No, no lo tuvo fácil para nada. Y seguramente el mayor enemigo que tuvo fue su propia inseguridad, ese perfeccionismo que lo hacía dudar de su propio trabajo constantemente, como esos artistas temperamentales que tiran página tras página a la basura. Jack Kirby tenía la suerte de haber llegado antes, las generaciones posteriores estaban caminando sobre el camino que había abierto él, y Romita eso lo sabía. Y le hacía sentir menos. Pero con Steve Ditko no existía esa justificación, el cabrón de Ditko tenía casi su edad y era el creador de Spiderman.
Pensad el marrón que le había caído encima; tras años de realizar cómics románticos y hasta haber trabajado en cómics que firmaban otros, Stan Lee lo colocaba en Spiderman y le decía que tenía que sustituir a Ditko. Spiderman en aquel momento no era el cómic más vendido de la editorial -Fantastic Four todavía aguantaba en lo más alto- pero si uno de los que más, y el trabajo de Ditko en ella había sido tan personal hasta el punto de que Peter Parker era Steve Ditko. Romita llegaba allí tras un relanzamiento fracasado del Capitán América en los años 50 del que todavía se autoculpaba, a pesar de que Stan Lee le había dejado claro que aquello tuvo más que ver con el panorama político del momento con la caza de brujas que con su imitación de Simon y Kirby, y por lo demás había hecho pocos cómics de superhéroes en particular y acción en general, porque en DC había hecho exclusivamente cómics románticos en los que, eso sí, había aprendido a dibujar señoritas estupendas, que antes de aquello según dice le salían horrorosas. No había sido el trabajo de su vida, pero sustituir a Steve Ditko daba auténtico pánico; él estaba mucho mejor en Daredevil, un personaje más sencillo y secundario que no estaba bajo tantos focos. En menos de dos años Amazing Spider-Man era el título más vendido de la editorial.
Stan Lee había acertado al ficharlo por un sueldo más elevado de lo habitual, al garantizarle trabajo constante. Sabía que John Romita era bueno, que tenía muchas posibilidades, y en 1965 seguía teniendo demasiada dependencia de Kirby y Ditko, sin que apareciera un relevo claro a la vista (John Buscema no llegaría hasta un año después, en 1966). Romita llega a Spiderman considerándose a si mismo un sustituto temporal de Ditko, y por eso sus primeros números son imitaciones de su estilo, sin soltarse en lo más mínimo. En algunas de sus viñetas se ven algunas figuras claramente inspiradas en viñetas de Ditko, personajes como Norman Osborn y su peinado imposible están prácticamente clavadas de la versión de su antecesor. John Romita tardaría cosa de un año en darse cuenta de que Ditko no iba a volver, en empezar a soltarse, pero aun así esa transformación no fue algo radical si no algo paulatino, ayudada sobre todo por entintadores y «algo más» como Don Heck, Mike Esposito (firmando como Demeo, porque en aquel momento tenía exclusividad con DC) o sobre todo Jim Mooney, que dibujaría buena parte de sus cómics y se convertiría en uno de sus principales soportes durante su primera etapa en la serie.
«¡Tira la goma de borrar!» le decía Jack Kirby, pero John Romita era incapaz de hacer eso. Necesitaba que los personajes estuvieran perfectos, que todo funcionara. Podía introducir más líneas, más manchas, podía recargar el cómic lo más grande, pero sabía, como bien le habían enseñado contemporáneos como Alex Toth, que menos es más, que la narración era lo principal del cómic y que tanto sobar la imagen podía ser espectacular en un principio pero a la larga perjudicaba el todo. Así que John Romita sabía elegir sus propias batallas, cuando tenía que ser «detallista» y cuando no. Puede que Jack Kirby fuera un torrente creativo que pasaba por encima de cualquier cosa con el único objetivo de meter ideas en la cabeza del lector, pero John Romita era un artesano lento y paciente, frustrado porque el resultado nunca estaba a la altura de lo que él quería, eso sí, pero por algo poco a poco se acabó convirtiendo en el director artístico de Marvel. Le gustaba trabajar en el Bullpen y a Jack Kirby no, eso es verdad, pero tantos años preocupado por estar a la altura habían provocado que Romita fuera el mejor maestro de dibujantes que tenían en plantilla, y éso es mucho decir de una editorial que tenía contratados a dibujantes como John Buscema, Gil Kane o el propio Jack Kirby, además de otros que estaban por venir.
