Como hacía tiempo que no hablaba por aquí de ningún dorama BL, nada mejor que hacerlo con una serie que, pese a contar con algunos problemillas, fue capaz de engancharme bastante: KinnPorsche. Un drama romántico tailandés ambientado en el mundo de la mafia, con unos valores de producción bastante más elevados de lo habitual para este tipo de series, y en la que el romance, el drama, la acción, un humor con el que a veces cuesta conectar y unos giros argumentales dignos del culebrón más rebuscado van de la mano.

Kinn Theerapanyakul es el heredero oficial del imperio criminal de su familia, una posición que le ha ganado enemigos tanto entre sus parientes que ambicionan su puesto como entre los enemigos de su padre que quieren utilizarlo para hacerle daño a este. Algo que provoca que, un día, sufra una emboscada tras reunirse con un socio de su padre, perdiendo a la mayor parte de sus guardaespaldas y teniendo que escapar en solitario de sus enemigos. Pero cuando encuentra refugio en un pub que acaba de cerrar, es salvado en el último momento por Pachara «Porsche» Kittisawasd, un camarero del pub que se saca un dinero extra como luchador clandestino en peleas ilegales. Kinn, agradecido y fascinado, trata de contratarle como guardaespaldas, pero pese a que Porsche en principio se niega, la oportunidad de saldar todas sus deudas, salvar la casa de sus padres y poder pagar los estudios de su hermano lo llevará a sumergirse en esos bajos fondos en los que su vida jamás será la misma.

KinnPorsche está basada en la serie de seis novelas KinnPorsche Story del dúo de escritores tailandeses conocidos como Daemi, que han sido adaptadas casi en su totalidad en los catorce episodios de los que consta la serie de televisión, dejando fuera algunas tramas paralelas de personajes secundarios. Una adaptación que no fue sencilla por lo que se ha sabido después, ya que los roces entre la productora (Filmania) y los escritores por diferencias creativas provocaron que estos acabasen abandonando el proyecto cuando el rodaje estaba casi acabado. Unas diferencias a las que se añadieron los problemas financieros de la productora, que llevaron a la cancelación de la serie.

Por suerte, otra productora, Be On Cloud, rescató lel proyecto para completar el rodaje y realizar algunos cambios (por lo visto, suavizar un tanto los elementos más sórdidos y escabrosos de la trama). Y tras su exitoso estreno en la televisión tailandesa en 2022, la serie se estrenó también en Japón poco después y finalmente en todo el mundo a través de la plataforma de streaming china iQIYI en una versión más explícita, tanto en la violencia como en el sexo (aunque llegando al nivel habitual de lo que podemos ver en series como Juego de Tronos), convirtiéndose KinnPorsche en todo un fenómeno mundial, llegando los actores de la serie a realizar una gira por diferentes paises, con representaciones en vivo, números musicales y charlas con los fans.

Esta serie es curiosa por la mezcla de elementos muy dispares de diferentes géneros, alternándose momentos de serie negra muy dramáticos y violentos, con todos los tópicos habituales del romance, su tensión sexual, malentendidos, celos, reconciliaciones, etc., situaciones muy rocambolescas, sobre todo en su recta final, en las que las sorpresas parecen matrioskas, y momentos de un humor muy absurdo, casi infantil en ocasiones. Elementos que en ocasiones chocan demasiado entre sí y que, como esta serie ha sido mi primer contacto con la ficción de Tailandia, no tengo claro si se deben a los cambios producidos durante la finalización de la producción o si se trata simplemente de convenciones culturales tailandesas que me han pillado de nuevas, estando más acostumbrado a la ficción anglosajona y europea.

