Ayer hablábamos de ese lento fundido en negro que supuso Inferno para la etapa de Chris Claremont en los mutantes, y habíamos dejado la cosa en que los Cazafantasmas eran engullidos por el ascensor de un edificio. Y que Madelyne se ha vuelto chunga, por supuesto.
Alguna gente se quejó en los correos de que Silvestri había hecho una chapuza al poner a Madelyne con un traje distinto en cada viñeta. Alguna gente no sabía leer tebeos…
Ajenos a la terrible muerte de aquellos-que-no-eran-los-cazafantasmas-pero-sí, la parejita sigue a su rollo mientras Madelyne va cambiando de ropa de viñeta en viñeta. La ambientación de película de terror continúa hasta que Pórtico (un mutante amigo de la Patrulla X) se carga la escenita teleportándolos de vuelta a casa en Australia sin que nadie se lo pidiera. La pareja se despide sin ningún problema, y Madelyne se va a demostrar que ahora es una villana; visita la tumba de Jean Grey y se lía a llamar mentiroso a Scott Summers, a jurar venganza y a… Transformar en demonios a los padres de Jean cuando estos aparecen de visita. Cosas de la vida, Madelyne ha hecho un pacto con el demonio N’Astirh en un número anterior y ahora tiene poderes a juego con su nueva identidad de «Reina Duende» (mucho se flipó Chris viendo a Bowie en Laberinto, creo yo). Y así es como la tierna y dulce Maddie viaja a Nebraska, al orfanato donde Scott Summers creció, donde encuentra un sótano que misteriosamente esta lleno de versiones de distintas edades de ella misma… Spiderman se echaría a llorar si viera esto.
Longshot y las niñas, esto parece un videoclip de la MTV de los 80… ¡Que podía ser peor, podía parecer uno de la MTV de hoy en día!
Cortamos a Dazzler, Logshot y Pícara. En el tiempo que ha pasado desde el 200 de X-men, el grupo ha adoptado a la cantante disco fracasada y al fugitivo interdimensional, y ahora son miembros de pleno derecho y blablabla. Claremont llevaba varios números cocinando un triángulo amoroso entre ellos, y en esta escena viene a detonarlo justo a tiempo para Inferno, donde la idea es que todo cristo este influenciado por el rollo demoniaco y acaben todos a tortas. Mientras tanto, Kaos ha localizado a los Merodeadores en los túneles Morlock (¿recordais que dije que eran un cabo suelto que Claremont tenía pendiente por atar?) y Lobezno y Tormenta ven con buenos ojos hacer un viaje a Nueva York para ajustar cuentas pendientes, asi que el grupo se teleporta allí desde Australia y se lía a tortas con la banda. Sin embargo, a medida que avanza la pelea, el entorno empieza a comportarse de forma un pelín extraña:
Lo de los muros que se tragan gente lo exploró Claremont en profundidad en Excalibur, el spinoff británico de X-men.
Tal es así que, para cuando el grupo emerge a la superficie, se encuentra que Nueva York ya ha caido completamente presa de Inferno, y que la ciudad ha sido poseida por los demonios. El cómic finaliza con Madelyne descubriendo a su creador, a su padre, a Mister Siniestro, el ñapas oficial del universo mutante (en un sentido diferente al de Forja, ya me entendéis) que se ha liado a clonar a Jean Grey hasta crear una copia lo suficientemente perfecta a la que llamar Madelyne y que poder liar con Scott.
Soy Siniestro y soy maloteeeeeeeee… ¡Y ni Peter David va a ser capaz de hacer algo útil conmigo hasta que llegue Kieron Gillen!
