Hoy me toca compensar un poco algunas de mis carencias como lector prestando atención a un que tendría que haber descubierto hace mucho, El Peregrino de las Estrellas de Carlos Trillo y Enrique Breccia. Un cómic que, gracias a su reciente reedición en nuestro país por parte de Dolmen, por fin he podido leer y descubrir con su lectura aspectos para mí inéditos de un par de autores geniales cuya obra conocía solo superficialmente. Así al mismo tiempo que agradezco el haber llenado un poco más mis conocimientos comiqueros, voy a tratar de no ser el único que descubra este fascinante por un universo lleno de magia y peligros en el que pocas cosas son lo que parecen pero todo es terriblemente familiar al mismo tiempo.
Cuando la tripulación del Peregrino está a punto de amotinarse contra su Capitán, este es salvado en el último momento por algo tan inesperado como imposible, un gigantesco agujero en el mar que parece haber agarrado al buque, atrayéndolo hacia sí y amenazando con tragárselo y a todos quienes se encuentran a bordo. Pero decidido a hundirse con su nave, el Capitán Conrad y sus dos únicos marineros leales se quedan a bordo, prefiriendo una muerte rápida ante ese abismo que la lenta agonía de morir de hambre y de sed en alta mar en un bote a la deriva. Una muerte que no llega, ya que ese abismo les transporta a lo que será la travesía más extraña de sus vidas, surcando el vacío de un universo tan imposible como el regreso a su hogar.
Aunque me gusta jactarme de leer de todo, tengo que reconocer que con el cómic que se hace en Latinoamérica tengo unas lagunas tan enormes como el universo por el que viaja el Peregrino, y eso que en el caso concreto que hoy nos ocupa, el del cómic Argentino, lo conozco un poco más aunque de forma muy superficial. Y es que pese a que conocía algo a sus autores, a Carlos Trillo por haber leído sobre todas sus colaboraciones con Horacio Altuna y a Enrique Breccia algo menos, y sobre todo por ser hijo de su padre el gran Alberto Breccia, no recordaba haber oído hablar de este cómic hasta que se anunció esta reciente reedición.
Y eso que se trata de un cómic que reúne muchos de mis elementos favoritos en la ficción, esa mezcla difusa entre fantasía y ciencia ficción, un punto de realismo mágico y un dibujo excepcional, así que aunque han transcurrido cuarenta y cinco años desde que esta historia debutó en las páginas de la revista Argentina Skorpio, ahora es un momento tan bueno como cualquier otro para descubrir esta obra fascinante a muchos niveles. Y es que estamos ante un cómic que nace en unas circunstancias muy complicadas, en medio de la misma dictadura que asesinó, entre incontables otros, a Héctor Germán Oesterheld, algo que impregna de una forma u otra toda la obra.
Porque aunque un vistazo superficial pueda dar la impresión de que estamos ante un cómic de aventuras fantásticas, Trillo y Breccia fueron en una dirección muy diferente y muchísimo más interesante. Esta particular odisea (en un sentido muy homérico) lleva al Capitán Conrad y a su pequeña y cada vez más pintoresca tripulación, a visitar mundos a cada cual más extraño, en los que lo metafísico, lo filosófico y lo fantástico van de la mano y cuyos habitantes son seres que parecen surgidos de los más increíbles sueños o las más horribles pesadillas. Pero debajo de esa fachada de fantasía nos encontramos con situaciones y temas demasiado terrenales y que no han perdido un ápice de actualidad.
Y es que aunque a lo largo de este peregrinaje sus caminos se cruzan con personajes que buscan descubrir el sentido de la vida o incluso encuentran el amor, también se dejan llevar por la codicia o dan con civilizaciones que descubren la sed de poder y aprenden a obtenerlo por cualquier medio por sangriento que sea, que esperan con resignación su propia destrucción o que son forzados a una vida de esclavitud. Historias en las que no es difícil adivinar un reflejo de lo que estaba sucediendo en Argentina en aquellos años, en las que Trillo, Breccia y los responsables de la revista arriesgaron mucho con sus críticas nada ambiguas a ciertas actitudes que podrían haber acabado con ellos en prisión o en el fondo del mar, y que confieren a esta obra un segundo nivel de lectura más profundo y admirable.
