cuenta que en aquellos años DC igual publicaba 100 títulos al mes y les costaba muchísimo más que ahora pulsar el botón de la cancelación. En los tiempos de Kahn habían pasado mucho frío con la implosión y recordaban bien aquello, así que tenían una mentalidad a largo plazo y rechazaban los cambios locos a pesar de haber sido los responsables de Crisis en Tierras Infinitas.
Arte o Hamparte, esa es la cuestión
Todo es arte, pero en algunos casos es arte homeopático.
No sé si todo es arte, pero estoy convencido de que éste se puede encontrar en cualquier formato.
Es muy bonito cuando encuentras una obra que hace algo en su medio que no se podría hacer en ningún otro entorno.
Por eso digo que todo es arte en mayor o menor medida, de un 99’99999% a un 0,000000001%. Creo que se puede hacer arte hasta en la forma de sonarse los mocos, vaya.
¿El mayor problema no vendrá de que los mismos autodenominados «artistas» ajenos al mundo del cómic lo desprecien?
Lo digo porque o mucho me equivoco, o juraría que no hace mucho (¿un par de años ya? ¿tres?) hubo un caso de un escritor español de cierto renombre y supuesto prestigio (no recuerdo su nombre, confieso) que sacó un artículo en un periódico quejándose amargamente de la existencia de un «Premio Nacional del Cómic» porque le estaban dando al cómic la importancia del arte y, según él «la historieta no es arte».
Sí aceptaba como arte los grabados de caricaturistas políticos en períodicos de principios del siglo XX porque eran ultradetallados. Detalle interesante, porque es la misma imagen que tiene cualquiera en la calle de un dibujo: cuanto mayor detalle o más difícil parece haber sido su concepción, mejor, y por tanto, artístico. Si parece fácil, es cualquier cosa (otra cosa es que alguien se ponga a dibujar y narrar con el dibujo, claro).
Luego recuerdo que el crítico en cuestión (diablos ¿empezaba por E su nombre quizá? ¿Eduardo algo?) también aprovechaba para lanzar una diatriba contra las películas de animación que nominaban a los Óscar (Píxar, básicamente), porque, de nuevo, el cine de animación no era cine «de verdad» según él. Se quedó a gusto, el tipo. Luego creo que le frieron en Twitter, pero me da que eso se la traía bien al fresco.
También me parece recordar hace poco un presentador de TV de EE. UU. (de programas de noticias y debates) que se despachaba contra los cómics (y concretamente, de superhéroes) como algo solo para mentes infantiles, pero vaya, ese ya no es un artista… ¿O sí? que la comunicación mediática también es un arte y forma opiniones.
Pero vamos, que tengo la sensación de que en el mismo mundo de los artistas no hay gran consenso sobre el tema, así como para haberlo entre sus empresarios (que se apuntarán al cómic en el momento en el que vean que sí «queda bien»).
Aún me parece un milagro que en la web de RTVE y algún que otro medio nacional le dediquen un espacio al cómic en su sección de cultura. Aunque suelen ser cómics tipo Paco Roca y demás, preferiblemente con temas sociales bien claritos, claro, pero a veces hay sorpresas. Recuerdo que cuando me enteré de la muerte de Carlos Ezquerra fue en el «ticker» de noticias (la barra en movimiento que sale en la esquina inferior de la pantalla) de ¡el Canal 24 Horas de TVE! En las noticias del Telediario me parece que no (no puedo asegurarlo), pero de que lo mentaron, lo mentaron. Pero ahí ya depende de que el encargado de cultura del medio en cuestión sea fan del cómic como medio, me temo. Si no, ya tal.
Al mundo del cómic lo desprecian hasta sus defensores.
Me acuerdo de cuando Toutain sacó unos monográficos dedicados a grandes dibujantes (Carlos Gimenez, Pepe González, Luis García) y los llamó: «Cuando el cómic es arte» vamos, que el resto del tiempo no es arte.
La batalla de la percepción. Para mucha gente el valor artístico de un comic es nulo por sistema; y para otros solo lo tiene si puedes contar cada pelo y cada poro del personaje, aunque esté horriblemente mal narrado y el guión no tenga por donde cogerlo.
Es una batalla agotadora.
Igual abro la caja de Pandora, pero el término novela gráfica hace más daño que otra cosa.
Pues estoy de acuerdo, porque al final la novela gráfica en su día era es una edición de lujo que en los tiempos que corren de coloreado informático e impresiones de papel más que decente ya no tiene ningún sentido; a estas alturas todos los tebeos se hacen en «formato caro».
