Tengo que reconocer que últimamente estoy enganchado a los animes sobre centros de trabajo. Serie que sencillamente nos muestran, habitualmente en clave de comedia, historias cotidianas del día a día de un grupo de personas realizando trabajos convencionales, enfrentados a situaciones que a todos nos pueden resultar mas o menos familiares. Algo que probablemente se debe a que así por un rato puedo imaginarme lo que debe ser tener un trabajo que no suponga estar a las ordenes de Diógenes… Y aunque el anime que hoy nos ocupa entra en esa categoría, también hay que reconocer que trabajar en una librería de Manga en Japón tiene pinta de ser de lo mas estresante…
Honda-san trabaja como dependiente en una librería de manga, algo que para muchos aficionados sin duda suena como el trabajo ideal, todo el día rodeado de su pasión. Pero cuando hay que lidiar con comerciales dispuestos a todo para colocar sus productos, infinidad de envíos de material que parecen no acabarse nunca y que hay que ordenar y colocar en su sitio, y especialmente clientes que demasiado a menudo no saben lo que buscan o buscan algo complicado de conseguir, ese trabajo ideal visto desde fuera acaba pareciendo algo muy poco apetecible…
Gaikotsu Shotenin Honda-san, como se llama esta serie originalmente, esta basado en el manga del mismo titulo que su autora Honda publicó como webcomic en Pixiv en 2015, recopilado mas tarde en cuatro tomos (Publicados todos ellos en España por parte de Fandogamia), y que aunque tiene un extremado tono parodico, esta inspirado en las vivencias de su autora sobre la época en la que trabajo como dependienta en una librería de Manga (que no se yo que vida es mas estresante, si la de librera o la de mangaka). Una serie que en 2018 fue adaptada como un anime de doce episodios de poco mas de diez minutos de duración y en el que curiosamente cambiaron el genero de su protagonista, pasando a convertirse en un librero doblado por el actor Sōma Saitō, a quien quienes ven anime en VO quizás les suene por prestarle su voz a Miyano en “Sasaki y Miyano”.
Un anime que a primera vista se que puede provocar rechazo por su aspecto de “barato”. Ya que la a la cortisima duración de sus episodios hay que añadirle que posee una estética tremendamente simple y una animación muy limitada que recuerda muchísimo una de aquellas series animadas en flash que tan de moda estuvieron en el pasado. Pero si uno consigue dejar todos esos aspectos técnicos y estéticos a un lado, lo que queda es una serie muy divertida que nos permite echar un vistazo desmitificador que romperá las ilusiones de quienes creen que trabajar rodeado de lo que le gusta es un trabajo ideal.
Porque viendo lo que hay en la trastienda de un trabajo como este, desde luego que desaparecen cualquier ganas que pudieran existir de dedicarse a esta profesión. El estrés del día a día de mantener todo en la tienda en perfecto orden, de asegurarse de que nunca falte nada en su lugar mientras se atiende al publico con sus dudas o se cobra en las a veces interminables colas en caja, todo ello hace que uno acabe apreciando mucho el poder trabajar en la monotonía y rutina de una oficina.
Pero visto desde fuera resulta de lo mas interesante el poder comprobar lo increíblemente organizado que se encuentra un negocio como este (al menos desde la experiencia de su autora), con cada empleado dedicado a una sección o secciones concretas, encargándose de tramitar con los proveedores todas las incidencias relacionadas con su departamento, los pedidos de nuevo material o de reposición, o mantenerles a raya cada vez que presionen para colocar productos con poca salida o publicidad en la tienda.
Aunque también resulta interesante lo que se nos muestra sobre la clientela de este tipo de establecimientos. Podemos encontrar a los clientes ideales, que saben exactamente lo que quieren, donde encontrarlo y a quienes solo hay que cobrar su compra, quienes acuden a la tienda sin tener claro lo que buscan, ya sea porque no recuerdan el titulo de lo que les interesa o porque esperan alguna recomendación basada en sus gustos y que obliga a los empleados a estrujarse la cabeza tratando de acertar. Y como no, también podemos ver como la popularidad de cierto tipo de mangas es cada vez mayor…
De nuevo nos encontramos con una serie que dada su escasa duración (en mas de un sentido) se puede ver tranquilamente en una tarde en la que se busque pasar un rato divertido, aunque sea a costa de disfrutar del estrés ajeno. Pero también resulta una serie interesante por permitirnos ver como funciona un mundo que por lo general solo conocemos como clientes y que esto quizás sirva para que mas de uno comience a respetar y a tratar un poco mejor a quienes trabajan de cara al publico, que es algo que hace mucha falta.
Manga editado acá por la modesta Fandogamia.
¡Ya que ayer hablábamos del aniversario de Asimov, aprovecho para comentar que hoy se cumple el centenario del nacimiento de Franquin!
Maravilloso Franquin (y lo que le debía nuestro querido Ibáñez …y unos cuantos más de la Bruguera de la época). Ya solo por su reformulación de Spirou se ganó un hueco en la historia del cómic, pero además creó al Marsupilami y al simpático impresentable de Gastón el Gafe. Y sacó alguna bizarrada más personal como las cínicas Ideas negras (tan poco para críos).