A estas alturas supongo que no hace falta señalar lo importante que es el genero bélico para Garth Ennis, tanto en sus facetas de autor como en la de lector/espectador. Una faceta esta ultima en la que los cómics que leyó en su infancia le marcaron profundamente, como cualquiera que conozca su obra aunque sea por encima puede dar fe. Por ello no resulta nada sorprendente que el fuese el escogido para encabezar el homenaje que Rebellion realizo el año pasado a dos de sus cabeceras mas importantes de la década de los setenta que marcaron un antes y un después a la hora de hacer cómics, Battle y Action. Un homenaje que vuelve a unir en un especial aquellos dos títulos como ya sucedió hace mas de cuarenta años para que Ennis y un puñado de grandes artistas transmitan a las nuevas generaciones lo especial que fueron aquellas historias.
Pero antes un poco de historia. Battle (Picture Weekly) y Action fueron dos creaciones de Pat Mills para IPC, quien recibió el encargo de John Sanders, por aquel entonces el director editorial de la compañía, de revitalizar las revistas de cómics para chicos que por aquella época no pasaban por su mejor momento ni creativo ni financiero. La misión de Mills era hacer algo radicalmente diferente a lo que los críos podían encontrar en los quioscos, unos cómics que se habían estancado en el pasado y que cada vez atraían menos a los nuevos lectores. Y aunque el resultado a nivel creativo de lo que Mills y compañía fueron capaces de hacer fue increíble, la extrema violencia de las historias provocó que un sector de la opinión publica se pusiese en su contra de una forma tan extrema que la propia editorial decidió cancelar Action y fusionarla con Battle. El resultado, Battle-Action, fue una revista quizás algo menos extrema pero en la que la creatividad de sus autores fue espectacular, apareciendo allí historias inolvidables cuya influencia fue enorme, marcando de forma indeleble a una nueva generación de lectores entre las que se encontraban unos cuantos futuros autores como Garth Ennis.
Por ello este especial que Rebellion publicó el año pasado casi se puede entender como un agradecimiento del propio Ennis a estas revistas que tanto le marcaron en su infancia y a las que de una forma u otra no ha dejado de homenajear a lo largo de toda su carrera. Y para ello aquí ha unido fuerzas con unos cuantos grandes artistas para recuperar a a algunos personajes clásicos de aquellos tiempos. Algunos son viejos conocidos como Johnny Red, personaje al que Ennis y Keith Burns ya relanzaron hace unos años y que aquí vuelven a recuperar para contarnos otra de sus aventuras surcando los cielos y eliminando nazis. A estos se les unen dibujantes de la talla de John Higgins, Mike Dorey, Patrick Goddard, Chris Burnham y P.J. Holden para recuperar personajes que para muchos lectores serán completos desconocidos, como Hellman, Dredger, The Sarge, Crazy Keller o Nina Petrova. Y como sucedió en su día con esta cabecera conjunta, este especial también contiene un poquito de Action en la forma de una historia muy especial dibujada por el añoradisimo Kevin O’Neill en la que nos muestra un pequeño vistazo de lo que pudo ser y no fue.
El especial es un gran muestrario de lo diversas que fueron aquellas cabeceras que tan poco se parecían a lo que ofrecía la competencia, tanto conjuntamente como por separado. Así nos encontramos de nuevo con Johnny Red, aquel piloto británico que se encontró al frente de un escuadrón de pilotos soviéticos combatiendo contra los nazis. The Sarge y Crazy Keller eran algo mas tradicionales, el primero en la linea del cómic bélico clásico y el segundo inspirado en el cine estadounidense, con un protagonista algo menos heroico y mas cínico pero con el corazón en su sitio. Dredger se alejaba del genero bélico para entrar de lleno en el thriller policíaco y de espionaje, protagonizado por un duro agente secreto que hacia parecer a Harry el Sucio un blandengue.
Hellman of the Hammer Force fue un personaje muy polémico en su día ya que se trataba de un cómic protagonizado por un oficial alemán, al mando de una unidad de tanques en la segunda guerra mundial, que trataba de equilibrar la lealtad por su país con su desprecio absoluto hacia sus superiores nazis. Y teniendo en cuenta que la guerra había terminado hacia apenas treinta años los padres y abuelos de muchos de los lectores de esta revista debieron sentirse un poco incómodos ante un cómic así. Un comic cuya influencia es difícil no sentir en aquel As Enemigo que Garth Ennis, Chris Weston y el legendario Russ Heath realizaron hace un par de décadas.
Y como muestra de la diversidad de estas revistas nos encontramos finalmente con Nina Petrova and the Angels of Death, un spin-off de Johnny Red protagonizado por un escuadrón de mujeres pilotos soviéticas dispuestas a hacer pagar a los invasores nazis todas las atrocidades cometidas. Una serie muy adelantada a su época, no había muchas heroínas en las revistas para chicos, que prueba como con estas revistas sus creadores buscaron hacer las cosas de una forma diferente a lo que entonces se consideraba la única forma posible.