Y eso por no hablar de que yo tengo trauma de años de no poder comprar este o el otro tebeo porque se les ocurría sacarlo en formato caro y yo era un crío sin posibles.
Creo que aquí vamos a estar todos de acuerdo. Decía que es abrir la caja de Pandora porque con el término de marras se forman discusiones bizantinas.
Es un término elitista. Que lo use por motivos de marketing un autor o una editorial lo puedo entender (aunque en el caso de los primeros me resulta decepcionante), están intentando vender su producto y ganarse la vida.
Lo que me produce verdadera repulsión es que lo use el lector. Ahí es donde se ven todos los complejos de inferioridad de la gente, el desprecio a un medio que dicen amar y la necesidad de justificarse ante los demás.
Por eso sigo hablando de tebeos y combinándolo con el «socialmente más aceptado» cómics, porque creo que es la mar de necesario. Y no digo historieta porque no lo he usado nunca, como tampoco monitos y demás términos del otro lado del charco; pero claro, no veas como se me ha puesto algún otaku por llamar tebeos a sus mangas…
Porque son unos acomplejados.
Historieta lo uso bastante. Comic y tebeo también.
La novela grafica era además un termino tan abierto en cuanto a contenido y formato que era un «no concepto» La obra más idiota con cualquier formato y extensión podía ser una Novela Gráfica siempre que pareciese más de lujo que los cómics de grapa. Tal vez lo unico importante es que tenía que ser una obra cerrada. Un inicio y un final sin continuaciónes.
Su verdadero razón de ser no era tanto dignificar el medio, como poder meter cómics en librerías y estanterías de centros comerciales sin andar a fijarse en el mes de edición.
Y yo uso normalmente «cómic» yo leí muchos TBO de niño (heredados de mi padre) y por lo tanto, cuando oigo «tebeo» pienso en la revista, no en el medio.
Tampoco llamo «Kleenex a los pañuelos de papel.
Yo sí, que le voy a hacer. Considero que hay marcas que deberían pasar al dominio público precisamente por eso, porque las palabras se inventan con el uso de los hablantes, y por eso términos como aspirina, tebeo o kleenex deberían estar en el diccionario y esta gente pues que tenga que llamar a su marca «kleenex original» o algo así; al final es más fácil decir «nocilla» que «crema de cacao con avellanas». O nutella, si nos ponemos en plan bárbaro.
A mí tampoco me gusta nada esa palabreja. Suena de lo más esnob. Es como decir: le perdonamos que sea gráfica (es decir, que tenga «dibujitos») por que es una «novela», o sea, un relato «serio».
Si es que además de novela normalmente no tiene nada.
Los mismos creadores han aceptado hacer cómics para que sean fáciles de adaptar al cine. Contados como (malas) fotonovelas de películas de género. Y eso es lo que más agota. Tener que buscar los cómics dónde, entre esos malos hábitos que desprecian al medio mucho más que sus detractores, te encuentras con atizbos de ingenio aplicado a la narración.
Y luego los críticos: oh, por Dios, los críticos de cómics son la cosa más horrible que puedes encontrar, dando carta libre a cualquier desastre solo porque tiene un par de escenas con diálogo que les parece intelectual (y detrás tiene el mismo valor informativo que una viñeta de un cómic de Roy Thomas). El crítico de cómics resalta un poco el arte y va directo al contenido de la historia; no a los métodos con que se cuenta, no al lenguaje que utiliza, ya algunos ni siquiera se fijan de que sea una historia con sus partes más básicas (ya algo independiente del medio). No hay análisis de ninguna otra cosa que no sea el contenido; si habla de esto o de lo otro. Nada de como habla sobre esos temas.
Dificil tomar en serio un arte que se dio la espalda a si mismo para volverse una imitación superficial (absoluta y totalmente superficial) de obras que sobresalen por explotar al máximo las posibilidades de su propio medio. Y peor si la gente especializada en él se dedica a no considerarlo un arte y medio en sí mismo
Sí, se habla de Scott McCloud y Will Eisner, pero luego no se da lugar a los Jim Shooter, las Ann Nocenti, las Karen Berger etc. etc. para demostrar que hacer querer al medio hace querer la historia. Se habla de Stan Lee, de Steve Ditko, de Jack Kirby y de Alan Moore, pero puedes con toda la facilidad del mundo señalar como se traicionan todos sus ideales en cada cómic que sale de las dos grandes (y de forma innegable).
Agotado por lo nauseabundo y lo enfurecedor que es verlo suceder una y otra vez, dentro de las murallas de las mismas editoriales de cómics. Y no poder ser indiferente, porque duele, duele saber que esto también significa que mucha gente se queda sin el reconocimiento que se merece cuando se lo merece enormemente mientras otros se precian de ser parte de defenestrar los cómics tirando títulos como Civil War e Identity Crisis (como logros!).
