Por aquí he hablado a menudo de lo mucho que estoy disfrutando con la línea Absolute de DC Comics, o al menos con buena parte de sus títulos. Pero uno con el que me ha costado conectar es con el de Batman, en el que, pese a que Scott Snyder hace lo que probablemente sea su mejor trabajo con el personaje, no termina de conectar conmigo. Pero esta semana se ha publicado el primer anual de la serie, cuya historia principal corre a cargo de Daniel Warren Johnson, y aquí sí que he conectado a la perfección con el personaje, y sin querer menospreciar a Snyder, que parece un tipo majo, este es el Absolute Batman que yo esperaba.

Antes de continuar, quiero comentar unas declaraciones del propio Daniel Warren Johnson al respecto de su trabajo en este cómic que nos dejan más que claras sus intenciones, pese a que estas no podrían ser más evidentes. Básicamente afirma que no se considera un narrador sutil, pero sí que es alguien muy cabreado y que esa rabia la quiso plasmar en esta historia, y eso es algo que nadie puede poner en duda tras leer este cómic. Aquí nos encontramos con una historia ambientada un poco antes del primer número de la serie regular, antes de que Batman se enfrentase a los monstruos que asolan Gotham y enfrentándose en su lugar a unos enemigos incómodamente reales a los que Johnson ha sacado directamente de nuestra actualidad.

Unos enemigos a los que encuentra accidentalmente cuando está comprando armamento no letal para su cruzada particular y se encuentra con los estragos del capitalismo, con el esqueleto de lo que debía ser un gran proyecto industrial, pero cuyos inversores abandonaron sin terminar, dejando detrás un montón de promesas rotas y un campamento de gente sin ningún recurso que acudieron allí con la promesa de un brillante futuro y fueron abandonados. Una visión que, para Bruce Wayne, es un recordatorio de lo tremendamente injusta que es la sociedad (la suya de ficción y la nuestra), pero que para otros inspira sentimientos muy diferentes.

Y aquí es donde realidad y ficción se entremezclan y Johnson deja salir esa rabia que muchos sentimos al ver las noticias que nos llegan de todas partes, pero especialmente de su país, con malnacidos azuzando la justa indignación que sienten muchas personas, pero dirigiéndola contra inocentes tan hundidos en la miseria o más que ellos, y cuyo único “crimen” consiste en hablar un idioma diferente o tener otro color de piel. De esa forma, nos encontramos con la misma obscenidad del supremacismo blanco que nos encontramos día a día en las noticias, en las calles o incluso en las instituciones, con matones armados dispuestos a acabar con quien consideren diferente y con quienes traten de protegerles mientras las autoridades de vez en cuando miran hacia otro lado.

Algo ante lo que Batman no piensa cruzarse de brazos, y en cuanto descubre que esos descerebrados pretenden asaltar el campamento, roba todo el equipo que quería comprar y se planta allí para dejarles claro que no va a consentirlo. Y, teniendo en cuenta a qué extremos están llegando las cosas en muchas partes del mundo, es de agradecer que alguien como Daniel Warren Johnson aproveche la oportunidad que le confiere el trabajar con uno de los personajes de ficción más populares para mostrar un mensaje inequívoco de que a estas cosas hay que plantarles cara, quizás no con los métodos de Batman, pero hay que hacer algo.

Y aquí Johnson no se corta un pelo a la hora de reflejar en su historia lo que está sucediendo en el mundo real, no solo describiendo cómo, además de los racistas de toda la vida, estos grupúsculos se aprovechan de personas débiles y cabreadas que buscan a quién culpar de sus problemas, y de cómo demasiado a menudo hay gente así incluso dentro de las fuerzas de la ley. Porque no es casualidad que aquí nos muestre de una forma tan directa a policías cubriendo sus caras con pasamontañas, buscando hacer daño a gente que solo buscaba tener una vida mejor, como si fuesen esos agentes de ICE a los que estamos hartos de ver en las noticias abusando de su poder un día tras otro.

Desde luego, este cómic ha debido ser muy catártico para Johnson; para mí, al menos, lo ha sido, con este Absolute Batman que, en manos de un autor como este, con un estilo narrativo y visual tan dado a los extremos y los excesos, da gloria verlo. Porque Johnson, a día de hoy, es uno de mis autores favoritos a la hora de mostrar la acción y la violencia, con un estilo muy cinético y explosivo, en el que su habilidad para la exageración, que tanto le debe al manga, es perfecta a la hora de retratar historias como esta. Porque si esta versión de Batman, cuando la dibuja Nick Dragotta, ya es una bestia, en manos de Johnson es prácticamente una fuerza de la naturaleza, destrozando a sus adversarios como si fuese un huracán, sin dejar nada en pie a su paso.

