Me acabo de dar cuenta de que llevamos más de cinco años de Brainstomping y todavía no hemos hablado de Mario. Sí hemos hablado de Sonic, pero como su bigotudo antagonista durante la gloriosa guerra de las consolas de los 90 nunca se paseó por el PC, como que lo hemos dejado un tanto de lado. Así que vamos a remediarlo hablando sobre una de las joyas de la era de los 16 bits, Super Mario RPG…
La mejor exploración psicológica de Mario y su mundo.
Super Mario RPG era Squaresoft homenajeando a Nintendo, una especie de colofón al idilio que las dos empresas habían mantenido a lo largo de los 8 y 16 bits. En aquellos tiempos Square no sacaba ninguno de sus juegos en consolas de la competencia, con lo que no era de extrañar que acabara realizando el primer RPG sobre la estrella de Nintendo y, a la vez, realizara uno de los mayores homenajes a toda la historia de la compañía jamás visto hasta entonces. Mario RPG esta lleno de guiños y cameos de personajes como Link o Donkey Kong, pero a la vez fué uno de los últimos clavos en el ataúd del idilio entre ambas compañías. Y es que Nintendo no vio bien el vericueto legal según el cual los personajes creados por Square para Super Mario RPG y el propio nombre del juego se mantuvieron en manos de la desarrolladora, con lo que la gran N empezó a hacerle desplantes como no «considerarla parte de su Dream Team» de desarrolladoras para Nintendo 64 en favor de la competencia clásica de Square, Enix. La respuesta al desplante llegaría poco después al anunciar Square que ya no empezaría más proyectos para consolas de Nintendo, y que su Final Fantasy VII se iba para la Playstation de Sony, la misma compañía a la que Nintendo había desplantado al rechazar su proyecto de CDRom para Supernintendo…
Las coñas sobre que «la princesa está en otro castillo» están muy presentes.
Pero eso sería después de la salida del juego en 1996, porque hasta entonces el propio Shigeru Miyamoto supervisaría el proyecto de Square y todo serían vino y rosas con banda sonora de Yoko Shimomura, la responsable nada más y nada menos que de la música de todo un Street Fighter II y que en este juego llevaría a cabo todo un homenaje a Koji Kondo y hasta a Nobuo Uematsu, compositores de Mario Bros y Final Fantasy. El juego iba a mezclar una versión isométrica de las plataformas de Mario con un combate por turnos al más puro estilo Final Fantasy VI, y pretendía ser uno de los últimos cartuchos de Nintendo en SuperFamicom para mantenerla en el mercado el tiempo suficiente para que Nintendo 64 terminara por fín su tortuoso desarrollo.
Cada nivel sube automáticamente las estadísticas del personaje y te da a escoger una mejora marginal sobre su capacidad de ataque, vida o magia.
Si tuviera que comparar el juego con un Final Fantasy, lo haría con la décima entrega; se le da al jugador la impresión de que puede moverse a lo largo del mapeado, pero en realidad lo único que se permite es el avanzar por pasillescos niveles y volver a recorrerlos cuando desée. Esto, en una época en la que Square nos regalaba mundos abiertos por doquier, se antojaba un poco simple. Sin embargo, el guión desenfadado del juego y los gráficos prerrenderizados (que no eran mejores que los de Yoshi’s Island, pero que nos volvían locos porque nos parecían ultramodernos) hicieron que Super Mario RPG sea considerado un clásico de la plataforma. Y aun así, ya digo que sigue teniendo sus problemas…
La Supernintendo no tenía para secuencias FMV, pero no hay nada que Super Mario RPG no arregle creativamente.
Porque el juego sigue siendo facilón, y aunque me parece digno de elogio que Square no recurra una marranada habitual en aquella época como era obligarte a farmear experiencia para poder avanzar, si que hay que admitir que el combate del juego es tremendamente simplón y hay muy poca variedad de magias. Que sí, que esta muy cachondo eso de que la Princesa Toadstool tenga como magia una cura llamada «Terapía» y como cura de grupo «Abrazo en grupo», pero al final todos los combates se reducen a atacar y atacar y atacar mientras el tercer personaje cura, con enemigos que no te dan muchas complicaciones. Si sumamos a esto que el mundo de juego no guarda muchos secretos, y que algunos minijuegos casi exigen conocimientos musicales -y no me refiero tanto a lo de hacer una carrera de Yoshis seguiendo el ritmo de unos cimbales como a lo de componer una partitura saltando sobre sapos sin ni siquiera saber que música estás buscando-, tenemos que el juego no estaba a la altura de los clásicos de la época, y su salida en 1996 -un año antes de Final Fantasy VII y poco después de Dragon Quest VI- dejaban claro que su lugar en la historia estaría alto, pero tampoco mucho.
Y esta podría considerarse la despedida oficial de Mario de la Supernintendo, porque tres meses después saldría a la venta Super Mario 64 y todo cambiaría.
No nos engañemos, aunque sólo fuera por su banda sonora y el mimo que han puesto sus desarrolladores a la hora de homenajear a Mario, Super Mario RPG es un juego muy digno de recuperar y de disfrutar, sobre todo teniendo en cuenta que en su día ni siquiera llegó a Europa porque localizarlo era caro y en el tiempo en el que Nintendo hubiera tardado en localizarlo ya habrían tenido que empezar a trabajar en promocionar a Nintendo 64 y dejar a Supernintendo en el armario. O eso, o que eran idiotas y pensaron que Terranigma y Secret of Evermore eran mejor plan que sacarnos Super Mario RPG y ChronoTrigger…
Paper Mario está considerado por muchos como el heredero de Super Mario RPG, pero sin Square ya nada sería lo mismo…
Creo que por aquella época aun con 6 años no había puesto las zarpas en un RPG, aun estaba jugando mucho a la Megadrive, fue precisamente el FFVII el que me habría el apetito en el género y gracias al cual descubrí entre tantos este Mario RPG.
Chrono Trigger y Secret of Mana fueron mis favoritos, además de Zelda: A Link to the Past. Mario RPG tiene más un valor histórico por lo que significó para Nintendo, porque no deja de ser el fin de la hegemonía de la compañía en el sector de los videojuegos al ningunear de forma tan lamentable a uno de sus principales socios.