Vivimos en una época extraña en la que no solo hay una serie (mas o menos) regular en el mercado de la JSA, sino que varios de sus miembros clásicos están disfrutando de series limitadas, la ya reseñada por aquí de Sandman, la que caerá la próxima semana sobre Alan Scott y la que hoy nos ocupa, la dedicada a Jay Garrick, el Flash original. En esta miniserie, que parte de los eventos narrados en Stargirl: The Lost Children, Jeremy Adams y Diego Olortegui nos presentan al clásico velocista en un papel que no es exactamente nuevo para el pero que le supone nuevos e inesperados desafíos y una amenaza del pasado que amenaza con arrebatarle lo que mas quiere.
Judy Garrick, la heroína adolescente conocida como The Boom, fue secuestrada junto con muchos de sus compañeros de generación y el recuerdo de todos ellos borrado de la memoria de todo el planeta. Pero tras haber sido rescatados por Stargirl han obtenido una segunda oportunidad de vivir sus vidas, aunque en un presente radicalmente diferente de su época. Un presente en el que Judy es de las pocas afortunadas que aun tiene un hogar al que regresar, aunque nada se parezca a lo que ella recordaba y sus padres sean ahora ancianos. Pero esta reunión quizás no sea tan duradera, ya que un viajo enemigo también olvidado ha regresado y parece amenazar la felicidad de los Garrick…
Durante años Jay Garrick ha sido una de las figuras paternas por excelencia del Universo DC, ejerciendo mas como familia que como mentor para multitud de héroes como Wally West o Bart Allen o las nuevas generaciones de la JSA. Un personaje al que Geoff Johns le había dado un trasfondo igual demasiado dramático al contar que Jay y su esposa Joan no podían tener hijos biológicos y que el hijo que habían adoptado había fallecido a las dos semanas por culpa de una neumonia, lo que les había impulsado a ejercer de “padres” para todos esos jóvenes héroes. Y es que Johns es de esos autores que parece creer que toda acción necesita una justificación dramática, que lo de hacer lo correcto simplemente por ser lo correcto no es suficiente. Por suerte es ahora el mismo Johns quien corrigió eso revelando que Jay y Joan si que podían tener hijos, solo que el recuerdo de esta les había sido arrebatado.
Pero esta es una idea que ahora esta desarrollando Jeremy Adams, responsable de la penúltima y muy recomendable etapa de Flash/Wally y de la actual e igualmente recomendable serie de Green Lantern. Un guionista que ha demostrado con creces que el tratamiento y caracterización de los personajes y el buen uso de su continuidad son dos de sus principales puntos fuertes, por lo que estamos en muy buenas manos. En los dos primeros números nos hemos encontrado con las complicaciones de esta reunión, con unos Jay y Joan cuyos recuerdos de su hija aun están regresando poco a poco, que tienen que procesar el ser padres de nuevo y evitar el instinto de sobreprotegerla por miedo a perderla de nuevo. Unas complicaciones que comparte Judy, quien se ha encontrado con un 2023 que en muchos aspectos se parece poco o nada al 1962 en el que fue secuestrada y que sus padres son sesenta años mayores de lo que recordaba (aunque bien conservados gracias a la Speedforce y las energías de Ian Karkull).
Partiendo de esta premisa Adams nos presenta una historia que alterna entre el pasado y el presente, mostrándonos a Jay y la JSA en su edad de oro enfrentados a enemigos cuyo recuerdo también había sido borrado, y un presente en el que dicho misterioso enemigo parece haber vuelto a la acción tras el regreso de Judy. Pero aunque el cómic contiene acción y aventuras en abundancia, lo que siempre esta en primer plano es la renovada relación de los Garrick, que a fin de cuentas es el tipo de elementos que siempre nos han mantenido enganchados al cómic superheroico, la humanidad detrás de los disfraces.
Junto con Adams nos encontramos al frente de este cómic con el dibujante peruano Diego Olortegui, quien ya tiene experiencia en esto de superhéroes adolescentes, habiéndose encargado de dibujar un par de números de la Ms Marvel de G. Willow Wilson y de la mas reciente miniserie Aquaman The Becoming protagonizada por Jackson Hyde. Para una serie tan emocional como esta se agradece y mucho que cuente con un dibujante que sea capaz de conseguir que sus personajes sean expresivos, que no dependamos de los textos para saber como se sienten. Y si además se trata de alguien que se desenvuelve tan bien con las escenas de acción y el manejo de la supervelocidad, esto se convierte en un cómic del que da gusto disfrutar.
