La influencia del comic, sobre todo del de superhéroes, en el cine y la televisión no deja de crecer y son numerosísimas las adaptaciones de famosos títulos que podemos ver en la pequeña y la gran pantalla. Y ahora, sumándose a esta moda, la ITV británica da un nuevo giro de tuerca aplicando las convenciones del género superheroico a uno de sus más famosos precedentes literarios, el Doctor Jekyll y su monstruoso alter-ego Mr. Hyde, en una serie que combina lo mejor y lo peor del mismo pero que consigue su propósito de hacérselo pasar bien al espectador.
Pero que la serie tenga cierto tono a lo superheroe no le convierte a el en uno…
Ceilán, 1930, el Doctor Vishal Najaran y su hijo adoptivo Robert (Tom Bateman) trabajan en una clínica en la que atienden a los más necesitados de la región mientras viven una vida tranquila como una familia feliz. Pero un desgraciado accidente provoca que Robert revele que es mucho más de lo que parece, una noticia que llega incluso al lejano Londres donde una firma de abogados se pone en contacto con él para hacerle llegar el legado familiar, el legado de los Jekyll. Dispuesto a averiguar el origen que su familia adoptiva le había ocultado toda su vida y la verdad detrás de su fuerza sobrehumana y sus cambios de personalidad, Robert viajara a Londres donde se convertirá en el objetivo de dos poderosas organizaciones secretas enfrentadas y descubrirá que no es el único monstruo que camina sobre la faz de la tierra…
Si es que a veces la ignorancia es una bendición
La influencia de la literatura clásica en el comic de superhéroes es innegable, y es así como nos encontramos con que muchos conocidos superhéroes no hubieran existido de no ser por algún precedente literario. Sin Robín Hood no existiría Green Arrow, sin el Hombre Invisible de Wells no tendríamos a los Invisible Kid de la LdSH o a Susan Richards, sin Drácula no existiría Blade, sin el Zorro muchos de los lugares comunes del genero superheroico o personajes como Batman no existirían, y por supuesto sin la clásica obra de Robert Louis Stevenson nunca hubiéramos podido disfrutar de la existencia del Increíble Hulk. Y esto sin tener que llegar a casos más extremos donde esos mismos personajes literarios no son la inspiración, sino los propios “héroes” como en The League of the Extraordinary Gentleman de Alan Moore. Pero con la excepción de estos últimos no son demasiados los héroes literarios que han dado el salto a otro medio pasando por ese “filtro superheroico”.
Alan Moore es el que mejor ha sabido explotar el potencial de convertir en superheroes a los personajes literarios clásicos
Y eso es lo que ha sucedido con esta versión del Doctor Jekyll, en la que a diferencia de su célebre abuelo, a Robert la maldición de Mr. Hyde le ha caído por accidente y lucha para mantenerla bajo control mientras diversas organizaciones le persiguen para hacerse con su poder y/o eliminarle… Si, básicamente Robert es (Robert) Bruce Banner, solo que su monstruoso alter-ego es lugar de ser como el inocentón Hulk que solo quiere que le dejen solo se parece más al Maestro. Si a eso le sumamos que la persecución por parte del gobierno va a convertir al personaje interpretado por Richard E. Grant en su Thunderbolt Ross particular, o que la escena en la que vemos por primera vez su aspecto sobrehumano parece sacada directamente de la portada del Action Comics #1, yo diría que la influencia del comic de superhéroes es tan grande que si la organización secreta británica no acaba teniendo un cuartel general móvil en un dirigible y su organización enemiga no está dirigida por un nazi con monóculo voy a sentirme un poco decepcionado.
¿Es un pájaro? ¿Es un avion? ¡Es Mister Hyde!
Y es que aparte del notable trabajo de Tom Bateman a la hora de interpretar a los dos personajes sin ayuda de maquillaje o prótesis, sino tan solo con sus habilidades actorales, y que parece más inspirado en Marvel que en Stevenson, lo que esta serie nos ofrece no desentonaría demasiado en cualquiera de los universos superheroicos que pululan en televisión. La propia ciudad, ese Londres de principios de los años treinta que apenas ha dejado atrás la época Victoriana, a ratos se parece más bien a Gotham, con su multitud de peculiares personajes, sus monstruos, sus organizaciones secretas y ese toque de enajenación de su versión televisiva en la CBS que parece que les hace tener incluso su propia Fish Mooney.
Juraría que este tipo trabajaba para Skeletor en los años 80…
El problema es que en ocasiones a los responsables de la serie se les ha ido un poco la mano con esto de darle un tono de comic a la serie y parece que se hayan ido a buscar influencias a los comics de finales de los cincuenta y principios de los sesenta, con unos diálogos e interpretaciones tan exagerados y sobreactuados que no tienen nada que envidiar al Theo Galavan de Gotham (y eso es decir mucho) Pero eso es algo que si consiguen moderar en los próximos episodios y encontrar el equilibrio entre la diversión y la vergüenza ajena, ese tono puede aportar mucho a la serie.
Confiemos en que pulan los defectos y nos acaben dando una gran serie
Así que no, la serie no es perfecta y tiene algunos problemas, pero de momento esta peculiar versión del Doctor Jekyll y Mr Hyde es bastante divertida y tiene muy pocos complejos. Así que aunque es cierto que aun hay demasiadas posibilidades de que las cosas se les escapen de las manos y acabemos viendo como esto se convierte en lo peor de la primera temporada de Gotham o de The Cape, también tiene muchas posibilidades de ser un refrescante e insólito punto de vista del genero superheroico, por lo que de momento cuentan con mi confianza (con la de Diógenes no que cada día es más exquisito)
«Juraría que este tipo trabajaba para Skeletor en los años 80…»
¡Me encantaba Clawful! Lagrimilla.
[…] de Inglaterra hemos tenido también la curiosa y muy divertida adaptación de otro famoso libro, Jekyll & Hyde, en la que el nieto del famoso Doctor descubría no solo su peculiar herencia familiar, sino que el […]