Acabamos hoy (y estuve tentado de partirlo en tres) con mis impresiones sin spoilers de lo que me ha parecido la nueva película de Superman. Unas impresiones que difícilmente podrían ser mas positivas incluso con los pequeños puntos que no me han convencido del todo. Pero es que como ya decía ayer esta no ha sido solo la película que esperaba, sino la que necesitaba. Asi que sin mas preámbulos, que ya he escrito bastante, vamos a seguir con el análisis.

Ayer comentaba que era una pena lo poco que habíamos podido ver al Clark Kent que el mundo conoce, la mascara que se pone para que nadie sospecha de el, pero, por suerte, sí contamos con la presencia de ese Clark real y, obviamente, la de Superman, con un David Corensweet más perfecto en el papel de lo que me había atrevido a esperar. Aquí nos muestra el lado más humano del personaje (después de todo, es lo que es, aunque no sea terrestre), algo que la película recalca a cada momento: no es un dios o un mesías, es solo un hombre decente que se esfuerza en hacer siempre lo correcto. Corensweet lo borda al mostrarnos las facetas más vulnerables del personaje, cómo es alguien que tiene dudas, que se equivoca, que se enfada y que, por encima de todo, siempre trata de ver lo mejor en los demás, aunque sea algo complicado a veces.

Y en ese punto es, para mí, donde mejor funciona la película, porque en todo momento he sentido que estaba viendo a Superman, al Superman al que llevo leyendo más décadas de las que quiero reconocer y que aúna aquí sus principales características de los distintos enfoques por los que ha pasado a lo largo de los años. Antes decía que me recordaba mucho al Superman primigenio, y es que este Superman posee lo mejor del que crearon Jerry Siegel y Joe Shuster hace casi noventa años, aquella proactividad e incapacidad de quedarse de brazos cruzados cuando ve una injusticia. Cualquiera que haya leído aquellos cómics (que son bastante recomendables) reconocerá a aquel Superman que se plantaba en medio de una guerra y la detenía, que no tenía reparos en agarrar criminales o dictadores y dejarles claro que no les iba a permitir seguir actuando así, y que se permitía incluso ser un poco cabrón con estos.

Un aspecto que enlaza con la otra gran cualidad del personaje que Gunn ha sabido transmitir tan bien, ya que, aunque aquí no es el primer superhéroe, sí que se convierte en una especie de faro moral para el resto. A lo largo de la película nos encontramos con esa Justice Gang (que sabemos que acabarán siendo algo más internacional) que poco a poco se van dejando influir cada vez más por la actitud de Superman, por esa incapacidad suya de permanecer impasible cuando sabe que puede hacer algo para ayudar a los demás, importándole más hacer lo correcto que hacer lo legal. Y ahí la película nos muestra tanto lo que necesitaba ese mundo a Superman, como lo muy necesaria que era una película como esta para el género superheroico cinematográfico.

Tampoco quiero olvidarme de otro de los grandes aciertos de esta película: el papelón de Rachel Brosnahan como Lois Lane, quien está genial en todos los aspectos, siendo una de las mejores adaptaciones del personaje. Su Lois es esa periodista atrevida y arriesgada que no duda en jugarse el pellejo para averiguar la verdad o hacer lo correcto, y que es tremendamente incisiva incluso con quienes más le importan, porque su profesionalidad y honestidad son importantísimos. Una actriz que tiene una química increíble con Corensweet (Gunn ya dijo en su día que no estaba haciendo un casting para Clark y Lois, sino para “Clois”), que consigue que nos creamos que realmente son pareja y que sabe transmitir a la perfección ese amor que le profesa, pero que no por ello le mima; es dura con él cuando es necesario, dándole a la relación entre ambos una autenticidad y madurez muy de agradecer.