Los aficionados a la JSA definitivamente estamos de enhorabuena, espero que esta racha se mantenga y que estas miniseries funcionen lo bastante bien como para tener continuidad y se vayan alternando con otros personajes, que ese grupo es muy grande y hay multitud de personajes e historias que explorar a lo largo de todas las décadas de existencia del mismo. Que yo personalmente estaría encantado de poder leer alguna miniserie dedicada a Wildcat, la Canario Negro original, Hourman o incluso explorar un poco mas el pasado del Starman clásico, que añoro Opal City. Pero mientras esperamos a ver si llega ese día podemos seguir explorando este presente que tan bien nos esta tratando.
Jay Garrick y Alan Scott siempre me parecieron más majos que Barry Allen y Hal Jordan. Y de los noventa para acá han sabido darles bien el tono de mentores paternales de las nuevas nuevas generaciones (con Wildcat como tercera para camorrista y más desenfadada …Wildcat, el primer Átomo y el primer Sandman también me han gustado siempre mucho, con sus reminiscencias más pulp). También me caía más en gracia el concepto de los halcones que se reencarnan desde la remota antigüedad que el de los polis aliens (aunque los últimos tuviesen mejores historias).
Los polis aliens tienen su gracia cuando sirven para criticar el autoritarismo. Ahora mismo con Trump y demás tienen el terreno abonado.
Lo de la Canario Negro original (fuera de algún episodio en plan flashback de la Golden Age) supongo que va a estar complicado cuando ya poco suelen dedicar a su mucho más popular hija.
Es que decir que una persona que vivió en los 40 tuvo una hija en los 80cada vez chirría más.
A veces creo que deberían hacer un salto realmente e inventarse una generación intermedia.
Es el problema que tiene haber trasladado la generación de héroes de los cincuenta y sesenta primero a los ochenta y luego a los dosmiles porque la mayoría siguen siendo los más populares de DC (salvo algún caso como Wally desbancando a Barry). Si no tienen vínculos previos no es mucho problema salvo por algún ajuste en sus orígenes, pero cuando éstos están vinculados a héroes de la Edad Dorada (como hijos, ahijados, sideckiks, pupilos o simplemente chavales que los admiraban cuando todavía estaban en activo) ya suele suponer un mayor problema de credibilidad.
Inventarse otra generación intermedia de la que hasta ahora no se había hablado no haría mas que complicarlo todo mas, y es que en este caso no seria necesario. No hay mas que decir que la Canario Negro original había sido bañada por las mismas energías místicas del villano Ian Karkull que bañaron a la JSA y les mantuvo extremadamente longevos, de esa forma se puede decir que la Dinah original tuvo a su hija en los años 90, ya que pese a tener unos setenta años biológicamente aun rondaba los cuarenta o menos, y de esa foma la Canario actual tendría unos treinta años en la actualidad.
Pues Marvel no se ha cortado para nada a la hora de hacerlo. Inventarse otra generacion intermedia quiero decir.
Aunque mi solucion seria decir que estuvieron atrapados en el Ragnarok desde los 50s.
Pues si es aquella generación perdida de Byrne no dio para mucho. Y con la JSA lo mas sencillo es utilizar las explicaciones que ya han estado en funcionamiento desde que se las invento Roy Thomas en los 80, y que mas o menos siguen colando, que ponerse a inventar nuevos retconeos.
Inventarse una generación nueva que va a traer más problemas de continuidad, a una DC que ya anda coja en eso, puede no ser la mejor solución, cuando simplemente puedes decir que son más longevas por causas sobrenaturales o lo que quieras inventarte.
En Marvel tienes a Nick Furia y a la Viuda Negra con sueros de longevidad y nadie enarca una ceja, por poner un ejemplo.
A mí personalmente la historia del hijo adoptivo de Jay me pareció conmovedora, más que excesiva.
La dinámica de JSA era en su momento curiosa, con Alan Scott ejerciendo de padre severo y exigente (pero justo) y Jay Garrick de padre comprensivo y sabio.
No se si le hace falta una hija propia a Flash teniendo en cuenta que ya ejerce de figura paterna de la familia Allen. Pero supongo que está bien darle más trasfondo. Claro que más que padre, debería ser abuelo.
Los Garrick son en el universo DC la pareja más conmovedora.
Creo que ni los Clark los superan.
Un cómic, que los muestre simplemente desayunar, es lo más bonito que publicará la editorial en todo el año.