A finales de los 80 yo no tenía ni idea de cómo eran los videojuegos fuera de las máquinas recreativas, porque en una casa decente solo entran tebeos. Y claro, yo la llené tan pronto de tebeos que mi santa madre no tardó mucho en soltar aquello de «vas a tener que salir tú de casa para que entren tus tebeos». Aquello era una exageración, claro, y durante los años siguientes entraron muchos más tebeos, muchísimos más. Y habré perdido muchas cosas, pero tebeos… Sólo recuerdo uno, y la verdad es que tampoco merecía mucho la pena. Pero videojuegos… Un par; proporcionalmente son muchos más que los tebeos, y su perdida sigue doliendo. Aun así, repito, a finales de los 80 para mi los videojuegos eran solo lo que había en recreativas, con lo que el concepto de «aventura gráfica» me sonaba tan arcano como la gente que se pone a hablar LLM avanzados y cosas así. Eso sí, a partir de 1990 empecé a oir hablar mucho de Monkey Island…

La primera vez que vi una aventura gráfica no fue en una pantalla, si no en una revista. Veía aquellos gráficos que se te caían los ojos al suelo, nada que ver con lo que se veía en consola, y me preguntaba cómo se podría jugar a eso. Lo que es peor, en la revista un lector preguntaba como conseguir un arenque, y le contestaban que tenía que abrir la puerta de la pared derecha de la cocina tras la que estaba una gaviota comiéndose el arenque que queríamos conseguir, por lo que debíamos pisar la tabla sobre la que estaba posada la gaviota y eso la lanzaría por los aires un rato, por lo que había que ir pisándola varias veces hasta que la gaviota estuviera en el aire el tiempo y la distancia suficientes para acercarse al arenque y llevárselo. No entendía absolutamente nada, ¿éso como se hace con un mando de Supernintendo? Quiero decir, ahí hay tantas acciones entre abrir la puerta, pisar la tabla, coger el arenque, espantar la gaviota… Y sí, no solo no hacían falta los seis botones de la Supernintendo, bastaba con uno. En un ratón. Tardé un tiempo en jugar a Monkey Island, pero debo reconocer que mi entrada en las aventuras gráficas fue por la puerta grande; aquel juego no solo era sensacional, con una localización tan buena que ríete tu del Metal Gear Solid, ¡es que era la primera vez que veía que un juego que tenía seis años era tan bueno! Entendedme, en aquellos años todo juego con diez años o más se consideraba «abandonware», una reliquia casi injugable. Había gente que eramos un poco piraos de la emulación y las recreativas antediluvianas (1986, en este caso), pero en aquel momento la emulación estaba en pañales y para nosotros era navidad cada vez que conseguíamos jugar a aquella recreativa que vimos de críos y no tuvimos cinco duros para jugar. Pero si tu le ponías un Kung Fu Master a cualquiera en 1996, casi que te lo tiraban a la cara. Con Monkey Island eso no pasaba.

Y éso que estábamos hablando de gráficos VGA pelados, 640 x 480 maravillosos píxeles que desde luego palidecían ante la potencia gráfica de un Broken Sword, un Discworld o las aventuras digitalizadas de Sierra con sus videos en movimiento, pero… Monkey Island era especial, el absurdo del niño diciendo «Me llamo Guybrush Threepwood y quiero ser pirata» y la respuesta del vigía «Pues a mi me pareces más un inspector de hacienda» atrapaban a cualquiera. Una traducción muy libre, sí, pero efectiva. La gente se enamoraba rápidamente de aquel idiota, y me cuesta recordar a una sola persona a la que no le guste Monkey Island… Aunque ahora que lo pienso, seguramente a M’Rabo no le guste, lo del sentido del humor siempre fue su gran asignatura pendiente. Aun así, el problema de Monkey Island es que, aunque los haya que digan que prefieren otras aventuras gráficas como El Día del Tentáculo, el problema es que tu empiezas por el Monkey, sigues por el 2… Y absolutamente cualquier otra aventura gráfica te parece peor. Tendrá cosas más bonitas, mejorará la interfaz y lo que quieras, pero no hay un guión tan bueno, unos puzzles tan bien hechos y una historia más redonda que la de The Secret of Monkey Island y su secuela. El segundo juego, aunque se podría juzgar hasta mejor que el original, sigue sin ser tan redondo como el original, tan directo. La historia es más simple, menos enrevesada, pero aun así funciona a la perfección y va presentando personajes como una ametralladora sin que en ningún momento te sientas como si te estuvieran dando la paliza; con muchos videojuegos modernos la tentación de darle al botón para terminar rápido un diálogo siempre está ahí, pero con Monkey Island nunca.