Pero aunque no me cabe duda de que Johnson se lo ha debido pasar bien poniendo a Batman en esta situación, no se ha olvidado de que, aunque se trate de su versión Absolute (de ese universo corrompido por Darkseid), Batman es Batman y hay ciertas líneas que no debería cruzar. Y aquí nos muestran cómo este Batman llegó a marcarse la línea de no matar a sus enemigos, gracias a un sacerdote, viejo conocido de Thomas Wayne, que además de tratar de ayudar a quienes lo han perdido todo también trata de intentar llegar a la conciencia de estos supremacistas blancos con la esperanza de que nadie está perdido del todo. Un planteamiento quizás demasiado optimista, pero que consigue hacerle recordar a Bruce lo que su padre deseaba que fuese, llevándole a ser ese Batman que conocimos en el primer número de su serie y que no mata, pero no tiene reparos a la hora de romper huesos.

Con cómics como este queda más que claro que la línea Absolute ha sido un gran acierto editorial, pero dejando eso a un lado, de lo que de verdad me alegro es de que contemos con autores como Daniel Warren Johnson, que no es solo un gran escritor y dibujante, sino también alguien muy comprometido que no tiene reparos a la hora de denunciar los problemas de la sociedad a los que nos estamos enfrentando en todo el mundo, pese a que aquí lo único que pueda es intentar despertar alguna conciencia con su trabajo.

Un superhéroe que trata a los supremacistas como a ellos les gustaría tratar a los demás siempre es algo que me gusta ver. Hace poco leí la última miniserie de Nighthawk de Marvel (que originalmente era un clon de Batman) y había una situación parecida, da blancos cabreados pagándolo con lo que menos culpa tienen. Nunca verás a esa gente yendo a buscar al inversor que arruinó el barrio a darle una somanta (tampoco es que defienda esa conducta).
no he leído nada de Absolute pero creo que tendré que hacerlo.
La presencia del cura redentor trae a la memoria un personaje que creo algo olvidado como parte del mito fundacional de Batman: Leslie Thompkins, la mujer que ayuda al pequeño Bruce nada más ocurrir la muerte de sus padres.
En Batman War against Crime de Alex Ross también se plantea la situación de un bario de gotham muy afectado por una crisis económico. Allí Bruce Wayne muestra que es capaz de hacer más bien que Batman, pues decide poner en marcha una factoría para generar empleo (aunque apenas dé beneficio), porque es lo que la gente necesita.
Viendo como esta el patio en estados unidos deberían sacar alguna miniserie del castigador, pacificador o vigilante enfrentados a grupos de esos.
De Absolute ahora mismo para mi las mejores series son Wonder Woman y Superman, seguidas muy de cerca por el Detective Marciano, aunque esa es mas «experimental», la de Green Lantern es muy rara, la que menos se parece al concepto clásico, pero a mi me esta gustando bastante, mientras que la de Flash ha sido una pequeña decepción, con un Lemire poco inspirado. Y luego esta la de Batman, que no esta mal, pero me sigue costando conectar con el estilo de Snyder.
Creo que recordar que las sórdidas «hazañas» de Vigilante en los 80 inspiraron imitadores de pacotilla que apalizaban turistas coreanos porque «los japoneses les quitan el trabajo a los americanos honrados» .
Detective Marciano sí he leído algo y debo decir que aparte de interesante es muy atractiva gráficamente.
Wild Dog! El Diablo! Una lanza a favor de los «héroes de barrio».
Era un buen personaje, Leslie Thompkins. Tampoco me extraña su abandono, que al fin y al cabo mataron a Alfred (todos sabemos que volverá, pero es triste que por dramatismo barato prescindan de un personaje así años).
Sin querer ser superficial, en su recientemente finalizada etapa en Transformers ya Johnson mostró a Optimus Prime haciendo varios movimientos de lucha libre. La escena de Batman y el policía me lo recordó.
Bueno, Daniel Warren Johnson pierde el culo desde crío por la lucha libre.
Y una vez más el género del superheroe acude, para mostrar el camino de lo que hay que hacer.
El puñetazo en la cara de Hitler en la primera portada del Capitán America.
Pero el mensaje, más allá de la hostia en la cara; es: «Responde, contesta, porque si no, se creen que tienen razón» Es una obligación moral.
pero que este universo absoluto no es más que pura maldad en cada espacio sub atómico de todo ser vivo? cómo puede haber un cura que sienta misericordia?!? entonces si el mal no es absoluto…. este universo tan absoluto no es 🤗
soberbio numero y soberbio analisis…soberbios madrz….