Y sin embargo seguimos teniendo cosas la mar de interesantes en editoriales independientes, Image o Panel Syndicate, las que se han torcido más han sido Marvel y DC. Creo que ahora mismo tenemos unos autores tremendos, el problema seguramente sea nuestro por estar pidiéndole peras a un olmo que ya hace mucho que está podrido.
Soy muy mainstream-centrico, en parte porque es lo que más he leído y en parte porque es el mainstream y quieras que no importa en una discusión que va por como se percibe el cómic.
Y porque las independientes siguen sin solucionar el problema de que Claremont, Byrne, Giffen/DeMatteis/Maguire, Geroge Pérez (por solo mencionar algunos de los ’80) se van a quedar sin su reconocimiento y la «crítica especializada» va a hacerse lo menos enterada posible de que un cómic es un medio y arte en sí mismos y no una conjunción de olmos de los que de alguna forma salen peras.
Ni mainstream ni puñetas, te gustan los cómics que te gustan y punto. A estas alturas de la película, que alguien te venga con que el Spiderman de Ditko es mainstream solo por el hecho de que es Spiderman y es de Marvel y blablabla, es para pegarle con el omnibus en todos los dientes. No es mainstream, no se lo ha leído casi nadie de los que leen cómics hoy en día. El Spiderman de Bendis es el mainstream, ése es el que si que se han leído todos los youtubers esos que no tienen ni idea!
Lo de mainstream-centrico era para explicar que en mi comentario ignoré a Image, Panel Syndicate o TKO.
Lo que intentaba decir era eso; el bajón que significa el que la imagen de los cómics para los que leen cómics hoy en día sea el Spiderman de Bendis o las cosas de Hickman.
Y que la crítica sea toda flojísima. De la buena crítica sales habiendo aprendido algo. Algo que con la critica de cómics me pasa aquí y en el abandonado sitio de Jim Shooter (xD). A lo mejor exagero un poco, pero casi que parece que es así.
Ojo con el blog de Shooter, porque él cuenta una cosa, Byrne otra, Claremont otra, Priest otra y así… Llegó un momento en el que para contar un incidente concreto tenías que contar la misma historia desde el punto de vista de cinco personas y los únicos puntos en común eran los cómics publicados, y para eso… Pues como que prefiero hablar de los tebeos y que les zurzan.
Esa lección la aprendí justamente contrastando a Shooter con Priest y Peter David (y no sé si DeMatteis también). Pero bueno, abajo de todas las batallitas, algo de como se cuentan historias en cómics hay (más de lo que puedes encontrar en un blog de Brevoort o una columna de Quesada, digo yo, aunque los dos son mucho de decir una cosa y hacer la otra).
Paea mucha gente el lenguaje del cómic aun es algo por descubrir.
Que se le va a hacer.
Toutain solo quería vender sus tebeos aunque fuera a costa de todos los demás, sus propios autores incluidos.
Bueno, lo de la «legitimación» del cómic en unos países y en otros no es algo muy gracioso; mientras que en otros países se publicaban en formatos de lujo carísimos, en otros se publicaban en el peor papel posible tirados de precio. Esto hizo que la percepción en algunos sitios fuera la de «obra artística» más basada en lo visual que lo literario y en otros se vieran como una suerte de opio del pueblo mal escrito y mal dibujado. Y el sambenito este nos duró hasta bien entrados los ochenta, cuando las ferias de cómic pasaron de ser trabajadores del medio buscando trabajo a fans buscando a esos trabajadores para que les firmaran su colección entera. Por no hablar de que muchos de los lectores de los 70/80 crecieron y empezaron a meterse en las altas esferas de la cultura, legitimando el cómic allá por donde iban y haciendo una labor que no está pagada; por supuesto seguiremos teniendo a mamarrachos diciendo estupideces a diestra y siniestra, pero esos son los típicos opinadores que, «como todo el mundo», son expertos en arte, política y fútbol.
El problema viene de que esos sabihondos cuando piensan en cómics solo recuerdan el TBO, Carpanta y Mortadelo y Filemón, que «claro», era solo lectura para críos (aunque luego se dieron cuenta de su crítica social disimulada). Porque un adulto, se supone, solo lee Guerra y Paz.
Como lector de cómics de toda la vida y mucho de supers en particular mi superopinión acerca de ¿es el cómic arte? es ¿Y que cojones más da?
