Hablar del Denny O’Neil guionista sin hablar de su trabajo en Batman es una tarea absolutamente imposible. De su mente y la de sus colaboradores surgieron multitud de ideas y personajes que se han convertido en parte inseparable de los mitos de Batman y su forma de entender a este ha marcado la senda que todos quienes siguieron sus pasos tanto en el cómic como en otros medios (quienes han sabido hacerlo al menos). Y para conmemorar la extensisima influencia que O’Neil ejerció sobre el personaje nada mejor que recordar uno de los momentos cumbre de una larguísima asociación con el personaje que duro medio siglo y gracias a la cual devolvió a uno de los villanos mas míticos de la historia del cómic superheroico a sus raíces.
La relación de O’Neil con Batman tuvo un comienzo un tanto brusco ya que la historia que había escrito para el personaje a finales de los sesenta no encajaba para nada con el tono “camp” que Batman aun arrastraba desde la década de los 50 y que se fortaleció a raíz del éxito de su serie de televisión y por ello Julius Schwartz la guardó durante unos años a la espera de un momento mas propicio. Un momento que llegó a mediados de 1970, cuando autores como John Broome y Carmine Infantino habían comenzado a dejar atrás los aspectos mas tontorrones del personaje para modernizarle a base de recuperar parte de su caracterización pasada.
Eso permitió que aquella historia de O’Neil que en su día no encajaba con el tono de la serie ahora fuese perfecta para el nuevo rumbo que estaba tomando el personaje. Y así es como O’Neil llegó a Batman en el numero 224 de su serie, curiosamente unos meses después de que otra historias escrita posteriormente se convirtiese en su primer cómic de Batman publicado en Detective Comics. En esa historia O’Neil demostró ser un adelantado a su época, ya que antes de que la propia DC decidiese cambiar la dirección que seguía el personaje el ya había intentado ir por ese camino para devolver a Batman a su grandeza.
Una labor de reinvención de personajes que se convirtió en su sello personal y que aplicó a conciencia cuando el éxito de esas primeras historias le permitió unos años mas tarde traer de vuelta al Joker tras una ausencia de varios años. Durante demasiado tiempo el Joker se había convertido en un simple bromista, un villano que robaba bancos y joyerías o que ponía en marcha rocambolescos planes para vengarse de Batman sin que nadie sufriese ninguna consecuencia de importancia, quedando muy atrás aquellos primeros tiempos en los que era un villano al que temer. Pero en 1973 O’Neil, junto con uno de sus principales colaboradores, Neal Adams, decidieron poner remedio a ello y hacer que el Joker dejase atrás esa caracterización blandengue para hacer que fuese una vez mas una fuerza a tener en cuenta.
La premisa de “The Joker’s Five-Way Revenge!” era bastante simple pero tremendamente efectiva. Tras escaparse de la institución mental en la que se encontraba recluido (que unos meses mas tarde O’Neil mostró con un nombre que sin duda resultara familiar, Asilo Arkham) el Joker buscaba vengarse de sus antiguos secuaces ya que les culpaba de haberle traicionado y haber provocado su arresto. Una venganza que el siniestro villano firmó con su inimitable estilo, con un cadáver luciendo una horrible mueca producto de su gas de la risa y la carta de la baraja a la que debe su nombre junto a este.
En ese momento se establece una carrera contra reloj en la que Batman trata de poner a salvo a la antigua banda del Joker antes de que este pueda poner sus manos sobre ellos. Pero mientras que Batman tiene que localizar a cada uno de ellos, el Joker ha dispuesto de tiempo de sobra para planificar su venganza y una y otra vez consigue adelantarse a su adversario mientras sus antiguos matones caen como moscas de formas cada vez mas y mas violentas, dejando claro que este Joker no era el que los lectores de la época conocían, sino algo mucho mas brutal y muy clásico.
