Cuando se trata de animes de corta duración como el que nos ocupa hoy suelo esperar que finalice su primera temporada antes de reseñarlos, pero en esta ocasión me resulta imposible contenerme. Y es que Brave Bang Bravern! se ha convertido con muy pocos episodios en una de las mayores y más gratas sorpresas que me he llevado últimamente en este mundillo, una serie divertida, delirante y adictiva de la que ya no sé qué esperar y que me tiene en vilo semana a semana esperando a ver qué nueva locura nos mostrará. Por eso, y aunque solo he visto sus cuatro primeros episodios, necesito hablar de ella para que quienes no hayan tenido aún la suerte de descubrir esta pequeña joya le den una oportunidad.
Durante unos ejercicios de entrenamiento conjunto entre los Marines de los Estados Unidos y las Fuerzas de Autodefensa Japonesas, los tenientes Lewis Smith e Isami Ao se conocen y entablan una amistosa rivalidad como pilotos de Titanostriders. Pero cuando un misterioso invasor surge de la nada y comienza a arrasar todo el planeta tendrán que trabajar conjuntamente para tratar de detener a ese enemigo que parece imbatible, aunque por suerte para ellos, están a punto de recibir ayuda de una fuente de lo más insólita…
Brave Bang Bravern! (Yūki Bakuhatsu Bān Bureibā) es un anime original producido por la compañía de videojuegos Cygames, animada por su propio estudio de animación y dirigida por el veterano Masami Ōbari, quien lleva desde finales de los ochenta trabajando en el mundo del anime como animador, director y diseñador de personajes y que ha pasado por series tan conocidas como Bubblegum Crisis, Gundam, Fatal Fury o los mismísimos Transformers. Y esta combinación ha dado lugar a uno de los animes más sorprendentes y divertidos que me he encontrado en bastante tiempo y que ha sabido jugar muy bien con las expectativas de su público.
Si uno se enfrenta a Brave Bang Bravern! habiendo visto solo el tráiler, o incluso viendo buena parte del primer episodio, da la impresión de que estamos ante un drama bélico futurista en el que dos ejércitos equipados con robots de combate que no desentonarían mucho en Patlabor o Appleseed se enfrentan sin piedad, y que Smith y Ao son enemigos que acabarán condenados a entenderse. Pero cuando la tensa batalla está en lo más alto salta la primera sorpresa que nos desconcierta un poco, ya estamos simplemente en unos ejercicios de entrenamiento tras los cuales todos estos soldados se marchan a cenar amistosamente para prepararse para los ejercicios del día siguiente.
Ejercicios en los que salta de nuevo la sorpresa, cuando durante sus preparativos un gigantesco objeto que parece haber llegado de la nada entra en la atmósfera terrestre, se divide en una serie de torres que se esparcen por la superficie terrestre y de ellas surgen oleadas de vehículos voladores imparables armados con cañones de energía y campos de fuerza. Parece que por fin tenemos claro de qué va la serie, de los heroicos esfuerzos de los ejércitos del mundo repeliendo una invasión alienígena, como si estuviésemos ante una nueva versión de Independence Day… Pero no podríamos estar más equivocados.
Y aquí es cuando salta la siguiente sorpresa que prefiero reservar para después del aviso de SPOILER y recomendando dejar de leer aquí y lanzarse a ver la serie (que está en Crunchyroll ahora mismo) porque vale mucho la pena dejarse sorprender por ella.
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En lo más crudo de la batalla aparece ¡BRAVERN! un gigantesco y colorido mecha sentiente y transformable que no se calla nunca y que le pide al Teniente Ao, a quien afirma conocer, que se convierta en su piloto y combatan juntos contra ese misterioso enemigo. Y aquí es donde comienza el delirio, Bravern habla y gesticula de una forma sobreactuada, gritando su nombre cada vez que lo pronuncia y constantemente parece que se ha escapado de un anime de Mechas de los setenta u ochenta. Por si esto fuera poco Bravern genera sus propios efectos de sonido, emite su tema musical (cantado por el mismo) a todo volumen a través de unos altavoces ocultos en su cuerpo y grita sus acciones y los nombres de sus ataques especiales (que parece ir inventándose sobre la marcha) mientras insiste al cada vez más confuso Teniente Ao que grite con él.
A partir de este punto el delirio ya va a toda velocidad y sin frenos y nos encontramos con un Bravern cada vez más desquiciado que en medio de una reunión con los mandos militares para discutir la situación se pone a descubrir de la forma más intencionalmente homoerótica posible (aunque no tanto como lo es su ending) su relación con el Teniente Ao, llegando a unos extremos casi pornográficos y provocando la vergüenza ajena de todos quienes le escuchan, jugando con los tópicos de las relaciones entre robots y sus pilotos pero llevándolo todo a unos extremos que yo no recuerdo haber visto nunca.
Pero lo mejor de la serie es el equilibrio que mantienen entre los diferentes aspectos de esta. Porque Bravern no llega en ningún momento a convertirse del todo en una parodia, el resto de personajes siguen pareciendo pertenecer a un drama bélico de ciencia ficción y reaccionan con sorpresa ante la desconcertante presencia y actitud de Bravern (no muy distinta a la del público) que parece haber saltado de una época y género de ficción diferente pero sin cambiar ni un ápice sus características. Y Masami Ōbari y su equipo manejan tan bien ese contraste tan fuerte entre los distintos elementos que no deberían encajar, más los que van surgiendo en los siguientes episodios que también parecen salir de otros géneros, que el resultado es una serie tremendamente divertida en la que yo ya no sé qué esperar porque me espero cualquier cosa de ella.
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Por todo ello Brave Bang Bravern! se ha convertido enseguida en una de mis series favoritas de los últimos años, una que de mantener el nivel actual en sus episodios restantes podría acabar convirtiéndose en una de mis favoritas a secas. Pero es que esa capacidad de sorprender y esa absoluta falta de vergüenza a la hora de mezclar géneros, explotar los estereotipos y esa muy sana y necesaria habilidad de reírse de sí misma han hecho de ella una serie que vale mucho la pena descubrir. Así que durante las próximas semanas voy a seguir fielmente las desventuras de este absurdo grupo de personajes mientras cruzo los dedos para que esta no sea más que la primera de muchas temporadas.
¿Se le podría encontrar algún parecido a FLCL?
No he visto FLCL así que no sabría decirte.
Me recuerda a lo que Christopher Priest hizo en Pantera Negra cuando hizo aquella saga genialmente loquísima con las Ranas del Rey Salomón y tenía al Pantera Negra de Kirby con sus secundarios (dibujados «a lo Kirby») integrados y contrastando de forma genial con lo que era su etapa (para mi mejor que en cosas como el Deadpool de Joe Kelly que va al pasado de Spiderman y otras historias similares de enfrentar versiones del pasado o alternativas).
Y algo similar hizo Priest en Superman: Lost, donde integra también una de esas historias imaginarias de la DC de los ’70 de forma inesperada y que parece a partes iguales homenaje y parodia o critica de aquellos cómics.
Apuntada para ver (que hay que rentabilizar la suscripción a Crunchyroll: estoy con Snack Basue y Sound! Euphonium, que no podrían ser más distintas … además del capítulo semanal del isekai del gorrión sabio: Sasaki to Pii-chan).