Del Giant Size X-Men #1 ya hemos hablado alguna vez y no deja de ser un cómic del que casi se podría decir que está todo dicho; punto de inflexión y de partida para los X-Men, supondría la recreación de la franquicia mutante y su transformación en la idea del grupo que tenemos hoy en día. Han pasado muchos autores y personajes por la serie, pero al final los que quedan son los muchos de los que se presentaron en éste cómic. Se ha revisionado esta historia introduciendo precuelas y secuelas, se han buscado dobles sentidos por todos lados y hasta se le ha enmendado la plana varias veces, pero lo que es indiscutible de este cómic es que hizo historia. Y por eso precisamente, Marvel decidió celebrar su 45 aniversario con una recreación del cómic a manos de dibujantes de hoy en día. Y así nace Giant Size X-Men: Tribute to Wein & Cockrum.
La idea es sencilla, respetando los textos y layouts originales de Len Wein y Dave Cockrum, varios de los dibujantes actuales de Marvel recrean una página del cómic. El experimento, que va en contra de todo lo que hemos hablado sobre la cohesión gráfica de un cómic, se vuelve aún más interesante todavía porque estamos viendo a dibujantes actuales trabajar con viñetas más pequeñas de lo normal y sometidas a bocadillos más grandes de lo normal. Para entendernos, ésto es lo que estaríamos leyendo hoy en día si el género no se hubiera visto influenciado por el manga, el estilo cinematográfico o el tan consabido decompressive storytelling. Y maldita sea, tiene su gracia.
Porque, reconozcámoslo, ahora mismo tenemos una generación de dibujantes acojonante. El nivel de calidad que se le pide a un dibujante hoy en día es enorme, teniendo que trabajarse cada página el triple o el cuádruple que el dibujante medio de los 70, y precisamente por eso la mayoría de ellos es incapaz de seguir el ritmo de trabajo mensual mientras sus antecesores podían hacer hasta dos o tres títulos mensuales. No era así en el caso de Dave Cockrum, que era un dibujante lento que se trabajaba todos sus cómics hasta el exceso. Tristemente el trabajo de Cockrum en X-Men ha quedado a la sombra de John Byrne y sus sucesores, por lo que muchos lectores han terminado ninguneándolo a pesar de que este mismo cómic demuestra que su capacidad como contador de historias era más que sobresaliente, y a este homenaje me remito:
Como podéis ver, esto es una página de Chris Samnee tal cual, con un diálogo tal vez demasiado descriptivo para los gustos actuales pero visualmente la mar de atractivo, Rondador se mueve de una a otra viñeta y el ojo lo sigue sin ningún esfuerzo. Samnee ha remarcado en la segunda viñeta el tejado sobre el que está subido Kurt y lo muestra flexionando sus piernas en la tercera viñeta para dejar claro el que va en posición de ataque, pero los cambios son mínimos porque el original funciona perfectamente cuarenta años después
Otros autores no son tan respetuosos con los layouts originales -cosa que, honestamente, no me parece muy bien, después de todo estamos homenajeando a Cockrum- y nos encontramos que Margarite Sauvage hace una recreación creativa de casi toda su página. Que podemos discutir sus decisiones sobre la parte de Tormenta, pero es en la primera viñeta donde vemos la primera torpeza; se carga el autohomenaje de Cockrum y Len Wein sustituyendo los personajes del cine, porque los que están sentados junto a Sean son los mismísimos Len Wein, Dave Cockrum y su futura esposa, Patty Cockrum. Me parece un pelín triste el hacer esto, pero en fin, que se le va a hacer. Menos mal que en la siguiente imagen Carmen Carnero salva el día con una recreación estupenda; algo más luminosa, sí, pero la lluvia torrencial que mostraba el original tal vez fuera hasta excesiva
Luego tenemos a Juann Cabal, que en la presentación de Ave de Trueno hace una cosa muy rara, primero hace una transición curiosa entre la partida de Peter y el cambio de localización a Arizona que tiene su aquel, pero inexplicablemente le dibuja a John Proudstar con pinturas de guerra que no llevaba en el original. Y claro, en la siguiente página y como están tomando como referencia el original de Cockrum, Guruhiru no las dibuja y a la miera de concordancia dentro de la misma escena.
