Cuando hablamos de adaptaciones de manga o anime a imagen real en occidente lo habitual es echarse a temblar. Dragon Ball Evolution, Death Note, Cowboy Bebop, Caballeros del Zodiaco…los resultados suelen ser cosas sin alma, llenas de complejos y que suelen provocar un sentimiento de vergüenza ajena importante. Por eso cuando Netflix anuncio que iba a adaptar una de las series mas populares de las ultimas décadas, el One Piece de Eiichiro Oda, me temía lo peor, que se iba a repetir la historia de siempre… Pero la semana pasada por fin se hizo publico el primer trailer de la misma y… esto parece divertido. Así que aunque aun es pronto para hablar, de momento esto no tiene mala pinta.
Aun me cuesta creerme que esto parezca tan divertido
Antes de seguir conviene aclarar que mi conocimiento de One Piece es un tanto superficial, he visto algún episodio suelto del anime y he ojeado el manga, pero lo extenso de ambos (mas de cien tomos de manga, mas de mil episodios e incontables películas el anime) me ha echado un poco para atrás a la hora de meterme en la serie, pese a que con esos veintiséis años de existencia a sus espaldas y lo tremendamente popular que ha sido, he acabado aprendiendo muchísimo de los personajes y de la trama. Quizás por eso no tengo una visión tan fundamentalista sobre lo que muestra este tráiler que tiene tan dividido al publico y lo estoy juzgando mas por si mismo que en comparación con el material original. Y visto desde esa perspectiva esto me parece una serie de aventuras muy divertida que me apetece mucho ver. Así que vamos a analizar un poco que es lo que nos ofrece este primer vistazo.
El trailer comienza, como no podía ser de otra forma, con Monkey D. Luffy, a quien da vida aquí el mexicano Iñaki Godoy, admirando los barcos del puerto y hablándonos de sus sueños, de como el mar siempre le ha llamado y que quiere convertirse en el Rey de los Piratas. Y aunque Godoy no tiene esa mirada de loco que suele tener Luffy, hay algo en ese entusiasmo infantil e inocente con el que proclama sus intenciones que se hace difícil no desearle que haga realidad sus sueños.
Pero para cumplir ese sueño necesita una tripulación, y allí es donde aparece su primer recluta, atado a una cruz en una plaza con cara de muy pocos amigos y aparentemente algo incrédulo ante ese Luffy que afirma que van a formar un buen equipo. E incluso yo le he reconocido inmediatamente como el espadachín Roronoa Zoro, a quien da vida aquí el japones Mackenyu, un actor que se esta especializando en adaptaciones de manga/anime populares tras haber sido uno de los villanos de Rurouni Kenshin en el cine y haber sido hace poco el mismísimo Seiya, Caballero de Bronce de Pegaso en esa adaptación de Caballeros del Zodiaco que no tiene precisamente tan buena pinta como este One Piece.
Un actor con amplia experiencia manejándose con espadas en el cine que como vemos a continuación le convierten en un Zoro de lo mas adecuado.
Tras esto podemos apreciar que esta adaptación no huye de los elementos mas fantásticos de la historia, mostrándonos una gigantesca serpiente marina atacando un pequeño bote a bordo del cual se encuentra un tipo pelirrojo que lleva el mismo sombrero de paja de Luffy, por lo que no puede ser otro que Shanks, el pirata al que Luffy idolatraba y que le inspiro a seguir sus pasos.
Poco a poco podemos seguir admirando la absoluta falta de complejos de esta adaptación que a menudo suele lastrar este tipo de proyectos en occidente, como se aprecia en la batalla naval que encontramos a continuación, con ese barco de aspecto ridículo aparentemente capitaneado por un pirata payaso. Uno de esos elementos que me hacen tener fe de que al menos las intenciones a la hora de adaptar este material han sido las correctas.
