En la mitología griega, las sirenas eran tres mujeres con cuerpo de ave llamadas Parténope, Ligeia y Leucosia que eran muy aficionadas a embrujar a los marineros con su canto para provocar que perdieran el control de sus embarcaciones y naufragaran. Cuando Ulises resiste el canto de Parténope, la muchacha se lo toma tan a pecho que acaba suicidándose tirándose al mar, supongo que para reunirse con todas sus víctimas. El cuerpo de la bicharraca acabaría siendo llevado por las aguas hasta una playa en la que los lugareños erigieron un templo en su honor y acabaron creando una ciudad en su nombre que hoy en día conocemos como Nápoles. Y por eso no tiene ni pies ni cabeza que en el número 52 de Ghost Rider Parténope y sus hermanas despierten en un sarcófago sellado en una cueva de EEUU, pero yo que sé, así son los tebeos.
Tony Isabella. Howard Mackie. Ya tiene que haberlo pasado mal un personaje para que algunos de sus guionistas más recordados sean almas en pena a los cuales jamás visita Calíope, pero es lo que hay. Ni con Johnny Blaze ni con Danny Ketch, tal vez la mejor serie del personaje sea la que realizaron Felipe Smith y Tradd Moore con Robbie Reyes como protagonista, aunque el hombre no tuviera moto si no coche (una putada para los traductores, pero tanto coches como motos tienen motor por lo que en el fondo todos son motoristas, digo yo). Que personajes como Tormenta o el Doctor Muerte no hayan tenido su serie propia durante tanto tiempo como el Motorista de marras es algo que se escapa por completo a mi entendimiento (aunque visto lo visto, probablemente sea lo mejor), pero qué le vamos a hacer. Doy por hecho que tras semejante introducción arderéis en deseos por saber de qué va este cómic, así que supongo que habrá que ponerse a ello…
El cómic comienza con una introducción muy shooteriana en la que el Motorista se cruza con un convoy militar que lleva un misil nuclear (del proyecto «Cronos») que acabará siendo parte central de la trama, y mientras tanto el guionista Michael Fleisher aprovecha para describir quién es el Motorista Fantasma y por que hace lo que hace con las pintas que lleva, para acabar en una escena en la que Don Perlin nos dibuja al espectro de la carretera transformándose en Johnny Blaze, que manifiesta su intención de apuntarse a una carrera de motos a la que ya está llegando tarde. Y sí, es en ese momento cuando aparecen las dichosas sirenas, empezando por Leucosía, que se acaba de levantar del sarcófago sellado en el que llevaba encerrada miles de años y tiene ganas de hacer el mal (y de vengarse de Cronos, que supuestamente las encerró en una cueva en América).
Portando sus vaporosos vestidos y haciendo gala de su canto excepcional, la sirena embauca a todos los motoristas de la carrera que pasa justo delante de su cueva, ordenando a los rudos moteros destapar los sarcófagos de sus hermanas y así es como consigue que las tres se junten y traten de embelesar también al último de la carrera, ese Johnny Blaze que llegaba tarde y que para evitar el embrujo acaba transformándose en el Motorista Fantasma en vez de ponerse cera en los oidos como un buen héroe griego. Por lo que sea y porque no le apetece pegarse con las Sirenas, el Motorista huye y las deja ahi plantadas, con lo que ellas quedan encantadas de poder hacer el mal a sus anchas. Pronto descubren la existencia del convoy nuclear y dan por hecho que el misil con el nombre de Cronos es de la propiedad de su enemigo ancestral, por lo que deciden lanzarlo sobre una ciudad para destruirla (Alburquerque, adiós Breaking Bad) y manchar el buen nombre de su captor. Por lo que sea, el Motorista Fantasma no acaba de verle la gracia al chiste, por lo que esta vez no escurre el bulto y decide liarse a palos con las sirenas, achicharrándolas y forzándolas a perder el control de sus esclavos, que acaban dando la vuelta al misil y salvando el día. Y sí, todo esto del misil no habría hecho falta si el bueno del Motorista hubiera dado buena cuenta de las mozas mitológicas unas páginas más atrás, pero supongo que Fleisher tenía que rellenar con algo el tebeo.
