Ayer comentaba de pasada que, aunque me gusta volver al estilo «clásico» de los superhéroes de vez en cuando, no querría que todos los cómics fueran así. Y lo digo porque hay muchos cómics actuales que tienen un lenguaje muy directo con el lector, con recursos distintos a lo clásico, que en mi opinión funcionan perfectamente. Para muestra un botón, ayer mismo estaba leyendo unos cuantos mangas por el mangaplus -ésos que tanto lo petan y se comen en ventas a los superhéroes- y claro, no puedo dejar de pensar en que muchas de las cosas a las que ha renunciado el género de las capas y los mamporros en pos de una «modernidad» han sido errores tremendos que denotan una tontería tremenda. Y sí, entre todas ellas me refiero a los bocadillos/globos de pensamiento, pero también a otras cosas, vamos con un ejemplo rápido y tremendamente actual, Spy X Family:
Lo primero que vemos (sí, se lee de derecha a izquierda) es la canción de Anya Forger que ocupa media viñeta sin ningún complejo. Ésto se da porque el japonés se lee en sentido vertical, con lo que cuando se adaptan tebeos occidentales por allí muchas veces tienen que liarla con los bocadillos. Pero por otro lado hace que no tengan tanto reparo a la hora de darle más espacio al texto, porque el texto es parte del cómic y se le respeta como tal. También vemos una onomatopeya del motor, dirigida desde la parte de atrás del coche donde, presumiblemente, está el motor, más una nota musical saliendo de la cabeza de Anya que nos suena hasta redundante teniendo en cuenta que el texto está lleno de notas musicales. Y sin embargo, un recurso tan útil y tan sencillo como el uso de notas musicales u onomatopeyas ya sería rechazado en un cómic moderno.
Y lo siguiente que vemos, aparte del cállate y el gesto deformado de Lloyd, es un mensaje en el parabrisas que prácticamente rompe la cuarta pared, refiriéndose a que los fondos de la agencia de espionaje para la que trabaja Lloyd Forger, el padre, no dan más que para un coche pequeñajo y viejo. Vamos, que Lloyd sabe que su hija tiene razón y el coche es un desastre. Y abajo sí, abajo vemos un bocadillo de pensamiento de los de toda la vida, que alguno podría decir que eso funcionaba mejor en un cartucho o cajetilla de texto, pero cualquiera podría reconocer que el bocadillo de pensamiento acerca más al lector al sentir del personaje y hace que el comentario de abajo funcione hasta mejor. Y eso sin olvidarnos de que estos bocadillos no están realizados por ordenador, están realizados directamente a mano por el autor, con lo que una vez más se consigue un resultado mucho más orgánico.
En este otro caso vemos un plano detalle del ojo de Lloyd en gris. No solemos ver muchos planos detalle dentro de una conversación y alguno diría -con razón- que este es un recurso muy socorrido en el manganime para ahorrar tiempo y trabajo. Pero es un recurso efectivo, porque nos mete dentro de la cabeza de Lloyd y nos deja claro visualmente que está dándole vueltas a la cabeza. Además, Endo expresa los pensamientos del personaje no ya mostrando globos de pensamiento, si no como «destellos», con lo que nos deja claro que la telepatía de Anya los está captando, tal y como deja clara su expresión en la segunda viñeta. Buena parte de la tensión de la serie viene del pánico que siente Anya, una niña huérfana, de volver a ser abandonada por sus padres, con lo que su gesto está plenamente justificado. Las onomatopeyas y todos los «aderezos» gráficos remarcan la situación; alguno me diría que son cómics demasiado directos, que son demasiado literales, ¿pero no son recursos prácticamente exclusivos del cómic y completamente dignos? Sí, pueden ser excesivamente literales, pero en este caso esa hipérbole no deja de ser parte de la comedia de la propia serie, porque el lector conoce el subtexto de la serie y es consciente de que Lloyd y Yor jamás abandonarían a su hija adoptiva, con lo que los miedos de Anya son totalmente infundados.
El uso de iconos dentro del texto como ya habíamos visto dentro de la canción del primer ejemplo, apoyados por las onomatopeyas de paseo, nos dejan claro que Anya sigue andando mientras va recibiendo los comentarios de admiración de los compañeros a su alrededor. Ella tiene una expresión de sorpresa y duda, remarcada por la interrogación, con algunos de sus compañeros sorprendidos por la reacción de los demás, tal y como se destaca en el último bocadillo con las dos cabecillas están ojipláticos ante tanta admiración. Esas «cabezas voladoras» eran también un recurso occidental, el manga siempre ha estado intercambiando recursos con el resto del mundo, y aun así ya no las vemos en los superhéroes porque desde que se desligó por completo el dibujo de la rotulación con la llegada de los ordenadores, la cosa se ha vuelto completamente imposible y hasta se considera algo pasado de moda.
