Batman y Masacre reúnen de nuevo a Grant Morrison y Dan Mora

El primero de esta nueva tanda de crossovers entre Marvel y DC, el editado por Marvel, me dejó algo tibio, ya que aunque la historia principal no era mala resultaba demasiado convencional, y las pequeñas joyas que aparecían de complemento sabían a muy poco. Pero en este nuevo especial, en esta ocasión editado por DC, ha sucedido lo contrario, ya que a unas historias de complemento bastante sosillas, pese a los implicados, las acompañaba una divertidísima historia principal a cargo de Grant Morrison y Dan Mora que ha sabido devolverme la esperanza con estos eventos.

Me hacía especial ilusión este especial por ver la reunión de Mora y Morrison, a quienes creo que no había visto trabajar juntos desde que crearon Klaus, aquella imaginativa reinvención de Papá Noel de la que surgieron un buen puñado de grandes cómics. Y dicha reunión no me ha defraudado en absoluto, ya que aquí han sabido sacarle todo el jugo a las posibilidades que ofrece juntar a dos personajes como estos, con un Masacre muy en su línea, un Batman muy clásico, más heroico que sombrío y que posee ese humor seco suyo que muy a menudo le han quitado. Todo ello envuelto con el talento de un Dan Mora que en los últimos años no ha parado de crecer como artista y Grant Morrison en su salsa, que no se ha resistido a autohomenajearse y autoparodiarse de la mejor manera posible.

Juntar a Masacre, un personaje conocido entre otras cosas por romper a menudo la cuarta pared, con alguien como Morrison, que ha hecho de ello una de sus principales señas de identidad, es algo que tendría que haber sucedido hace mucho tiempo. Y aquí Masacre no solo hace gala de dicha habilidad a menudo, recordando incluso el anterior crossover, pero encontrándose con que este Batman no es el mismo de aquel, sino que Morrison no ha podido resistir la tentación de referenciar uno de los momentos más recordados de su Animal Man (Bueno, más de uno en realidad)

Además Morrison y Mora han jugado a lo grande, y parece que divirtiéndose bastante, con las posibilidades de un crossover como este, desde cachondearse de la similitud de Batman y Masacre con personajes del universo del contrario, homenajes descaradísimos a la larga trayectoria de Morrison tanto en Marvel como en DC o el hacer que los personajes sean plenamente conscientes de que poseen “armadura argumental” entre otras herramientas narrativas. Un cachondeo que ha incluido además homenajes a elementos icónicos como una pelea sobre una máquina de escribir gigante, e incluso inesperados cameos de personajes de Amalgam. Sí, está claro que se lo han pasado bien.

Pero dejando a un lado ese sano cachondeo tan necesario a veces, uno de los aspectos con los que más he disfrutado de este cómic, probablemente el que más, ha sido con la caracterización de los personajes. Masacre está en su línea, irreverente, incapaz de callarse y siendo esa especie de Bugs Bunny homicida que tan bien ha sabido escapar de la sombra de su creador. Morrison ha sabido dialogarle como si llevase años escribiéndole, sin caer en ese error en el que caen otros equipos creativos de convertirle en un personaje que provoque hastío.

Con Batman sí que cuenta con sobrada experiencia, y aquí nos ha devuelto mi versión favorita del personaje, la del héroe serio y profesional que conocimos durante los setenta, ochenta y parte de los noventa, que no era alguien violento y atormentado, sino alguien capaz de vez en cuando de utilizar un humor muy irónico y que parece que ha escapado de las páginas de la JLI o de su serie animada clásica. Una caracterización que por suerte se ha recuperado en tiempos recientes y espero que para quedarse una buena temporada.

Por su parte Dan Mora sigue tan espectacular como siempre, demostrando cómic a cómic que a día de hoy es de lo mejorcito que hay en el cómic de superhéroes, aunque me gustaría verle de nuevo soltarse en otros géneros. Ese estilo suyo que moderniza la estética más clásica de los superhéroes es todo un placer para la vista, además de ser un buen narrador capaz de sorprendernos con algunas de las soluciones gráficas a las que recurre para impactarnos. Motivos por los que sigue siendo uno de mis dibujantes favoritos de la actualidad, y a quien no me importaría verle dar el salto a Marvel para ver de lo que es capaz de hacer con esos personajes.

La pena es que el resto de historias de este especial han estado a medio gas y repletas de oportunidades perdidas. El esperado crossover entre el Doctor Extraño y John Constantine, quizás por contar con TRES guionistas, James Tynion IV, Joshua Williamson y Scott Snyder, ha sido un quiero y no puedo de lo más insulso y del que solo se salva el dibujo de Hayden Sherman. El Nightwing y Lobezna reuniendo de nuevo a Tom Taylor y Bruno Redondo ha estado muchísimo mejor en todos los aspectos, pero aquí ha sido el reducido espacio el que nos ha robado el que la historia fuese realmente memorable, ya que esto merecía un especial propio. Y los Harley Quinn/Hulk y Ms. Marvel/Static, pese a contar detrás con gente como Mariko Tamaki y Amanda Conner por un lado y G. Willow Wilson, Denys Cowan y Klaus Janson por otro, se han quedado en un par de anécdotas sin más. Y no me quito de la cabeza que quizás estos problemas se deban en parte a lo poco acostumbrados que están en el cómic estadounidense a las historias cortas, por lo que si quieren seguir en esta línea igual deberían contar con gente que venga de 2000 A.D. o de las tiras de prensa.

Pero problemillas a un lado, de momento la calidad media de estos dos especiales me ha dejado con un muy buen sabor de boca, por lo que espero que a nivel financiero haya sido un éxito suficiente como para animar a ambas editoriales a seguir por este camino. Aunque de ser así espero que dejen de lado este formato y se atrevan con miniseries y especiales tochos unitarios, que tienen un potencial enorme con todos esos personajes que vale mucho la pena explorar sin tantas limitaciones de espacio.