Prince of Persia

No voy a hacer una crítica de la película, más que nada porque no me apetece ni lo más mínimo. Prince of Persia es una de mis sagas de videojuegos favoritas, asi que supongo que me toca ser muy exigente a la hora de hablar de esta adaptación. Y sí, podría quejarme de que no salen las mazmorras de palacio, o que no te cuentan la historia esa de que tienes una hora para salvar a la princesa. O tantas y tantas cosas de las que me podría quejar.


Pero que cojones, Prince of Persia no va de eso. Es un viaje del héroe clásico, y con eso ya le vale. Tiene que haber un príncipe, un visir y una princesa, y con eso ya tenemos todo. Luego ya hay cosas accesorias como que el reloj de arena contenga las arenas del tiempo, o que la princesa sea en realidad la guardiana de la realidad o algo peor. Pero, en esencia, Prince of Persia es un cuento, una historia de aventuras. Y eso es la película de Prince of Persia, y con eso trata de justificar todos sus fallos.

Y es que el guión viene firmado por el propio creador de la serie, Jodan Mechner, un tipo al que se le nota el cariño que tiene por su criatura, aun cuando hace muchos años que le quitaron el control de la misma. La película, en cierto modo, hace un repaso a todos los juegos de la serie en los que él se ha visto envuelto, e incluso hace guiños a la versión de 2008 que tan injustamente fue lapidada por los genios del pad de hoy en día (¡a vosotros os quería yo ver completando el PoP original, hardcoritos!). La premisa principal de la la historia es la de el PoP de 2003, pero el desarrollo de la trama hace que se acerque más a Prince of Persia 2 o a PoP 2008 que otra cosa. Sorprendentemente al que menos se parece es al Prince of Persia original, porque ni hay ratoncito, ni «sombra» del príncipe, ni tan siquiera hay puertas con rastrillo o sierras que te partan por la mitad. No, lo que hay es un cuento, y la película se olvida de que es un videojuego para centrarse en contar un nuevo cuento de las Mil y Una Noches.

Ben Kingsley es uno de los mejores actores anglosajones vivos, y eso se nota mucho en esta película; es increible como le gusta la pasta a este hombre, combina actuaciones magistrales en «Gandhi» o «Casa de Arena y Niebla» con cosas horribles de Uwe Boll basadas en otro videojuego que no mencionaré. Por eso su presencia no garantiza que la película sea buena o mala, igual que la presencia de Jake Gwyllenhall, que es otro gran actor que vaya por dios. De todas formas, los dos rinden a un nivel aceptable, y podría decirse que, aunque se nota el tufo precocinado por todas partes de un Bruckheimer y aunque no estamos precisamente ante un golpe de suerte como el de Piratas del Caribe, Prince of Persia ha funcionado. No es una maravilla, pero es muy divertida, y el secundario interpretado por Alfred Molina la hace muy llevadera.

Y como no estoy haciendo una crítica de la película, no contaré nada de sus agujeros de guión.

No señor.

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