Hoy toca revitalizar un poco la sección de literatura, que siempre la tenemos muy abandonada, con un libro de fantasía que me ha entusiasmado recientemente, el Piranesi de Susanna Clarke. Una novela breve pero intensa que nos transporta a una realidad imposible para acompañar a su protagonista en la búsqueda de la verdad y del sentido de su existencia. Y tratándose de un libro que me ha gustado tanto voy a procurar dar la menor información posible del mismo, aunque resulte raro en una reseña, ya que se trata de una de esas obras que es mejor descubrir con su lectura.

Piranesi está bastante seguro de que ese no es su nombre, pese a que no recuerda cuál es este o si alguna vez tuvo uno, pero así es como le llaman. De lo único de lo que está absolutamente seguro es de que es el hijo querido de la casa, una casa que para él consiste en el mundo. Un mundo englobado en una gigantesca mansión que no tiene fin, con miles de vestíbulos, salones, pasillos y escaleras, con pisos que llegan hasta las nubes o se sumergen bajo el mar y en el que cada pared está recubierta hasta el techo de millones de esculturas de mármol que representan una infinidad de conceptos. Pero las circunstancias le han obligado a cuestionarse todo lo que cree saber, y Piranesi se embarcará en una búsqueda de la verdad que llevará hasta las últimas consecuencias…

Piranesi es un libro que estaba en mi lista de lecturas desde hace tiempo, en parte desde que descubrí de forma indirecta la obra de Susanna Clarke a través de la adaptación a televisión de su primer libro, Jonathan Strange & Mr Norrell. Aquella serie me entusiasmó por la originalidad a la hora de representar la magia y la rivalidad de sus protagonistas, pero al tratarse de una adaptación no estaba seguro de cuánto de lo que me había gustado era debido a las ideas de Clarke y cuánto a quienes adaptaron su obra, por lo que fui dejando pasar el tiempo.

Era uno de esos casos en los que me había gustado tanto lo que había visto que temía que la obra original no estuviese a la altura (pese a que suele ser lo contrario), así que para cuando se publicó Piranesi en 2020 y encontrarme con que su premisa era la de un hombre en un laberinto, seguí tomándome con calma las cosas. Pero en estos cinco años que han transcurrido desde entonces aún no había visto ni una sola mala crítica, y al añadirse a estas la más que efusiva recomendación por parte de Alan Moore, me lancé a por el libro y ha sido una decisión de lo más acertada.

Como decía al comienzo, voy a tratar de contar lo mínimo posible de este libro y centrarme más bien en lo que me ha transmitido, ya que es una de esas obras en las que ir descubriéndolo todo al mismo tiempo que su protagonista es uno de los mayores placeres de este libro. Narrado a través de los meticulosos diarios del hombre apodado como Piranesi, acompañamos a este en su día a día en lo que él llama el mundo. Una vida sencilla consistente en pescar en los niveles más bajos de la casa para procurarse el alimento, en explorar la infinidad de su hogar, catalogando sus estatuas, los escasos contenidos que se encuentran en esta, y estudiando las mareas para no verse sorprendido por alguna de las periódicas inundaciones que asolan los niveles inferiores.

Un personaje que posee una inocencia casi infantil que le tiene convencido de que la casa cuida de él y le provee de todo lo que necesita, y que ve ese “mundo” con unos ojos que se maravillan con la infinidad de todo lo que le rodea. Ahí reside lo mejor de este libro, de cómo Susanna Clarke consigue transmitirnos ese sentido de la maravilla que embarga a Piranesi durante sus exploraciones, consiguiendo que no podamos dejar de teorizar sobre lo que está sucediendo. Un sentido de la maravilla que a ratos se vuelve algo inquietante a medida que Piranesi va descubriendo cosas que no sabía que existían en la casa y que van en contra de todo lo que creía saber.

Una casa que es casi un personaje en sí misma y que le debe muchísimo (como todo el libro) a la obra de Giovanni Battista Piranesi. Este fue un arqueólogo, arquitecto, investigador y grabador del siglo XVIII que hoy en día es recordado especialmente por su colección de grabados «Carceri d’Invenzione», en donde representó unas monstruosas construcciones imposibles y laberínticas que parecían fruto de una pesadilla. Y de ahí Clarke no solo tomó prestado el nombre del artista, sino también esa especie de asombro reverencial que transmitían sus grabados. Porque aunque a nivel estético la Casa de este libro y aquellos grabados sobre prisiones no compartan nada, sí que poseen la misma cualidad de inmensidad y misterio. Sensaciones que el libro nos transmite a cada rato ante lo que sucede allí dentro y que nos llega a hacernos preguntar si la Casa es realmente consciente como cree Piranesi.

Y pese a que se trata de una obra con una trama relativamente sencilla, dentro de lo que es la fantasía, nos encontramos ante uno de esos casos que prueban que a menudo es más importante el cómo se cuenta algo que lo que se cuenta. En cierto sentido estamos ante una obra que sigue una formula muy clásica, las de historias de naufragios, con un protagonista que a través de sus diarios, sus inventarios y las meticulosas descripciones de sus exploraciones, recuerda muchísimo a Robinson Crusoe, solo que en un mundo que a ratos no tiene sentido y en otros tiene demasiado. Un enfoque que aquí se centra principalmente en la búsqueda de la verdad por parte de Piranesi, y que deja un poco de lado algunos de los grandes misterios que rodean todo lo que le sucede. Y pese a que eso en algunas circunstancias podría ser un elemento negativo, Clarke lo plantea de tal forma que funciona muy bien, ya que hay secretos que no vale la pena ver desvelados y lo que realmente importa aquí es la historia de su protagonista.

Todo esto ha conseguido que quiera zambullirme en el resto de la obra de Susanna Clarke, y también que me lamente de que esta no sea más prolífica, ya que hasta la fecha solo ha publicado dos novelas, esta Piranesi y la ya mencionada Jonathan Strange y Mr. Norrell, más un recopilatorio de historias cortas ambientadas en el mundo de esta última, The Ladies of Grace Adieu and Other Stories. Pero pese a la brevedad de su bibliografía, solo por el libro que hoy nos ocupa ya vale muchísimo la pena tenerla en cuenta y adentrarse en sus mundos mágicos.

Susanna Clarke es una pasada. Jonathan Strange es uno de los mejores libros que he leído en mi vida y Las Damas de Grace Adieu es un libro de relatos increíble. Incluso tiene un cuento situado en el mundo de la novela Stardust de Neil Gaiman. Todavía no he leído Piranesi, sigue en la pila de libros sin leer… y me acabo de enterar de que ha sacado un nuevo libro corto: El Bosque en Pleno Invierno que, en cuanto pueda, iré a comprar.