Y ahora nos encontramos con otro de los miembros principales de la tripulación de Luffy, Nami, interpretada por la estadounidense Emily Rudd. Un personaje que aquí no parece llevarse muy bien con Zoro, un sentimiento mutuo por lo que vemos, pero que tratándose de un shonen de aventuras de lo mas clásico (bueno, y sabiendo lo que han durado ambos personajes en el manga) no me cabe duda de que antes de que acabe esta serie estarán dispuestos a dar su vida mutuamente.
Un sentimiento que el propio Luffy manifiesta en voz alta, afirmando que aunque no llevan mucho tiempo viajando juntos sabe que cuidan unos de los otros. Momento en el que podemos ver brevemente al Estadounidense Jacob Gibson en el papel de Usopp (aunque con una nariz mucho mas normal que el original) y al Tinerfeño Taz Skylar como Sanji, completando así la tripulación original del Going Merry.
Una tripulación que a continuación hace un despliegue de sus habilidades dejándonos claro que incluso los aspectos mas ridículos de estos personajes (como ese Zoro “empuñando” una de sus espadas entre los dientes) han dado el salto a la imagen real sin ningún tipo de complejos.
Algo que se reafirma en la siguiente escena, cuando vemos a Luffy utilizar uno de sus característicos ataques sobrehumanos, estirando su brazo hasta limites inhumanos para lanzarlo con todas sus fuerzas contra uno de sus adversarios mientras grita el nombre de su ataque como en el manga y el anime. Y si, el efecto especial es un tanto regular, y que grite de esa manera debería ser ridículo, pero esa falta de complejos y cariño por los personajes consigue que la escena funcione, porque hay historias que no necesitan tomarse en serio a si mismas y necesitan que sean un poco tontorronas.
Una mentalidad que Zoro no parece compartir cuando en la escena final le dice a Luffy que no es cierto que los grandes guerreros nombren sus ataques. Pero dado el tipo de serie que es esta y viendo como le han dado el mismo tono que al material original, estoy absolutamente convencido de que Zoro acabara gritando a pleno pulmón el nombre de sus ataques para regocijo de Luffy.
A finales de Agosto saldremos de dudas sobre si esta serie será la que rompa la mala racha de adaptaciones de manga/anime a imagen real en occidente y también si será otra de esas series con las que Netflix nos deja a medias cancelándola tras una única temporada por no haber cumplido esos objetivos que nadie parece comprender del todo. Pero de momento hay que reconocer que tiene buena pinta, que parece que se han gastado lo suficiente para que no parezca algo cutre, y que han respetado la estética y tono de la serie. Lo que sumado a que el propio Eiichiro Oda ha estado muy envuelto en el desarrollo de la serie y parece contento con el resultado y como el reparto de la serie esta consiguiendo contagiar el entusiasmo por este proyecto, a mi al menos me han dejado no solo con ganas de verla, sino que este tráiler me ha animado por fin a leerme el manga. Así que incluso en el peor de los casos al menos eso ha conseguido la serie, que no esta mal.
Sobre los requisitos de Netflix.
Neil Gaiman comentó que Netflix observa, si la gente se ve la serie de un tirón. Porque supone, que eso muestra que están expectantes por nuevas temporadas.
En base a eso estima la idoneidad de continuarlas o no.
Es decir, no basta con verlas. Hay que verlas de forma maratoniana.
Y Gaiman exhorta a la gente a verse Sandman así, para conseguir su continuación.
Sobre One Piece. Me da mucha pereza ver la serie.
Yo en su momento me tragué Dragon ball, Caballeros del Zodiaco, Yaiba, Shulato rey de Shula, y otras series basadas en el combate infinito frente a nuevos oponentes que surgen a lo largo del recorrido interminable en pos del Mcguffin de turno; llamese Bolas del Dragon, One Piece, la técnica definitiva, ganar el gran torneo de mi barrio, o lo que sea.
Si encima, no tiene literalmente fin como es la saga de One Piece. Pues…
Lo importante es el recorrido, lo bien que te lo pases viendola. Lo que aporte a lo largo del periplo.
