El último viaje del Démeter es una película que se la pegó en taquilla porque, seguramente, muchos la vieron tan innecesaria como el hacer una trilogía de El Hobbit; ¿por qué hay de dedicar dos horas de película a un capítulo de Drácula, la novela de Bram Stoker, unas notas del cuaderno de bitácora del capitán del barco que lleva al vampiro desde el este de Europa hasta Inglaterra? Todos sabemos como acababa aquella historia, Drácula cumple con su objetivo y llega para aterrorizar las noches londinenses mientras que el Démeter se convierte en un sinónimo de fatalidad, ¿qué necesidad tenemos de ver una película que sabemos de sobra como acaba?
Éso es lo que piensan algunos críticos, y supongo que éso deberían haber pensado de todas las películas sobre el Titanic. Historias como El Terror, seguramente por ser más desconocidas y misteriosas, no se antojaban tan innecesarias, pero hay que reconocer que en este caso estamos hablando de una adaptación de un capítulo de una novela y la fidelidad a la misma suele contarse como un plus, diga lo que diga o hiciera lo que hiciera Stanley Kubrick en adaptaciones como El Resplandor. Si tuviera que resumir esta película en una sola frase, de la forma en la que se venden los guiones a las productoras, la resumiría en «Alien a finales del siglo XIX», y sería un buen punto de partida. El problema es que hacer Alien no es tan fácil como le pueda parecer a alguno, necesita una construcción de personajes sólida que esta película no acaba de realizar. Pero antes de adelantar los acontecimientos, creo que lo mejor será repasar un poco a que historia nos enfrentamos…
Tras una preproducción de casi veinte años, la película se estrenó en EEUU el mes pasado… Y por aquí de momento nada.
Tras una secuencia inicial mostrando el descubrimiento del naufragio del barco, la película nos sitúa en el momento en el que el barco está a punto de zarpar y recluta a última hora a un médico para la tripulación después de que uno de los tripulantes descubriera durante la carga de las mercancías unas cajas con el escudo de Drácula. Si hasta en las películas más verbeneras de la Hammer había un debate entre superstición y razón, en esta la superstición es la que va por delante, y aunque el médico protagonista realiza transfusiones para detener el vampirismo, el marinero que huye aterrado al principio de la película acaba siendo el más espabilado de todos, mientras que al resto se les manda al paredón ya sea por su propia codicia o por buscar los hechos por encima de las creencias. Y es triste, porque la historia del Démeter permitía bastante más juego.
Porque una de los interrogantes que ofrecía el relato original, el porqué Drácula se merienda a toda la tripulación cuando podía haberse estado tranquilito, se resuelve viniendo a decir que se llevó comida para llevar y se le «puso mala». Y de ahi ya justifican que se líe a merendarse a un miembro de la tripulación cada día, pese a que, por lo que yo recuerdo, en el relato original Drácula no se merendaba a nadie en un principio, si no que iba picoteando por aquí y por allá y la gente se levantaba algo cansada, con lo que el capitán llegaba a preguntarse si había una epidemia de anemia o algo parecido. También hay que tener en cuenta que la tripulación original de la novela era mucho más reducida que la de la película, que Drácula también se los acababa merendando, sí, pero al ser muchos menos era comprensible. En este caso te meten polizones y hasta un grumetillo que es el nieto del capitán, encargado de cuidar los animales del barco y de encogernos el corazón cuando le pasan cosas. No, esta película no aprovecha todas las posibilidades del relato original.
Y es que al final, cuando un relato es breve y te deja tantas posibilidades, también te está abriendo posibilidades a fallar. Y si el relato original apenas era un esbozo de la personalidad del capitán del barco y algunos tripulantes, en la película el desarrollo de los mismos tampoco va muy allá, trabajando sobre todo los personajes que se inventan para la ocasión y teniendo como principal problema las motivaciones de Drácula -que tiene hambre, lo sé, pero que va a marinero por noche innecesariamente- que lejos de racionar su comida como bien acaba concluyendo el protagonista, el muy desgraciado no contento con merendárselos también los convierte en vampiros, cosa que bien pensada es bastante contraproducente. Que podría ser que se los dejara para que los remataran los tripulantes o la luz del sol, pero a la vez les da pistas de a qué se están enfrentando y como matarlo. ¿El sol lo mata? De acuerdo, levantemos toda la cubierta del barco y no dejemos que haya un solo resquicio del mismo sin sol; es el desconocimiento del monstruo lo que lo hace terrible y poderoso, pero hasta cuando los personajes tienen ese conocimiento actúan como pollos sin cabeza.
En fin, que sí, que somos fans de Drácula y nos gusta ver y leer sus adaptaciones, pero a la hora de la verdad esta película se ha quedado en eso, en una premisa interesante que no va a ninguna parte. Para colmo de males el final de la misma amenaza secuela, que imagino que funcionaría paralelamente al libro original y que, vistos los resultados en taquilla, no la veremos. Una pena, porque las actuaciones de Liam Cunningham o David Dastmalchian son de lo mejor de la película, pero como seguramente no saldrían en esa continuación, pues lo único que echaré de menos es el Drácula de Javier Botet, pero seguro que le acaban dando otra oportunidad porque este hombre acaba siempre asomando por todos lados, y bien merecido lo tiene.
