Neal Adams, el ogro de la industria: Wizard, The Guide to Comics #14

En octubre de 1992 Neal Adams era casi una figura mitológica, pero en el mercado del cómic de superhéroes su nombre estaba completamente eclipsado por los Lee, McFarlane y demás. Adams había sido el primero en montarse su propia editorial al margen de Marvel y DC, Continuity, la cual no había tenido mucho éxito, en parte y ante todo por la anárquica periodicidad de sus títulos y sus guiones no muy perfectos. Pero Neal Adams seguía siendo el gran referente de la generación de dibujantes de los 70 y principios de los 80 y, aunque sus sucesores de finales de esa última década habían enmascarado su influencia detrás de entintados más cercanos a Marshall Rogers o Michael Golden, el referente seguía siendo Neal Adams.

La entrevista de Wizard hace un pequeño repaso a su trayectoria y habla de Continuity como una editorial más de cómics, ignorando su faceta multimedia y como vivero de dibujantes, y Adams comienza a contarnos que nuevos dibujantes ha conseguido para varias de las series de Continuity que, en buena parte de los casos, nunca saldrán a la venta. Habla de Richard Bennett «en mi opinión es un descubrimiento equivalente a Jim Lee» un dibujante que lo tiene trabajando en varios títulos a la vez de uno de los últimos relanzamientos de toda la línea Continuity. Richard Bennet era en realidad Richard Bennett Lamas, un dibujante uruguayo que no tardaría en darse cuenta de que el cómic era un negocio peligroso y a finales de los 90 se pasaría a la industria del cine, convirtiéndose en director artístico de películas de Nolan, Fincher y alguna cosita de Marvel como Winter Soldier o Avengers: Endgame. Pero antes de todo aquello tendría un breve paso por Continuity como su gran estrella, aprendiendo directamente del maestro -los maestros, que Dan Barry no es moco de pavo precisamente- y luego pasaría a encontrarse lo que había en la Marvel de la Marvelution y la Widlstorm pre venta en títulos como Gen13 o Divine Right. Y sí, por el camino también hizo algo de X-Men…

Bennet y Barry trabajarían juntos en Crazyman, una de las series de Continuity que Adams llevaba publicitando desde los 70 y que no vería la luz del sol hasta los 90, protagonizado una suerte de Hulk que no aumentaba en tamaño pero sí tenía sus poderes en momentos de excitación, adquiriendo la actitud un tanto lunática; para entendernos, un cruce entre Creeper y Hulk. Barry y Bennet trabajarían en el segundo volumen de la serie (el primero fueron tres números a principios de ese mismo año) y la cosa saldría realmente mal, porque el cómic no saldría hasta 1993 y su número cuatro aparecería en 1994… Con los dibujantes sin cobrar un centavo, siendo el caso de Dan Barry el más escandaloso de todos, porque quieras que no era uno de los ídolos de la infancia de Neal Adams y la situación se alargó hasta el punto de que el autor de Flash Gordon tuvo que denunciar esos impagos a la prensa, tras lo que recibió un pago inmediato de Adams… Pero ya era demasiado tarde. El antaño defensor de leyendas de la historia del cómic como Siegel y Shuster se había convertido en el monstruo que combatía, otro editor jeta que maltrataba a los autores. Pero bueno, éso sería después de esta entrevista de Wizard.

Otro de los dibujantes que estaba en la nómina de Adams en aquel momento era Dwayne Turner, que en aquel momento estaba dibujando un relanzamiento de Luke Cage en Marvel -Cage, una especie de versión MTV del personaje que salió muy mal- y que anunciaban como nuevo dibujante del buque insignia de la editorial, Ms Mystic. Turner acabaría haciendo solo dos números de la misma y no tardaría en trabajar más para Marvel en títulos como Wolverine, 2099 Unlimited o, ya en DC, el lanzamiento de Sovereign Seven junto a Chris Claremont, una serie de la que algún día tendré que hablar pero llevo quince años evitándolo. Turner no era un dibujante que tuviera precisamente una imaginación desbordante, y con el cambio de siglo acabaría pasándose también a la industria del cine, trabajando en storyboards para películas como Tron Legacy o videojuegos como Gears of War.
Adams sigue presumiendo de su nueva alineación, mencionando a nuevos y viejos autores como Larry Stroman (que en aquel momento ya está trabajando en Factor X), Rich Buckler o Mike Nasser, que no deja de ser uno de los mayores damnificados de Adams, llegando el roce entre ambos hasta el punto de que Nasser acabaría demandando a Adams por ponerle su nombre a un terrorista árabe en uno de sus cómics, y todo porque Nasser llevaba desde los 70 pidiendo que le reconociera la autoría de Ms Mystic, cosa que Adams se negaba en redondo. Lo que es peor, Continuity había nacido de una suerte de portafolio de personajes inventados que Adams iba vendiendo por las convenciones, y en ése portafolio se le reconocía la autoría; Nasser acabaría perdiendo en los tribunales y Adams acabaría quedándose con el personaje de Ms Mystic por un tecnicismo -había pasado tanto tiempo que el robo había prescrito, sin que el juez tuviera en cuenta que Nasser había tenido que irse a vivir a El Líbano durante diez años y aguantar las bombas de la guerra que se libraba por allí en aquellos años, sin tener un kiosko a mano para ver como Adams había estado publicando Ms Mystic sin acreditarle en absoluto. Al volver a EEUU Nasser no tenía trabajo, con lo que tuvo que aceptar trabajar para Adams y por ahi consiguió escurrirse el editor.

Presume Adams de que sí, que esta vez sí que están consiguiendo mantener la periodicidad, y aunque es cierto que en aquel momento parecía que sí que sus cómics estaban empezando a salir cuando debían, todo aquello fue un espejismo que para cuando se publicó esta entrevista ya se había roto. Se queja Adams de que su máxima es la de mantener la calidad ante todo, y éso te lleva a tener retrasos constantes, pero que ahora tienen el dinero de la explotación en Hollywood de Bucky O’Hare -un personaje de Michael Golden de principios de los 80- y ahora están centradísimos. El dinero de Bucky O’Hare se terminaría rápido, porque más allá de la serie de animación de una temporada, los juguetes de Hasbro y el videojuego de Konami el fenómeno no duró mucho más. Reconoce, eso sí, que desde que es editor y no un simple dibujante independiente es un tipo más «odiado», uno de los «ogros de la industria». Que la gente le echa en cara que luchó por los derechos de los autores y ahora no está dándoles el 90% del beneficio, que es un hipócrita, a lo que él responde que él nunca defendió eso, que lo que el buscaba era un reparto equitativo de los beneficios entre editorial y autores. No nos engañemos, lo que pasó en realidad es que Neal Adams podía ser un dibujante sensacional, un buen sindicalista y, aunque haya ciertas dudas, un buen tipo, pero lo que desde luego no era era un buen empresario. Y éso hace que te conviertas en peor persona, porque con las cosas de comer no se juega…