Un enfrentamiento que desemboca en un duelo final en el que de nuevo el Joker pone en marcha uno de sus rebuscadisimos planes, pero a diferencia de lo que habían sido estos en las décadas pasadas, el plan del Joker no consistía en una inofensiva broma de la que se podía escapar con algo de ingenio, sino en una retorcida trampa mortal con un tiburón hambriento de por medio con quien el Joker se sentía mas que identificado.
Aquí nos encontramos con un momento que no se si fue intencionado o si fue solo fruto de la casualidad, pero resulta tremendamente curioso y revelador que una de las escenas mas iconicas (y lamentables para los que no soportamos la serie de Adam West) tuviese aquí su peculiar reflejo mostrándonos a un Batman que afortunadamente ya no tenia nada que ver con el de la serie de televisión.
Y de forma nada sorprendente Batman consiguió escapar de esa trampa mortal y atrapar de nuevo al Joker, no sin que antes Neal Adams nos regalase con una de las imágenes mas iconicas de Batman de esas que se quedan grabadas a fuego en la memoria. Con este cómic O’Neil y Adams consiguieron reinventar al Joker para varias generaciones de autores y lectores, devolviéndole a lo que había sido en sus comienzos y convirtiéndole una vez mas en una de las amenazas mas temibles de Batman.
Aunque releyendo de nuevo este cómic también resulta curioso encontrarse con un Batman mas humano, alejado de esa perfección y casi omnipotencia que muchos autores en tiempos mas o menos recientes se han empeñado en otorgarle (sin duda por querer imitar mal al Grant Morrison de la JLA) y que a veces le hace aburrido. En cambio resulta refrescante reencontrarse con este Batman de O’Neil y Adams que no era infalible, que era un héroe muy humano, vulnerable, que mostraba sus emociones y al que era incluso posible sorprender. Un Batman cuya esencia podemos encontrar en las grandes etapas posteriores como las de Steve Englehart y Marshall Rogers, la de John Wagner, Alan Grant y Norm Breyfogle o incluso en menos medida en las de Tom King y James Tynion IV.
Pero es que no en vano Denny O’Neil se ha ganado por derecho propio el ser considerado uno de los pilares fundamentales de la historia de Batman y uno de sus creadores mas influyentes, tanto por como redefinio al personaje y a sus secundarios y enemigos o por las importantisimas aportaciones que realizo a su historia junto con grandísimos colaboradores como Neal Adams o Dick Giordano y entre las que podemos encontrar el Asilo Arkham, R’as y Talia Al Ghul, la Liga de Asesinos, Leslie Thompkins o incluso la famosa droga Veneno que daba su fuerza a Bane y que O’Neil introdujo en una genial historia junto con Jose Luis Garcia Lopez en Legends of Dark Night (también fue el co-creador de Azrael, pero no se lo tengamos en cuenta). Una labor ingente que no fue mas que una pequeña parte de todo lo que aporto al mundo del cómic de superhéroes y que nunca se le agradecerá lo suficiente.
Lo de Azrael. Bueno, hasta los grandes tienen sus tropiezos.
En cuanto a la historia en si, me pregunto como fue que O’Neil se estaba frente a la maquina de escribir, tratando de borrar el estilo camp de los comics de Batman. Recuerdo que Mignola en una entrevista contó que mientras O’Neil fue editor de los titulos de Batman, Mignola dibujo un episodio para Secret Origins (la serie) que bebia mucho de la serie de West y que cuando la leyeron en la sala de escritores de Batman, todos se rieron… menos O’Neil. Naturalmente, la historia no se publicó.
O’Neil describió la serie de Adam West -nadie se acuerda de William Dozier, ¿por qué será?- como un chiste repetido semanalmente que dejó de tener gracia el primer día «mira estos tebeos que leías de niño, ¿a que son ridículos?» y que por eso su éxito no duró más allá de la primera temporada.