Pese a ello, cuando uno consigue acostumbrarse a la idea de que tras alguna escena intensamente dramática nos vamos a encontrar a los personajes actuando como idiotas, la serie se convierte en algo muy disfrutable. Tanto los elementos de serie negra como los románticos están bien desarrollados, así como los personajes principales y la acción. Además, esos cambios de tono algo bruscos que mencionaba no afectan demasiado al ritmo de la serie (aunque el tipo de humor que usan aquí aún no me he acostumbrado). Y eso que estamos ante una serie en la que se entrecruzan multitud de personajes y tramas paralelas, a veces demasiados, y hay una trama en concreto, la de los hermanos de los protagonistas, de la que podrían haber prescindido porque tanto los personajes como sus actores resultan bastante insípidos. Pero dejando esos pequeños momentos de lado, el balance general es muy positivo.

Sin duda, lo mejor de la serie es la buena química existente entre sus protagonistas, Phakphum Romsaithong (Kinn) y Nattawin Wattanagitiphat (Porsche), que utilizan los apodos de Mile y Apo respectivamente, una tradición tailandesa que es muy de agradecer para el público internacional. Y aunque a veces se nota que este es el primer papel como actor de Mile, quien hasta entonces había sido músico y modelo —a diferencia de Apo, quien llevaba ya casi una década dedicándose a la actuación—, ambos cumplen a la perfección en sus papeles y se desenvuelven igual de bien (bueno, uno mejor que el otro) tanto en la acción, el drama y el romance, siendo la complicidad entre ambos excelente y de lo más creíble. Y tan bien han funcionado juntos que, tras el estreno de la serie y su salto a la popularidad, han vuelto a coincidir en los dramas históricos Man Suang, película ambientada en la Tailandia del siglo XIX, y Shine, ambientada en la década de los setenta durante la dictadura militar del país.

Aunque toca avisar de que estamos también ante una serie que trata temas algo complicados, en los que se ha optado en ocasiones por un enfoque un tanto problemático. Por un lado, la serie nos presenta a algunos personajes como heroicos cuando no dejan de ser líderes y miembros de una organización mafiosa, un elemento que a veces se toca muy superficialmente con algunos personajes, como si no se dedicaran literalmente a lo mismo que sus enemigos, algo que tristemente es habitual en este tipo de historias.

A esto debemos añadir algunos elementos muy sórdidos de la trama (que, por lo que cuentan en las novelas, son aún mayores) y que, aparte de algún momento algo tóxico en la relación de los protagonistas (celos, mentiras, mantener relaciones en estados poco oportunos, etc.), también se encuentran entre los secundarios con ese cliché que creía desterrado de que del abuso físico y sexual puede acabar surgiendo el romance. La serie trata de justificarlo de una forma algo torpe y, además, se trata de una trama paralela que podría haber estado ausente sin afectar en nada a las tramas principales, y quizá ahí radican esas diferencias creativas que hubo con los creadores de la historia.

En el lado positivo, encontramos la forma en que la serie plantea la sexualidad de sus personajes, con muchísima naturalidad. Kinn, pese a su posición como heredero del clan mafioso de su padre, es abiertamente gay y es algo que nadie cuestiona, tratándose de la misma forma en la que lo harían si el personaje fuese heterosexual. Porsche, por su parte, quien hasta entonces se creía heterosexual, sufre una pequeña conmoción al no entender del todo la fascinación que siente por Kinn y que no tarda en reconocer como atracción. Y, aunque le sorprende y le asusta darse cuenta de su bisexualidad, tanto él como su entorno lo aceptan de la forma más natural del mundo. A ellos habría que añadir buena parte de los secundarios, ya que, como sucede en los BL, la heterosexualidad es una minoría que en ocasiones brilla por su ausencia, siendo en casi todos los casos (excepto en el ya mencionado) una representación de lo más positiva.

Si uno consigue obviar los aspectos más negativos de la serie, como ese blanqueamiento hacia el mundo criminal o que ciertos secundarios no pagan por sus actos sino todo lo contrario, KinnPorsche es una serie adictiva, emocionante y emotiva, y muy culebronera. Una serie a la que valdría la pena echar un ojo para quienes tengan curiosidad por el BL, ya que el enfoque que se le da en Tailandia es muy diferente al que se le da en Japón o Corea. Aunque yo me atrevería a recomendar la serie a todo el mundo, porque siempre viene bien abrirse a cosas nuevas y diferentes a lo habitual.