Y no hay más. La historia continua en números siguientes con un crossover con X-Factor, un enfrentamiento cara a cara entre Madelyne y Jean y la fusión entre ambas y Fénix para que Jean pueda recordar absolutamente todo y asumir su puesto como madre del hijo de Scott, tratando de librarlo de toda condena por abandono del hogar conyugal. La chapuza no se sostiene por ningún lado, y que el perpetrador de todo el follón no deje de ser un esperpento de personaje como Siniestro (cuya motivación principal en aquel momento no dejaba de ser la de torturar a Cíclope, como si fuera una especie de alter ego del propio Claremont) no ayuda a arreglar el asunto en lo más mínimo. Como os decía, las consecuencias de esta chapuza perseguirán a Chris por el resto de su carrera, y cuando al año siguiente un dibujante llamado Jim Lee empezó a trabajar en la serie, Claremont ya no parecía el motor indispensable de la franquicia mutante, si no más bien un santo Job que aguantaría todos los palos posibles. Pero su paciencia infinita tenía un límite, y tras los cinco años de mamoneo que tuvo que soportar desde aquella lamentable resurrección de Jean Grey, Chris Claremont decidió abandonar X-men, dejando a Bob Harras, Jim Lee y Whilce Portaccio con un palmo de narices; en 1991, toda la estrategia editorial se basaba en dejar que los dibujantes se encargaran de crear las historias y que Claremont las hiciera legibles. Acababan de anunciar el estreno de una segunda serie de X-men, los miembros de Factor X iban a volver a unirse al grupo y Xavier volvería del espacio para liderar la escuela; se volvía a los orígenes, ¿no era eso lo que quería Claremont? ¿Que Magneto volviera a ser malo, que la Patrulla X volviera a la escuela y todo eso? ¿Deshacer por completo todo el trabajo de su vida, y que todos los personajes volvieran a la casilla uno, y que hasta Lobezno volviera a llevar aquel traje amarillo chillón de los 70? Chris Claremont ya había aguantado bastante mierda, y los dejó con un palmo de narices. Él era un artista, no un mercenario.
Su única despedida de la serie, ni siquiera le dieron las gracias por los servicios prestados en el correo ni nada parecido. Un día, de la noche a la mañana, Claremont ya no estaba y Bob Harras prefirió que nadie se enterara…
Asi que Marvel necesitaba un mercenario. El nombre que apareció inmediatamente fue el de John Byrne, que sólo por putear a Chris en lo que fuera se ofreció a escribir los diálogos de la basura que pudieran pergeñar los Lee y Portaccio. Los primeros compases del Uncanny postClaremont consistieron en cargarse el Club Fuego Infernal, a la Reina Blanca y a los Infernales, todos creaciones de Claremont. Por su lado, en la nueva serie de X-men, Jim Lee presentó a un villano plano y sin carisma llamado Rojo Omega, contó la peor historia jamás escrita sobre el mojoverso (lo de la crítica social no era lo suyo, no) y en menos de un año salía espantado hacia Image, dejando a Bob Harras con lo que se merecía: Sin dibujante ni guionista estrella. Para colmo, Byrne había dejado las dos series en menos de tres meses (putear a Claremont no compensaba el aguantar a esos niñatos) y Harras había tenido que confiar el escribir las dos series a un desastrado que mendigaba trabajo por la redacción, un tal Scott Lobdell… Pero de ese mejor hablamos la semana que viene.
«Longshot y las niñas, esto parece un videoclip de la MTV de los 80… ¡Que podía ser peor, podía parecer uno de la MTV de hoy en día!»
Imposible porque MTV no pasa un puto video hoy en dia. Pura mierda de realitys y programas reality hipster-emo.
«Soy Siniestro y soy maloteeeeeeeee… ¡Y ni Peter David va a ser capaz de hacer algo útil conmigo hasta que llegue Kieron Gillen!»
Tanto que lo convirtieron en ultimo momento en Sebastian Shaw para la peli truño «X-Men: (not) First Class»… aunque fue para mejor, porque que te interprete Kevin Bacon a de ser de lo peor.
«El nombre que apareció inmediatamente fue el de John Byrne, que sólo por putear a Chris en lo que fuera se ofreció a escribir los diálogos de la basura que pudieran pergeñar los Lee y Portaccio.»
Tristemente fue ahi cuando me subi al caballo mutante, con ese numero 4 cachondo y subido de tono por momentos.
«…y Harras había tenido que confiar el escribir las dos series a un desastrado que mendigaba trabajo por la redacción, un tal Scott Lobdell…»
Y lo ha vuelto a hacer pero con Superman y Action Comics… ¡¡¡HIJOS DE PUT@!!!
