Hoy toca de nuevo hablar de manga pero de uno algo diferente a lo habitual por aquí. En el Perro Enamorado de las Estrellas de Takashi Murakami nos encontramos con una serie de tiernas y dramáticas historias con un nexo en común, el amor de los perros hacia sus dueños y viceversa. Uno de esos mangas que simplemente nos muestran un pedacito de vida, que nos permiten desconectar durante un rato y con el que quizás convenga tener pañuelos a mano en algún que otro capitulo.
Un hombre que ha sido abandonado por su familia, un asistente social dedicado plenamente a su trabajo, una anciana que ha perdido las ganas de vivir y un niño que anhela un hogar. Cuatro almas solitarias que sienten que lo han perdido todo o que ya no vale la pena seguir adelante, unidas por una serie de casualidades imposibles y por el cariño de unas criaturas que siempre están ahí cuando mas se les necesita, sus perros.
En este manga, que en realidad son dos reunidos en un solo tomo, Hoshi Mamoru Inu y Zoku hoshi mamoru inu, nos encontramos con costumbrismo en estado puro, un genero que en Japón tienen dominado como un arte, y que en esta ocasión viene aderezado con unas pinceladas de, vamos a llamarlo realismo mágico, que se manifiesta a través de esos perros que aquí son unos personajes mas con sus propios diálogos internos. Con estas pequeñas historias Murakami (sin ninguna relación con el novelista) consigue con un ritmo pausado pero seguro eso que a veces es tan difícil de convertir la cotidianidad en algo interesante, acercándonos a las vidas de estos cuatro personajes, trágicas en muchos casos, en unos momentos de máxima vulnerabilidad.
Una tragedias que aunque dramáticas no responden a ninguna causa extraordinaria, pero que son tan cercanas y convencionales, tan habituales, que eso provoca que afecten al lector mas si cabe, ya que se trata de circunstancias que todos hemos experimentado o de las que hemos sido testigos demasiado a menudo. Pero pese a ello no estamos exactamente ante un drama, aunque contenga momentos en los que se hace difícil contener la emoción, Murakami utiliza estas pequeñas historias cotidianas para mostrarnos como incluso en los momentos mas complicados hay resquicios de esperanza, haciendo de este Perro Enamorado de las Estrellas una suerte de canto a la vida.
Y como decía mas arriba, esa cotidianidad se encuentra entremezclada con un punto de realismo mágico, una combinación que los Japoneses manejan muy bien, personificado en unos perros que como sus futuros dueños no han tenido la mejor de las suertes. Perros que fueron abandonados o dejados de lado y que aparecen en las vidas de sus futuros dueños en el momento justo, cuando mas les necesitan y convirtiéndose en el apoyo que necesitan para seguir adelante o para estar acompañados en sus momentos finales. Perros que como también decía son unos personajes mas, que se expresan tan elocuentemente como sus dueños aunque solo los lectores les entendamos, y que a través de sus monólogos nos permiten entender un poco mejor a esos humanos tan perdidos con quienes comparten sus vidas.
El Perro Enamorado de las Estrellas puede espantar a mucha gente por tratarse de un manga en el que no hay acción, en el que no sucede nada extraordinario, que simplemente nos muestra las vidas de personas como las que nos cruzamos a diario. Pero quienes busquen una de esas historias que reconcilien a uno con la vida, con un pequeño y pausado remanso de paz que nos permita desconectar un rato de la rutina, esta obra de Takashi Murakami que ha editado por aquí Ponent Mon es perfecta para ello.
Mangas así son necesarios. Y cuando lo sacó Ponent Mon (ahora ya sacan casi de todo incluso acá) eran todavía raras cosas así (aunque ya se habían publicado antes mangas para otros perfiles de lectores).
Artículos así también son necesarios (aunque ahora abunda donde leer sobre cómics así no hay que dar nada por sentado, siguen siendo de perfil bajo en nuestro pobre mercado y sigue siendo necesario darles exposición y publicitación).
Yo por eso prefiero hablar de cosas de estas con las que e disfrutado que dedicarme a rajar de cosas que no como esos pseudoultimates de Hickman de los que se ha estado hablando en los comentarios de otro post, me parece mucho mas productivo.
Eso es pienso para no sé quién (intentando engañar a nostálgicos de algo que ya era malo …y que se van a sentir decepcionados porque esperan otra cosa). Pero sí, deberíamos hablar más a menudo de cosas positivas, que parece que está afición nos tiene estreñidos la mitad del tiempo.