AppleTV es una cosa rara, porque para tener suscripción tienes que haber cometido la indignidad de haber tenido un trasto de Apple. No solo eso, si eres un completo degenerado que se compra trastos de Apple, como nada te van a dar una suscripción de un año, con lo que no es nada difícil que por una o por otra cosa algún amigo o familiar acabe cediéndote su cuenta de AppleTV y acabes enganchado a alguno de sus contenidos. Que a mi me ha pasado, oh desolación, y si ya hablé en su día de For All Mankind, hoy me toca hablar de la otra gran serie -poco a poco la mejor- del servicio: Mythic Quest.
Mythic Quest es una de esas «comedias de oficina» que gira en torno a la desarrolladora de un juego de rol online multijugador masivo o MMORPG que recuerda en ocasiones hasta demasiado a World of Warcraft, aunque también podría ser Elder Scrolls Online, Everquest o hasta un Ultima Online hecho hoy en día. Pero tranquilos, lejos de toda esta ensalada de siglas y nombres raros, Mythic Quest va, como decía, sobre un entorno de trabajo y la mezcla de egos y personalidades peculiares que se mueven por el. Algo que en los tiempos de cuando Gervais y compañía se sacaron de la manga The Office parecía algo vanguardista, pero que hoy en día casi parece hasta gastado, si no fuera porque ésta serie viene con mucho pedigrí…
Porque los creadores de Mytic Quest son Charlie Day y Rob McElhenney, creadores de Always Sunny in Philadelphia y Megan Ganz, productora y guionista también de dicha serie además de Community o Modern Family, y esto se nota muchísimo; y es que aunque más de uno nos esperábamos un The Office en una desarrolladora de videojuegos, el estilo «documental» no está tan marcado, consiguiendo una mezcla entre monólogos de personaje/ruptura de la cuarta pared mucho más fluida y moderna, más cercana a 30Rock o Parks & Recreation que a la propia The Office o Modern Family, más en la línea de Always Sunny o Community. Y que algo te recuerde a Community a estas alturas siempre es una buena noticia, sobre todo cuando Mythic Quest nos mezcla actores de Always Sunny como el propio Rob McElhenney -en el papel de Ian Grimm, un director creativo con el ego por las nubes- o David Hornsby con el Abed de Community, Danny Pudi, en su maquiavélico papel de director de monetización del videojuego, el capitalista sin corazón.
Y podría contaros de que va la serie, del enfrentamiento de egos y los absurdos del mundo de desarrollo de videojuegos, pero creo que lo mejor es conseguir de vosotros un compromiso, el de ver dos episodios concretos de la serie que actuan a su manera como historias autocontenidas y sin ningún tipo de consecuencia -hasta ahora- en la trama de la serie principal. Los dos son episodios «de época» que transcurren uno durante los 70 y el otro los 90, siendo uno el trasfondo del personaje de F. Murray Abraham, el escritor principal del videojuego y ganador de un Nébula CW Longbottom («Backstory!», sexto episodio de la segunda temporada) y el otro una historia de amor y desarrollos para Megadrive («A Dark Quiet Death», quinto episodio de la primera temporada). Ambos episodios están dirigidos por el propio Rob McElhenney, estando A Dark Quiet Death escrito por su hermana Katie McElhenney y Backstory! por Craig Mazin, creador de Chernobyl que a su vez también tiene un papel como Sol Green, un editor de revistas de ciencia ficción de los años 70. Pero creo que os estoy engañando…
Y es que -soy un canallita, lo sé- miento al decir que Backstory! no tiene consecuencias, porque el siguiente episodio de la serie, «Peter» es una continuación directa de la historia pero ya transcurriendo cuarenta años después y con Murray Abraham escuernándose con uno de los protagonistas de Backstory, esta vez interpretado por William Hurt (sí, en esta serie no se cortan nada con los personajes invitados).
Y si Backstory era una carta de amor a los escritores de ciencia ficción en general -con cameos de Bradbury, LeGuin o Asimov, oiga- y a lo difícil que es ser escritor y cumplir tus ambiciones, a la frustración de ver que por mucho que trabajes lo que deseas no aparece mágicamente en el papel, «Peter» pone al personaje de Ashly Burch, Rachel, como testigo a su pesar de lo que pueden crear la estupidez y las rencillas personales entre dos viejos amigos que nunca llegaron a entenderse, unidos por varias pasiones comunes que deberían haberlos juntado pero ni por esas. Son dos historias tremendamente humanas que entremezclan una ternura tremenda con un F Murray Abraham desbocado en su papel de Longbottom, que durante toda la serie es un viejo aterrorizado por sus complejos y su necesidad de mantener un personaje que ni él mismo se cree.
Por su parte, A Dark Quiet Death, dejando de lado que también es una historia sobre las lecciones que nos da el paso del tiempo y lo gilipollas que somos en algunos momentos concretos de nuestra vida, es en parte un drama común en la historia del desarrollo de videojuegos en particular y el mundo del arte en general, contándonos como el arte en su concepción está lleno del entusiasmo que da el hacer algo distinto, el crear una obra que destaca y está por encima de las demás, y ver poco a poco como la realidad del capitalismo se impone sobre todo lo demás; la historia de Doc y Bean no deja de ser la historia de Activision, la de Blizzard, la de Electronic Arts o la de tantas desarrolladoras que empezaron con artistas tratando de hacer realidad su visión pero que acabaron siendo absorbidas por el monstruo del dinero o el fracaso.
Y sí, tal vez debería hablar del resto de la serie, de los enfrentamientos entre Ian y Poppy, de Brad mangoneándole a David a pesar de que el segundo debería ser su jefe, de la relación entre Rachel y Dana o de la desesperación de Carol, la jefa de recursos humanos. Pero eso sería hacer un post como los de M’Rabo, contaros la historia de la serie y hablaros de que nos hace descubrir el mundo y ni falta que hace, porque creo que solo con que veais Backstory! o A Dark Quiet Death, ya os estoy haciendo un favor porque seguro que acabais viendo el resto de la serie.
«si eres un completo degenerado que se compra trastos de Apple»
Dice el pijo mientras escribe su articulo en su imac de 27 pulgadas, mientras escucha música en su iphone 12 (con sus correspondientes airpods pro), utiliza su ipad para ver episodios de la serie con los que inspirarse y revisa las notificaciones en su iwatch…
PERO SI EL QUE VA PONIÉNDOLE UNA PEGATINA DE LA MANZANITA A SU XIAOMI ERES TU, CANALLA!!!!
Cree el ladrón…
Perdona, pero la mejor no, que está Ted Lasso. Que puede que no sea una serie con frikadas, y que sea una serie de FURBO, pero es que no puedes dejar de quererle a aquel entrenador y a sus chicos.
Y sí, Mystic Quest me gusta, pero tengo que retomarla. De hecho, mi ultimo episodio, creo recordar, fue exactamente A Dark Quiet Death.
Si yo con el FURBO a tope, el que le tiene alergia al FURGOL es M’Rabo y se ha tragado Ted Lasso enterita!
Porque Ted Lasso es tan buena que trasciende ese mal llamado espectaculo lamentable!