Tengo que decirlo, para mí la mayor parte de los 90 fueron un periodo lamentabilísimo en el que o te gastabas una fortuna en cómics de Vertigo, o directamente no podías leer nada. Pasamos de que el cómic fuera algo (muy relativamente) barato a ser algo sobrepreciado si no consumías manga (que las ediciones que había se las traían, dicho sea de paso). A principios de los 90 el mundo del cómic se volvió loco y de repente Jurgens hacía la Liga de la Justicia, los Vengadores caían en manos de Harras, 4 Fantásticos eran de DeFalco, Batman se arrastraba por los suelos mientras lo suplantaba Azrael, Superman se convertía en algo totalmente ilegible, Spiderman caía a sus cotas más bajas con mamarrachadas como la «resurrección» de sus padres… Lo único que podíamos leer más o menos con una sonrisa era lo que hacía Peter David (que para colmo se solía publicar en tomos), pero ni eso pudo cicatrizar la herida de haber perdido la joya de la corona de los 80, la serie que todos leíamos porque nos garantizaba unos mínimos y se codeaba con los grandes, la Patrulla X de Chris Claremont.
Asi que escribir el siguiente post me esta costando horrores, porque se te cae el alma a los pies al releer a Claremont para justo después pasar a la basura que vomitaron Harras, Nicieza y Lobdell. Sólo voy a hablar de la etapa de Lobdell (realmente, Nicieza no llegó a tener una etapa tan significativa, y al final me quiero centrar en Uncanny) y lo que me esta costando es elegir un numero «bueno» de Lobdell. Estoy entre el inicio de la saga espacial y el 350 con el juicio de Gambito. Dejo fuera la Era de Apocalipsis porque ahí metió mano hasta Chris Claremont, asi que…
«…y lo que me esta costando es elegir un numero “bueno” de Lobdell. Estoy entre el inicio de la saga espacial y el 350 con el juicio de Gambito.»
Agh… el juicio de Gambit es una CAGADA con mayusculas, años fumandonos lo del affair con Rogue y cuando comparten catre, de un numero a otro le viene la crisis de conciencia al afrancesado con unos dialogos truño que parecian Edward Cullen y la pendeja de Twilight. Agghh…
pd: yo leei el Superman con mullet de los 90’s, viva imagen de todos los vicios de la actual sobre valorada franquicia de Batman, y eso que aquella tenia guionistas que le dan mil vueltas a hypeados como Snyder.
Lo peor es que creo que es su número más representativo. Mientras el inicio de la «saga espacial» es un plagio de cierto número de Claremont, el juicio si tiene todos los vicios de Lobdell y gran parte de las «virtudes» que le achaca la gente que lo considera merecedor de ser llamado guionista.
De Superman podría escribir otra serie de artículos, el Supersquad estaba compuesto de gente capaz… Y de Dan Jurgens. Y van y le dan la voz cantante a Jurgens. Hay idiotas, y luego estan algunos editores de DC Comics.
No olvides de aquellos tiempos en superman es cuando a bogdanove le dio por «modernizarse» y estaba irreconocible.
[…] Pero con los años Claremont había ido cediendo el control de sus series y ya solo escribía la Patrulla-X. Los Nuevos Mutantes habían mantenido, y superado, el nivel gracias al trabajo de Louise Simonson. Lobezno tenia sus altibajos pero el trabajo de gente como Peter David, Archie Goodwin o Larry Hama hacían de la serie un cómic muy entretenido. Pero nos estábamos acercando al principio del fin, la Patrulla-X ya no la editaban ni Louise Simonson ni Ann Nocenti, estaba en manos de un Bob Harras que cada vez tenía más poder. Eso sumado a que Shooter había sido reemplazado por Tom DeFalco, nos dejaba claro que los profesionales con talento se habían marchado, y que su lugar lo ocupaba gente mediocre que parecían hacer todo lo posible por destruir un trabajo que a Claremont le había costado varias décadas crear. Pero de eso también habló Diógenes en el blog aquí y aquí. […]