Pero sin duda la historia mas especial es la que dibujo el enorme Kevin O’Neill en lo que fue uno de sus últimos trabajos. Aquí el y Ennis nos muestran un vistazo “detrás de las cámaras” contándonos en clave de ficción pero a veces muy cercana a la realidad, las reacciones a aquel polémico ultimo numero de la autentica Action (antes de su mutilado relanzamiento) y del hipotético intento de continuar con aquella historia que provocó el inicio del fin de la misma. Ambos autores hacen aquí gala de su humor mas negro y cafre, masacrando sin piedad las criticas que recibió la historia en su día y llevando a esta hacia una conclusión aun mas brutal y extrema si cabe. Aunque mas divertido aun resultan esos interludios ambientados en “la vida real” en la que asistimos a las reacciones de los responsables de la revista, a quienes nunca vemos pero que a veces resulta demasiado fácil identificar. Pero lo mejor sin duda es poder disfrutar una vez mas del enorme talento del añorado Kevin O’Neill, quien nos demuestra aquí todo lo que le hizo especial con su grotesco y violento estilo que tanto echamos de menos.
Y para variar en esta ocasión si que se trata de un cómic que se puede conseguir por estos lares, ya que Dolmen lo publico a finales del año pasado, por lo que no hay excusas para disfrutar de ese emotivo y violento homenaje. Y quienes se hayan quedado con ganas de mas, como me sucedió a mi, estamos de enhorabuena ya que a este especial le siguió una miniserie de cinco números (que aun esta publicándose) en la que Garth Ennis, acompañado en esta ocasión de otros escritores, entre ellos el legendario John Wagner, han seguido recuperando a todos estos personajes cuya influencia sigue dejándose sentir décadas después. Un testimonio de lo grandes que fueron aquellos cómics que por suerte se han estado recuperando poco a poco, para que podamos disfrutar no solo de homenajes como estos, sino de aquellas historias originales que marcaron una época.
A ver si Dolmen saca los siguientes BattleAction. O lo que se sacó antes de Johnny Red (Ennis). O el Johnny Red clásico (hubo edición de Ponent Mon en castellano, creo que todavía localizable).
Hay mucho material clásico de las dos que debería publicarse, pero el mercado nunca está para esas «alegrías».
🙁
Pues por falta de material no será, porque Rebellion ha ido recuperando bastante de este material en los últimos años, The Sarge, Hellman, Major Eazy, Death Squad, el Mestizo… Lo que no se yo es como funcionara por aquí el comic bélico clásico.
El Mestizo mola, coño (y lo poco que se conoce todavía por acá a Ezquerra y su amplia obra, por los dioses antiguos y modernos …menos todavía si nos salimos de Dredd y sus trabajos para Vértigo…y aquella burrada postapocalíptica de Peregrino).
Con suerte, si esto no ha funcionado muy mal, algo más nos sacará Dolmen (principalmente de lo de Ennis … ojalá caiga también algo de Ezquerra). Además, Cartem pública la acá poco y mal editada pero estupenda La guerra de Charley, dibujada por el gran Joe Colquhoun (el mismo del mentado Johnny Red …o de la acá desconocida Roy of the Rovers, longeva serie futbolera que fue tremendo exitazo en UK).
…. Entre mis dibujantes favoritos británicos todavía Colquhoun y Reg Bunn … También el humorístico Reg Parlett, por acá olvidado hace demasiado, pese a lo publicado que fue en los sesenta, setenta y primerísimos ochenta, con seriales como el loco Cuervo Loco pica, pero poca poco (The Crows), Fantasmas de alquiler (Rent a Ghost), Fantasmín (Harry’s Haunted House), Qué chucho! (Bonehead), las «adaptaciones» de Guillermito y su voraz apetito (Billy Bunter) o mi gran favorita: Barón, el gato pardo y el mayordomo Abelardo (acá ya antes conocida también como Moser, un gato valioso, en la edición de Rollán de Tucán, revista que intentaba ser la equivalencia española de la revista Eagle, poco duró, pese a su calidad, al ser cara para la época …y en el original: Mowser the priceless puss and his enemy James the butler).
Rollán, por cierto, también había publicado el estupendo western Matt Marriott (recuperado por don Manuel Caldas, afortunadamente) y las aventuras del shoolboy Rob Riley (Jesús Blasco)…y efímeramente cosas como Moira, Olac el gladiador, Rolf el vikingo, Texas Jack, Casey y su tropa, las muy locas Galaxus y Doctor Dinamo, Los Liliputienses …o Carlitos Paz (Charlie Peace …vagabundo ladrón y bribón inspirado en sanguinarios hechos reales que nada tenían que ver con lo que nos contaban en su discretito cómic).
Las Brujas de la Noche, escuadrón de pilotos femeninas soviéticas que combatían a los alemanes en desfasados aeroplanos de la anterior Gran Guerra (bastante suicida ya de por sí …y aún para acabar de joder con la parca, para coger por sorpresa a los boches solían atacar en picado con el motor apagado para intentar cogerlos por sorpresa).
Hay algunas personas o eventos de los que me extraña que están pidiendo a gritos que se les haga una película; la semana pasada me enteré de la existencia de Elizabeth «Bessie» Coleman, una aviadora civil estadounidense cuya madre era negra y su padre de ascendencia cheroqui y que se hizo piloto de espectáculos aéreos. Mientras iba leyendo su vida, iba pensando «es que parece la protagonista de un relato de aventuras pulp«. Lástima que tiene un final tráfico (murió a los 34 años, junto a su copiloto, al estrellarse su avión, parece que porque algún pazguato se dejó una llave inglesa dentro del motor).