Una obra que aunque se publicó originalmente a todo color, tarea realizada por Cristina Breccia, la hermana de Enrique, nos llega a nosotros en blanco y negro, una decisión motivada porque como se nos explica en un artículo dentro del presente tomo, los limitados métodos de reproducción de la época provocaron que el trabajo de esta no acabase plasmado de la forma más satisfactoria, como podemos comprobar en las páginas que se incluyen a modo de muestra entre los extras.
Pero esto es algo que al comparar ambas versiones incluso se agradece, ya que aquí Enrique Breccia demuestra que además de ser un dibujante excepcional muy detallista y minucioso, es un más que digno heredero de su padre en el manejo del claroscuro, en cómo juega con las sombras, los contrastes y los espacios en negativo para dotar al cómic de una atmósfera irreal que nos sumerge aún más en este peregrinaje y que provoca que nos recreemos admirando cada pequeño detalle de este mágico universo que acaba sabiendo a poco.
Así que del mismo modo que yo he experimentado este descubrimiento tardío del Peregrino de las Estrellas, animo a todos los lectores del blog que desconocieran esta obra le den una oportunidad ahora que Dolmen nos acaba de traer esta reedición de lujo, porque nos encontramos ante dos grandes del cómic como Carlos Trillo y Enrique Breccia en plena forma y con una de esas historias imperecederas que parece que cada día son tan relevantes o más que cuando se publicaron por primera vez.
Alvar Mayor es otro clásico a descubrir. Lo he adquirido hace poco y es una delicatessen
También recuperado por Dolmen. Tenía ya la serie en la edición jíbara de Norma, pero al ver la nueva edición de Dolmen no dudé ni un momento.
Ese es otro que tengo en mi lista de tareas pendientes, y mas ahora tras leer este Peregrino.
Está muy bien. Mejor de dibujo (excepcional) que de guion, pero el guion para mí está también muy bien.
Otros excelentes cómics argentinos que han tenido reedición española en la última década y media o así (que no solo El Eternauta es el cómic argentino … aunque El Eternauta es una obra maestra, coño): Sueños pesados (Alberto «El Viejo» Breccia), Ernie Pike (del malogrado Oesterheld y Hugo Pratt), El último recreo (Carlos Trillo y Horacio Altuna … aunque aquí hago trampa, que creo recordar que este cómic lo hicieron para el mercado español en su día), Charlie Moon (Carlos Trillo & Horacio Altuna …ah, la humanidad, con toda su crudeza y crueldad), Alack Sinner (Carlos Sampayo & José Muñoz), El Bar de Joe (Carlos Sampayo & José Muñoz), Buscavidas (Carlos Trillo & Alberto Breccia), Evaristo (Carlos Sampayo & Francisco Solano López), Mort Cinder (Héctor Oesterheld & Alberto Breccia), Drácula, Dracul, Vlad? Bah…! (Alberto Breccia), Había otra vez…el lado oscuro de los cuentos infantiles (Carlos Trillo & Alberto Breccia), Versiones (Sasturain & Alberto Breccia), Slott Barr (Ricardo Barreiro & Francisco Solano López), Merlín (Robin Wood & Enrique Alcatena), El Ángel (Robin Wood & Eduardo Risso), Un tal Daneri (Carlos Trillo & Alberto Breccia), La gran patraña (Trillo & Mandrafina), Perramus (Juan Sasturain & Alberto Breccia), 155 (Agustín Conotto), Nuevo Mundo (Ricardo Barreiro & Enrique Breccia), Drácula (Robin Wood & Alberti Salinas), Gilgamesh el inmortal (Robin Wood & Lucho Oliveira), Avrack, el señor de los halcones (Ricardo Barreiro & Enrique Breccia), Ciudad (Ricardo Barreiro & Juan Giménez), Los mitos de Cthulhu (Alberto Breccia), El corazón delator y otros relatos de Pie (Alberto Breccia), Nippur de Lagash (Robin Wood y compañía … lamentablemente no completa ni en la edición legal jíbara de ECC ni en la edición pirata), Bárbara (Ricardo Barreiro & Juan Zanotto), Ana e historias tristes (Solano López e hijo), Viajero de gris (Carlos Trillo & Alberto Breccia), La herencia del coronel (Carlos Trillo & Lucas Varela), Fulú (Carlos Trillo & Eduardo Risso), El Sueñero (Enrique Breccia), La guerra del desierto y otras historias coloniales (Enrique Breccia), Informe sobre ciegos (Alberto Breccia adaptando a Ernesto Sabato) y uno de mis favoritos absolutos: As de Pique (Ricardo Barreiro & Juan Giménez). Por supuesto me habré dejado unos cuantos. Pero no está ya mal para que se pongan a buscar reseñas los interesados en profundizar en el rico patrimonio viñetero de esas pampas.