La única verdad para mi es que me la suda como si llevará puesto un condón de lana como lo perciba tanto el gran público como la elite cultural si el cómic es arte, artesanía, cultura pop, entretenimiento para niños o para adultos infantilizados, mezcla de todo o nada de lo anterior.
Y lo anterior lo digo por que a veces la gente que somos aficionados al medio tenemos mucho complejo de inferioridad.(y a la reacción con la frase de la Comisaría me remito) y parece que aún necesitamos que papa, mama y resto de adultos nos den el visto bueno a nuestros hobbies.
Las viñetas de las que nos enamoramos de crios y que con los años no nos han hecho perder el sentido de la maravilla no se hicieron para ser expuestas en la pared de un museo, las sacamos de un kiosko de barrio y está perfecto que así sea. Disfrútalo y deja de pensar en que piensan los demás y buscar su aprobación.
Y cambiando de tema, porque al final lo anterior no sé si viene siquiera a cuento de algo, este es el primer comentario que os hago ya que he descubierto hace muy poco, vuestra página de la que ya he leído unos pocos artículos y seguiré a ratos con el resto, que viendo el tiempo que lleváis me llevará años, pero bueno, que lo visto está de p*** madre. Así que saludos cordiales de un nuevo lector.
Pues bienvenido a los comentarios y gracias por leernos!
Yo por lo menos cuando hablo del cómic como arte -que creo que es la primera vez que tratamos el tema en diez años, porque a estas alturas el que el cómic es arte es de perogrullo- lo hablo desde el punto de vista de alguien al que le interesa la creación artística, la forma en la que se hace un cómic, cómo está construido, qué se hace y qué se puede hacer con él. Y me parece bien que haya exposiciones de originales y artist editions, no para que haya especuladores y mamarrachos, si no para que se pueda ver como Jack Kirby realmente no usaba la goma de borrar para nada o la de veces que tal o cual autor usaba tipex para casi todo.
A vosotros por escribir y dar pie a las conversaciones.
A mí como a ti también me parece de perogrullo, además es que me encanta la intrahistoria del cómic, desde que alguien aparece con una idea, las ayudas e injerencias de otros autores o editores en el medio y de cómo estás alteran el producto a ¿mejor o peor? hasta que acaba en el punto de venta con su forma final (vamos que me encantan las anécdotas relacionadas con Jim Shooter y cia) pero no creo que nuestra reacción al no ver reconocida nuestra afcción el nivel de otras artes más clásicas deba ser la de la indignación y cabrearnos por que, por ejemplo, en el suplemento cultural de algún diario de tirada nacional un articulista le de por ningunear al cómic dejándolo como entretenimiento para crios. Pues vale, él mismo.
Como si hablando de música “jebi” alguien me dice “eg que lo que escuchas es ruido”, pues dice más de las limitaciones de quien hace el reproche que sobre mi propio nivel cultural, yo me encojo de hombros y digo “tu mismo”. Pero si yo en vez de pasar del tema digo que los discos de Metallica juegan en la misma liga que los conciertos para piano de Mozart y que es indignante que a estás alturas aún no hayan hecho gira pasando por el teatro Real, el Palacio de la Zarzuela o en el auditorio nacional… ¿que diría esa respuesta de mi? , yo si fuera así por la vida diría de mi mismo que soy cuanto menos un poco snob o/y acomplejado. O por decirlo de forma más prosaica, ¿no seria yo en ese caso el que fuera un poco gilipollas a pesar de estar contestando a otra gilipollez?
Lo del Teatro Real abre un melón que ya entra en la esfera política, porque puede que cada medio o tendencia tenga su propia esfera, pero no nos vendría mal también subvencionar otros espacios menos convencionales. Que se subvenciona la zarzuela y me parece bien aunque yo de zarzuela ni jota, pero luego veo que se subvenciona la Diez Minutos y a Carlos Giménez no, y me dan los siete males.
No, si visto asi desde luego, pero bueno, aqui la cultura no se subvenciona por interes cultural sino para sacar reditos politicos. Si por mi fuera los centros culturales o museos no tendrian nombres de infantas o reinas sino de Ibañez, o Uderzo o Claremont
Yo no sé casi nada de arte, ni de cultura, por lo que este comentario es el que mejor comprendo y al que mas me adhiero. A mí me gustan los cómics, los llamo así, y no necesito que nadie me dé permiso ni que les ponga etiquetas como «arte secuencial» o «novela gráfica». Anda y que les den.
De eso se trata (opino), pero tanto de no admitir ninguneos de gente que por ajena al medio lo desprecia como de no exaltarlo por nuestro lado. Tratarlo en su medida sin complejos pero sin esnobismos.