Pero los episodios que he visto de One Piece no me dicen nada.
De hecho, me recordaba nuchisimo a los piratas de Dragon Ball, -esa base submarina en la que entran en busca de un tesoro Bulma y compañia; o esos piratas a los que Mutenroshi les birla una bola del dragon-.
Esa es seguramente la influencia de One Piece.
Hay cosas que las tienes que ver con la edad apropiada. Como Naruto. Otra que ni he visto ni me apetece.
En el fondo las tres. Dragon Ball, Naruto y One Piece siguen la misma narrativa.
El niño, que descubre el mundo y se enfrenta a él siguiendo un impulso por conseguir algo.
Cumple esa función para cada nueva generación de chavalada. De ahí su exito como serie identitaria de cada generación.
El tema, es que todas ellas son exageradamente largas
¿Quedarse tantos años viendo una serie así, supone que su público no ha sabido evolucionar como espectador? ¿O es que la serie ha sabido perpetuarse saltando de espectador en espectador a lo largo de decadas?
Las dos cosas seguramente.
Tal vez el problema sea ver y no leer. Soy un poco pesado con estas cosas, pero no me gusta un pelo que la gente hable de manga y anime como si fueran intercambiables; hay gente que no ha leído el manga de Dragonball, a pesar de que Toriyama es un narrador estupendo que merecería mucho más reconocimiento del que tiene.
Que no nos engañemos, la mayor parte del reconocimiento que tiene es económico -allá cuidaos el arte- y él mismo lo aceptó al alargar la serie tontamente con broncas espaciales, con lo que el conjunto de la serie se devaluó. No me he leído todo One Piece, pero los tomos que sí he leído hasta ahora me han parecido bastante interesantes y como te pasa a ti, me recuerdan mucho al Toriyama bueno.
Y éso son palabras mayores.
Lo de hablar de manga y anime como uno solo es sin duda culpa de que las adaptaciones suelen ser literales, así que es fácil caer en ese vicio como me pasa a mi menudo.
También probé a leer algunos tomos de One Piece.
Pero no me engancha.
Y ojo. Eso también me pasó con Dragon Ball. Su manga es mucho más dinámico y con más matices que su serie anime. Y me leí toda la etapa inicial.
Pero no me emocionó. Claro, fue años después de ver la serie y por supuesto ya no tiene el impacto inicial. Amen, de que me sabía la historia de pe a pa.
Yo entiendo, y esto es apreciación personal, que quedé ahíto de ese tipo de historias, porque la primera es la que te llega. Y todas las demás se me hacían algo ya visto.
Las siguientes generaciones tuvieron sus nuevas historias de «niño descubriendo el mundo y enfrentándose a él»
¿Pokemon sería otra? Más infantil y sin la iniciación en el sexo.
Las chicas por su parte, tuvieron su versión princesas con SailorMoon (me la trague entera también), Madoka, Card Captor Sakura y mil más.
Evidentemente esas series duran lo que dura porque hay demanda y la industria las suministrará mientras ganen dinero.
Pero yo hablo del botón emocional que pulsan. Son las series de «salida al mundo» que abren los ojos de su público. La de paso de una etapa de la vida a otra.
Pues hay gente, que no ha visto otra cosa en su vida; y lleva tragándose impacientemente su respectiva serie desde hace dos décadas largas, y con los cuarenta años requetecumplidos, e importándole nada todo lo demás.
Esos son los que digo que se han quedado atascados. Con Dragon Ball ha pasado mucho.
Y yo, suelo ver el manga y el anime por encima para ver que me tira más.
Unas veces el manga es muuuy superior. Hajime no Ippo es mucho mejor el manga, mucho más dinámico y vibrante. Dr Stone me papé el manga de una sentada. Su anime lo repasé por encima. Muy inferior a mi gusto.
Otras veces el anime es superior. Tenchi Muyo me flipó en su época (era rompedor en su época), mientras su manga es difícilmente recordable. Evangelion otro posible ejemplo.