Gran cómic El peregrino de las estrellas. Y gran edición la de Dolmen.
Conocí la obra en su momento por las revistas de Toutain (Ilustración + Cómix Internacional creo que era la revista en la que la seriaban aquí).
Ya por algo Toutain (que sí solía respetar el color) la publicó en su día también en B/N.
Otro serial argentino que va a publicar Dolmen: Parque Chas.
Ese es otro que me apunto.
Argentina tiene una enorme lista de cómics que son metáforas de la opresión del pensamiento y de la libertad.
Añado ejemplos como El eternauta, Las puertitas del señor López, Perramus, Ciudad, o incluso Mafalda.
Tenían motivos de sobra para hacerlas.
Y ahora; con un presidente que gasta dos horas diarias en señalar por las redes sociales a «enemigos de la patria» y a hacer listas de traidores a los que perseguir; se vuelve a tener motivos para enseñar que la democracia es mucho más que hacer votaciones.
La democracia es un modelo de comportamiento y unos usos políticos.
Es un sistema en donde rige el acuerdo de la mayoria, pero se respeta por sistema a las minorias.
Es un sistema, donde hay cosas que aunque el 100% de la población votase en contra de ello, eso no significa que sea correcto. Los derechos humanos o la abolición de la pena de muerte por ejemplo.
Y El peregrino de las estrellas es un magnífico cómic por cierto.
Argentina tiene un serio problema con su presidente Animal Man, el hombre que empatizaba con los perros muertos.
Voy a decir una cosa, que sé que igual me pillo los dedos…pero que me da por pensar.
A esta gente que tanto presume, de querer más a sus perros que a los seres humanos; dándose como un aire de sensibles, o manifestándose como ahítos de falsedad y bla, bla, bla…
¿No sería más bien; que lo que echan de menos en los seres humanos, que sí tienen los perros, es su absoluta dependencia; su entrega al amo y su completa sumisión?
¿Puede ser, que esa gente confunde la lealtad canina con el vasallaje total?
¿Es eso; por lo que al tratar con seres humanos lamentan que no sean como sus perros?
Porque siempre se refieren a SUS perros, no a los perros en general.
Quedaos con el detalle.
Yo por eso suelo preferir decir algo así como que valoro mas la vida de los perros (o la de los animales en general) mas que la de ALGUNAS personas.
Yo también me meto en aguas peligrosas hablando de cierto individuo, pero Hitler amaba tanto a los perros precisamente por su lealtad ciega. Que era lo que pedía a todo el mundo.
Recordar que también hemos tenido al bueno de Enrique Breccia dibujando cosas para la Bonelli (como a nuestros José Ortiz, Manfred Sommer, Alfonso Font,…). Aún hace año y pico se publicó alguna cosa suya nueva para Tex (y aquí este año uno de sus trabajos «antiguos» con el personaje … bueno, creo que ese Texone había sido su primer acercamiento al ranger de la camisa amarilla).
No conozco esa obra pero parece muy atractiva a su estilo onírico.
Sí, incluso si obvias que se pasaban por la serie Corto Maltés y El Eternauta (el tema derechos no les «preocupaba» demasiado), la serie tiene unos valores artísticos propios a tener en cuenta. Y como otras obras argentinas de la década (y el lustro anterior a esa década) un fuerte componente onírico y surrealista.
Para mí que salga Corto Maltés es un atractivo adicional.
La imagen de un velero volando por el límite del mundo me parece muy de las Tierras del Sueño de Lovecraft.
Corto Maltés y El Eternauta salen en Parque Chas, no en El peregrino de las estrellas. El Eternauta también salía en Ciudad (y hacia algún cameo en algún otro cómic que ya no recuerdo).