El cómic acaba con Zarathos -¿se llamaba ya Zarathos o eso vino después?- volviendo a sellar los sarcófagos con las sirenas, con lo que se da por hecho que volverán tarde o temprano si a Jason Aaron o a uno así le apetece. Que de momento no ha sido así, pero estoy convencido de que cualquier día nos hace un multicrossover de 37 entregas llamado Sirens Rising en el que Parténope y sus hermanitas se enfrentan a los Vengadores prehistóricos o alguna mamarrachada parecida. Pero dejándonos de especulaciones y volviendo al tebeo que nos ocupa, no deja de reafirmarme la idea de que la Marvel de aquel momento está en un periodo de transición, con un puñado de series que destacan sobre el resto y marcan el camino a seguir mientras otras parecen enterradas en la mediocridad de los setenta, entendiendo «mediocridad» como el núcleo de series de relleno de la época que pasaron sin pena ni gloria por aquellos años pero que, como siempre, algunas de ellas acabaron siendo la serie favorita de algún chaval y por eso se las recuerda con cariño.
Y hablando de series de relleno que marcharon sin pena ni gloria a lo largo de los setenta, la semana que viene tenemos el número 226 de Fantastic Four, con un apasionante viaje a Japón para enfrentarse con «Samurai Destroyer», sea lo que sea eso. Es la época de Doug Moench y un irreconocible Bill Sienkiewicz, con John Byrne a la vuelta de la esquina, y la serie necesita un lavado de cara como Carpanta un bocata de calamares fritos, y ya veréis como ni siquiera el equipo encargado de hacer maravillas con el Caballero Luna es capaz de sacar adelante el proyecto, porque la serie necesita un ajuste muy fino que pocos autores son capaces de sacar adelante.
Creo que Zarathos es cosa ya del final de la serie con Budiansky al dibujo y Stern y/o DeMatteis a los guiones.
Quizás me estoy engañando (cegado por el trabajo de Mike Ploog, tal vez) pero yo creo que hay un enorme potencial en Johnny Blaze (y Jack Russell: Werelwolf by Night también) que Marvel siempre consigue evitar tocar. Aunque no se puede negar que visualmente el Motorista Fantasma es una pasada creo que tampoco se puede negar que nada se hizo con ello; supongo que por una combinación de las limitaciones del Comics Code y el querer ser una serie de superhéroes al molde de Marvel. Pero más que nada porque erraron al considerar la motocicleta como la parte que distinguía a la serie del resto (cosas de la época y sus Easy Riders y Evel Knievels); si bien creo que la motocicleta en llamas es importante al diseño del personaje, no creo que eso deba ser el aspecto que defina a la serie.
A eso se suma el problema ya mencionado del nivel de los autores más interesados en el personaje (maldito seas, Howard Mackie!).
Al cómic le acaba pasando que nunca encuentra un rumbo propio (je) porque nunca se decide ni se concentra en algún ángulo alrededor de su concepto básico: un pedazo del infierno vagando por la Tierra (son él y Daimon Hellstrom). Algo que es muy propio de creaciones de los ’70 como Ms. Marvel, Spider-Woman, Inhumanos entre otras series que no sabían dar con un concepto sólido que diera identidad a la serie (ya fuera una filosofía, la personalidad de los personajes o un estilo de narrar) más allá de lo visual. De hecho es una gran parte de lo que hace a los ’70 ser lo que son; que se le diera o reconociera una identidad narrativa a una serie no se podía dar por sentado. Marvel da un paso hacia atrás considerando que la idea de distinguir y definir series era algo que la editorial prácticamente perfeccionó en los ’60. Pero también es una cosa que por mi parte empiezo a reclamar (es decir, dar por sentado) de los cómics alrededor de los comienzos de la era Shooter en gran medida por la nueva estabilidad editorial que representa; y eso significa que de ahí en más ya no basta justamente con solo dar una identidad a una serie sino que se necesita que haya una buena combinación de filosofías, personalidad de personajes y estilos de narrar (y todos los otros detalles que hacen buenos a los cómics).