Y terminamos con estas tres viñetas, que vienen un poco a mezclar todos los recursos comentados anteriormente; Anya se ve rodeada por las cabezas, apabullada por sus comentarios y sus pensamientos, y eso se muestra al cortar su figura en el plano, igual que vemos en la segunda viñeta con el plano detalle de su cara y el globo de pensamiento que a su vez es otra viñeta, pero dibujada en un estilo más infantil para denotar que es una escena imaginada por ella (por esto y porque hay un rótulo que deja claro que sí, que es imaginación). Este recurso sí se utiliza actualmente en los cómics de superhéroes, desde «recreando» el estilo de la edad de plata en un flashback o, como hacen autores como Adam Kubert, relatando el punto de vista de un personaje usando una técnica distinta como el pastel o las acuarelas.
Poco más que deciros, más allá de dejar claro que todas las imágenes están sacadas del mismo capítulo de Spy x Family, el 76. No estoy diciendo que se deba hacer Spiderman de la misma forma en que se hacen los mangas, pero sí que se deberían retomar y hasta actualizar si es necesario alguno de los recursos que en Japón (y en el resto del mundo, que por algo se venden tanto) siguen funcionando y que se han abandonado en pro de un estilo supuestamente moderno que después de leerte unos cuantos mangas se te hace hasta rancio. Cosa que no me pasa, por poner un ejemplo bien cercano, leyendo el War Across Time de Paul Levitz y Alan Davis a pesar de ser una recreación de los cómics de hace sesenta años… ¡Por algo será!
En resumen, que la Marvel y DC se ponen palos entre las ruedas a si mismas; al negarse el uso de recursos narrativos que para más inri son practicamente exclusivos del cómic.
Yo tengo dicho, que donde más disfruto son con los cómics originales o experimentales; que en el fondo no lo son tanto, pues simplemente están haciendo un uso exhaustivo de recursos de diseño y de narracion que total estan ya vistos.
Solo que emplearlos supone un trabajo y un esfuerzo considerable y no muy asumible por algunos autores.
En honor a la verdad de vez en cuando salen cómics de las dos grandes que sí usan estos recursos, pero suelen ser los «raritos» a cargo de autores que tienen bula editorial. Aun así, la rotulación informática se ha impuesto hasta tal punto que ya no se plantea trabajar de otra forma, con lo que cuando veo a los japoneses hacer estas cosas y petarlo me pregunto en que carajo están pensando.
Que no hablamos de mangas que no estén vendiendo, hablamos de los que venden a paladas!
Yo tengo preguntado alguna vez a autores, porque no se rotula a mano. O por lo menos con una rotulación personalizada. Algo que permita expresión artística.
Como Stan Sakai en Usagi Yojimbo.
La respuesta es que conllevaría demasiado trabajo. Supongo que para el dibujante.
Desalentador.
Es absurdo, porque hablamos de algo tan simple como dibujar bocadillos a mano alzada y dejar el resto a la informática. Teniendo en cuenta que casi todos se han pasado ya a dibujar directamente los cómics en tableta, no supondría un trastorno muy grande, pero vaya, que así estamos.
Sip.
para mí todos esos detalles que nombras eran la magia de los comics, lo que los diferenciaba de las novelas para adultos, que no por eso eran infantiles, pero tal parece que en ese afán de hacer más serio el comic dejan de lado su magia
Yo he leído muy poco de la Marvel de fines de Quesada en adelante porque la tendencia eran demasiados cómics con un decompressive storytelling que era el equivalente a un texto con interlineado doble (o a una película con still frames o black frames). O al menos esa es la sensación que me dejan con la eliminación de todos estos recursos.
Creo que cualquiera que haya leído cómics de los ’60, ’70 y ’80 encuentra la idea de que los cómics modernos de autores como Hickman sean «densos» bastante ridícula. Ya sé que el mío es un caso muuuuuuy especial pero no me he arrepentido de preferir leer cosas de DC de los ’60 (una colección de cómics que en su gran mayoría consiguen que aprecie a la Marvel de los ’60 muchísimo más de lo que ya lo hacía) que leerme algo como los 4F o Los Vengadores de Hickman.
Aprovecho la tesitura para mí propio desbarre.
Contabilizar motivos por los que el manga vende más que el cómic Marvel/DC.
Primero. Puntualizar la falacia de la evidencia incompleta, que es afirmar de forma categórica: «el manga vende más». Cuando hay infinitos mangas que cierran, o quedan sin continuidad indefinidamente por no cumplir mínimos de ventas.
Por supuesto el manga de éxito vende más, pero también hay manga sin éxito.
Segundo. Facilidad de seguimiento.
El género del superheroe con universo compartido tiene la enorme dificultad de su seguimiento. Que provoca que hasta los mas avezados nos perdamos en el.
El manga tiene la enorme ventaja de ser una unica colección. Siempre empieza por el tomo número 1 y continua (¿A que no lo podríais adivinar?) numéricamente.
Sin recurrir a tropecientas miniseries o apariciones en mil colecciones aparte.
Fácil de seguir; otra cosa, es que lo alarguen hasta el infinito sin saber como continuar rellenando páginas.