En la página 15 y tras la splash page de Mark Brooks -muy fiel al original, sí- podemos ver a Kris Anka recreando la primera vez que Cíclope conoce a sus nuevos compañeros -ya, ya sé que a Banshee y Fuego Solar ya los conocía, pero ya me entendéis- y vemos como Anka manipula un poco los tiros de cámara para «suavizar» la tensión del momento; si en el original Cockrum usaba un plano frontal para la entrada de Scott, Anka usa un contrapicado y en las siguientes viñetas relaja la situación. Esto no acabo de entenderlo muy bien, el original me parece que muestra a un Cíclope mucho más tenso, saliéndose de la viñeta -algo que en 1975 era todo modernidad, vaya- y mostrandose a la defensiva respecto a sus nuevos compañeros.
Luego en la página 17 Schitti hace lo que le viene en gana, tanto en los layouts como en las pintas de los personajes, porque comete el error de bulto de ponerle a Cíclope su nuevo visor precisamente en el cómic en el que cuentan como cambia del visor viejo al nuevo. En fin, tonterías, porque a la hora de la verdad lo que se carga el experimento es que no respeten los layouts originales. Al menos podían hacer como Yu en la página siguiente, conserva la misma cantidad de viñetas del original, mantiene las poses de los personajes pero gira la cámara que da gusto; el homenaje a Cockrum salta un poco por la ventana, pero algo es algo y vemos a Yu fuera de su zona de confort.
Hay, por supuesto, muchos otros autores que hacen lo que más o menos les apetece y parece que solo homenajean a Len Wein, pero de entre los que más o menos respetan el original a algunos les dan «venadas». Por ejemplo, en la página 22 vemos a Iban Coello permitiéndose una frivolidad, con las dos viñetas superiores en forma de medio logo del Windows. No sé a que atiende, porque no añade nada al original y yo diría que hasta despista, pero supongo que quería darle un toque personal o de modernidad. En fin, ésto es lo que hay.
En la página 27 Marcelo Ferreira es otro que viene a hacer lo que le apetece, pero en la viñeta que muestra a la Patrulla X reventando la pared hace una cosa interesante. Que sí, que no hay homenaje y eso está muy feo, pero me parece interesante y que viene a cumplir la función de la viñeta original de una forma más clara y hasta más interesante. Pero peor es lo de la 28, en la que Javier Garrón dedica la mitad de espacio a la primera aparición de Krakoa y acaba dejándola en algo bastante pocho. Copón, que la viñeta original de Cockrum la tengo grabada a fuego y es una de esas que siempre pensaste que era una splash page y no lo es, así que más le valdría haberla respetado. Menos mal que en la siguiente página Rod Reis hace una recreación casi milimétrica que casi diría que bordea el plagio, pero en fin, yo que sé, que esta gente no tiene medida.
Pepe Larraz es otro de esos que respeta el esquema de viñetas original pero mueve la cámara; ¿que puedo decir? El tío es bueno y estas cosas se le dan de lujo, cuantísimo me gustaría ver lo que haría con Claremont… Pero bueno, que en la siguiente página tenemos a Jen Bartel, que de un tiempo a esta parte se ha centrado en su faceta de portadista y, dejando de lado su propia serie de Image -que hasta donde me llega la memoria dejó de publicarse el año pasado- no ha vuelto a prodigarse en los interiores. Bartel es bastante respetuosa con el original y esto es de agradecer, porque siendo portadista pues uno se espera que busque la filigrana compositiva como han hecho algunos. Lo mismo pasa con Mike del Mundo, que aunque se toma más relajadamente la referencia original, mantiene el esquema de viñetas.
Para cuando llega la última página y Mike Hawthorne se inventa la segunda viñeta para poder sacar un primer plano de Lobezno, me doy cuenta de que la gran diferencia entre hace cuarenta y cinco años y ahora, más allá de los acabados, no está en los dibujantes, si no en los guionistas. Los dibujantes actuales utilizan más viñetas gordas, sí, pero todo viene de guionistas que dan pie a ello, que buscan que el dibujante se explaye. La economía de diálogos y textos de apoyo -no digamos ya los bocadillos de pensamiento, que han sido proscritos del todo- nos ha dado cómics en los que las acciones de los personajes conllevan a su vez la información que habría estado en dichos textos de apoyo, teniendo que reflejar gráficamente conceptos psicológicos o intelectuales de esa acción. Para entendernos, si un personaje le pega un puñetazo a otro porque se acuesta con su señora, el personaje dirá «¡MARUJA ES MIA!» mientras que en el pasado habríamos tenido una descripción de su estado mental y la humillación que supone para él que su señora se acueste con un tipo tan feo. Hoy en día tenemos dibujantes excelentes que pueden hacer esa labor con soltura -algunos de ellos se ven aquí- pero otros… En fin, que sí, ¡que viva Len Wein y Dave Cockrum!
