Vida tras la muerte con Mundo Infierno de Philip José Farmer

Hoy toca retomar un tema que tengo algo abandonado por aquí pese a lo mucho que me apasiona: la literatura de ciencia ficción. Y nada mejor para ello que hablar de la obra de todo un clásico como fue Philip José Farmer. Pero para ello quiero dejar de lado sus obras más famosas y hablar de una pequeña joya que he descubierto recientemente y que me ha sorprendido muy gratamente: Mundo Infierno (Inside Outside). Una novela en la que Farmer toca sus temas habituales y planta las raíces de la que acabó siendo su obra más conocida, pero que por sí misma tiene un gran valor por lo que nos plantea.

Los mundos de Farmer siempre son fascinantes

Jack Cull ya no está seguro de cuánto tiempo lleva en el infierno tras su muerte, solo tiene claro que es un infierno muy diferente del que se esperaba. El infierno es una burocracia inmensa en la que cada cual tiene una labor asignada, los humanos superan en número ampliamente a los demonios y han esclavizado a estos, los fuegos eternos que ardían allí hace mucho que se han apagado, dejando tras de sí desiertos casi infinitos imposibles de cruzar, y sus habitantes tienen formas físicas que pueden sufrir dolor e incluso morir de nuevo, aunque esto es una condición meramente temporal. Pero cuando a Cull se le encarga investigar quién es realmente X, un misterioso profeta que recorre el infierno resucitando a los muertos y de quien se sospecha que pueda ser el mismísimo Jesucristo, descubrirá que su realidad es mucho más compleja y que puede que ni lo que creía saber de sí mismo sea cierto…

Y lo que le queda por descubrir

En muchos aspectos, se podría decir que este Mundo Infierno (Inside Outside, 1964) fue un prototipo de su saga del Mundo del Río (1971), ya que se tocan muchos temas similares en ambas obras, aunque derivan en direcciones diferentes. Pero Mundo Infierno es más que una versión menor de su gran saga, siendo las diferencias entre ambas más que suficientes para que podamos disfrutarla por sí misma. Porque aunque en ambas obras nos encontramos con la humanidad habitando un nuevo mundo tras su muerte, enfrentándose a las incógnitas de este y embarcándose en una odisea para descubrir la verdad, Mundo Infierno se guarda numerosas sorpresas que ni siquiera quienes conocemos bien el Mundo del Río nos vemos venir.

Le debemos mucho a este hombre

Lo que sí podemos esperar es encontrar los temas constantes de su obra, como un acercamiento a la sexualidad muy directo para su época, pero sin que sea el foco de la obra, sino simplemente un elemento más de la naturaleza humana. También recurre aquí a su uso habitual de personajes inspirados, más o menos directamente, en figuras históricas o de ficción obra de otros autores, encontrándonos aquí con Fiódor (inspirado en Dostoyevski), que, como este, es muy crítico con las injusticias sociales y es un devoto cristiano, siendo uno de los que guiarán a Cull en su investigación sobre el misterio de X, sobre cuya identidad Fiódor no tiene ninguna duda. Y, por supuesto, con una premisa como esta, la religión es un tema constante a lo largo de todo el libro. El choque psicológico de la humanidad al descubrir ese infierno tan diferente del que se les había hablado, el trauma de encontrarse allí atrapados cuando creían haber llevado vidas virtuosas y la esperanza de que debe haber alguna forma de redimirse para trascender a otro plano de realidad.

Estas portadas retro en ocasiones son pequeñas obras de arte

La forma en la que Farmer plantea este último elemento es la parte más interesante del libro, por la manera en la que contrapone las diferentes creencias sobre la realidad del infierno y todas sus contradicciones con numerosos elementos fantásticos ajenos a cualquier dogma religioso. Pero todo ello se encuentra tan bien integrado que no resulta un simple pastiche, sino un todo coherente lleno de sorpresas en el que nada es lo que parece y en el que, hasta el mismo final, uno no sabe qué esperar. Y buena parte del mérito de ello se debe a la construcción de su protagonista, un burócrata del infierno con el que resulta difícil empatizar por sus momentos de egoísmo y crueldad, pero a quien resulta fascinante acompañar en este viaje, sencillamente por querer, como él, descubrir la verdad de lo que está sucediendo.

Cull acabara deseando no haber comenzado su investigación

Por todo ello, he disfrutado enormemente con este Mundo Infierno, ya que nunca tenía del todo claro qué dirección iba a tomar la historia hasta la última página. Lo que no me ha sorprendido nada es, precisamente, el haber disfrutado, ya que Philip José Farmer es uno de esos autores que hasta ahora jamás me ha defraudado y de quien, por suerte, aún me quedan unos cuantos libros por descubrir por primera vez. Así que animo a todos quienes no conocieran esta obra a que se acerquen a ella, que además cuenta con una edición relativamente reciente a cargo de Gigamesh, que aún se puede adquirir en su web y no requiere ir explorando el mercado de segunda mano. Y yo, por mi parte, me propongo de nuevo no dejar tan abandonada esta sección e ir actualizándola más a menudo, que la pila de lecturas pendientes no se va a reducir sola.

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Jesús Manuel Martínez Otero
Jesús Manuel Martínez Otero
1 hora han pasado desde que se escribió esto

Como soy muy pulp prefiero de Farmer sus pastiches e imitaciones de personajes clásicos, pero hay que reconocer que sus mundos fantásticos de Mundo Infierno y Mundo Río son fascinantes.