En cierto modo, quiero seguir hablando de la película de Superman, o para ser más exactos, de un aspecto de la película que parece haber desconcertado a parte del público: las pasiones que despierta Jimmy Olsen. Pero eso es algo de lo que no puedo culpar a dicho público, ya que, exceptuando la presente película y la serie My Adventures with Superman, las adaptaciones que ha tenido el personaje en cine y televisión han sido bastante sosas, por no decir lamentables, y ello ha provocado que mucha gente no sepa que Jimmy Olsen es alguien que, muy a menudo, ha levantado pasiones. Y para demostrarlo, nada mejor que viajar unas cuantas décadas hacia el pasado para comprobar cómo DC celebró el número 100 de Superman’s Pal Jimmy Olsen, con Leo Dorfman y Pete Costanza mostrandonos la rocambolesca boda de Jimmy y el reguero de corazones rotos que dejó a su paso.

Todo empieza de una forma de lo más surrealista, lo que para Jimmy es un día corriente, con Perry White regalándole entradas para un concierto de los Beatles, este deseando invitar a Lucy Lane, de quien está enamoradísimo, y cuando esta se va a cenar con otro hombre, Jimmy decide tomar una fórmula que le convierte en un gigante musculoso para impresionarla.

Pero su plan no sale bien, y cuando se da cuenta de que el amigo de Lucy es un matón que la trata como un objeto, decide intervenir, con tan mala suerte que en ese momento se desvanece el efecto de la fórmula, vuelve a su tamaño normal y acaba en el suelo casi noqueado. Algo que provoca que Lucy declare su amor por él, Jimmy crea que le han metido una dosis de LSD (¿cómo pasó eso el Comics Code?) porque no puede creer que eso sea real y acaba proponiéndole que se case con él. Otra cosa no, pero la vida de Jimmy no es monótona precisamente.

Y preparándose para su nueva vida, Jimmy decide romper con su pasado, tirando a la basura su agenda y las fotos de sus “amigas”, mientras rememora sus aventuras pasadas. Aventuras tan desquiciadas como cuando Allura, una científica de un mundo alienígena, le declaró su amor por televisión y le invitó a vivir a su mundo, donde Jimmy descubrió que ella era una gigante y que su amor iba a ser algo complicado. Igual de complicado fue cuando Dialla, otra extraterrestre, cayó rendida a sus pies, pero cuando Jimmy viajó a su mundo descubrió que esta era en realidad una masa de protoplasma y que quería transformarle a él en un ser como ella.

La cosa se desquicia cuando descubrimos que Jimmy tiene escondida en su piso una de las Burbujas Temporales de la Legión de Superhéroes, grupo del que fue miembro honorario, y que va a usarla para viajar al siglo XXX y darle la noticia a Duo Damsel, Light Lass y Saturn Girl de que se va a casar. Jimmy está convencido de que va a romperles el corazón, ya que hace tiempo fingieron estar locas por él solo para darle celos a Lucy Lane, así que, para no desilusionarle, deciden seguir con la pantomima y aparentar que están destrozadas. Algo que consigue que Jimmy regrese a su época creyéndose irresistible.

Y en parte debe serlo, ya que las noticias de su boda, que parece todo un acontecimiento mundial, han llegado incluso a la Quinta Dimensión, donde Miss Gsptlsnz está indignada ante la idea de que Jimmy vaya a casarse con otra después de haberla rechazado.

Así que, utilizando sus poderes mágicos para adoptar el aspecto de Supergirl, se planta en la Tierra para obsequiar a la feliz pareja con unos regalos con los que pretende sabotear la boda, un pintalabios para Lucy y un nuevo reloj de señales para Jimmy que, en conjunción, provocan que Superman se convierta en un topo cada vez que Jimmy y Lucy se besan (sí, así de locos eran estos cómics). Por suerte para ellos, Gsptlsnz es un poco bocazas y desvela su plan por accidente, así que solo tienen que tirar esos regalos y retomar su feliz vida como recién casados.

Pero en ese momento se materializa ante ellos Rona, una criminal de la Séptima Dimensión que había sido condenada a pasar el resto de su vida en la Stone Zone, una especie de Zona Fantasma de baratillo, por asesinar a docenas de maridos, y que, tras escapar, quiso añadir a Jimmy a su colección. Esta utiliza su ciencia-hechicería para provocar que cada vez que Jimmy y Lucy se besen alguno de sus amigos se convierta en una estatua de piedra (sí, le ha copiado el plan a Gsptlsnz), pero la policía de su dimensión no tarda en atraparla de nuevo y los efectos de su maldición se desvanecen con ella.

Y cuando, tras esto, aparece en su casa Dialla, la alienígena protoplásmica de antes, quien jura vengarse por haberse casado Jimmy con otra, Lucy decide que ha tenido suficiente, que la vida sentimental de Jimmy siempre se va a interponer en la tranquilidad de su matrimonio y que lo mejor es anularlo. Un triste final para una historia de amor como esta… ¿O no lo es? Porque cuando Superman visita a Jimmy para lamentar que su matrimonio se haya acabado, Jimmy se pone a rebuscar en la basura para encontrar su agenda y buscar la forma de consolarse, sin duda en los brazos de alguna otra mujer que acabe metiéndole en otro de esos líos tan típicos suyos.

Así que sí, el Jimmy Olsen que hemos conocido en la nueva película de Superman, interpretado por Skyler Gisondo, no trae locas a casi todas las mujeres que pasan a su lado por un capricho de James Gunn o algo así, sino que es otro de esos elementos que este ha rescatado de la Edad de Plata y que nos devuelve un poco a ese Jimmy que vivía aventuras disparatadas. Por eso, espero que sean ciertos los rumores de que se están planteando darle una serie de televisión, ya que, de ser así, confío en que adapten no solo estas historias locas de la Edad de Plata, sino también aquella serie de hace unos años en la que Fraction y Liebel demostraron que con Jimmy Olsen aún se pueden hacer cosas tan interesantes como divertidas.


Aquí se ve la locura de la Silver Age en todo su ridículo esplendor.
Aunque podría criticarse que Olsen parece adicto a su estilo de vida de cambio contínuo de novia mutante. Pues incluso cuando su estrambótico pasado frustra su boda, no parece apenado, si no que vuelve a citarse con chicas como esas. Claramente prefiere aventuras locas, aunque no tengan futuro, que una vida marital presuntamente aburrida.
Un día tranquilo en casa Olsen
Ríete de Olsen, que tiene el mayor artefacto de poder del universo DC.
¿El anillo de los Green Lantern? Bisutería barata que se la dan a cualquiera.
¿La caja madre? Si ni siquiera se la entiende.
¿La silla Mobius? Un sillón orejero que tiene toda la pinta e ser lo más incómodo del universo. Así Metron se ha quedado de escuchimizado.
¿La pizarra donde Darkseid se pasa la eternidad garabateando? Si lo hace por hacerse el interesante.
No.
Olsen tiene una CHORBAGENDA, que da envidia al príncipe de Bel-Air.
Acceso al corazón de todas las pibitas ipsofacto.
Así se permite ir con pajarita por la vida.
Es verdad que, cuando WIll Smith se prometia para casarse le pasaba la chorbagenda a Carlton y este al parecer obtenía sus superpoderes ligones…
¡Ya quisieron esa Chorbagenda muchos y no el martillo de Thor! ¡solo si eres digno y guardas sus secretos con un sagrado juramento puedes poseer la Chorbagenda!