Y la verdad, siendo O’Neil… Joder, le entiendo perfectamente. Nosotros nos podemos reir, pero él fue el que se enfrentó a Julius Schwartz y luchar a brazo partido para que el personaje sea lo que es y no el culogordo mamarracho ese.
Éste (y por extensión, el de Englehart, Dini y otros tantos) debería ser el canon del personaje. No el amargado que va de infalible por la vida con planes para todo y que se recrea en su supuesta oscuridad como un adolescente con mucha tontería encima.
Ese empezó con Morrison y su «hombre más peligroso del mundo» y siguió con las nolanadas, pero para entonces O’Neil ya no estaba al cargo e hicieron lo que les dió la gana.
Como con todo DC, vaya.
A Batman y al Joker les cayó como agua de Mayo la llegada de O’Neil. Lo necesitaban.
Yo disfruto también el tono camp y popero. Dan para mucha ironia y son simpáticos. Pero no podia ser que fuesen los únicos. Batman tenía que superar una fase que se había alargado mucho.
Luego podemos hablar de los excesos de ese Batman que se regodea en su oscuridad y su caracter avinagrado y depresivo. Los excesos son malos en los dos sentidos.
Y por cierto. La serie de televisión es buena e inteligente. Un logro . Lo malo es la gente que solo conoce esa imagen de Batman y y se burla de él porque no entiende que es solo una de sus muchas caras.
He buscado la Odisea de Martin Saurí, ya comentaré algo. Una pena no encontrar la biografía de Alejandro Magno.
¡¡Hombre!! Tengo curiosidad. A ver que me dices.
Sobre el de Alejandro Magno, yo lo encontré de casualidad en un rastro. Formaba parte de una coleccion de biografias de personajes históricos que sacó Bruguera en los 70. Sería un milagro que lo encontrases.
Por si te sirve de ayuda para localizarlo.
https://www.amazon.com/Comic-Biografias-numero-09-Alejandro/dp/B00FEK3SBO
En los 80 mejor dicho.
Lo peor es que el «tono camp popero» fue una necesidad del momento, Batman era un cómic de crímenes y los cómics de crímenes estaban terminantemente prohíbidos. Y como para entonces ya habían probado a ver si los marcianos de Superman funcionaban con Batman -porque si los dos llevan capa digo yo que tendrán que funcionar- le endilgaron a Batman hasta al Batmito y la Batfamilia. Anda y que se vayan al cuerno, ¿a alguien se le ocurriría un sombramito y un sombraperro? ¿La Sombrafamilia? Llego a ser yo y me cargo hasta el batmovil, que yo soy el primero al que le gusta el chiste y el cachondeo, pero Batman es y tiene que ser otra cosa.
Porque la Sombra nunca tuvo una versión en cómic que fuese objeto de consumo masivo. Él era criatura del pulp y de las ondas.
Por contra, su alterego en el mundo del cómic, es decir Batman, le superaria en fama y en exposición pública; él sería el que sufriría el comics code y todo lo demás.
Imaginate a la Sombra en manos de Weisinger. ¡¡Imaginatelo con los derechos en la mano!! ¡¡¡La Sombra sabe!!!
Aparte. Yo no me voy a poner a defender todos aquellos cómics absurdos y ridículos, solo afirmo que eran reflejo de una época y que tienen su valor histórico como tal, además de un valor artístico como iconos del surrealismo popero.
Tienen su gracia. Que no quita, que el verdadero merito de crear esos cómics pertenezca a la censura.
SIn Adams y O’Neil no se entiende el Batman actual. De hecho prácticamente reinventaron el personaje y su mundo con historias como ésta. Ya se que se dice que en las primeras historias de Batman allá en los 30 era un oscuro vengador de la noche, enfrentado a sádicos dementes y que O’Neil solo recuperó ese ambiente. Pero para mí fueron esos dos quienes realmente inventaron esa faceta.
