Hace unos días llegó a su fin Skeleton Crew, y me gustaría decir que lo que ha acabado es la primera temporada, porque eso supondría que habría más, pero como de momento no hay noticias al respecto, podemos agarrarnos a una tenue esperanza. Por si eso no lo deja claro, yo es que quiero al menos una temporada más. Necesito saber qué ha sido de estos personajes tras el episodio final y qué nuevas aventuras les esperan. Porque al final me lo he pasado con esta serie muchísimo mejor de lo que me atrevía a esperar, ya que no solo ha sabido canalizar ese cine de aventuras familiares de los ochenta, sino que también ha sido capaz de sorprenderme con algún giro argumental que otro. Pero como decir que me ha gustado, y mucho, no es suficiente para cumplir con el blog, tocará detallar un poco más esa opinión después del aviso de SPOILERS.
Cuando esta serie se estrenó, me dejó más que contento: el rumbo que seguía, el tono, la caracterización de los personajes, incluso los críos no resultaban insoportables como sucede a veces en este tipo de historias, y, por supuesto, Jude Law estaba genial. Durante sus ocho episodios, todo eso ha ido a más en el mejor de los sentidos, con los críos viviendo esa aventura con la que habían soñado, visitando parajes exóticos, mundos extraños y conociendo todo tipo de gente, buena y mala. Pero también convirtiéndose en la personificación de ese viejo dicho de “Ten cuidado con lo que deseas, porque podría cumplirse”, cuando son conscientes de que en una de esas aventuras no todo es pasárselo bien, que la galaxia está llena de peligros y gente horrible y que, a veces, no hay nada como el hogar, aunque parezca algo aburrido.
Uno de los aspectos con los que más me ha hecho disfrutar esta serie es cómo han sabido transmitir ese “sentido de la maravilla” de las primeras películas de Star Wars, cuando todo era nuevo y desconocido y veíamos a través de los ojos de Luke esa galaxia llena de posibilidades. Algo que aquí hemos visto a través de los cuatro pares de ojos de Wim, Fern, Neel y KB, convertidos en esa especie de Goonies espaciales y que literalmente estaban buscando un tesoro sin saberlo. Y sobre ese aspecto, me ha gustado mucho cómo los responsables de la serie han manejado la dinámica entre los críos, haciendo que no fuesen todos amigos desde el principio, sino dos dúos, que han ido teniendo que limar asperezas para poder encajar entre sí.
También hemos contado aquí con un nuevo miembro de esa galería de androides memorables de Star Wars en la forma de SM-33. Un viejo robot pirata y gruñón que, como todos los androides de esta saga, a menudo es demasiado humano, y al que Nick Frost ha sabido darle vida como nadie. Y es que tiene muchísimo mérito conseguir que empaticemos con un robot tan poco expresivo como este, pero siguiendo los pasos de Anthony Daniels, Alan Tudyk, Dave Chapman o David Tennant, entre otros, Frost ha conseguido que ese viejo trasto fuese un personaje más, otro miembro de esta peculiar tripulación, y que, a la hora de la verdad, dejando de lado su programación, hizo lo correcto.
Es cierto, además, que quizás parte del público, quienes no son capaces o no quieren ponerse en el estado mental adecuado, haya desconectado en algunos momentos de esta serie; que les haya parecido ridículo que un grupo de críos tan pequeños pueda hacer las cosas que han hecho aquí. Pero a todos esos convendría recordarles que esta serie está enfocada principalmente a un público infantil-juvenil, o quizás más bien que es una de esas series familiares como las de antes. Una en la que hay situaciones peligrosas, en las que puede que algún secundario incluso muera, pero que no es “realista” ni pretende serlo, o como diría cierta estrella de la otra gran saga de ciencia ficción, “Esto es fantasía”. Y sí, hay momentos en los que hay que forzar un poco el sentido de la incredulidad, como en esa persecución en motos voladoras del último episodio en la que los críos consiguen escapar casi indemnes de los piratas, pero no es tan diferente (y no me cabe duda de que también es un homenaje) a cuando Elliot, E.T. y compañía escaparon en bici de los federales que les perseguían.
Y como no, toca hablar de Jod, o de Crimson Jack, Dash Zentin, Profesor Umiam Gorelox, Jodwick Zank o Capitán Silvo y, sin duda, muchos más nombres que ha utilizado a lo largo de su vida. Un personaje complejo y lleno de matices con el que han sido capaces de sorprenderme. Yo estaba convencido de que el rumbo que iba a seguir este personaje sería el obvio, el que prácticamente todo el mundo esperaba, que Jod, pese a ser un pirata, en el fondo era buena gente y acabaría poniéndose de parte de los críos para enfrentarse a sus antiguos camaradas. Y a lo largo de la serie hubo muchos momentos en los que todo parecía indicar que sería así, situaciones en las que mostraba empatía por los críos, que cuidaba de su bienestar… Pero el giro que no me vi venir, o que no quise ver, es que Jod era un pirata a fin de cuentas y que su principal motivación era la codicia y el ansia de apoderarse del mayor tesoro de la galaxia.
Un giro que, para mí, pese a que esperaba otra cosa, me ha parecido una decisión muy acertada: no darnos lo que esperábamos, sino lo que necesitaba la historia. Pero, aun así, me ha gustado que, aunque Jod ha terminado siendo el villano de la serie, tampoco podemos decir que sea alguien realmente malvado. Sí, es codicioso y egoísta, un manipulador nato, pero, en el mismo episodio final, ya con las cartas sobre la mesa, hemos visto que es alguien bastante más complicado de lo que aparenta. Porque han sido muchos los momentos en los que podría haber acabado fácilmente con los críos o con los padres de estos, que para él hubiese sido más sencillo e incluso conveniente hacerlo una vez que no les necesitaba. Pero en todas esas ocasiones ha acabado conteniéndose, e incluso le hemos visto lamentarse profundamente cuando creía que KB había muerto tratando de pedir ayuda. Así que sí, es un villano, pero no es un Tarkin precisamente.
