Hoy quiero hablar de una de las obras mas recientes de uno de nuestros autores mas grandes, el Cementerio Estelar de Carlos Giménez. Un cómic al mismo tiempo reciente pero también antiguo en cierto modo, ya que se trata de una obra muy especial no solo por la calidad que posee por si mismo y por el derroche de talento del que hace gala aquí Giménez, sino por permitirnos ser testigos de un aspecto del proceso creativo del cómic que pocas veces tenemos la oportunidad de analizar, el encontrarnos un mismo guion interpretado por dos autores muy diferentes.
Cementerio Estelar nació hace casi veinte años como una petición del tristemente fallecido Alfonso Azpiri, un gran amigo de Giménez, quien le pidió que le escribiese un guion de los que solía hacer para si mismo en clave de ciencia ficción y que le permitiese lucirse y pasárselo bien creando escenarios y personajes imposibles. Así que Giménez recurrió a una de sus fuentes de inspiración habituales para estos casos, la literatura de Jack London que ya había transformado en ciencia ficción en obras como Koolau el Leproso, Érase una vez en el futuro o mas recientemente La Peste Escarlata. El resultado fue una colección de relatos cortos protagonizados por diferentes personajes en escenarios de lo mas diversos y que Norma Editorial publicó en 2005.
Pero este fue un guion al que Giménez siempre le tuvo ganas, que le pico el gusanillo de haberlo dibujado el, por lo que hace poco, cuando Giménez puso punto y final a su saga de Paracuellos y le apeteció cambiar de registro y hacer algo radicalmente diferente con lo que pudiese pasárselo bien dibujando, se acordó de aquel guion. En principio esto iba a ser un simple divertimento, algo con lo que desconectar y poder dejarse llevar metiéndose de lleno en esos mundos de fantasía. Pero tras dibujar el primer capitulo Giménez quedo tan encantado con el resultado que dibujo el siguiente, y el otro… hasta plasmar sobre el papel el guion completo.
El resultado que tenemos aquí en la edición del álbum que ha publicado Reservoir Books y con la colaboración especial del dibujante Carlos Vila coloreando el álbum, es un cómic que es y no es el mismo que ya se había publicado en 2005. Todos los aficionados al cómic sabemos de sobra lo diferente que puede resultar una historia dependiendo de quien la dibuje, pero lo que no solemos encontrarnos es un caso como este en que literalmente el mismo guion vea la luz a cargo de dos autores tan diferentes. Aquí Giménez no ha cambiado ni una coma, la historia y los diálogos son los mismos en todo momento, pero los estilos de este y de Azpiri son tan diferentes, especialmente en este caso en el que Giménez ha optado por una aproximación mas caricaturesca a su dibujo, que no se puede decir que simplemente sean ambos el mismo cómic con diferente dibujo.
En manos de Azpiri este Cementerio Estelar se convirtió en una obra tenebrosa, seria y dramática, poniendo el foco a menudo en una violencia extrema y un gore de lo mas explicito que hacían de esta obra una historia inquietante. Pero la percepción de esta cambia por completo cuando nos encontramos frente a esta segunda versión en la que el estilo de Giménez mas caricaturesco que nunca, acompañado de ese coloreado mas sencillo y luminoso de Vila, hacen que este nuevo Cementerio Estelar resulte un cómic mucho mas divertido. Y es que el muy diferente apartado gráfico de este versión no solo acentúa los elementos de humor negro presentes en el guion y que se podían apreciar en la versión de Azpiri, sino que bajo el prisma de Giménez es difícil no interpretar en esa misma clave los aspectos mas violentos y sangrientos de la historia que están siempre presentes en ambas versiones), magnificando esos aspectos humorísticos de tal forma que a ratos cuesta creer que estemos ante el mismo guion.
Pero dejando las comparativas a un lado, no se puede negar que Giménez sigue siendo uno de los mas grandes, incluso cuando de forma consciente opta por un dibujo menos acabado y mas simplificado (después de todo el en un principio no tenia pensado que esto se fuese a publicar, era mas bien un ejercicio de desconexión) Un enfoque hacia su estilo en el que también se permitió realizar otros experimentos gráficos como recurrir a una composición de pagina tremendamente sencilla, a menudo limitada a dos grandes viñetas por pagina, que le permiten lucirse dibujando con mayor detalle esos mundos imposibles en los que sus personajes viven una horrible aventura tras otra que inevitablemente acabara con sus huesos enterrados en ese famoso Cementerio Estelar.
Tras mas de sesenta años de carrera profesional es todo un placer y un honor que podamos seguir contando con nuevas obras de un Carlos Giménez que sigue en plena forma y con ganas de seguir explorando todo lo que se puede hacer con el cómic. Así que además de desearle, un poco egoístamente, que siga haciéndonos disfrutar y también sufrir con nuevos proyectos en el futuro, quiero aprovechar la ocasión para animar a todos nuestros lectores a que se acerquen a su obra si no lo han hecho ya. Porque estamos no solo ante alguien que se ha ganado a pulso el ser uno de los mejores autores de cómic no solo de nuestro país, sino de todo el mundo y vale mucho la pena descubrir todo lo que ha hecho en este mas de medio siglo de profesión.
