Assassin’s Creed ha sido un juego de plataformas, un sandbox, una visita virtual, una enciclopedia, un juego de móviles… Hasta que por fin salió Assassin’s Creed Odyssy y nos dejaron claro que sí, efectivamente, Assasin’s Creed es un RPG. Más ligero que un Planescape Torment o un Witcher 3, pero más profundo y con más libertad que la mayor parte de los JRPGs que han salido en el mercado. Y es que el referente claro de Odyssey es precisamente The Witcher 3, y la cosa se ha notado para bien…
Porque si con AC Origins ya veíamos el año pasado que la cosa había mejorado, con la entrega de este año vemos que hay mayor variedad de misiones, su diseño es más interesante al añadirles un mayor componente de narrativa; cualquier misión chorra que nos encontremos por allí ya no es una de recadero a secas, tiene conversaciones con varios personajes, en muchas ocasiones pertenece a una cadena de quest y sirven como pequeñas historias que matizan la historia principal hasta el punto de que gran parte del argumento del juego se explica y se amplía en esos contenidos opcionales. Ésto, que a los que quieren jugar el juego a toda leche les sentará fatal, para los que disfrutamos del paisaje nos resulta mucho más interesante, porque antes la única recompensa que teníamos era llenar el contador de plumas de pájaro para el hermano idiota de Ezio. Ah, y un logro, pero mejor de malos recuerdos y hablamos de lo que realmente me entusiasma de Odissey, el escenario en el que se enmarca…
Y es que este juego se situa en la segunda mitad del siglo V antes de cristo, con una guerra civil entre griegos -la guerra del Peloponeso entre las alianzas de Atenas y las de Esparta- que pondrá punto final a la edad de oro de Atenas, a la democracia de Pericles y hará salir corriendo a mucho filósofo desnortado. Que claro, lo de la filosofía trae tela, porque aquí somos muy de Epicuro el Sabio y eso de jugar a un juego en el que cada dos por tres te viene Sócrates sometiéndote a su mayéutica como si fuera un señor gallego cualquiera es maravilloso. De hecho, nuestro personaje en un principio percibirá a Sócrates como un tipo la mar de pesado, pero poco a poco acabará cogiéndole cariño, que al final el hombre en aquel momento todavía no tenía a Platón y demás discípulos para distraerlo.
Nuestro protagonista -Alexios o Kassandra, elegimos uno de los dos a placer porque lo de la memoria genética hace mucho que saltó por la ventana- procede de Esparta y desciende del mismísimo Leónidas, y aunque en un principio uno podría pensarse que Ubisoft iba a liarse a hacer apología de lo espartano y tirar bebés por los barrancos, en realidad nuestro personaje se mantendrá bastante al margen del conflicto entre la liga de delos y la del peloponeso, dando caza a unos y otros por igual porque claro, aunque esto transcurra mucho antes de que se fundaran los asesinos esto no deja de ser un Assassin’s Creed y por supuesto que tiene que haber una conspiración detrás de toda la guerra movida por un grupo de gente con influencia a la que tenemos que asesinar como si fueramos un Stephen Amell cualquiera. Nuestro personaje progresará a lo largo de la historia tratando de reunir a su familia y vengarse de los canallas que los separaron, además de ir subiendo niveles de experiencia que le otorgaran puntos de habilidad, recogiendo armas y equipo en una progresión más sofisticada incluso que la de Origins. Y eso por no hablar de que sí, en este AC vuelven los combates navales.
Que no son tan intensos como en Assassin’s Creed IV, porque al final esto son trirremes y en vez de cañones tiran de flechazos y javalinas, pero siguen siendo la mar de divertidos y la mejor fuente de ingresos si sabemos darle a la piratería. Si sumamos a todo esto que Ubisoft no solo roba de CDProjekt, si no que también ha bastardizado el sistema de némesis de Shadow of Mordor y ahora hay una red de mercenarios por toda Grecia que tratarán de asesinarnos a nosotros si nos pillan robando o asesinando en público, acabamos teniendo un juego mucho más impredecible que cualquiera de los anteriores, con misiones de infiltración rutinarias yéndose al garete por la aparición de tres mercenarios con muy mala leche. Que a veces es injusto, sí, pero la mayor parte de las veces que consigues escapar de un mostrenco de dos metros, una señora que tira flechas de fuego y un señor con dos espadas untadas en veneno lo acabas disfrutando más que muchas de las pequeñas victorias que te permite el juego.
En la parte negativa sigue estando la falta de enciclopedia, aunque esta vez se han añadido en el mapa pequeños iconos avisándote de cuando algo es una recreación histórica. Claro que ya que estamos hay que decirlo, poca cosa ha sobrevivido con los años y muchas de estas reproducciones no están basadas en el original si no en las descripciones que hicieron terceros, pero no viene mal eso de ver la gigantesca estatua de Atenea que presidía Atenas, la estatua de Zeus en Olimpia y demás maravillas del mundo antiguo que se perdieron.
Lo que más me apena de AC Odyssey es que, aunque sabemos que el juego tendrá un año de DLCs y demás, sabemos que el siguiente AC no va a revisitar esta época, a pesar de que episodios posteriores como la derrota de Atenas, el gobierno de los treinta tiranos, la muerte de Sócrates, Diógenes, Aristóteles o el ascenso de Alejandro Magno dan pie a juegos la mar de interesantes. A ver si me entendéis, personalmente me encanta leer sobre Grecia y Roma, y me gustaría que hubiera más videojuegos recreando otras épocas con el cariño que se nota en muchas ocasiones en las producciones de Ubisoft. Que al final soy el primero al que le encanta Azeroth o cualquier mundo loco de ficción, pero es triste que GTA y demás juegos de mundo abierto se centren en lugares ficticios de la actualidad o un pasado «ficcionalizado» como en Red Dead Redemption. Una de las mayores virtudes de Odyssey está en que puedes hacer el idiota con Alcibiades, discutir de tragedia con Euripides y conspirar junto a Pericles en una adaptación muy a mano alzada de El Banquete de Platón, y aunque solo fuera con esto para mí ya sería claramente el mejor juego de la serie Assassin’s Creed. Joder, y el tonto de M’Rabo que no sale del Overwatch…
Ya que estamos, aprovecho a enlazar los videos de este hombre, que en la antigua grecia -y la no tan antigua- son de lo más apropiado:
https://twitter.com/kidcoltrane/status/1069565817694629891
Toda la tarde viendo las recopilaciones y hace años que no juego, estarás contento.
Es que El Informal hizo mucho daño!
Me congratulaaaaa
«Episodios posteriores como la derrota de Atenas, el gobierno de los treinta tiranos, la muerte de Sócrates, Diógenes, Aristóteles o el ascenso de Alejandro Magno dan pie a juegos la mar de interesantes.»
Uno sobre los diádocos lo petaría. La antigüedad clásica para un juego de rol da mucho juego.
Pues sí, manda narices que hasta Napoleón todos los generales se compararan con Alejandro Magno y hoy en día parece que es más famoso Alejandro Sanz.
Que empezó llamándose Alejandro Magno, todo hay que decirlo!
Yo hablo en nombre de tod@s l@s lector@s de este blog cuando vengo aquí con la más acuciante pregunta de todas sobre este videojuego:¿Entonces se puede escalar el pene o no?
El pene de Zeus en la isla en la que empieza el juego? Sí, claro que se puede escalar. Pero hay que hacerlo a propósito, porque es más práctico subir por el culo y para el pene hay que hacer un desvio hacia abajo.