Igual si pones el post en tailandés te comenta alguien…
Si es que vas provocando.
Esto es hate-bait del bueno.
Te confieso que si meto un comentario, la gente tiende a abrir estos posts y no pasar de ellos, aunque sea solo para ver como me meto con M’Rabo. Y es una pena, porque hay gente que pasa de estos posts por sistema 🙁
Siempre malmetiendo!
Nunca veremos una serie asi en abierto en españa.
Uy espera. Cuatro en sus inicios emitio Queer As Folk una serie con protagonistas gay y escenas de sexo muy explicitas( o al menos eso me parecia a mi).
Tengo que reconocer que al principio no me gustaba, pero claro la emitian antes que la serie de anime Bleach y en aquella epoca habia que dejar un margen por delante y por detras a la grabadora. Y al final viendo los ultimos minutos me empece a interesar y la vi entera incluso acabo gustandome y encariñandome con los personajes.
Por cierto el principal tenia una tienda de comics y era fan de Northstar(si lo se un topico)
P.D. : al menos que haya un comentario (o 2) :p
Al paso que van las cosas es que me sorprende que aun se hagan series para la televisión en abierto.
«Niego escribir estos artículos para hundirle la media de visitas a Diógenes»
Ejemplo manifiesto de «Excusatio non petita, accusatio manifesta»
No digo más.
Es que en privado Diógenes siempre me esta acusando de querer hundirle las visitas!
Me gusta el artículo aunque la serie no me llame nada.
Gracias por diversificar, que la purria noventera me interesa por morbo y por haberla padecido pero hay que limpiarse el paladar con otros sabores.
Coincido con los rasgos que molestan a M’Rabo pero lo cierto es que presenta los mismos problemas que otros animes y series heteronormativos que se van descolgando por las plataformas y las librerías con cierta frecuencia.
El ensalzamiento del elemento criminal no deja de resultar curioso, pero estamos a poca distancia de cosas francamente flipantes como «The Fable» y «Reborn!» (son sólo dos de los que se me ocurren ahora mismo). También hay todo un subgenero de mafiosos en las novelas «Dark romance» que no conviene olvidar.
El atractivo de las historias en el mundo del crimen es obvio y el blanquear la figura del criminal que está buenorro es un recurso necesario para mantener como interés romántico a quien no deja de ser un criminal confeso y una persona en muchos casos de mierda.
Pero sólo es una forma más extrema de presentar al «chico malo» o la fantasía de relación peligrosa.
Estas tramas pueden desembocar efectivamente en resoluciones moralmente muy cuestionables y dañinas en caso de asumirse como normales, pero ahí queda el discernimiento del público y lo que esté buscando en la lectura.
Me parece muy acertado que se critique porque los romances extremos pueden romantizar situaciones tremendamente dañinas y sobre las que luego no se vuelve más allá de la reconciliación amorosa al final, pero creo que estamos en unas historias muy derivadas hacia la fantasía romántica con situaciones poco plausibles. Me chirrían mucho más comportamientos tóxicos y dañinos normalizados en relatos más convencionales. El remake en imagen real de La Bella y la Bestia me fastidia mucho más a este respecto.
Los Soprano era un buen antídoto para los Mafia romance porque forzaba a sus personajes a reflexionar sobre por qué se admitía o se tapaba una vida repleta de abusos y crímenes. Y porque Toni Soprano no venía de ser modelo y cantante.
Este BL no parece apuntar tan alto, aunque habría que echarle un ojo a la obra original para ver si los autores todavía se pasaban más de vueltas o si condenaban de alguna manera la depravación de sus personajes y/o de su forma de vida.