Normalmente por aquí cuando recomendamos una serie, película, comic, lo que sea, no solemos repetir esa recomendación (somos más de repetir criticas) pero hay veces que algo con lo que hemos disfrutado nos gusta tanto que sentimos que es necesario recomendarlo de nuevo por si alguien aun no se había enterado. Y eso es exactamente lo que me ha sucedido esta semana con el regreso de Penny Dreadful, serie que esta semana ha estrenado su tercera temporada con un episodio tan potente que necesito hablar de ella de nuevo.
Si, lo se, en ese impresionante póster pone 1 de Mayo y aun estamos en Abril… ¡Magia!
Tras el trágico desenlace de la pasada temporada, el grupo de antihéroes que habían arriesgado sus vidas una y otra vez enfrentándose a todo tipo de amenazas demoníacas se ha desbandado por completo. Derrotados, completamente desesperanzados y habiendo perdido la fe en sí mismos y en poderes superiores, se han esparcido a lo largo y ancho del mundo ahogándose en su autocompasión y sintiéndose culpables por hechos que estaban mas allá de su control. Pero las fuerzas del mal no descansan y amenazan de nuevo a toda a existencia, siendo lo único que se interpone ante ellas es este grupo de de peculiares personajes que tendrán que dejar de autocompadecerse y ponerse en pie una vez más si quieren evitar que el mundo se convierta en un infierno.
La mansión Murray representa a la perfeccion el estado de este peculiar grupo
Resulta curioso como una serie que cuando se estreno no me apetecía lo mas mínimo ver y a la que solo le di una oportunidad por la insistencia de Diógenes se haya convertido en una de mis series de televisión favoritas de los últimos años. Pero es que esta combinación de drama victoriano, horror clásico, pulp lo tiene todo para gustarme. Después de todo es la misma exitosa formula que Alan Moore y Kevin O’Neill utilizaron para el fantástico mundo de su League of Extraordinary Gentleman y del que John Logan, creador de Penny Dreadful, se ha declarado admirador y ha citado como una de sus fuentes de inspiración. Pero pese a partir de las mismas fuentes, jugar con los mismos elementos y tener inevitables similitudes, esta serie ha sabido diferenciarse lo suficiente como para tener personalidad propia, algo que es debido sobre todo a un grandísimo reparto.
Aunque a estas alturas de la serie en esta foto sobra y falta gente…
Es imposible hablar de Penny Dreadful sin mencionar el impresionante trabajo de Eva Green, (bueno, para ser más exactos, Penny Dreadful ES Eva Green) quien en el comienzo de esta nueva temporada nos ofrece un aspecto de Miss Vanessa Ives que hasta ahora no habíamos visto, el de una mujer completamente derrotada. Casi duele ver a esta mujer, quien pese a todas sus tragedias personales siempre había sido capaz de mantener una actitud de esperanza, optimismo y generosidad, tan absolutamente vencida y que tras haber perdido la fe tanto en Dios como en si misma se revuelca literalmente en la autocompasión. Y todo esto lo transmite Eva Green de una forma tan perfecta y sutil, con un manejo de la expresión y el lenguaje corporal, que casi cuesta creer que estemos ante la misma mujer.
Vanessa cree que ya no le queda nada por lo que valga la pena seguir viviendo
Pero si Vanessa ha perdido la fe y la esperanza, esta sigue viva en la forma de uno de los mejores y más entrañables secundarios, Ferdinand Lyle (Simon Russell Beale). Este historiador homosexual que pese a tener motivo de sobra para ser un pesimista, tanto por los problemas que debía acarrear ser gay en el siglo XIX como por las fuerzas sobrenaturales que han amenazado su vida, sigue siendo uno de los personajes más vitales de la serie y cuyo optimismo y ganas de vivir vuelven a ser una vez más un elemento vital en la serie. Algo que sin duda Sir Malcom Murray (Timothy Dalton) e Ethan Chandler (Josh Hartnett) van a necesitar si quieren salir de los respectivos “pozos» en los que han caído.
Y el miedo que siento por el cada vez que aparece en pantalla…
También hay que destacar la evolución de Calibán/John Clare (Rory Kinnear) quien sigue siendo incapaz de encontrar su lugar en este mundo en el que nunca pidió renacer y que hace que la pregunta sobre quien es realmente el monstruo, si creación o creador, es más complicada de responder que nunca. Un creador, Víctor Frankenstein (Harry Treadaway) que se encuentra también en su momento más bajo, destruido tanto por sus experiencias con las fuerzas malignas a las que se enfrento junto con el grupo de Vanessa como por sus pecados cometidos contra la naturaleza y la amenaza que suponen sus propias creaciones.
Condenados a entenderse o a destruirse el uno al otro
Pero Víctor esta vez no se enfrentara solo a su tragedia, y un viejo amigo tratara de ayudarle a corregir sus acciones, unas muy nobles intenciones que tan solo con escuchar su nombre sabemos que difícilmente acabaran bien. Y este es alguien que se añade a la lista de nuevos personajes introducidos en esta tercera temporada, varios de ellos viejos conocidos a los aficionados a la literatura fantástica clásica, y que prometen aumentar el gran interés que de por sí ya tenía la serie. Un grupo de nuevos personajes entre quienes más destaca precisamente aquel al que aun no hemos podido ver, pero que con una simple frase ha sido capaz de provocarme escalofríos.
Como en el terror clásico, muchas veces da mas miedo lo que no podemos ver
Así que si alguien aun no le había dado una oportunidad a esta grandísima serie ya está tardando en hacerlo, porque se está perdiendo una de las mejores producciones del momento y que nadie amante del género fantástico debería dejar de ver. Y si, no he mencionado a Dorian Grey no solo porque no aparece en este primer episodio, sino porque ni se le echa nada de menos y tres temporadas después aun sigo preguntándome que hace en esta serie.