Es raro que yo hable de música, porque no tengo ni idea. Soy una absoluta nulidad, solo sé lo que me gusta y lo que no me gusta, lo que me suena bien y lo que me suena mal, y porque le tengo mucho respeto a la música no suelo opinar de ella o tener opiniones muy tajantes al respecto. Pero claro, pocas vacas sagradas hay que nos aporten el consenso que hay alrededor de Ennio Morricone, el compositor más grande de nuestro tiempo y que nos dejó ayer mismo.
Conocí a Morricone creo que como todos, con la música de la Trilogía del Oro. Ese Ecstasy of Gold (que en realidad se llama L’estasi dell’oro, que por algo es una película italiana) que llevaré eternamente metido en la cabeza, el tema principal de La Misión que lo llenó todo durante el quinto centenario del descubrimiento de América o, sobre todo, ése Por un puñado de Dólares que hizo sentirnos obligados a aprender a silbar, aunque los resultados siempre fueran desastrosos.
¡Silbad malditos!
Morricone hizo de la escasez de aquella banda sonora su mayor virtud, mezclando instrumentos de guerrilla como buenamente pudo e innovando allí donde todo era Bernstein y grandes orquestas, introduciendo sonidos reales del salvaje oeste como latigazos, disparos o instrumentos anacrónicos como guitarras eléctricas y remitiendo a la época con instrumentos modernos que recuerdan banjos, el ritmo del tren o un coro a ratos aguardentoso que le daba cuerpo a toda la composición. Sin embargo y pese al buen resultado, el maestro se resarciría con la siguiente entrega de la serie, La Muerte tenía un Precio:
Si alguna vez he querido tener un reloj de bolsillo, seguro que ha sido por esta escena.
La Muerte tenía un Precio era una continuación de la investigación de Morricone en nuevos sonidos, y vaya si trajo su fruto. Tras los sonados enfrentamientos de ambos durante la primera entrega, la simbiosis creativa entre Sergio Leone y Morricone en esta película parecía haber alcanzado su cenit en el duelo final entre Clint Eastwood, Lee Van Cleef y un villano (Gian María Volonté) en el que Morricone juega con la música diegética al marcar todo el duelo mediante el reloj de bolsillo del personaje de Van Cleef sobre el que gira toda su venganza contra el Indio. Y después de semejante burrada, ¿que les quedaba a Morricone y Leone? Pues nada más y nada menos que cuadrar el círculo en lo que muchos consideran el mejor duelo de la historia del cine, imitado hasta la saciedad, creando el clímax perfecto hace cincuenta años hasta tal punto de que desde entonces lo único que se ha podido hacer es rodearlo de más ruido y más efectos especiales, pero nunca han conseguido llegar a igualarlo ni con la imitación más meticulosa:
Unos tienen la pistola y otros la pala. Tú, cavas.
Si John Williams unos años más tarde basaría Star Wars en leitmotifs operíticos, el músico italiano sabe cuando debe callar, porque prefiere trabajar con los silencios y dejando que la película hable por si misma. Esta escena es un buen ejemplo de ello, el sonido de Tuco cavando, el Rubio entrando en escena con su leitmotif -no hay más música que valga- y el órgano cuando llega Sentencia y les dice a los dos que caven. Y luego sí, luego llega el duelo de verdad, con el crescendo de la música que va subiendo hasta apabullarnos por completo, porque es ahí donde la música juega su papel. Son los cinco minutos más largos de la historia del cine, toda una referencia de ritmo narrativo y de la imagen dejándole espacio a la música para que retrate absolutamente casi todo. Cualquier otra composición habría hecho la escena demasiado larga, no permitiendo que le diera la gravedad que necesitaba; de hecho, he visto esta misma música aplicada a otras producciones, y nunca acaba de cuadrar. Es una mezcla perfecta entre Leone, Morricone y el trabajo de Lee Van Cleef, Eli Wallach y Clint Eastwood, es cine en estado puro.
¿Se puede ser más canalla que Henry Fonda?