Mark Gruenwald (escritor del Escuadrón Supremo; el Watchmen de los ’80, xD) aparece como editor asistente a Denny O’Neil en este cómic; Gru es el mejor editor de la Marvel de Shooter. Es verdad que es discutible porque tiene mucha competencia; el ya mencionado O’Neil, el trabajo de Louise Simonson y Ann Nocenti es excelente e incluso personalmente creo que Jim Owsley merece ser visto en otra luz. Pero Gruenwald acaba definiendo la imagen que se tiene de esa Marvel de los ’80 al levantar las series que no tenían a Claremont y/o Byrne; es el editor de Los Vengadores de Stern y Buscema con Palmer, es el editor del Thor de Simonson, es el editor del Iron Man de Denny O’Neil, es el editor (y luego sucesor) de JM DeMatteis en Capitán América. Etapas que revolucionan a la vez que dan estabilidad a una parte fundamental del universo compartido de Marvel; cómics excelentes por su cuenta (la solidez de las narrativas es descomunal; la estructura, el tono, la serialización, cuanto detalle se pueda considerar va de bueno a genial) a los que se les suma una genial continuidad (cosa que Gruenwald se conocía de memoria y en increíble detalle pero jamás se ve entorpecer sus cómics). Gru es la inspiración de los agentes de la TVA que tan popular es ahora así como el originador de muchos de los conceptos que ahora mismo se están usando en Capitán América del MCU. Mark Gruenwald era muy grande y es terriblemente añorado.
Yo soy un poco de la misma opinión.
La primera cabecera de Werewolf era algo mejor. Ambos tuvieron además al gran Mike Ploog, lo que ayudaba bastante a arrancar fuerte artísticamente (aunque mi favorito de sus trabajos marvelitas es La Criatura de Frankenstein …y mi cómic favorito suyo la adaptación de Tom Sawyer, que tiene algunas de las planchas más hermosas que he visto en un comic-book). Tanto Russell como Blaze (que lograron aguantar bastante con su primera serie gracias a surfear el revival setentero del terror en cine y cómics, por encima) han sido una constante fuente de promesas insatisfechas (son personajes que con esos mimbres daban para mucho más, aún no siendo la hostia de originales). No solo en profundidad, que artísticamente también pocas veces volvieron a tener nivelazo tras Ploog (el tan poco leído Werewolf noventero de Paul Jenkins, que contó con arte del diestro Manco).
Werewolf by Night simplemente tiene demasiados elementos que parecen dejar la serie al borde de ser excelente (o que podrían ser mucho más divertidos) y sin embargo no lo es: se presenta literalmente como «Diario de un Hombre Lobo» lo que a uno le pone en mente el potencial del aprovechamiento solo de ese mecanismo narrativo (sea un narrador poco fiable, el juego con lo que puede y no puede conocer Jack Russell, la exploración de la psicología del personaje y sus conflictos y crecimiento interno, etc.), viene con una historia y dinámica familiar telenovelesca ofreciendo un melodrama que bien llevado podía ser divertídisimo (mal llevado también podía ser insufrible), la combinación del horror cuasi-gótico con la serie basada en California que es un contraste bastante interesante, y también tiene la búsqueda de la cura con un Jack Russell que es un personaje sin profundidad alguna y algo errático lo que también podía explotarse si se hiciera hincapié en que tiene todo más claro y definido en su forma lupina (y/o se lo usa justamente para hacer crecer a Russell como persona).
Pero la serie no aprovecha ni hace nada de eso. Ni siquiera con Paul Jenkins.
En la creación de la familia y amigos iniciales de Jack Russell colaboró Jean Maxey (primera esposa de Roy Thomas, antes de Danette Maxx Couto).
yo creo que la parte de Danny Kentch es mejor cuando sus enemigos son asesinos, psicopatas, sobre naturales y tenian un corte mas tetrico pero al tratar de tener una linea «vertigo» se fue al caño cosas como Darkhold, Blade y los Nigthstlakers, werewolf incluso trataron de unirlos con venom y caballero lunar perosi tienes razo el comic code disipo alguna historia madura
La portada de Bob Budiansky (y Al Milgrom) es impagable, ja. Lo mejor del cómic.