Y, por supuesto, hay que hablar también de Lex Luthor, a quien Nicholas Hoult convierte aquí en una de las versiones más diabólicas y despiadadas del personaje. De nuevo, este Lex parte principalmente de la versión ochentera de John Byrne, Marv Wolfman, Jerry Ordway: el poderoso empresario acostumbrado a hacer lo que quiere y que odia a Superman con una intensidad que solo había visto antes en los cómics, pero con elementos de otras eras y medios, tanto de la Edad de Plata como de la de Bronce, e incluso de las películas de Donner. Una mezcla bastante equilibrada que nos da a uno de los mejores Luthors que he visto, y que, pese a combinar características de encarnaciones tan diferentes, incluida la de científico loco, Hoult consigue que nos lo creamos en todo momento. Pero lo mejor es ese enfrentamiento final (por ahora) con Superman, que no discurre como podríamos temer en una película de este género, teniendo un desarrollo bastante más interesante de lo que esperaba.

También es necesario hablar de cómo ha enfocado Gunn las influencias que ha recibido Superman de sus diferentes padres, en donde al menos a mí me ha dado una de cal y otra de arena. Por un lado, tenemos a Pa y Ma Kent, a quienes muy acertadamente Gunn ha mantenido con vida, como hizo John Byrne en su día, para que no sean simplemente quienes inculcaron a Superman sus valores, sino que su presencia le sirve tanto para reforzar su humanidad como para servirle de apoyo en los momentos de necesidad. Pruitt Taylor Vince y Neva Howell resultan encantadores y muy auténticos, y aunque salen poco, consiguen que resulte evidente cómo es que su hijo ha salido así. Pero lo mejor para mí fue ese momento en el que Jonathan le recuerda a su hijo que ellos no están ahí para decirle qué hacer, sino que le educaron para que hiciese lo que él considere correcto.

Algo que contrasta con lo que Gunn ha decidido hacer con Jor-El y Lara, ya que nos ha ofrecido una visión muy diferente a la tradicional, y que, aunque puedo entender hasta cierto punto sus intenciones a la hora de plantear este enfoque, personalmente no me ha terminado de convencer. Porque, sin entrar en spoilers, parece que Gunn ha buscado conseguir algo similar a lo que hizo Byrne en su día, dejar de lado esa “obsesión” con Krypton, y que, pese a haber nacido allí, en todo lo realmente importante Superman es humano, es Clark. Pero la forma en la que lo ha planteado espero que sea algo que en el futuro todo eso se recontextualice de alguna forma, ya que por ahora para mí ha sido uno de los escasísimos puntos negros de la película.

Y, cómo no, toca hablar del fuerte y sorprendente mensaje político de la película, que aún me cuesta creer que haya aparecido tal cual en la película. Aquí nos encontramos con que Superman decide intervenir en una guerra en la que interviene el país imaginario de Boravia. Esto es una referencia directísima a una de las historias más antiguas del personaje, “Superman Champions Universal Peace!”, que Jerry Siegel y Joe Shuster realizaron en 1939 para el segundo número de Superman, y en donde este actúa igual que lo hace en la película.

Pero, del mismo modo que en aquella historia Siegel y Shuster parecían querer reflejar a través de aquella guerra civil lo que había sucedido en España unos años antes, Gunn se ha llevado esa premisa hasta nuestro presente para hablar también de una triste realidad. Aquí, en lugar de ser un país dividido por una guerra civil, Boravia es uno de los principales aliados de Estados Unidos, donde sus gentes tienen la piel bastante clara y están invadiendo Jarhanpur, un país vecino, en donde todos parecen pertenecer, por sus rasgos, color de piel e indumentaria, a Oriente Medio, y a quienes están aplastando gracias a su superioridad armamentística.

Sobre el papel podría ser una representación de una guerra cualquiera en la que quienes tienen más poder que sus vecinos abusan de este, pero no hay más que ver la película para darse cuenta de que esto es mucho más. Boravia y Jarhanpur, pese a que la primera recuerda a menudo a Rusia (para disimular, seguramente), parecen un reflejo evidente de Israel y Palestina; el enfrentamiento final que vemos parece calcado de las protestas de hace unos años en la frontera entre Gaza e Israel, el ejército de Boravia no se diferencia demasiado visualmente de la IDF, y por encima de todo, tenemos a su presidente, Vasil Ghurkos, que parece que va a la misma peluquería a la que iba David Ben-Gurión, quien fue el primero en ocupar el cargo de Primer Ministro en Israel. Unos paralelismos demasiado descarados que casi todo el mundo ha interpretado de la misma manera: que si Superman fuese real, estaría protegiendo Palestina e inspirando al mundo a actuar ya para detener el genocidio que se está produciendo allí. Un mensaje tan poderoso y tan inesperado en estos tiempos que corren (aunque afortunadamente cada vez menos) que no me queda otra que admirar a James Gunn por atreverse a contar algo así en una película como esta.

