Para salirnos un poco de la tónica habitual por aquí, vamos a acercarnos a un mercado que aunque tenemos bastante cerca solemos descuidar por aquí, el del cómic franco belga. Y para ello quiero hablar de un cómic que ha editado Ediciones la Cúpula no hace demasiado y que nos lleva hasta la magia de los cabarets de París de los locos años veinte, para conocer de la mano de Gaëlle Geniller a la ultima sensación de las noches parisinas, Rosa. Una tierna historia sobre el amor y la familia que envuelto en un dibujo exquisito nos descubre un mundo olvidado lleno de magia en el que todo parece posible.
París años veinte, El Jardín es uno de los cabarets mas reputados de la ciudad en el que sus bailarinas, todas bautizadas en honor de alguna flor, deleitan a su publico con su arte sobre el escenario. Un escenario sobre el que va a debutar alguien muy especial, Rosa, el hijo de la dueña del local, quien desde siempre ha soñado con ser como esas mujeres que a todos los efectos son su familia. El éxito de Rosa es inmediato y se convierte enseguida en una de las sensaciones de la ciudad, especialmente a los ojos de un cliente habitual del local que desde esa noche será incapaz de pensar en nadie mas y que ayudara a Rosa a expandir sus horizontes.
Rosa, titulado originalmente “Le Jardín, París”, es la segunda obra de la joven autora francesa Gaëlle Geniller, quien tras su exitoso debut con “Les Fleurs de grand frères”, demuestra aquí que posee un talento enorme y que tiene mucho que contar. Un talento que se forjó en el mundo de la animación, industria en la que trabajó como diseñadora de fondos y decorados, algo que ha marcado mucho su estilo. Un mundo al que estuvo a punto de pertenecer esta historia antes de que Geniller decidiese convertir en cómic lo que originalmente había sido un proyecto como cortometraje.
Un cómic que, en un escenario mágico como el de los cabarets del París de los años veinte, donde las diferencias se respetaban e incluso celebraban, nos cuenta la historia de alguien que no ve sentido al atenerse a determinadas normas sociales y se enorgullece de ello. Rosa es alguien que siempre se ha sentido cómodo tanto vistiendo ropas masculinas como femeninas, y sueño siempre ha sido ser una cabaretera como su madre y su familia de adopción. Pero pese a ello no deja de considerarse un hombre y como llega a especificar en la historia prefiere que utilicen con el los pronombres masculinos aunque no sea una preferencia estricta. Rosa es sencillamente quien quiere ser y se siente cómodo en esa fluidez entre lo masculino y lo femenino a través de la cual se mueve con la misma soltura que sobre el escenario.
Un protagonista muy especial a quien aquí encontramos en una historia de amor muy tierna e inocente en la que seduce y es seducido por Amador, un joven editor que ha terminado por convertirse en el cliente mas fiel del Jardín para no perderse ninguna de las actuaciones de Rosa. Juntos comienzan una entrañable amistad en la que ambos abrirán los ojos del otro a nuevas formas de ver el mundo, y que para Rosa supondrá el descubrir nuevos horizontes en los que florecer.
Pero si algo destaca por encima de todo en este cómic, es el enorme talento de Gaëlle Geniller como dibujante. A lo largo de toda su obra es imposible no reconocer la antigua profesión de esta en el mundo de la animación, dotando a sus personajes de una suavidad y armonía de movimientos que casi nos hace olvidar por un momento que estamos ante imágenes estáticas sobre una pagina.
Personajes que se mueven por un París de ensueño que pocas veces ha parecido tan mágico y hermoso. Y si tenemos en cuenta Geniller tiene apenas veintisiete años y que estamos solo ante su segundo trabajo profesional, no soy capaz de imaginar a que nuevos niveles de calidad sera capaz de llegar con sus próximas obras, pero espero que sean muchas y que estemos por aquí para reseñarlas.
Esta especie de cuento de hadas que es Rosa se ha convertido en una de mis lecturas favoritas de este año por la forma tan tierna y conmovedora de contar la historia de este joven que se abre al mundo, por como celebra sin complejos las diferencias y por ese trazo elegante y único de una autora como Gaëlle Geniller que se ha puesto un listón muy alto que no me cabe duda de que podrá superar sin problemas.
Generalmente cuando se habla de personas trans en los años20 es para hablar del chispeante mundo del cabaret berlinés de entreguerras. Un mundo en el que hubo una cierta liberación LGTBI, luego brutalmente aplastado por… Bueno, ya sabéis quién.
Me alegro que en París también había semejante libertad.
Lo mismo pasaba en menor medida (con banda sonora de Jazz y Tango principalmente) en Buenos Aires y Barcelona. Incluso en las capitales turca y polaca, pero París y Berlín eran las reinas. En todas se jodió por culpa del auge del autoritarismo en la década siguiente.
Aunque por lo que se el ambiente en Paris era muy tolerante, en este comic esta todo tan dulcificado que casi parece irreal, a medio camino entre un cuento de hadas y una película de Wes Anderson. Pero dejando eso a un lado, una corrección, aqui Rosa no es trans, es un joven que se considera un hombre pero al que de vez en cuando le gusta actuar como una mujer, el termino mas adecuado probablemente seria «transformista»
La fuerza narrativa de las historias sobre Cabarets de los años 20 es que los cabarets eran un espacio fuera de todo lo demás.
El resto del mundo iba de cabeza al fascismo y a la Segunda Guerra Mundial. Pero los cabarets eran esa burbuja donde los que deseaban otras vidas podían tener sus simulacros de vidas, ajenas a todo eso.
Y además estéticamente siempre queda bonito, que coño.
Quizás no doy esa impresión pero me encantan estas historias más sacarinas y tiernas. Especialmente si se las toma en serio (como se puede apreciar aquí) y no usa mis emociones para cubrir por un relato sin convicción o directamente flojo. Obviamente esa es una línea completamente subjetiva, pero también una a la que soy muy susceptible (la impresión de quisquilloso sí que la doy, eh? xD).
Obras así pueden ser difíciles de descubrir justamente por no ser parte de la tónica habitual (mía, no de Brainstomping que es mucho más diverso de lo que se da crédito, xD). Así que gracias por la recomendación.
Pues sí.
Voy a inferir que el “Pues sí” es para todo el comentario pero especialmente (y enfático) para la parte donde digo que doy la impresión de ser quisquilloso, xD.
Pero en serio; estos cómics e historias merecen esta divulgación y no desencajan para nada por aquí.
Pues no (?), iba más bien por lo otro (no por lo quisquilloso que dices ser).
Bonito dibujo.
También en BD recomiendo Valerosas (Penélope Bagieu) y Piel de hombre. Otras dos obras necesarias.
El argumento de esta obra me recuerda a Degenerado de Chloe Cruchaudet que también habla de travestismo en los locos años veinte aunque con una visión mucho menos edulcorada.
Por cierto, esta es la primera vez que leo una reseña de un cómic franco-belga hecha por M’Rabo. Alguna vez comenté, medio en broma, si su anglofilia lo hacía francófobo.
PD: Intenté enviar este comentario justo cuando cayó la página, por lo que esta es una recreación que no se corresponde 100% con el original XD.
Ah, QUE LA TIRASTE TÚ!!!!
No creo. A menos que mi comentario haya sido demasiado para la página.
Algun otro ha caido, como Barbarella, pero es verdad que hablo poco de franco belga. Igual un dia me animo y me releo Tintin a ver que tal me parece ahora xd.
Eso, yo me releeré Watchmen y el Dark Knight Returns!
Los dibujos parecen fotogramas de una muy bonita película de animación.