Confieso que en su momento el estilo de Cockrum no me atraía mucho, más que nada por su segunda etapa, tras la de Byrne (claro, las comparaciones son odiosas). Pero revisitando el Giant… Nada que objetar, vaya. No solo su estilo se adapta perfectamente a la historia, y de hecho tiene una fuerza mayor que en otros episodios posteriores, sino que es
un excelente narrador (y sí, en algunas de las muestras comparativas que aquí se ven, sale ganando, de hecho).
Pero no puedo dejar de fijarme en la ironía de la última viñeta. No, no lo JonnyQuestiana que sea (que más bien podría decirse que Jonny Quest se fijaba en muchos cómics de aventuras clásicos), sino en el comentario del Ángel de «¿Qué vamos a hacer con trece X-Men?». Ains… criaturita.
Pues no te creas, porque empiezo a pensar que trece ya eran demasiados!
Y yo. Si precisamente por eso me parece deliciosamente irónica la situación. De algún modo, lo que les hacía especiales pareció difuminarse cuando se convirtieron en la Legión de mutantes (que es lo que son desde hace tiempo, incluso ya en los últimos años de la primera «era Claremont», aunque la cosa fue a más desde los 90).
Cuando eran un pequeño puñado sí se tenía una mayor sensación de estar «solos frente al mundo, pero ayudándolo igual» (incluso en la era Thomas-Adams se potenciaba esa idea de que hasta lo de ser mutante casi lo veían como una maldición: así de marginados de verdad se sentían). La Doom Patrol sí ha logrado mantener más esa sensación… aunque, vale, esta también ha tenido sus momentos de ampliarse lo suyo (no tanto como los conejos X, pero…).
Si algo pierde a la era post Claremont es que se sube de los 6 o 7 personajes, llegando a desparramarlos por todos lados. Precisamente empezaron los 90 con dos series que iban a estar más o menos separadas, pero no, a las primeras de cambio ya se cruzan, se entremezclan, empieza a costar ver algo de desarrollo de personajes… Y eso va más allá de la habilidad de cada guionista (que también hay que tenerlo en cuenta) pero cuando tienes tanto personaje dando vueltas se provoca una sensación de barullo y de caos que es muy complicado mantener. Por eso debían de haberse centrado en algunos personajes concretos, ir «aprendiéndolos» pero Lobdell era demasiado poco constante para ello y no le salían ni los básicos.
En fin, un desastre del que Morrison aprendió reduciendo el grupo al máximo… Para luego volver a inventarse un trillón de personajes y acabar en una parecida. Y ya de los siguientes mejor no hablo, que esos duraban todos un suspiro.
Es que llegó un punto en que eran tropocientos, y solo se distinguían por sus poderes y algunos retazos de personalidad. Un problema de los mutantes es que cuando se hacen mutantes entran en un universo propio en el que carecen de vida privada o contacto con el mundo real, lo cual los vuelve generalmente algo planos.
Y no hay necesidad para ello, pero fíjate que hasta los padres de Kitty prácticamente desaparecieron y los Grey asomaron algo, pero poca cosa. Claremont intentó corregir esto con los Nuevos Mutantes, con la familia de Roberto, Amara o Sam, creandole personajes secundarios que estaban fuera de la escuela… Pero tarde o temprano acababan uniéndose a la escuela, al grupo o directamente desapareciendo, con lo que era una misión imposible.
Lo dicho, pocos personajes, centrarte en ellos y no comerse la cabeza. Lo de tener una vida privada rica hay que dejárselo a Peter Parker y demás superhéroes que van en solitario.
Pero esa tendencia de lo sultimos años, o mas bien decadas, de superheroes sin vidas privadas, siendo superheroes a todas horas, sin apenas amistades «civiles» o trabajos en el mundo normal y con familas que brillan por su ausencia se da tanto en mutantes como no mutantes. Cuando fue la ultima vez que vimos al padre de Hulka? A los padres de Wiccan teniendo dialogo? La madre del Hombre Maravilla? Que hoy en dia personajes como Spiderman o Kamala Khan son mas una excepcion que una norma, y echo de menos aquellos tiempos en los que los superheroes trataban de conciliar sus dos vidas.