Otro aspecto que me ha sorprendido y encantado del personaje son esos pequeños atisbos sobre su pasado y su auténtica naturaleza. Cuando le vimos por primera vez hizo uso de algo que parecía la fuerza, sonando incluso unas notas del tema de la misma compuesto por Williams, y durante toda la serie le vimos utilizar esa habilidad de vez en cuando para mover cosas. Pero, en cada una de esas ocasiones, parecían querer indicarnos que todo era un truco, haciendo que siempre usase su habilidad en objetos de metal, como si llevase algún dispositivo magnético en la mano y que lo de ser un usuario de la fuerza era solo una mentira más. Pero al final era todo verdad. En su último episodio no solo comprobamos que la habilidad de Jod no era un truco, que realmente podía utilizar la fuerza y que incluso tenía algunos conocimientos rudimentarios de esgrima con sable de luz, los suficientes como para desviar los disparos de unos robots de seguridad.
Y el motivo de ello, y de que algunos de los consejos que le daba a Wym sonasen familiares, es que Jod fue casi un padawan. Según él mismo cuenta (así que a saber cuánto podemos creer), cuando era un crío sin familia y vivía como podía, conoció a una Jedi en su misma situación y que estaba huyendo de algo (de la Orden 66 y el Imperio, sin duda) que vio potencial en él, que le enseñó todo lo que pudo, pero que fue asesinada por sus perseguidores. Ese momento traumático le marcó profundamente, ya que vio morir ante sus ojos a la única persona en su vida que se había preocupado por él, y le llevó a vivir una vida guiada por el egoísmo y el afán de no volver a pasar penurias.
Unos matices que han hecho aún más interesante a un personaje al que espero que volvamos a ver en el futuro, no solo porque Jude Law es un grandísimo actor al que da gusto ver trabajar, sino porque estamos ante un personaje con muchísimo potencial que podría acabar convirtiéndose en un interesante antihéroe. Y, aunque es cierto que igual la cronología está algo pillada por los pelos, ya que esta serie se supone que está ambientada más o menos en la misma era que El Mandaloriano, unos diez años después del Retorno del Jedi, o lo que es lo mismo, unos treinta tras el final de las Guerras Clon, por lo que si Jod tiene la misma edad que Law (52 años) eso supondría que tenía unos veintipocos años cuando conoció a esa Jedi, no precisamente un crío. Pero siempre podemos asumir que Jod es más joven que el actor que le da vida y que, en realidad, tiene cuarenta no del todo bien llevados, que con la vida que ha tenido algo de envejecimiento prematuro no es de extrañar, no hay más que ver lo mal que le sentaron a Obi-Wan esos veinte años en Tatooine.
Pero aunque la serie me ha gustado, y mucho, no todo ha sido perfecto ni muchísimo menos, y la mayoría de mis problemas con la serie, por no decir los únicos, los tengo con el ritmo del episodio final. Este ha resultado demasiado atropellado, sucediendo demasiadas cosas al mismo tiempo que no tenían espacio para “respirar” y finalizando de una forma quizás un tanto brusca. Este episodio final pedía a gritos una duración algo más extensa, al menos una hora en lugar de los treinta y tantos minutos de los que constó, para haber podido desarrollar con algo más de calma algunos momentos y darle a la serie algún tipo de epílogo. Y aunque no me ha disgustado del todo, me ha encantado lo que han contado, desearía que hubiese estado menos comprimido o que hubiesen seguido los pasos de Agatha All Along, resolviendo el conflicto final en el penúltimo episodio y dejando el último para atar cabos.
Un final que, pese a sus problemas, nos ha dejado un par de momentos a los que yo me quiero agarrar como esperanza de que Jon Watts y su equipo quieren contar más cosas con estos personajes (que puedan es otra cosa), como ese Jod que, cuando ya está todo perdido y parece hundido, de pronto algo le hace casi sonreir, como si se le hubiese ocurrido algún nuevo plan para salirse con la suya o simplemente al ver que sus piratas han desaparecido puede intentar comenzar de cero. Una sonrisa que tiene su reflejo en la de Wim cuando ve sobrevolar sobre su planeta las naves de la Nueva República y da la sensación de que su sueño de ser Jedi va a dar paso al de ser piloto de X-Wing. Y aunque esto más que agarrarse a un clavo ardiendo es agarrarse a la hoja de un sable de luz, yo confío en que esto sea solo un hasta luego.
Por todo eso, yo espero que no tardemos mucho en poder decir que esto ha sido solo la primera temporada de Skeleton Crew y que, en un futuro no muy lejano, volvamos a reencontrarnos con estos personajes en su rinconcito de la galaxia, viviendo alguna nueva aventura ahora que está plenamente abierta para ellos. Pero incluso si no es así, espero que al menos haya funcionado lo bastante bien a nivel de audiencias y eso sirva para que en Disney se den cuenta de que Star Wars no tiene por qué consistir siempre en darle vueltas a los mismos personajes y situaciones, que se trata de una galaxia muy grande llena de posibilidades y que solo necesitan un buen equipo para darnos series tan divertidas como esta.
Aún no me he puesto con ella, ahora que ha acabado a ver si le dejo un hueco.
Sin relación, pero: Feliz cumpleaños a Ann Nocenti!🎉🎂🎉
Ya Genndy Tartakovsky.🎉🎂🎉
Y a Yves Sente.🎉🎂🎉
Y a Rich Larson.🎉🎂🎉
Y a Francois Walthery (el papá de Natacha).🎉🎂🎉