Quizás habría sido más interesante tomar el viaje del Demeter en «Drácula» solo como fuente de inspiración y narrar, por ejemplo, algo parecido, pero que ocurre en otro barco y con un destino distinto (por ejemplo, Norteamérica, como si se hubiera metido un vampiro en el Mayflower). Con eso habrían podido crear una situación en la que la conducta de los personajes (que Drácula vaya creando otros vampiros, que la tripulación no piense en aprovechar su vulnerabilidad al Sol) quedara más natural (el vampiro quiere crear una colonia vampírica en el Nuevo Mundo, una tormenta tapa la luz del Sol y permite que el vampiro pueda pasearse por la cubierta de día tan campante).
Como bien dices, lo de «Alien», pero en el Siglo XIX y con vampiros en vez de xenomorfos puede ser un excelente punto de partida, pero es que el punto de partida de la propia «Alien» venía a ser «un grupo de camioneros atrapados con un serial killer» y no se limitaba a repetir la plantilla de las pelis de «astronautas con monstruo» de los años 50-60.
Lo de la tormenta permitiendo al vampiro pasearse por la cubierta me recuerda (o creo recordar; a lo mejor me equivoco), que Drácula, en la novela de Stoker, provocó que una neblina acompañara al barco durante su travesía.
Pues lo que comentáis de la peli me resulta muy triste, ya que le tenía ganas.
Y la comparativa con ‘Alien’ (que me parece muy acertada) me recuerda a ‘Drácula 3000’, que es uno de los filmes que más he disfrutado nunca (aunque puedo entender que no es para todo el mundo…). Si el eslogan de ‘Alien’ era «En el espacio nadie puede oír tus gritos», el de ‘Drácula 3000’ es «En el espacio, el sol jamás amanece». Y se quedaron tan anchos…
También provoca la neblina, pero solo al final de la película y de noche. Vamos, que levantando toda la cubierta se lo podrían haber cargado (y ya puestos, permaneciendo juntos, pero éso es un tópico del género que ya está más que aceptado).
Al final lo importante de una película de barco con asesino suelto es que te importen los personajes que mueren, y para eso hay que desarrollarlos, darles valor. Y éso es lo que falla en la película, al margen de que sea sobre Drácula o sepamos como va a acabar todo.
La premisa de «Alien en…» en realidad ha sido explotadísima, pero la perspectiva de hacerla con Drácula era lo que llamaba la atención, porque no deja de ser un mito literario muy atractivo de por sí. Pero en este caso Drácula -y esto no lo he dicho en el post- apenas habla, repite frases como si fuera el Depredador y no tiene ni la mitad de encanto del original porque se han esforzado en que solo sea un bicho, simple y llanamente.
Lo de un vampiro en un Mayflower suena a gran idea; simbolizaría que los colonos traen el mal.
Me subo yo al barco y el Dracula no tiene huevos para asomar.
Dijo el Doctor Extraño!
Estraño no. Soy un chaval muy normal. Y aunque relativamente culto sin doctorado. Pero soy muy machote.
Extraño, no estraño. La madre que me trajo.
Relativamente culto, ya lo has dicho tú!
Todo es relativo !!!
Un desperdicio de talento, vestuario y medios técnicos.
Dos pelis de Drácula que se la pegan. Dos de dos, pleno.
Me pongo el monóculo solo para comentar que en la novela original (y el film del 92) la luz del sol no mata al buen Conde.
Aunque es una criatura nocturna, en la novela hay varias apariciones del Conde por la mañana, tanto en su castillo, donde entra por la mañana a saludar a Harker como en la Londres donde aparece durante el día varias veces.
Lo de la luz del Sol aparece por primera vez en Nosferatu, el film, y luego eso es adaptado en muchas de las peliculas y literatura posterior.
En esta película han debido de basarse en versiones posteriores porque la luz del sol los fulmina en el acto, estallan en llamas y solo dejan un bonito esqueleto.
Pues entonces todo indica que los escritores no se acercaron al material original ni con un palo, y tampoco a la peli de Coppola, donde vemos al buen Conde en pleno día por Londres paseando con sus gafitas redondas de sol, su traje gris y un sombrero de copa bien grande, buscando el encuentro «casual» con Mina.
De hecho lo de que el sol quema a los vampiros és cosa de las peliculas de dècadas posteriores. En la novela el sol solo les quita poder-les, cómo dice Álvaro.
Sip.
Es lo que digo en mi primer comentario.
El concepto del sol matando al Vampiro aparece por primera vez en la película Nosferatu.
Si no recuerdo mal, en la novela original el sol simplemente le cansa y le impide usar sus poderes.
El duelo entre racionalismo y superstición lo ganó hace tiempo la supersticuión, por lo menos en el cine de terror.
Cuando leí Dracula podo después de ver la peli de Cópola, el capítulo del Démeter me pareció el único de terror auténtico de la novela. El diario del capitán pasa de la rutina a la inquietud, luego a la sospecha, y finalmente ya el horror.
El capitán hace registrar la bodega cuando empieza a morir gente, pero no se le ocurre que pueda haber alguien en una caja sellada llena hasta los topes de tierra (de la tumba de Drácula, donde debe dormir cada noche).
Ojo que el capitán nunca ve a Drácula en persona. Lo ven los marineros a medida que los va matando. De hecho uno de ellos baja a la bodega, sube enloquecido y se echa al mar.
Debe tenerse en cuenta que el Drácula de la novela domina el viento y la tempestad, así que nada más dejar Gibraltar toma el mando de la nave y los marineros son solo peleles. Además la luz solar no lo mata, solo le quita los poderes.
Drácula ha ido en barco precisamente para viajar con «provisiones». Como contra totalmente la nave, y no hay radio, no hay riesgo de nada.
Buenos días. Me parece todo muy bien, pero igual habría que prestar más atención a la ortografía. Un saludo.