Lo cierto es que hay que admitir que John Romita acabó eclipsando a Ditko. Sí, aquí somos Ditkianos a matar y siempre hemos dicho que lo preferimos a él, pero lo cierto es que la imagen de referencia de qué es lo que debería ser Spiderman es la de Romita y no la de Ditko. El diseño original es suyo, por supuesto, y es el camino sobre el que anduvo el propio Romita, pero todas las imágenes corporativas del personaje son suyas, a pesar de que por medio hayan pasado otros dibujantes que dejaron mayor o menor huella en el personaje como el propio Gil Kane, Ross Andru, Sal Buscema, Todd McFarlane o el propio John Romita Jr. Cuando se habla de cómo dibujar a Mary Jane el referente es él -no deja de ser una creación gráfica suya- mientras que personajes de Ditko como Gwen Stacy fueron completamente redefinidos de Lauren Bacall a la «chica Romita» que todos conocemos. John Romita fue el pegamento gráfico del Universo Marvel hasta bien entrados los 90, garantizando una consistencia en los diseños de personaje que permitiera que cualquiera de ellos fuera reconocido inmediatamente con solo ver su silueta. Y sí, su salida de Marvel fue por la puerta de atrás, en una época en la que el Bullpen se convirtió en un auténtico hervidero tóxico por los tejemanejes de señores con corbata que no habían leído un cómic en su vida, pero ya les hubiera gustado a muchos jubilarse como John Romita, ponerse a trabajar en lo que les apeteciera y seguir viendo como tu propio hijo sigue haciendo cómics mejores de lo que tu mismo habrías podido hacer nunca.
Y ésto no es algo que diga yo, ésto es algo que decía el propio John Romita, que siempre consideró que su mayor orgullo era la carrera de su propio hijo. Descansa en paz, maestro.
Peter Parker no era Ditko y especialmente conociendo lo que el trabajo más personal de Ditko sería en personajes como Mr. A; Peter Parker necesitaba escapar de la influencia de Ditko. Cosa que duele decir; mi adoración por Spiderman nace indudablemente en esa primera splash page que presenta a Peter Parker, no necesité más para entender lo que Ditko decía y conectar emocionalmente de una forma que hasta ese entonces no había conectado con ningún personaje de ficción (y no considero he hecho desde entonces).
Pero eso solo es un prólogo; adorar es algo que puede cegar, algo que puede ser malo y acabar peor. Es algo que ya no siento por Peter Parker. Porque gracias a Romita realmente conocí al personaje y aprendí junto con él que había muchísimo más que lo que pasa por tu cabeza y que lo que está fuera puede ser hermoso. Entendí que no tenía que adorar a Peter Parker; que podía aceptar y querer a Peter Parker como esa otra persona que hacía su vida más emocionante. Esa persona que le hacía un mejor Peter Parker.
Eso es solo una faceta de las muchas en las que Romita impactó a la serie. Una faceta fundamental de los mitos del personaje que cada nueva re-interpretación simplemente no puede alcanzar a comprender lo vasto de su alcance. Que parece olvidar lo que Stan Lee siendo Stan Lee, Ditko siendo Ditko y Romita siendo Romita consiguieron transmitir con su trabajo.
Pero eso es solo Spiderman; Romita, con cada nuevo exitoso paso hacia su estilo, diseñaría y reforzaría a Marvel visual y narrativamente separando a la editorial de su propia formula con una precisión que le hizo un lugar en el panteón entre Kirby y Ditko como gran forjador de Marvel. Romita trae a la mesa el aspecto que Dikto y Kirby podían perder; el mundo no tenía porque estar definido por como oprime al protagonista o como asombra al lector. El mundo podía ser definido por su elegancia; por su belleza.
