1200 Zulú
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Los noventa fueron unos años diferentes, las tías llevaban hombreras enormes. En el mundo del comic se vivió una revolución que acabaría desembocando en la creación de Image y en la superioridad del dibujante sobre el guionista. Los personajes en la ficción se volvieron más duros y sombríos y lo militar estaba de moda. Y si hay una serie que representa de forma inequívoca lo que fueron los años noventa esa no es otra que JAG: Alerta Roja. Por si aún queda alguien ahí fuera que no conozca esta serie, para ellos se ha escrito este articulo.
JAG son las siglas de “Judge Advocate General”. Los abogados de la marina Estadounidense. La serie fue producida por él no lo suficientemente valorado Donald Bellisario, creador entre otras de series como Magnum, P.I., Airwolf (Helicóptero), Quantum Leap, Tales of the Gold Monkey, Tequila & Bonetti, y como no, su última creación y Spin-Off de JAG, NCIS, de la que ya hablaremos en otra ocasión. Esta serie que nos ocupa hoy consistía en un drama judicial con acción y aventura, la clase de serie que podía mantener a los niños pegados al televisor y hacerles desear poder alistarse en la marina, y eso hizo durante diez largos años.
Muchos han criticado la serie (entre ellos el dictador de este blog que me obliga a actualizar a diario) afirmando que JAG no era más que un panfleto militarista de la marina yanqui para convencer al mundo de los buenos y molones que eran sus muchachos. Para ello se justifican con el hecho de que al Departamento de Defensa del Gobierno yanqui le encanto tanto la serie que les garantizo su apoyo oficial dándoles acceso a instalaciones y equipo del ejército para rodarla. Es más, se trata de la única serie de televisión que ha sido oficialmente avalada al mismo tiempo por la Armada Estadounidense y el Cuerpo de Marines de Estados Unidos. Pero eso no significa que fuese un panfleto, que va.
En JAG seguíamos las aventuras del Comandante Harmon «Harm» Rabb, Jr. Un Piloto y abogado que ya no podía volar por problemas médicos y que entre caso y caso se paso media vida tratando de encontrar a su desaparecido padre y acabo encontrando conspiraciones del KGB, de la CIA, hermanastros perdidos… Aventura pura y dura. Su compañera en la serie, o debería decir compañeras, fueron varias. Su primera compañera fue la Teniente de la Armada Caitlin Pike (Andrea Parker), que abandonó la serie para protagonizar la serie The Pretender. Fue sustituida por Tracey Needham en el papel de la teniente Meg Austin, que también dejo la serie muy pronto y fue reemplazada por Catherine Bell, la compañera más reconocible de Harm. Su papel era la Teniente coronel del Cuerpo de Marines Sarah «Mac» MacKenzie, una mujer dura y profesional que se convirtió en la fantasía sexual de muchos de nosotros.
A lo largo de los 227 episodios que duro la serie pudimos ver como sus protagonistas viajaban por medio mundo defendiendo o acusando, que a veces también pasaba, a los miembros de la Marina. Con ellos visitamos la guerra de Bosnia, la de Irak, Cuba, antiguas Repúblicas Soviéticas. Les vimos luchando contra traficantes de droga, asesinos psicópatas, antiguos agentes del KGB, Extremistas Islámicos… Nada escapaba de la vigilancia de los abogados de la Marina. ¡Eran algo así como Superhéroes reales!
Pero todo lo bueno se acaba, y esta serie no podía ser menos. En 2005 los protagonistas, queriendo dar un nuevo rumbo a sus carreras decidieron dejar la serie dándonos un bonito y emotivo final. Eso si, viendo el actual éxito de sus carreras yo me atrevería a decir que igual no fue tan buena idea dejar JAG… Por suerte para consolarnos, Bellisario nos dejo dos series que continúan, aunque en menor medida, la estela dejada por los abogados de la marina, NCIS y NCIS: Los Ángeles, pero de ellas ya habláremos en otra ocasión.
Basura neofascistoide de la peor especie, sí. Pero lo peor de todo es que era basura neofascistoide mal escrita, mal dirigida y mal interpretada. Lo único que se salvaba ahí era el vestuario… Aunque por lo visto la serie tuvo su relativo éxito entre niñas salidas a las que les ponían los maromos de uniforme. Con lo feos que eran los hijoputas.
Eso sí, viva Antena 3 que la desterró a la madrugada e hizo que ni dios pudiera verla, que para cuando la estuvo dando la Sexta ya no la reanimaba ni el Mitch Buchanan.
¡¡Ojala pudiera formarte un consejo de guerra!!