Otra veces el anime y el manga te ofrecen experiencias totalmente distintas y complementarias. Komi san no puede comunicarse, por decir uno actual. Ghost in the Shell otro ejemplo.
Igual no son los mejores ejemplos, pero son los que se me ocurren.
Spyxfamily me parece entretenidilla, pero sin emocionar. Me interesa el trasfondo de Guerra fría en la Alemania del este. Anime y manga me parecen a la par.
Pero One Piece no me entra por ningún lado. Que le voy a hacer. Y pensar en leerme 100 tomos a ver si consigo pillarle el interés. Pues no.
En Netflix ya se han dado cuenta de que esos niveles de exigencia eran un tanto ridículos y parece que ahora tienen en cuenta los primeros 91 días tras el estreno y no los primeros 28 como hasta hace poco, para dar tiempo a que el boca a boca haga crecer las audiencias, así que por suerte algo esta cambiando.
Lo de pereza a la hora de hacer frente a una serie como esta es algo que comparto, son casi treinta años de existencia, pero yo siempre he tenido debilidad por estas historias de aventuras en las que el grupo principal va creciendo, los enemigos se convierten en enemigos, series como Dr Stone que es con la que mas recientemente me he enganchado, y por eso ahora he empezado a leerme el manga de One Piece y de momento lo que me he encontrado me esta gustando mucho.
Que yo es que mas que creer en la edad adecuada para cada cosa creo que lo que hay que tener es la actitud adecuada, yo he disfrutado muchísimo con obras enfocadas a sectores del publico que no tienen absolutamente nada que ver conmigo porque al final del día la calidad se sobrepone por encima de lo demás.
En cuanto a pasarse el tiempo con cosas así no creo que tenga nada que ver con una falta de evolución, para mi evolucionar no significa necesariamente que te dejen de gustar unas cosas para gustarte otras, sino que cada vez los gustos son mas amplios y que uno puede disfrutar viendo Breaking Bad o Ranma. Aunque en casos como este de One Piece esta claro que también esta funcionando muy bien el relevo generacional, que si a día de hoy sigue estando entre los mangas mas vendidos constantemente no creo que sea solo por los lectores que han sido fieles desde los noventa.
El tema de evolucionar es eso.
Vas leyendo cosas y ampliando gustos y pasando de una a otra y acrecentando base lectora y musical y cinematográfica y de todo.
El tema es quedarse estancado. Yo me compro Mortadelo y Filemón de los 60 hecho para niños y es maravilloso.
Pero si lo leo es sabiendo lo que compro y con un punto de perspectiva.
No me quedo atascado en eso.
Hay gente, que no pasó de ahí y compra todo lo de los negros de Ibáñez. Porque es lo que les hizo vibrar con 10 años y quieren remozar esa sensación. Sin interesarles nada más.
Con estas series como Dragon Ball o Naruto, me doy cuenta de que hay mucha gente atascada porque fue la serie que les sacó de la niñez a la adolescencia. A eso me refiero.
Dr Stone es de las cosas en manga que más me han gustado en años. Y lo descubrí por ti.
Y me gusta por ese canto de amor a la ciencia tan bien hilvanado. En donde cada descubrimiento lleva a otro.
Pero sobre todo es, por el conocimiento de la psique humana del protagonista. Que es capáz de percibir todo lo que una persona realmente necesita -que no es lo que quiere- y se lo brinda para ganárselo.
Esa es la verdadera grandeza de Dr Stone.
Como muchos su extensión ha hecho que ni lo intente con el manga y menos con el animé (como Detective Conan) y que sigan en publicación. Ojalá salga bien, por los fans. Difícilmente la vea. Verla sin leerme el manga me haría sentir sucio.
Supongo que soy más fan de Avatar – que tampoco veré a menos que un amigo se sacrifique y me cuente qué tal -. Más expectativas en la próxima peli animada.