Y gracias a que Romita no era ni Ditko ni Kirby, Marvel se podía permitir alcanzar aristas temáticas que ninguna otra editorial sería capaz de alcanzar porque la serialización junto con esa trinidad creativa permitía ver al mundo a través de las preocupaciones de sus artistas con un Stan Lee que incluso sin darse cuenta pujaba hacia la personalización de una manera impensable.
Siendo así la definición de la no-existencia de una formula en Marvel. Al menos no una calculable. Y volviéndose de esa forma también Romita en la persona más apta al puesto que le haría una de las figuras más influyentes de Marvel y los cómics en general con sus decisiones e ideas siendo de tal importancia como para definir eras históricas.
Y con todo eso la imagen que tengo de Romita es del Comic Book Greats de Stan Lee; con una constante, enorme y entrañable sonrisa mientras un ya adulto y súper exitoso John Romita Jr. está sentado a su lado.
Que en paz descanse el último gran arquitecto de Marvel.
Bueno, ha tenido larga vida y parece que feliz.
Y obra eterna.
DEP maestro. Con el cariño de todos.
Por ciertopor aqui nunca hablamos del Spiderman «alternativo’ menos alternativo de todos. El de las tiras de prensa, un trabajo precioso a más no poder de Romita.
«Alternativo» porque oficialmente le asignaron la tierra 77013 (anda que no es jodido de buscar)
En esa saga de Dan Slott de Spider-verse había una página buenísima en la que Morlun va a devorar el Spider-man de la tira cómica… Y choca con que en cada primera viñeta, se explica lo que pasó en la tira anterior. ¡Y no hay forma de avanzar! Al final no tiene claro si se lo ha comido o no, pero resulta que se ha salvado.
Como la de la serie animada con Estrella de Fuego y Hombre de Hielo parece una versión muy poco alternativa (especialmente de aspecto), pero a poco que te fijas ves detalles que evidencian su divergencia (y que es una versión simplificada del canon del personaje … pero con sus peculiaridades). Por cierto, tuvo su gracia su versión del Mefistazo (fue solo un sueño …viejo truco narrativo trasnochado).
Se nota más que em esos dibus, ya solo por eñ hecho de hacer grupo con ese par de dos de fuego y hielo. Las tiras podian encajar (casi) perfectamente en la continuidad de Amazing.
Leo con diversión que hicieron una adaptación de «Brand New Day» para las tiras de prensa que fue tan mal recibida que acabó siendo solo un sueño.
El único que lo recibió bien fue Quesada, que declaró que era un orgullo que Lee (aunque realmente escribía Thomas) hiciese una versión de la historia. Pero me da que (conociendo un poco a Thomas y si obsesión con las versiones clásicas de los personajes) que la intención siempre fue cerrar así la historia, como diciéndole a Quesada, Straczynski y compañía: Peter Parker no hace esas cosas.
Eso debe ser lo primero que leí de Romita cuando lo reeditaba Forum, y era genial.
Se ha ido uno de los más grandes e influyentes de la Era Marvel (y uno de los responsables durante décadas de la imagen corporativa y el canon gráfico de la compañía… aunque como a Trimpe, la Severin, Ditko, Perlin, Cockrum o los Buscema, también muy implicados en ello, poco se lo agradecieron en los noventa). Descanse en paz.?
Descanse en paz, maestro.
No habrá otro como él.
Me sorprende que no hayáis sacado la icónica escena de Mary Jane en «te ha tocado el gordo, tigre!», claro que quizá no es apropiada para una necrológica.
Uno de los más grandes, gran legado que deja, su obra y su prole.
Requiescat in pace maestro.
«seguir viendo como tu propio hijo sigue haciendo cómics mejores de lo que tu mismo habrías podido hacer nunca» que tontería gigante, JR. no le llega a los talones del padre, todas las caras las hace iguales, por ejemplo…
a ver, a ver, a ver, John Cuadrita Jr mejor que el papà que es esto (es como decir que Sal Buscema es de lo mejor con esas muñecas en las manos que son tan delgadas que te preguntas bueno spiderman produce su propia telaraña) otra vez Diogenez prepara un golpe de estado al estilo Wagner, que sigue decir que los Kubert son alumnos de Simons