Así que, si bien no ha sido una película perfecta, los problemas que le encuentro son tan menores que no pienso quejarme demasiado, ya que al final este nuevo Superman ha sido no solo todo lo que esperaba, sino muchísimo más. Después de todo, a nivel creativo el nuevo DCU no podría haber tenido mejor carta de presentación, dejándonos claro que aquí todo va a ser posible, sin importar lo absurdo, ridículo o épico que pueda ser, como han sido siempre los cómics de superhéroes, y ese es un enfoque que se agradece muchísimo. Por lo que yo espero con muchísimas ganas ver cómo seguirá desarrollándose este nuevo Universo y ver a qué nuevos y extraños rincones nos llevarán.

👌👏👏👏👏👏🤓🖖
Una cosa rara es que Gunn muestra ser consciente de muchos tropos cansinos del cine de superhéroes moderno, pero aún así eligió que la pelea final fuera contra Bizarro.
Por cierto, ¿saben por qué Luthorcorp y no Lexcorp? Nunca había escuchado que fuera Luthorcorp antes, así que mi primera impresión es que tal vez sea una riqueza heredada, como los billonarios del mundo real.
Siempre lo diré.
El género más político que existe es el superheroico.
Porque el superheroe es alguien que toma la decisión de dedicar toda su vida a una causa. Es alguien que toma la decisión de cambiar el mundo para bien.
No hay nada más político que eso.
En el mundo actual los supervillanos de tebeos más caricaturescos y odiosos que puedan existir, se han hecho reales.
Evidentemente no existe el hombre superintegro con superpoderes. Pero sí existe el ejemplo y la lección que nos dan, de que tenemos la obligación moral de ser la mejor versión de nosotros mismos.
Una vez más, Superman vuelve cuando se le necesita, a enseñar el camino correcto.
Por eso los villanos de la vida real no lo soportan, les deja en evidencia lo miserables que son.
Es un motivo por el que Luthor odia a Superman y JJ Jameson a Spiderman. Se creía grandísimos tipos hasta que apareció alguien mucho mejor que ellos.
Como en las primeras historias de Superman que leí los Kryptonianos ya eran aislacionistas supremacistas, no me choca esa visión. Creo que incluso habla a favor de los Kents y de Clark que supere ese pasado. Hace también a Super menos perfecto. no viene del paraíso: viene de un mundo donde había tendencias tan dañinas como el nuestro.
El que en Metrópolis sean habituales las escenas superheroicas primero me trae a la mente Astro City, una ciudad donde la gente también le encantan esas cosas. Pero luego me doy cuenta que el Universo Marvel/DC también era así hace 30 años. Joder que viejo estoy, y vaya obsesión tengo con astro City.
Antes de verla mire varias reseñas, que comprendo que no deben inflar el hye por esta pelicula se sacaron puntos negativos mas que subjetivos: que si va muy rapido al principio, que si Lois es irritante, que si el chillido de Saiera es ridiculo…..
Yo la he visto y la sensacion que tuve era la de estar viendo un comic. Es como si a James Gunn le hubieran dado un miniserie de Superman, siendo cada acto un numero de dicha historia. Cuando Super sostiene la pata del Kaiu mientras le dice al perro que se vaya, me estaba imagiando los titulos de credito de «dibujado por….., escrito por…., entintacion…., color estudio tal….»
Puede que en el guion haya irregularidades (como la motivacion de Metamorpho, parece que Lex se lo ha puesto a huevo a Super para escapar) o como cambian las opiniones con demasiada facilidad pero en general, esta una pelicula que entretiene (que esa es la idea por encima de todo), gusta a lectores como a profanos y devuelve la ilusion en el viejo gran azul.
In James Gunn we trust!!