¡Totalmente de acuerdo XD! Al final no tiene sentido obsesionarse con que lo que nos gusta tenga aceptación o no.
Es más, lo que ahora son consideradas obras de arte en su momento no se hicieron pensando en que fueran a serlo, o por lo menos sus autores eran conscientes de que en su momento no iban a ser consideradas para tal, y las hicieron igual. El cine mismo no era considerado arte hasta bien entrados los 60 y principios de los 70, y porque se emperraron un ello un grupo de fanáticos del medio (la Nouvelle Vague francesa y demás). Pero la gente no va más al cine porque sea considerado un arte, va al cine porque le atrae, le fascina o le entretiene y punto.
El cómic no es peor que el cine, aunque tiene peor fama (inmerecida). Pero da igual. Los que sabemos valorarlo seguiremos leyéndolo.
Pues exactamente como tu ejemplo del cine. En el Hollywood clásico se daban continuamente de frente dos figuras, el director, con su intención de crear ARTE y dejar SU OBRA para la posteridad y el productor, que lo que quería es gastar poco y recaudar mucho.
Cuando el director solicitaba más dinero y/o tiempo para rodar todo el guión, la solución del productor más de una vez era presentarse en el estudio, agarrar cien paginas por la mitad del libro, arrancarlas y decir “ya tienes tiempo, apáñate con esto” y así , con este productivo dialogo de arte con industria salieron cosas como Casablanca. Y lo anterior no es coña.
Oye, puedo pedir que pongáis algún artículo repasando viejos cómics, aunque sea poniendo a parir a los 4F de Tom de Falco? Lo echo de menos, la verdad.
Pedir puedes, otra cosa es que te hagamos caso… XDDD
A ver, no nos engañemos, aquí hablamos bastante de tebeos viejos, pero cuando hablamos de tebeos viejos nos referimos mucho a la forma en la que estaban hechos, con lo que estos posts «teóricos» en muchas ocasiones están haciendo eso mismo sin tomar un cómic concreto de ejemplo. O por lo menos así lo veo yo, pero no te preocupes que volveremos a hablar de tebeos viejos más pronto que tarde.
Aún estoy esperando un post sobre mi compadre Andrónico Comneno.
Hay algún tebeo viejo sobre Andrónico Comneno?
En su día busqué si había tebeos sobre Constantinopla y no vi nada.
Lo más parecido que se me ocurre es esta maravilla:
https://youtu.be/QRRQQVK6nV8
Ríete tú de La Familia Crece cuando los bizantinos empiezan a envenenarse unos a otros!
Vaya mala fama más inmerecida tienen los bizantinos.
Bueno, hay un cómic en asturiano, la Crónica de Leodegundo, ambientado en el siglo IX, con un capítulo que pasa en Constantinopla, creo.
SIlo hay espero que sea sobre el primer Andrónico, que era un pájaro de cuidado.
Sobre la fuente de Duchamp, cabe señalar como curiosidad que se cree que la idea se le ocurrió realmente a una tal Elsa von Freytag.
La naturaleza o la definición del arte ha sido tema de discusión durante siglos. Yo creo que arte es lo que el conjunto de la sociedad decide que es arte. Y por eso mismo forma parte de una comunicación que las sociedades mantienen consigo mismas. Y, por ende, el arte es reflejo de la sociedad. Ahora bien; eso no quita (más bien al contrario) que las sociedades son manipuladas por todas clase de influencias: en este caso, con intereses mercantilistas, especulativos e ideológicos. Y en un mundo capitalista, si el arte es reflejo de la sociedad, es apropiado (que no justo) que el arte se valore antes como bien de consumo que como otra cosa. De ahí que, para mí, haya valores superiores al arte, sin que el arte deje de ser una cosa maravillosa. Quizás tendríamos que revistar lo que es el arte. O, aún mejor, lo que es nuestra sociedad.
Os dejo con un vídeo de Orson Welles que adoro y viene al tema (ojalá lo hubiera encontrado sin la musiquita moñas). Y no me meto con más cosas del ‘post’ porque me parece chapó.
https://youtu.be/bbliR0obIrY
De pura casualidad lei hoy este artículo y me parecio buena idea añadirlo como colofón al hilo.
Porque ahi se mencionan muchas cosas que se han dicho en los comentarios.
Habla de como la gente que hacía arte antes no tenia pretensiones artísticas; de como la industria cinematográfica deglute la obra; de Ditko y Spiderman; y en definitiva de lo que es crear.
https://elpais.com/cultura/2019/04/05/actualidad/1554473996_786576.html