Hay alguna honrosa excepción como la de Iron Man, pero me parece que se han vuelto a cargar su galería de secundarios… El problema de relanzar personajes cada dos por tres con nuevos autores es que tienen a buscar un enfoque totalmente nuevo que se carga la galería de secundarios sin ningún miramiento, y así es como los secundarios de series como Flash acaban siendo la novia del protagonista y luego un porrón de superheroes de la «flashfamilia». Un asco, vaya, que Wally no se pasó años y años cultivando secundarios solo para que los Waid, Johns y demás los redujeran a la flashfamilia.
La Capitana Marvel es el mejor ejemplo de eso, que toda su galeria de secundarios es reemplazada cada año y pico.
A mi me molestó que los padres de Kitty se volatilizaran… Fue como si se divorciaran y pasaran de ella. Otros X-Men han tenido lazos con el exterior interesantes. Como Havok y su familia adoptiva.
La Bestia no sabe la suerte que tiene de haber sido Vengador, le permite tener vida fuera de los X-Men.
Lo curioso es que algunos guionistas como Levitz son capaces de manejar tropocientos personajes en Legion de Superhéroes y darles una voz y un carácter… Pero supongo que es un universo particular.
Ya había visto ese cómic y no está mal, aunque también le encuentro fallos menores. Por ejemplo la penúltima viñeta d ela página final no da a ver que estén apretujados en el estratojet.
Siempre se agradecen experimentos como este. Al ver la pagina de Samnee me pregunto, de haberse mantenido los comics con ese diagramado, diálogos descriptivos y sin el decompressive ¿serían igual, más o menos populares los comics de super héroes actualmente?
Que en mi particular caso, creo que no tendría queja al respecto.
En su día yo leía tomos de cinco comic books -aunque en realidad ahi iban como siete u ocho, cosas de la grapa de aquí- y te dabas un atracón, pero te quedabas encantado. Luego cuando se publicaron las «Biblioteca Marvel» si recuerdo que se hacían más pesadas, pero aquellas llevaban bastante más contenido. No sé, creo que la gente podría aguantar con tomos de 6 comics escritos a este estilo sin ningún problema, que no hacía falta devaluar la grapa suelta con tanto minimalismo.
Pero es la perspectiva de alguien que ya está acostumbrado a leer comic en ese u otros formatos. Quizá el formato actual es más atractivo para las nuevas generaciones o quizá esa era la evolución irremediable del comic.
Aun así vaya, yo creo que el «show don’t tell» que mencionas al hacer personajes más expresivo y prescindir del cuadros de apoyo, debería de trabajar en contro del decompressive y no a favor.
Más que nada no trabaja en contra del decompressive porque los autores y editores actuales no saben aprovecharlo. Las limitaciones del cómic no son las mismas que la TV o el cine (es decir, no son temporales sino espaciales; tamaño y número de páginas) y es más importante sintetizar información. Pero es más normal hoy en día que los escritores con sus guiones completos tengan mejores transiciones entre escenas que historias completas y un ritmo ligero debido a que piensan la página como una pantalla y no la viñeta como un compendio de información dentro de la escena que es un compendio de información dentro de la historia. Es interesante de ver en autores que trabajaban con el método Marvel (gente como Miller o Byrne) porque se puede ver que muchos comenzaban haciendo muchas viñetas por página y luego empiezan a soltarse según aprenden a sintetizar y editar la información que el lector necesita. O al menos a mi me lo pareció.
Gracias por tu comentario .
Y es justo ese pensar en serie televisiva y no en la pagina de un COMIC con su correcto planteamiento a lo que me.refería comentarios abajo con lo de la «perdida del.oficio», pero vaya, tu comentario lo a dejado mas claro.
Tenemos entonces que hoy en día que fijarnos en todo el elenco de autores del.comic (ya no solo dibujante y/o guionista, ya ni se diga editor) para tener cierta certeza de si nos gustará o no, o claro, hacer lectura de comics anteriores que sabemos que nos gustan.
Yo tampoco tendría queja, la verdad es que hecho de menos ese estilo
Y al parecer lo seguiremos extrañando.
Curioso el experimento. Estas cosas suelen quedar muy deslabazadas, pero son interesantes.
Yo me doy cuenta, ya lo sabía, que muchos dibujantes han desechado muchos recursos narrativos que permitian hacer fluir el cómic. Las lineas cinéticas por ejemplo. Los personajes que vuelan en la lucha con Krakoa no transmiten velocidad ni movimiento al carecer de ellas; parece que flotan.