Tercero. El apoyo de la tele (ahora di páginas de visionado de series o descargadas de donde sea), llamalo «producción audiovisual animada».
Los niños quieren lo que sale por la tele porque es lo que conocen. El poder de percepción de la tele es infinitamente superior al del cómic. Y con tal, de que uno de cada 100 niños que ven las series quieran comprarse un par de tomos ya conviertes automaticamente al manga en lo más vendido.
Cuarto. Complementando al anterior.
Lo parecido que es el manga al producto audiovisual.
Algo evidentemente buscado por los autores y exigido por los productores. Después de todo, el verdadero objetivo es la mercadotecnia generada al albur de la serie.
Eso hace que la chavalada encuentre em el manga lo que busca. Que es lo que han visto en la serie. Al contrario de Marvel o DC, en las que el cómic tiene la dichosa manía de ser distinto a las películas y series.
Quinto. El manga entendido como «merchandaising» del producto.
La cantidad de gente que compra el manga como objeto decorativo.
No lo leo. Pero es que es de mí personaje o serie favorita. Tengo que tenerlo. Me hace juego con el poster y la camiseta.
Hay muchísimos consumidores de manga que lo son de todo lo que no sea el manga.
Esto, los japoneses han sabido de sobra hacerlo bien.
No tanto la Marvel o la DC, que venden «merchandaising» pero no han convertido sus cómics en «merchandaising»
Sexto. La diversidad. El manga es mucho más diverso que DC y Marvel. El lector femenino había desaparecido, pero el manga lo recuperó. Había series para chicas, desaparecidas desde la época de la revista «Barbie».
Y su propio modelo industrial permite que haya mangas para casi todo el mundo. La variedad es grande.
Séptimo. Décadas después de la llegada del manga hay muuuucha gente cuyo gusto estético está totalmente «manganizado»
A todos esos, es imposible lograr que les entre por los ojos algo que no tenga estética manga. Es un colectivo de compradores fijo, ni los van a perder ni se los tienen que ganar. Quedará como consumidor fijo de manga para siempre.
Y ya me cansé de escribir. Igual luego añado alguna más. Decidme en que me equivoco, o si puedo atinar más.
Yo escribí este comentario esperando generar un poco de debate.
En fin.
Aprovecharé para generarme un poco de sesgo de confirmación con la falacia de quietismo.
Si nadie me responde. Es, porque he dicho cosas tan perfectas que nadie puede contrarestarlas o mejorarlas.
¡¡¡Qué listo y maravilloso soy!!!
Yo es que no sé nada de Manga.
Tenía la intención de mencionar que como lo describes suena bastante a Image (o a la industria del cómic estadounidense en su totalidad con sus distintas editoriales y sellos) y que en tanto a Marvel/DC creo que no se puede dejar de lado el terrible impacto de los excesos noventeros. Pero ni viví los ’90 ni puedo comparar manga con nada cuando lo desconozco totalmente.
Podría decirte comenzando por el séptimo punto que mencionabas que yo me he criado esencialmente con el manga/anime siendo tan o más aceptado socialmente que los cómics incluso. Y que aún así considerando el resto de puntos que mencionas yo leo cómics de Marvel y DC (e Image, etc.) pero no manga. Pero yo no soy representativo de otra cosa que no sea yo, xD.
Irónicamente estoy totalmente de acuerdo con eso de lo listo y maravilloso que soy–digo, eres! xD
Te agradezco el comentario.
Es cierto, que el manga hasta tiene un punto de aceptación social mayor que el cómic de superheroes.
Esa es otra.
Lo de Image no lo veo (redoble de platillos por el chiste).
Yo viví en primera linea ambas invasiones. La de Image y la del Manga.
De alguna forma compartían algo, que era el rollo rupturista frente a lo anterior. En eso se parecían.
Image nacio anquilosada; tardamos un poco en ver que se movia a ritmo de tortuga. Pero lo vimos.
El manga… pues tuvimos que ponernos a seleccionar lo bueno de tanta morralla. A mi me agotó pronto el manga. Me cuesta mucho releer manga y eso me indicó que algo pasaba con él. Mis mangas pasan una criba muy grande para poder acceder a ocupar un sitio en mi biblioteca.
Para mí el mayor defecto de los cómics antiguos no eran los recursos que utilizaban. Ni siquiera la cantidad de texto. Blueberry, por ejemplo, tiene casi tanto texto como un cómic de Stan Lee, pero es mucho más legible para un lector contemporáneo que éste último por una sencilla razón: el texto es muchísimo menos redundante de lo que escribía Stan.
Digo esto porque no me cabe en la cabeza como en EEUU al renunciar al texto redundante también renunciaron a muchos de los recursos narrativos del cómic. Es cómo si hubieran asociado el uno con el otro. Como si la parrafada que te soltaban en las nubes de pensamiento fuera culpa de la nube misma y no de la incapacidad del guionista de darse cuenta de que no necesitaba describir lo que ya te mostraba el dibujo.