El cine es un medio que tengo bastante abandonado por aquí por culpa de tanta serie de televisión, cómics y libros. Pero de vez en cuando saco tiempo para ver alguna película de las que me recuerda que debería intentar prestarle un poco mas de atención al cine. Y eso mismo es lo que me sucedió la semana pasada con The Death of Stalin, una comedia negra con mucha mala leche y que tomándose alguna que otra libertad creativa recrea en clave de sátira los acontecimientos que sucedieron a la muerte del dictador Soviético. Y sin mas dilación vamos a entrar en detalle sobre la que sin duda es una de las comedias con las que mas me he reído en mucho tiempo.
Moscu, 1953, tras sufrir un fuerte impacto emocional Joseph Stalin, el Secretario General de la URSS sufre una hemorragia cerebral que le deja paralizado y acaba provocándole la muerte. Un acontecimiento que provoca el pánico, y el alivio, entre sus mas cercanos colaboradores, ya que tras tres décadas controlando la Unión Soviética con mano de hierro ahora se abre el momento de la sucesión. Una sucesión. que provocara una guerra no declarada entre todos ellos a base de conspiraciones y puñaladas pro la espalda con el único objetivo de hacerse con el poder o al menos de controlar a quien lo haga y que amenaza con no dejar títere con cabeza…
Tras el visionado de la película es difícil no preguntarse como de lejos de la realidad se encuentra esta película, probablemente mucho mas de lo que cabria pensar en un principio aunque seguramente dicha realidad fue cualquier cosa menos objeto de risa. Y ese es sin duda uno de los mayores logros de la película, agarrar un acontecimiento histórico muy real y en base a exagerar un poco dichos acontecimientos, las personalidades de sus protagonistas y añadir toques de humor muy negro aquí y allá convertir ese pedacito de historia en una comedia de enredos de las que no se olvidan fácilmente.
Una comedia que desde un principio me recordó muchísimo a una serie de televisivo británica que me encantó en su momento y que también jugaba a la sátira política, The Thick of It, un parecido mas que casual como pude comprobar al darme cuenta de que el director y co-guionista de esta película, Armando Iannucci, era el mismo que también había escrito y dirigido In the Loop, la película basada en la ya mencionada serie. Y Iannucci repite aquí todos los aciertos que tuvo en aquella divertida película y recordándome de paso lo mucho que me gusta este genero de la sátira política, lo mucho que me sigue jodiendo que cancelasen The Brink (que no era suya pero si del mismo estilo) y que un día de estos tengo que verme Yes Minister y Veep.
Pero aunque el talento detrás de las cámaras de Iannucci se nota y mucho, no podemos ni debemos negarle el merito a ese reparto de autentico lujo con el que cuenta la película. Y aunque no hay un solo actor fuera de lugar, todos hacen un trabajo magnifico y entre ellos se encuentra gente de la talla del ex Monty Python Michael Palin o ese Jason Isaacs que hace un papel pequeño pero memorable, los tres actores principales brillan tanto aquí que casi eclipsan al resto de sus compañeros. Por un lado tenemos a Simon Russell Beale dando vida al despiadado y repulsivo Beria (irreconocible para los que aun recordamos al encantador Mr Lyle de Penny Dreadfull), al gran Steve Buscemi como el maquiavelico Khrushchev y a Jeffrey Tambor como al pusilánime de Malenkov. Tres enormes actores que bordan sus papeles y que consiguen hacernos soltar una carcajada detrás de otra pese a las dramáticas y a veces terroríficas situaciones que representan en pantalla.
Resumiendo, que estamos ante una de esas comedias que no dejan a nadie indiferente y de las que nos vendría bien que hubiese mas de ellas por el mundo (yo mataría por una serie precuela que siguiese toda la etapa de Stalin en el poder desde el punto de vista de sus acojonados colaboradores) Eso si, ahora siento una enorme curiosidad por leerme el cómic en el que se basa la misma (La Mort de Staline, de Thierry Robin y Fabien Nury) aunque me cuesta creer que pueda alcanzar las cotas a las que ha llegado esta película.
Lo has hecho al revés que yo, que no me he visto la peli pero sí he leído el tebeo, pero creo poder decirte (después de tu opinión sobre la peli) que el tebeo no desmerece lo que has visto en pantalla. Para mí uno de los mejores tebeos que he leído nunca, con esa vena de sátira cruel que apuntas en la peli. A ver si me la veo pronto para poder juzgar con más conocimiento de causa.
Mira que le dije que se los pasaba yo, pero no, que el hombre con nocturnidad y alevosía tenía que sacar el post antes de leerse el cómic!
LA ACTUALIDAD MANDA!
A veces M’Rabo se merece los latigazos.
Lo que se merece es EL PALO DE ENSEÑAR!
Yo voy a ver si me lo leo este fin de semana con calma, si Diógenes me deja…
Ya os habréis dado cuenta que a mi esto de la historia me mola, y la muerte de Stalin es uno de esos episodios fascinantes; alguno cree que Stalin murió en su cama plácidamente, pero en realidad lo que ocurrió es que todo el mundo que tenía a su alrededor lo temía y lo detestaba tanto que cuando le dió el jamacuco lo dejarón morir. Estuvo horas y horas sin atención médica, con todos sus subordinados entrando y saliendo de la habitación en la que estaba postrado. Uno solo puede imaginarse el horror de verse encerrado en tu propio cuerpo y que vaya pasando delante de ti toda la gente que conocías diciendo que te odia, que te detesta y que ojalá te pudras en el infierno.
Y un dia seras tu el que me vea maldecirte!
¿No se pasó dos días tirado en el suelo, porque nadie se atrevía a entrar en sus aposentos por miedo?
No hay nada más absurdo en la Historia que los dictadores, se pasan la vida queriendo mostrarse intocables hasta que el tiempo los toca.
Aquí tuvimos a Franco, con otro final lamentable que el cine supo transformar en unas cuantas comedias absurdas.
Mención especial para Espérame en el cielo.
Fue algo en plan «no hay cojones de entrar sin permiso» y claro, así estuvo el hombre tirado hasta que a alguien se le ocurrió entrar. Lo curioso es que poco debía de trabajar el hombre si siendo jefe de estado podía pasarse horas y horas encerrado en su despacho sin comunicarse con nadie del exterior, hasta el empresario más cutre vendedor de mecheros pirata hace más llamadas en una tarde de las que parece que recibió Stalin.
Vamos, que yo creo que es lo de siempre, que nadie le quería.
Por eso me encantaria ver una serie con el tono de esta pelicula ambientada en cualquier dictadura y protagonizada por la gente de abajo, los funcionarios de menor rango que tienen que lidiar con toda esta gente.
La peli es genial y me reí hasta llorar.
El cómic es un gran trabajo, pero es una tragedia. Eso es importante resaltarlo. Ianucci ha sacado una comedia negra de un comic de realismo histórico sin ni gota de humor (pero sin faltarle el respeto al trabajo de Robin y Nury).