O la falta de onomatopeyas que usadas bien se integran en la acción. O…
¡¡¡Esto lo arreglo yo en un momento!!!
¡¡¡Todos a leer a Eisner ya!!!
Yo creo que lo han leído y les ha gustado demasiado, por eso descartan todo lo que no pueden contar visualmente. Pero claro, eso es mucho más jodido porque no deja de ser tirarse sin red, con lo que si no te sale algo visualmente no te queda la muleta del texto de apoyo y así la lías. No sé, el ejemplo que pones de las lineas cinéticas puede ser válido en algunos casos, pero yo creo que en este si que la composición y la orientación de los personajes si que dinamizan bastante la escena; fíjate que hasta le ha cambiado la pose a Tormenta para que sea más «resolutiva». Aun así, no creo que sea más dinámica que Cockrum, que si usaba esas líneas. En fin, que aprecio los dos por igual porque no creo que ninguno cometa errores garrafales, solo un montón de aciertos.
Por supuesto que lo han leido. De hecho Eisner no usaba, o practicamente no usó, lineas cineticas. (Ahora que me caigan mil imagenes demostrando lo contrario)
Solo era por comentar que hay cosas que ya no se estilan, y las lineas cinéticas es de lo que más echo en falta.
Otra cosa que me parece llamativo es que los personajes actuales tienen un rango mucho menor de expresividad facial en general. Se hace poco habitual ver caras de sorpresa, malestar, disgusto, confusion, lo que sea. Atención, digo gestos auténticos y naturales. Se abusa muchísimo del gesto grave y ominoso para todo. Salvo excepciones claro.
Pues eso. Y luego también está, que tengo este cómic mamadísimo y veo detalles en todas partes que me ponen más suspicaz de lo habitual. Que esa es otra.
Hombre, de todo hay, pero no te puedo negar que el sentimiento es mutuo. Por eso últimamente me ha dado por celebrar algunos dibujantes «de los de ahora», porque hace buena falta reivindicarlos y parece que la crítica los mima muy poco.
Me encanta el post, no me gusta demasiado la idea del tributo; cumple su función porque esencialmente engrandece a Wein y especialmente a Cockrum (aunque no en la forma que esperaban), pero para mi no transmite la idea de tributo; especialmente cuando todos han tenido carta libre y solo se han atenido los que han querido pareciera.
Cockrum cuenta la historia con una maestría enorme; es una lástima (y una bendición) que Claremont se le ocurriera convertir a X-Men en la serie de Byrne, Paul Smith y Romita Jr. porque realmente son los únicos que pueden hacerle apenas sombra (si pueden eso siquiera). El dominio que tiene de la narrativa (los ángulos, la dirección de la acción, la relación de las viñetas entre sí, todo es magnífico) está conjugado con una habilidad creativa abrumadora (además de co-crear a gran parte de esta segunda camada, creo recordar a Claremont diciendo que la idea de las garras de adamantium de Lobezno siendo parte de su cuerpo era de Cockrum). Y sí, está trabajando con Wein, un genio inigualable, pero estos personajes no se acabarían de formar hasta Claremont, por lo que aquí el trabajo en las expresiones es espectacular.
Honestamente creo que la mayoría de nuevos artistas solo pueden decir que el público les reconoce como modernos mientras que no lo haría con el trabajo de Cockrum, porque realmente muy pocos de ellos serían capaces de hacer Giant-Size X-Men hoy en día como Cockrum lo hizo (y sí, en una gran parte es porque no hay gente como Len Wein escribiendo y/o editando).
No voy a decir aquello de que antes no se hacian las cosas mejor, solo diferentes… Porque en el fondo me gusta más lo que se hacia antes. Y los dibujantes de ahora son más detallistas, tienes auténticas maravillas tanto en lo estético como lo académico e incluso en lo narrativo, gente que se ve en este cómic que podrían trabajar al estilo «antiguo» sin ningún problema y destacar entre los grandes de aquellos tiempos, pero ya no se hacen los cómics así.
Y eso es lo que me ha jodido de este cómic, que aunque las comparaciones sean odiosas -que lo son- es la política editorial la que realmente está fallando.
