Recordando a Mordillo [1932-2019]

Esta semana nos ha dejado a los ochenta y seis años de edad Guillermo Mordillo, un autor de cómics del quien debo confesar con vergüenza que hacia mucho tiempo que no pensaba en el pero que al ver su nombre en las noticias, incluso en tan trágicas circunstancias, no he podido evitar una sonrisa agridulce al recordar su trabajo. Así que desde aquí quiero rendirle un pequeño pero merecido homenaje a este autor capaz de hacer algo tan grande con lo mas pequeño, una simple viñeta.

Aunque de padres españoles, Guillermo Mordillo nació y se crió en Buenos Aires y desde muy temprana edad mostró un gran interés y talento por la ilustración. La primera etapa profesional de su vida transcurrió entre estudios de animación, agencias de publicidad y la ilustración. de cuentos infantiles, postales. Una carrera que le llevo de su Argentina natal a Perú, a Estados Unidos, Francia y España. E incluso mirando por encima su curriculum no es difícil apreciar algo común en muchos de sus trabajos, el sintetizar una idea en muy pocas o incluso en una sola imagen, ya fuese en un anuncio, un libro para niños o una postal.

Y ese talento, que con el transcurrir de los años como lector he ido apreciando cada vez mas, de ser capaz de contar toda una historia en un espacio tan reducido, fue uno de los pilares fundamentales de su obra. Mordillo era uno de esos autores con una habilidad prodigiosa para la síntesis, para utilizar el menor espacio posible y transmitir al mismo tiempo tanto. Historias cotidianas, de amor, fantásticas y sobre todo surrealistas. Todo tenia cabida en su repertorio y en todo se desenvolvía con la misma aparente sencillez, siendo incluso capaz de lo imposible, conseguir que incluso algo relacionado con el fútbol me resultase no solo interesante sino divertido.

Un enorme talento para la síntesis venia acompañado ademas por un estilo artístico brillante que a través de la caricatura, el uso del color en todo su esplendor y sus recordados narizones nos hizo pasar mas de un buen rato admirando sus viñetas. Porque pese a que había hecho de la síntesis en el espacio todo un arte, sus viñetas solían ser cualquier cosa menos sencillas. Aunque es cierto que en su obra encontramos numerosas viñetas muy (aparentemente) sencillas, con fondos que son poco mas que unas lineas y un solitario protagonista, creo que no me equivoco al decir que lo mas recordamos la mayoría son sus viñetas multitudinarias. Aquellas en las que incontables personajes se entrecruzaban en un estudiado caos que podía dejarnos atrapados analizando las esperpenticas acciones de cada uno.

Pero pese a que el recuerdo de leer sus viñetas siempre ha estado ahí (aunque soy incapaz de recordar donde, probablemente en alguna de las revistas de la editorial Bruguera), probablemente por lo que mas recuerdo a Mordillo (y seguro que no soy el único) es por aquella serie de cortometrajes inspirados en su obra que cuando era niño solían emitir en televisión española, por lo que recuerdo para rellenar huecos en la programación, y que siempre que aparecían casi por sorpresa me dejaban hipnotizado ante el televisor. Unos cortometrajes que ahora se que nacieron de la colaboración de Mordillo con el animador (e ilustrador, escultor, autor de historietas, periodista y director de cine) esloveno Miki Muster, quienes tras conocerse en la década de los setenta se lanzaron a crear esta serie que gozo de un gran éxito en todo el mundo y que tras revisionar estos días hay que reconocer que se siguen manteniendo tan frescas como el primer día.

Cuantos buenos ratos pasados con estos cortometrajes

Como siempre sucede en estos casos es triste cuando se nos va alguien que ha significado tanto, incluso aunque como en mi caso le hubiese relegado a un oscuro rincón de mi memoria. Pero aunque se que me repito muchísimo en esto, lo mejor que podemos hacer es no llorar su muerte sino celebrar su vida y su obra, recordar todos los buenos ratos que nos hizo pasar y conseguir así que en cierto modo viva para siempre.