Cassandra – Cuando el enemigo esta en casa

Hoy toca volver al género de la ciencia ficción, y lo hacemos a través de una de esas series que se estrenan sin hacer mucho ruido, pero que me ha sorprendido muy gratamente: Cassandra. Se trata de una serie alemana de Netflix que, como suele suceder con toda la buena ciencia ficción, aprovecha lo fantástico de su premisa para tocar muy de cerca problemas del mundo real, tanto los relacionados con los avances tecnológicos como los inherentes al ser humano. Una combinación de elementos que consigue que, pese a que la serie en muchos aspectos toca temas ya muy vistos, el resultado sea bastante original e inquietante.

Si yo me encontrase algo así en casa la desenchufaría a la velocidad del rayo

Tras sufrir una tragedia familiar, la familia Prill decide trasladarse a un pequeño y acogedor pueblo para alejarse de los malos recuerdos y tratar de recuperarse del trauma que aún arrastran. Aunque la casa que han comprado guarda unas cuantas sorpresas, ya que se trata de un prototipo de casa inteligente de hace décadas que ha permanecido inactivo desde la muerte de la familia que originalmente la habitaba. Ahora, con la llegada de esta nueva familia, la inteligencia artificial que controla todos los elementos de la casa, Cassandra, ha despertado de nuevo y se ha puesto al servicio de sus nuevos ocupantes para hacerles la vida más fácil. Pero Cassandra esconde muchos secretos, y poco a poco los Prill se darán cuenta de que ya no son ellos quienes están al mando de sus propias vidas…

Visto lo visto yo prefiero una casa tonta

Cassandra fue toda una sorpresa, ya que ni me había enterado de su existencia cuando se estrenó, sino más tarde, al encontrarme a bastante gente hablando de ella (para bien y para mal). Aunque eso no me sorprende mucho, dado lo poco que las webs especializadas en estos temas tocan lo que se hace fuera de España, Estados Unidos y poco más. Pero dejando a un lado lo triste que resulta que nos estemos perdiendo grandes obras de ficción simplemente por desconocer su existencia, lo que toca es hablar de lo que hace que esta serie valga la pena.

Sarah Connor se tendría que haber mudado a esa casa

Cassandra es una mezcla curiosa de géneros y temas, pero muy bien integrados, desde una ciencia ficción retro y casi de serie B, con lo que parece ser una influencia muy marcada de Black Mirror (y hay que hacer un poco la vista gorda a la hora de aceptar que esta tecnología pudiese ser creada cuando se creó), hasta algo de terror, drama social e incluso thriller de misterio. Todo ello envuelve dos tramas paralelas: en el presente, con los Prill, y en distintos puntos de la década de los setenta, con los Schmitt, los habitantes originales de la casa y los eventos que desembocaron en la creación de la propia Cassandra.

Su origen si que es una historia de terror

Este último es uno de los aspectos más interesantes de la serie: cómo la historia maneja los saltos atrás y adelante en el tiempo (en un sentido narrativo), no solo entre las épocas de las dos familias, sino entre distintos momentos de la vida de la familia de los setenta. Esto sirve no solo para mostrarnos los paralelismos existentes entre esas dos familias separadas por cincuenta años (lo que tristemente nos recuerda cómo hay cosas que han cambiado muy poco), sino también para jugar con el espectador, engañándonos con bastante habilidad. Sin querer entrar en spoilers, durante toda la serie nos encontramos con flashbacks sin contexto que nos llevan en una dirección para luego revelarnos poco a poco que lo sucedido en realidad era todo lo contrario, además de momentos que parecen anticipar lo que va a suceder en la trama ambientada en el presente. Una forma de narrar que para algunos puede resultar algo tramposa, pero que está tan bien utilizada aquí que, personalmente, me ha encantado haberme equivocado tantas veces.

Los accesorios de cocina de chejov…

Otro aspecto muy interesante de la serie es la forma en la que aborda, sin ser demasiado agresiva, algunos aspectos problemáticos de las convenciones sociales de los setenta y cómo estos no han desaparecido del todo. Algo que, obviamente, resulta mucho más patente en la parte de la historia ambientada en los setenta, donde Horst Schmitt se nos muestra como un hombre que, “a su manera”, quiere a su familia, pese a lo mucho que hace sufrir a su hijo al no estar jamás a la altura de sus expectativas, mientras que mantiene a su esposa marginada y relegada a ser la esposa, madre y ama de casa perfecta, sin poder tener ningún poder de decisión en su propia vida. Algo que, aparentemente, no se repite con los Prill en el presente… hasta que poco a poco nos vamos dando cuenta de que, si escarbamos un poco, hay cosas que no han cambiado tanto como deberían. Una nada sutil, pero muy necesaria, carga de crítica social que hace que la serie sea más que un mero refrito de historias ya conocidas.

Cassandra en los 70 daba el mismo mal rollo

Porque lo de las máquinas que se rebelan contra sus amos es algo casi tan viejo como la propia ciencia ficción, con incontables ejemplos que podríamos citar: desde unos cuantos ordenadores rebeldes que se encontró la Enterprise en sus viajes originales, hasta Skynet, pasando por el que quizá sea el más famoso de todos: HAL 9000, a quien esta serie debe mucho… de una forma algo rebuscada. Porque la Cassandra que nos encontramos aquí se parece muchísimo al HAL 9000 que, con la voz de Pierce Brosnan, convirtió el hogar de los Simpson en una casa inteligente y decidió que Homer le sobraba, aunque esta tiene un cuerpo físico con una estética retro genial que la asemeja más a una versión siniestra de la Robotina (Rosie en inglés) de Los Supersónicos (The Jetsons). Por suerte, la serie no trata de jugar a la ambigüedad, y, sabiendo que la mayoría de los espectadores ya se imaginarían por dónde irían los tiros con Cassandra, nos dejan claro desde el principio que esta no es muy de fiar, aunque, pese a ello, se guardan unas cuantas sorpresas en la manga.

Es algo así como la hija de esos dos

Pero lo que le falta en originalidad (aparentemente) a Cassandra, lo compensa con creces con el talento de la actriz que le presta su cara y su voz: Lavinia Wilson. A esta actriz solo la conocía por su papel en Deutschland 86, aunque allí tenía un rol menor que no le había permitido demostrar todo el talento que posee. Pero aquí hace todo un despliegue actoral que es un auténtico placer, siendo su papel el mejor reclamo para ver la serie. Wilson consigue dar vida a un personaje muy complejo y lleno de matices, que incluso en los momentos más tiernos siempre desliza cierto tono de amenaza (y tiene mérito que eso se pueda apreciar incluso sin entender su idioma, ya que vi la serie en alemán con subtítulos). Es capaz de ser cruel y terrorífica incluso siendo solo una voz y una cara en una pantalla colocada sobre un armatoste arcaico, y, en el fondo, es un personaje tremendamente trágico.

Ni Skynet daba tanto miedo

Así que, pese a que Cassandra, en la superficie, no parezca la serie más original del mundo, y que es cierto que en algunos momentos cae en lugares comunes muy conocidos, consigue ser bastante original en lo realmente importante y nos mantiene en vilo hasta el último momento. Por cosas como esta, deberíamos buscar más a menudo entre la ficción de otros países que no son los de siempre, porque nunca se sabe dónde vamos a encontrar alguna pequeña joya como esta.

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