No sé si será realmente así o no, pero para mi había más oficio antes y eso hace las cosas muy diferentes, porque en vez de tener a gente sacando historias mes a mes porque saben lo probado y bueno, los tienes rompiéndose la cabeza con layouts y diseños que sacan de todos lados menos de cómics. La perdida del método Marvel a hecho que al final sean los guionistas los que aprendan más sobre cosas así de tanto leer cómics y la mayoría acaba perdiendo algo en la traducción. Y cuando los dibujantes aprenden, pues se encuentran con editores y escritores que al tampoco saber su oficio, no saben aprovecharlo. Al fin, mucha gente pensando en la historia y poca pensando en cómo contarla (¿no decía Alan Moore que eso era lo más importante?)
Perdón que meta mi cuchara.
Creo que si Alan Moore dijo eso y apoyo tu comentario, es algo parecido a una perdida del oficio, como alguien que hereda un local de comida artesanal y de repente decide meter un metido automático y estandarizado, que te da un platillo en tiempo y forma pero no sabe ni se disfruta igual.
Quizá mi analogía no sea del todo correcta pero espero darme a entender, que se pierde la carnita o el jugo de la trama, en pro de una experiencia.
Lo menos que hace falta es pedir perdón (más cuando pensaba hacer lo mismo con un comentario tuyo más arriba).
La falta de oficio más que nada viene de los cómics convirtiéndose, de un tiempo a esta parte, en el arte de hacer storyboards con el dialogo y la voz en off escritos encima. No son todos los cómics obviamente (y parece haber una tendencia positiva, aunque no soy bueno midiendo esas cosas), pero lo expandido de esta filosofía ha llevado a perder mucha técnica y muchas habilidades que antes se daban por descontadas. Y solo a homogeneizado el producto estética y narrativamente sin otorgar ningún valor agregado (los dibujantes son más lentos y por lo tanto tienen menor regularidad, los escritores son menos concisos y hasta más conservadores con sus ideas y esto es en gran parte culpa de y/o pone en aprietos a sus editores).
En fin, que a mi me gustaría más ver que se aprenda de los cómics de los ’70 y ’80 a que solo se les haga homenaje tratándolos casi como si fueran reliquias (que también se hace, es solo que más en casos particulares que como regla general).
Muchas veces se ha escritos en posts y comentarios de aquí que los dibujantes y escritores no leen comics anteriores, evidenciandose en característicos de mala manera física y emocionalmente. Bueno, ahora debería ser obligatorio leerlos no por los personajes a escribir o.dibujar, sino para partir de un buen referente para hacer.comic.
Todo ha cambiado porque la cultura visual que llevamos a las espaldas ha matado a la palabra. Le pasa lo mismo al cine. Comparad la cantidad de diálogo y de planos detalle del cine «antiguo» con el actual. Hoy todos los personajes son taciturnos comparados con los de antaño y hoy ningún espectador necesita que le lleven de la mano. Han mejorado los dibujantes y en consecuencia los guionistas tienen que trabajar menos. El problema es que aquellos han mejorado en realismo pero han perdido expresividad, y por eso pierden en comparación con sus predecesores notables. El Miller de DD es una patata comparado incluso con el peor dibujante que tenga Marvel ahora, pero a todos el molinero les da sopas con ondas en narratividad, diseño, expresividad… Antes había más ingenio porque era necesario hacer mucho con poco, como eso se ha perdido, se ha perdido arte. De todos modos yo creo que lo decisivo es que ahora estamos en la fase Spaguetti Western. Todo el mundo se sabe los clichés y las convenciones por lo que los guionistas tienen medio trabajo hecho. No necesitan transmitir tanta información. Todo el mundo ya está situado en la historia.
La viñeta del centro que no te gusta un pelo de la página de Yu tiene el grave problema de que se carga lo que representaba la original: Cíclope dándose la vuelta y percatándose entonces de que está de vuelta en el stratojet. En la de Yu parece que se esté levantando para dirigirse hacia los controles, con lo que ese «¿Uh?» de su bocadillo de diálogo no viene a cuento de nada. En el original lo dice por la sorpresa de verse de nuevo en el avión, en el homenaje parece que lo diga porque se ha dado cuenta de que los controles no le obedecen, ¡aunque todavía no los ha tocado!
Por eso no me gusta, porque en una viñeta en la que tiene que mostrar confusión sale con los puños cerrados y completamente resolutivo, no tiene ni pies ni cabeza.
Esas viñetas de Don Kurt Wagner luchando contra una turba fanatizada convirtieron de forma instantanea a Rondador Nocturno en mi personaje preferido de Marvel