Aunque esa historia en concreto hizo mucho bien al Joker, autores posteriores, sobre todo a partir de los 90 (influencia del Silencio de los Corderos y demás) se han olvidado de la vena de gángster del Joker, de su lado cómico, y de su carácter cambiante, y solo se han quedado con lo de psicópata asesino. Con lo cual cada vez que lo sacan parece que tiene que superar su record de matanza. Con lo cual cada vez es más inverosímil que no se lo carguen. No ya Batman, sino cualquier policía quemado. No estoy a favor de la pena de muerte, pero me chirría mucho.
Cada vez que alguien se pregunta por qué Batman no mata al Joker, está demostrando no entender ni a Batman ni al Joker. Porque Batman quiere salvar hasta al Joker, así de simple, y aunque es cierto que cualquier policía cabreado se lo podría cargar, es igual de cierto con cualquier otro supervillano. El problema es la visión que tiene el personal hoy en día del Joker, esa de que es un tio sonado que solo quiere matar gente, lo de «quiere ver el mundo arder» y todo eso. Tu te lees el Joker de los 70 y sí, quiere ver el mundo arder, pero también es un mafioso al que le importa mucho el dinero y el poder, Batman no es su alfa y su omega. Y joder, vaya que si eso no hace al personaje más interesante, permitiéndole poder ser algo que no sea el archienemigo de Batman.
Toda la vida de batman se ha basado en el repudio a un asesinato (el de sus padres). Así que no creo que Batman mate nunca al Joker. Aunque de según que guionista te esperas cualquier cosa.
El Joker puede ser un asesino sanguinario un día, un gangster codicioso otro, un demente de lógica surrealista (como lo del pez sonriente, que creo se inspiró en la historia de O’Neil), el comparsa de Harley Queen, etc. Encasillarlo en un psicokiller es un grave error.
A mi la serie de los 60s, me gusta bastante. Me relajo y río con tanta estupidez. Conversando con adultos que la vieron en su época de niños, comparo sus sensaciones con la serie a las mías viendo Power Rangers en mi infancia. Tramas reiterativas y ridículas a cagar, pero uno siendo infante, se las tomaba en serio, causaban tremendo impacto y fanatismo.
Ahora, Batman no podía quedarse pegado en esa etapa y ahí está el salto que le aporta O´Neil, en romper con esa época para marcar una nueva, basado en los orígenes de la mitología, pero a la vez modernizándola y aprovechando los desarrollos técnico narrativos del comic. Un genio.
Me quedó una duda… Por qué le tienen mala a Jean Paul Valley? Me parece un gran personaje, creado para un contexto específico y que contrasta muy bien a Bruce Wayne, quien demuestra toda su humanidad en dejarle la capa, cometiendo un grave error en su punto más profundo en el pozo. Lamentablemente, cuando Bruce recupera el manto, Valley se va a la mierda, no supieron justificar su existencia (por otro lado, qué buena fue esa mini-etapa con Grayson con la capucha).
Te puedes reír con aquel Batman, desde luego, pero O’Neil de lo que se queja es de que es un Batman de un solo chiste repetido machaconamente y… Joder, es que tiene razón. Podrían haber hecho muchísimo más sobre esa propuesta, podrían haber hecho como Brave & the Bold -la serie de animación- y construir sobre ello, no repetir la misma gracia como un grupo de borrachos repitiendo la misma frase a las 5 de la mañana.
Y Azrael… Buf, yo no sé M’Rabo, pero a mi siempre me pareció que le faltaba un hervor, y apresuraron muchísimo su participación en toda la dinámica de Knightfall. Desde un principio te parece un tarao sonado, no te importa lo que está haciendo y te cabreas con el porque es un usurpador de Batman, con lo que te dan ganas de dejar de leer y esperar a que vuelva Bruce. Y eso es malísimo, porque había una historia y una planificación detrás de todo aquello que se ve mermada por un personaje mediocre excesivamente influenciado por las modas del momento.