Azpiri. Al que tantos descubrimos por sus (tremendas) carátulas de videojuegos en los ochenta.
¡Recopiladas en el libro «Spectrum, el arte para videojuegos de Azpiri», por cierto!
¿Alguno tiene leido recientemente (en los últimos años) Mot de Azpiri para hacer una pequeña valoración?
Por saber si se puede revisitar y eso
Yo leí hace unos meses un par de álbumes que me regalo un amigo, fue la primera vez que leí algo de Mot y me lo pase muy bien con su lectura, muy divertidos y bastante mas locos de lo que esperaba que fuesen.
Yo tengo los dos álbumes donde recopilaban todas las historias y me parece que están bien, pero sin pasarse; quizás lo más interesante es el dibujo y lo locas que son las tramas, pero también tal vez se disfrutan más leyéndolas a una o dos páginas por domingo cuando las publicaban en «Pequeño País», disfrutando de los cliffhangers, porque leídas de sopetón te quedas entre un «¿y ya está?» y un «pues tampoco había para tanto».
De cuando las publicaban ahi las recuerdo y claro. El dibujo me parece tán sugerente.
Gracias a los dos. Creo que si tengo ocasión le daré una lectura
Un ejercicio mental que creo como lectores hacemos constantemente pero un experimento que no se hace tan a menudo en la realidad. Como bien señalas no es solo un ejemplo de las diferencias entre estilos sino también de las muchísimas decisiones creativas y narrativas que definen el tono de una historia. Es de lo que se habla cuando se dice que el artista es director, director de fotografía, coreógrafo, diseñador, etc.
Hay lecciones sobre que hace a una secuencia dramática o cómica, solemne o irreverente, dinámica o contemplativa que el contraste solo ayuda a hacer más claras; especialmente en los ejemplos seleccionados donde se nota que no es tanto el estilo del dibujo ni el color ni por supuesto el texto lo que separa a las obras sino la forma de presentar los elementos. Realmente es genial la selección de los ejemplos aquí en ese sentido; puedes imaginarlos como simples sketches con mínimos detalles (sin expresiones faciales siquiera) y seguir sacando las mismas conclusiones sobre la diferencias de tonos de la historia (o al menos conclusiones muy similares).
Fantástico post. No conocía esta nueva versión, pero es compra segura. Y sí, qué grande sigue siendo Giménez. Tengo la suerte de conocerle y, lo que le hace aún más grande, es modesto, cordial y efusivo.
A una provecta edad. Y con reseñables series autorreferenciales como Paracuellos, Barrio, Los profesionales y Pepe.
Y series de memoria histórica como Paracuellos, 36-39 Malos tiempos o España: Una, grande y libre.
Es que Giménez es una apuesta segura en estas cosas, desde que comenzó a escribir sus propios trabajos hace décadas no le he leído aun un mal comic.
El gran Carlos Giménez, muy fan de la SciFi (y lector voraz, no solo de tebeos, pero también, que es muy fan de El Guerrero del Antifaz, Johnny Hazard y Terry y los Piratas) ha realizado unas cuantas adaptaciones literarias (principalmente del género y principalmente de relatos), de Hom a La máquina del tiempo. Su gusto por London viene de largo.
Esta «readaptación» de su adaptación para el desaparecido Azpiri entra tanto en el reciclaje de sus «viejos» papeles como en su plan de este último lustro de ir cerrando los melones que tenía abiertos (como comentó hace unos meses en una entrevista está barriendo su casa), poniendo un fin a sus seriales más queridos: Gringo (Punto final), Dani Futuro (Punto final y la pesimista Mientras el mundo agoniza) y las autorreferenciales Paracuellos (Un «hogar» no es una casa) y Los profesionales (ya programado para octubre su sexto y último álbum: La última cena de los veteranos). Habrá un nuevo álbum de Barrio?
Ya en la vieja y teen Dani Futuro (más aventurera y positiva, aunque su reciente cierre tira por otro lado: «si bien no es edificante, en el fondo quizá sí merezca ser contada») se tocaban temas delicados.
Giménez y la SciFi: Delta 99, Kiko-2000, Dani Futuro, Iris de Andrómeda (especie de spin-off de Dani Futuro), Ray 25 (las tres con Víctor Mora, el gran guionista español de la época), Hom, Cuentos del 2000 y pico, Érase una vez en el futuro, La máquina del tiempo,…
Muy bien por la reinterpretación de Giménez en solitario, pero es una pena que no se haya reeditado también el álbum dibujado por Azpiri (aunque salvo como ilustrador soy mucho más de Giménez que de Azpiri).