Y antes de que alguien diga la palabra maldita que justifica ésto, que nos hable de ese moho de la memoria, esa oscura envidia de uno mismo que es el opio de los tristesm, una droga alucinógena que te hunde a la vez que te alivia y te hace sonreír mientras te clava en la espalda sus pretéritos perfectos e imperfectos llamada nostalgia, os diré que… No, la definición no es mía si no de Benjamín Prado (y la suscribo por completo) y que en el caso de Monkey Island no es nostalgia, simplemente ninguna de las continuaciones me ha provocado la misma sensación con una excepción: Return to Monkey Island. Fue un juegazo, fue mi reencuentro con Guybrush -aunque el diseño artístico reconozco que no era perfecto, ¡como se echa de menos a Steve Purcell!- y de verdad, me encantó su mensaje final sobre lo de bañarse dos veces en el mismo río y esas cosas. Monkey Island tiene ya treinta y cinco años, se acerca peligrosamente a los 40 y… El mundo es mejor porque existe Guybrush Threepwood. Gracias Ron, gracias Dave, gracias a todos los demás. Viva Monkey Island.

y viva el pollo de goma con polea!!!!
Viva! No salga de casa sin él!
Somos viejunos.😈
Vamos a dejarlo en rodados!
El videojuego eterno. Porque da igual los años que pasen. No envejece. El equivalente en su campo al ajedrez.
Sobre tomarse el humor en serio. Es el mecanismo de Leslie Nielsen soltando frases estrambóticas totalmente en serio.
La desconexión entre el entorno y el discurso.
Ahora sospecho que Nielsen en el fondo interpretaba a un Asperger, alguien que está incapacitado para ver el entorno social, pero que actúa y habla seriamente desconectado de todo; ignorante del caos y del absurdo que se genera a su alrededor.
Al lío. Que Monkey Island lo tenía todo. El videojuego que nos hacía estar atento a cada pixel, que nos complacía en leer todos los diálogos absurdos. Con un arte maravilloso, y conceptualmente inalcanzable aún hoy.
Rompedor hasta en su sistema de antipiratería, paradójico en un juego de piratas. O no.
Nielsen lo empezó a hacer en Aterriza como puedas, en la que curiosamente los Zucker-Abrams pidieron a Elmer Bernstein la banda sonora más épica que pudiera hacer; la única forma de que el público se riera de verdad era al ver el contraste entre la película que se tomaba demasiado en serio y los personajes y situaciones absurdas que se iban dando en ella; en realidad, habían visto cómo funcionaban las películas de desastres y lo absurdamente dramáticas que eran, y a través de ese exceso de drama empezaron a crear la película; Nielsen fue un casting hecho precisamente con esa idea en mente, meter a un actor que sólo había hecho papeles serios a hacer el idiota.
Es lo que digo siempre, los mejores actores son los que saben hacer comedia.
Sería tremendo que a MRabo le guste cualquier serie malucha de Disney pero no le guste Monkey Island
Pues está muy calladito…
Porque no me suelo leer tus artículos!!
Mejor, así no molestas!
A mi las únicas series de Disney que me han gustado son las buenas, así que no se a cuales te estarás refiriendo. Y en cuanto a los Monkey Island he jugado a los dos primeros y varias veces, aunque no son el tipo de juego que mejor se me da.
No se te da bien porque tienes que pensar los puzzles! Y PENSAR TE DUELE!!!
No puedo avanzar disparando!
Todo el mundo debería jugar a Monkey Island, aunque no le gusten los videojuegos.
Yo compré el semi-reciente Thimbleweed Park, el regreso de Ron Gilbert a las aventuras gráficas y la antesala a Return to Monkey Island. Y lo compŕe en físico, porque venía con una nota firmada por el propio Gilbert en la que te perdona por haber pirateado Monkey Island en el pasado.
Y por cierto, mucho se habla de la Marcha Imperial, el tema de Darth Vader, pero el tema de Lechuck… ¿qué?
«Gráficos VGA pelados»

Si lo hubieras jugado con gráficos CGA de 4 colores en un Amstrad Pc1512, sin disco duro y disquette de 5 1/4 como yo ( y más de una vez!) no denostarías de esa forma los gráficos VGA, que eran para privilegiados.
Yo devoré y jugué ( y acabé) toda aventura gráfica que cayó en mis manos ( que fueron muchas), reinvidicar que Ron Gilbert (sí, el del Monkey island) creó Thimbleweed Park en el 2017, una aventura gráfica old school tremendamente buena y divertida, llena de guiños a Twin peaks, Expediente X…
Recomendada 500%
Yo en casa de un amigo jugué con un 1512 que tenía un monitor monocromo, que ordenador yo no tuve hasta bastante después… Y aun así pues oye, el Monkey con PC Speaker era la mar de apañado, seguramente una de las mejores bandas sonoras que tuvo el cacharrito del demonio!
Con ese ordenador jugué a todos los grandes juegos de esa época, hasta que ya no podía con otros ( como el Monkey 2) y tuve que pillarme un pentium, empezaba la época de los clones.