Si, bueno. Por ahí no tengo tan claro como fue el desarrollo de La Espada de Azrael (que lo recuerdo como un buen comic… No lo releo de hace unos 10 años, creo) a Knightfall (que disfruté mucho en su tiempo). Este héroe, Azrael, programado como una computadora, bajo una doctrina religiosa, me parecía un personaje interesante, e imagino que la idea de Bruce, era precisamente tener un «soldado» de su lado, que se alejara de la humanidad de los Robins. Quizás rellené vacíos argumentales en mi imaginación. Puede ser también.
De todas formas recuerdo haber disfrutado mucho con su versión de Batman, precisamente porque era pésimo, pero sabía que Bruce tenía que volver en su momento, con un aprendizaje de todo lo sucedido y retomar el manto. Lo esperaba con ansias, leyendo como avanzaba el relato de este «Batman II».
En definitiva, la idea de Azrael/Jean Paul Valley no me parece un error, al contrario, sino una parte importante de la mitología de Batman que no se puede olvidar simplemente, pero si me argumentan que le faltó desarrollo o mejor narración a su arco, no tengo nada en contra de eso.
Wayne le confesó a Nightwing en una ocasión que no le propuso ser Batman en ese momento porque está orgulloso del hombre en que se ha convertido y no quería obligarle a tomar la capa y asumir esa responsabilidad tan terrible. Luego hay que decir que Nightwing fue Batman durante la saga Prodigal y cumplió muy bien.
Ten en cuenta que la intención de Azrael era esa. Ver a un Batman sonao para desear más que vuelva el auténtico Cruzado de la Capa.
Azrael tiene cierto potencial, creo. Pero me da la impresión a veces que ni el mismo O’Neil ha sabido qué hacer con él.
Desde luego la saga tuvo puntos buenos y puntos flojos. Quizá tiene una media superior a la Saga del Clon. Lo peor es que Batman se recupera porque su novia tiene poderes de repente… Y luego ella se queda catatónica y se olvidan de ella para siempre!
También tenéis que tener en cuenta que veníamos de Grant y Breyfogle, de Legends of the Dark Knight y demás subiendo el nivel bastante y de repente nos encontramos con esto, para mi todo aquello fue un bajón. Y más si tenemos en cuenta como lo publicó Zinco, en tomos tremendamente caros con el síndrome otoñal.
Cuando Gruenwald quitó a Rogers de Capitán América para meter al Superpatriota también pillé un buen cabreo.
Grant y Breyfogle fueron grandes grandísimos.
Yo no, yo aquello lo disfruté como un enano porque ví todo el proceso del Capi para renunciar al cargo para luego ir poco a poco retomándolo; los cómics seguían siendo sobre Steve Rogers, y eso era lo importante.
Es que la gran diferencia entre lo del Capitan America o lo de Rhodey como Iron Man con otros casos de reemplazos es que los primeros estaban bien planeados y justificados, el desarrollo fue bueno, no les reemplazaron por el primero que pasaba (que vale, Walker era mas nuevo pero dio tiempo a conocerlo antes de que le dieron el escudo) y sobre todo, el protagonista original no desaparecía sin dejar ni rastro o se convertía en un villano loco de una pagina a otra.
Tendreis que dedicar una saga a ese tema algun dia. Algo como «El original es siempre el mejor». Podriais hablar de esos reemplazos con gancho y de otros hechos con el pompis.
Lo ironico de esa historia es que al final Rogers se da cuenta de que puede ser heroe sin ser el Capi, pero Walkers lo convence de que solo el puede ser un buen Vengador de la Estrella.
Concuerdo, aunque es cierto que le faltó desarrollo a Azrael, aún así l propuesta me parece interesante,
Y no tan infinitamente larga y enredada como la saga del clon.
Lo de Bruce Wayne recuperándose de milagro, es uno de los puntos más bajos… Faltó creatividad y desarrollo ahí.