Este primer volumen del personaje (aunque ya Marvel había tenido un volumen anterior con la cabecera Ghost Rider, pero con el justiciero del Oeste que se hacía pasar por fantasma, que luego cambiaría de nombre un par de veces para evitar confusiones…y que ya había tenido su origen antes todavía, en la Golden Age, con portadas de gente como Frazetta) no era muy allá en calidad (aunque Johnny Blaze se hizo famosete durante unos años gracias a que la serie aprovechó la ola de las series de terror setenteras, aunque apenas se la podía meter en el saco, pese a tanta presencia demoníaca), principalmente de las historias, pues sí empezó con bastante bien pie artísticamente con Mike Ploog (y aún con sustitutos competentes como Tom Sutton y Frank Robbins, vale que estos no eran precisamente fan-favourites), lo que seguramente ayudó a establecer el suficiente público lector base para que la serie aguantase unos añitos (algo que tanto en Marvel como en DC ya en los setenta era bastante raro con los personajes «menores» que no venían ya de los sesenta o antes). Y en los primeros años hubo historias que eran incluso auténticos despropósitos (bueno, las más locas al menos eran entretenidas a su manera …y algún villano bizarro como El Orbe tenía su aquel ya solo por raro…mucho ojo con él ?). Curiosamente la serie fue relativamente popular en España (se sacó incluso una camiseta en aquellos años de poco merchandising, y lo mismo de Shang-Chi), vale que la mayoría acabaron leyéndola a través de retapados (los de Surco se seguían vendiendo durante la primera década de Forum … así que inicialmente en grapa no debió vender demasiado). Lo mejor de la serie fue irónicamente el tramo final (cuando ya se la leían solo cuatro gatos), con Roger Stern y Jean-Marc DeMatteis levantando el interés, y el autor de esta portada, Bob Budiansky, como principal dibujante. Pero la serie siempre fue de segunda fila. Luego vendrían muchos otros Motoristas y Jinetes, pero supongo que generacionalmente me tengo que quedar con el stuntman patillas de Johnny Blaze … además, a pupas gafados como Johnny Blaze, Jack Russell y Bobby Drake, sorprendente, se les acaba pillando cariño.
Ya de Tony Isabella casi mejor ni hablamos (el hombre hacia buenos a los Friedrich).
El estajanovista Moench se adicionaría a los mechas nipones: Red Ronin (Godzilla King of the Monsters) y Shogun Warriors.
Un patinazo lo tiene cualquiera (DeMatteis en Conan, que con él era un bárbaro genérico muy poco Howardiano …para el que también Fleisher escribió, y mucho, sin lograr dar con la tecla), y de patinazos sabía bastante el antropólogo Michael Fleisher (de hecho su carrera fue un patinazo tras la entrevista con The Comics Journal en la que le calificaron de demente …que los demandase y perdiese no ayudó, claro). Bueno, el hombre, aparte de este Ghost Rider (que tras lo de la Espada Salvaje de Conan y Conan el Bárbaro debe de ser lo más leído suyo en España) también escribió para DC al Espectro (con Jim Aparo al dibujo) y a (mi favorita suya:) Jonah Hex.
Jonah Hex es el personaje más memorable de Fleisher.
Sip (y me quedo mejor con el de Albano aún). Incluso Espectro, que es lo suyo que recibió mejores críticas (hasta en algo tan poco dado a alabar cómics de superhéroes como la Historia de los Cómics de Toutain Editor lo ponían bien) me gusta más por la parte de Aparo que por la de Fleisher (que escribía la serie como sí pasase en el mundo real, o Tierra Prima al menos, y el resto de personajes DC fuesen personajes de ficción …al menos Superman aparece referenciado como tal por lo que recuerdo, que tampoco me lo leo desde que lo publicó Planeta …Al que no lo tenga que no cuente con que esto se lo reedite ECC…y, por desgracia, lo de los coleccionables de Eaglemoss se ha acabado).
Aunque puesto a seleccionar me quedé con John Albano y Tony De Zúñiga como mi tándem favorito de Hex.
Puede que Ghost Rider sea el personaje que tiene el peor ratio «número de apariciones» vs. «relevancia en el universo Marvel», quizás empatado con Moon Knight.
Lo de los 4F ¿no era un epílogo a la historia de la serie de «Shogun Warriors»* que había escrito Moench (y donde habían salido los 4F de invitados, por lo visto)?
*Basada en la línea de juguetes que a su vez se basaba en famosos robots gigantes del anime y el tokusatsu televisivo japonés, como Raideen. Pero con su trasfondo reinterpretado y reescrito de cero por Moench, claro.