Las Gárgolas vuelan de nuevo y en compañía de los 4 Fantásticos

Entre tantos eventos de los que prefiero mantenerme alejado y series embarcadas en sus largas sagas que prometen ponerlo todo patas arriba, esta semana se ha publicado uno de esos cómics que, en cierto modo, me ha hecho sentir como en el pasado. Un especial que consiste simplemente en una historia divertida y autoconclusiva que ni forma parte de una épica saga ni pretende serlo, sino que se limita a mostrarnos a héroes enfrentados a villanos al estilo más clásico. Unos héroes que nunca pensé que cruzarían sus caminos y que, gracias a los crossovers entre universos de ficción (ambos propiedad de Disney), nos permiten disfrutar del encuentro entre los 4 Fantásticos y las Gárgolas a cargo del mismísimo creador de estas últimas, Greg Weisman.

Diablo lleva siglos buscando la fórmula que le proporcione la inmortalidad, un sueño que muchos han codiciado y que en el presente están dispuestos a colaborar con él a cambio de compartir el fruto de su alquimia. Pero el ingrediente que le falta para ello, y que siempre ha escapado de su alcance, es la sangre de una Gárgola, seres casi extintos imposibles de localizar. Pero ahora, en Manhattan, el hechizo que mantenía convertidos en piedra a un clan de estos seres se ha roto, ¡y estos viven de nuevo! Y, por suerte para ellos, no estarán solos en su lucha contra Diablo, ya que los héroes más fantásticos de Nueva York se unirán a ellos.

No puedo negarlo, Gárgolas me encantaba, una de esas series que pillé en los tiempos en los que los estrenos se daban por sorpresa en televisión sin que tuviésemos ninguna información previa, y que me volvió loco por los temas que trataba y por el tono de la misma, uno que no presuponía que la animación era cosa de niños muy pequeños y poco espabilados. Allí se entremezclaban homenajes a distintas obras de Shakespeare, a la mitología de múltiples países, e incluso al cómic de superhéroes, elementos que le valieron convertirse en una serie de culto que treinta años después de su estreno (no, eso no puede estar bien, he debido calcular mal) sigue siendo no solo recordada con mucho cariño, sino que no ha envejecido nada mal.

Que buena sigue siendo esta intro

Por ello, le tenía muchas ganas a este crossover, ya que iba a estar escrito nada menos que por Greg Weisman, el creador de las Gárgolas y también de las series animadas de The Spectacular Spiderman y Young Justice, y que no es alguien ajeno al cómic, habiendo escrito desde la serie del Capitán Atom en los ochenta (a medias con Cary Bates) a adaptaciones de las propias Gárgolas y aquella muy recomendable serie de Kanan Jarrus (el de Star Wars Rebels), en la que muchos descubrimos a Pepe Larraz. Y este, junto con el dibujante mexicano Enid Balám, quien ha ido alternando sus trabajos para los mercados francobelga, británico y estadounidense, ahora le ha dado nueva vida a las Gárgolas.

Y, como decía al principio, una de las cosas que me ha gustado de este especial es que recuerda a uno de esos cómics de los 70/80, como si estuviésemos leyendo la serie regular de alguno de estos grupos de personajes, tuviesen un pequeño crossover con el otro grupo y siguiesen sus caminos por separado, apuntando incluso a relaciones pasadas que nunca habían existido antes de este especial. De esta forma, nos encontramos aquí con las Gárgolas más o menos al final de su serie, cuando su existencia ya es públicamente conocida, que los 4F ya han oído hablar de ellos pese a que nunca se habían cruzado, y lo que más divertido me ha parecido, la rivalidad existente entre Tony Stark y David Xanatos, en sus facetas de empresarios y en la de ir por ahí embutidos en sofisticadas armaduras.

Porque queda claro prácticamente desde el comienzo que estamos ante un cómic que no tiene más pretensiones que entretener y que tanto el público como los autores se lo pasen bien. Y esto último es algo que se aprecia muchísimo a medida que vemos qué cameos ha escogido Weisman para que se dejen caer por esta historia, ya que nos encontramos con que Diablo ha contratado a la Gárgola Gris para que desate el caos convirtiendo a inocentes transeúntes en piedra (como les sucede a las Gárgolas cuando sale el sol), que tenía prisionero a Isaac Christians, la Gárgola, y que este acaba formando equipo con el clan de Goliath, e incluso aparece el Hombre Dragón, controlado una vez más por Diablo y que, pese a no ser una Gárgola, no se puede negar que lo parece.

Un encuentro al que da vida gráficamente Enid Balám, uno de esos autores que nunca ha estado demasiado en una serie como para hacerse recordar, pero cuyo trabajo sin duda nos hemos encontrado alguna vez en el pasado reciente. Y, aunque aquí el acabado en alguna página que otra no es todo lo perfecto que podría ser, Balám consigue aunar el estilo animado de la serie original con el de los cómics de superhéroes, siendo el resultado que ninguno de los personajes parezca fuera de lugar pero sin perder su identidad. Y además se maneja muy bien a la hora de dar emoción a las múltiples escenas de acción que salpican este especial, que no son pocas.

Con todos estos elementos, Weisman y Balám construyen un cómic muy retro que deja con muy buen sabor de boca, pero que tristemente sabe a muy poco, y ahí es donde reside mi única crítica al mismo. Y es que este cómic no tendría que haber sido un especial de treinta páginas, sino al menos una miniserie de dos o tres números mínimo. El limitado espacio provoca que muchos elementos de la historia resulten un tanto apresurados, a lo que si sumamos la cantidad de personajes implicados, hay que añadirle que no se puedan desarrollar adecuadamente las relaciones entre ambos grupos, siendo algunos de estos encuentros algo fugaces.

Así que, aunque ha sabido a poco, espero que este especial sirva de recordatorio de que se pueden hacer cómics autoconclusivos, satisfactorios y divertidos, y más autores y editores tomen nota de ello. Pese a lo cual, espero que volvamos a ver a las Gárgolas pasearse por el Universo Marvel encontrándose con más héroes y villanos, y que en esa ocasión lo hagan en un formato más extenso, que estamos ante unos personajes que merece mucho la pena recuperar.