Cuando vi la serie con 8 años o así me la tomaba muy en serio… Luego me he reído lo mío con el bat-repelente de tiburones y el baile del bat-tutsi. Es parte de su historia, e hizo mucho para que no se cancelara el cómic en los 60.
Muy de acuerdo. El target eran niños y adolescentes, generando un alto fanatismo por Batman y sus personajes en un tiempo breve.
El trabajo de O’Neil y Adams dio paso a la que fuera probablemente la versión más cercana y perecedera del personaje; podría decirse que es una Marvelización bien entendida del personaje pero en realidad va más allá; porque es realmente parte de los trabajos que llevaron a los cómics a la Edad de Bronce que tenía que venir. Es un cambio que iba por entender a los personajes y darles un trasfondo humano y no de marketing. A crear un relato que hiciera a la humanidad de los personajes todos la parte esencial sobre la que basarse al contar historias de aventuras.
Batman parece haber tenido un camino editorial similar al de muchos personajes pero especialmente se me hace similar a Lobezno; un personaje que era una cosa por Wein hasta que Claremont (el hombre que para mi decididamente acaba con la Edad de Plata) y Byrne lo reinventaron por completo al igual que O’Neil y Adams hicieron con Bruce Wayne; una reinvención que aguanto hasta los ’90 cuando ambos personajes se convirtieron en parodias de si mismos que son 90% de las veces más aburridas (ni que hablar mucho menos importantes o trascendentales) de lo que sus autores creen.
Pues yo no veo gran similitud entre Batman y Lobezno más que ser en un periodo determinado los personajes más comerciales de ambas editoriales.
Antes de formar parte de la Segunda Génesis, Lobezno casi no tenía recorrido editorial (¿uno o dos cómics de Hulk?)
Durante algo más de una década -principalmente mientras Claremont estuvo al timón de las series mutantes- Lobezno contó el favor del público, pero entre los profesionales, casi todos los guionistas y dibujantes querían contar una historia de Batman, logrando en muchos casos resultados espectaculares y que forman parte de lo mejor que se ha publicado en el cómic de superhéroes, de Lobezno (aparte de los guionizados por Claremont, con la miniserie Honor incluída) tuvo algunos buenos números en su serie regular (Buscema también con Claremont o Hama y Silvestri) y algún one-shot bien dibujado (Mignola, Davis o Sienkiewicz son muy buenos) pero nada especialmente destacable.
Y mientras Batman siguió siendo uno de los favoritos de los lectores, Lobezno, imitado hasta la saciedad y convertido en un parodia de sí mismo, fue perdiendo popularidad hasta que tuvo una muerte que no le importó a casi nadie.
Bueno, me salió al revés; Lobezno tiene un camino editorial que se parece (es una pálida imitación) a aquel que Batman como personaje tuvo desde que se le comenzó a tratar seriamente (de nuevo) con O’Neil en los ’60 y DC consolidó su universo compartido entre los ’70 y los ’80. La razón por la que los comparé no iba por lo que pensarían quienes fuera que hicieran sus historias ni por la cantidad de historias. Como noto:
Como decía, es muy probable que otros personajes también valgan para la comparativa, pero Lobezno fue el que se me ocurrió señalar (y admito que probablemente sea al único al que le parece interesante) ya que compartían esos 4 puntos, teniendo en cuenta lo otro que decía también sobre ambos autores siendo importantes (de nuevo, en mi opinión personal) para la Edad de Bronce del cómic.
Lamento llegar tarde, pero hay algo que tengo que decir respecto a Dennis O’Neil y su paso por Batman: sin O’Neil, Batman todavía hubiera sido un chiste malo. Muchos dan credito a Frank Miller por salvar a Batman, pero ya era muy tarde por aquel entonces. Todos le deben a Dennis O’Neil su trabajo en Batman. Cogió al Batman del 39, y lo combinó con el de la Silver Age, volviéndole un detective gótico con fuerte honor y moral, y no un bully insufrible y realista que parece más un soldado vestido de negro que un detective.