Pero Leone seguía tratando de hacer el western perfecto y Morricone se apuntaba a un bombardeo, con lo que cada película se siente como una versión mejorada de la anterior, como si la trama fuera una excusa para perfeccionar todo lo que no les acababa de gustar de su trabajo anterior. En Hasta que llegó su hora (Once Upon a Time in the West) cambian los protagonistas y todo se hace con muchísimo más presupuesto, porque ya estamos trabajando con dinero americano y no en una coproducción europea. Y claro, Morricone ya dispone de una orquesta y puede hacer una banda sonora «clásica», pero aun así sigue jugando con la guitarra y la armónica -que vienen a jugar el mismo papel que el reloj de bolsillo de Lee Van Cleef en La Muerte Tenía un Precio. Y sí, en esta película el bueno es Armónica y el malo es el yanqui, Henry Fonda, dándole la vuelta por fin al tópico de que los malos son los mexicanos, los indios y cualquiera menos el anglosajón.
«Es que no es El Padrino», dicen. ¡Aprended a ver cine, desgraciados!
Luego vendrían ya «¡Agáchate, maldito!» y «Érase una vez en América», la última colaboración de Leone y Morricone. Morricone seguía evolucionando, cambiando y reinventándose como el genio que era, y pronto llegarían La Misión, Los Intocables, Cinema Paradiso y tantas otras, pero para mí la magia de Morricone siempre estará en aquellas primeras películas con Leone, en esa exploración creativa que hacían entre los dos, en la que director y compositor parecían ser la misma persona. Quieras que no, al cine le pasa como al cómic, que cuando más brilla es cuando todos los elementos se mezclan a la perfección y Ennio Morricone era tan grande que sabía cuando la música debía callar para que hablara la película.
¡Y encima la película es buena!
Que por cierto, Morricone también trabajó lo suyo con otros grandes del cine italiano como Mario Bava y Dario Argento, pero como esto va mucho de cómic y señores en pijama, os dejo con la adaptación del Fantomas italiano, Diabolik. Que, ya que estamos, está completa en Youtube, así que si queréis verla vosotros mismos… Aunque como homenaje a Ennio Morricone, yo me volveré a ver la Trilogía del Dólar, que siempre ha sido la mar de sano. Descansa en paz, maestro.
¿No te estás confundiendo con la BSO de 1492 de Vangelis? Que por cierto, ya van quedando pocos de los Grandes (Paledouris, Goldsmith)… Espero que Vangelis nos regale aún más maravillas al igual que ha hecho Morricone. Que por cierto recomiendo su último trabajo (de Vángelis) donde interpreta sus temas solo a piano. Maravilloso.
Nono, que me taladraron la cabeza con el IA-OA y la flauta rara esa de Jeremy Irons hasta que le cogí asco a la peli durante años. Y la de 1492 admito que tampoco la tragaba porque fueron igual de pesados o más, que luego algunos pueden tener nostalgia por ciertas épocas pero anda que no dieron la brasa!
Y sí, es otra generación de compositores que se nos va, precisamente la de cuando éramos críos y claro, duele más. Y ya que lo mencionas…
Con esta BSO el que daba la brasa era yo!
Siendo yo un criajo, todos los años, en el día de la Hispanidad, nos sacaban al patio a oír discursitos y demás. Tanto la salida del aula, el atraversar el pasillo y el colocarnos en el patio se hacía en filas, por fases y muy controlados por los maestros. Se hacía así para mantener el orden, pero casi parecía una formación militar. Y, mientras (que a esto viene), con el tema principal de ‘1492’ a todo volumen por la megafonía. Cabe señalar que soy de Huelva capital, donde que se estila el orgullo localista por el ‘descubrimiento’ de América y todo eso (aunque, en realidad, las carabelas salieron del pueblo de Palos de la Frontera).
Así que tengo sentimientos encontrados hacia esa banda sonora en concreto. Por un lado, es una composición que me encanta, pero la tengo demasiado asociada a ideas sectarias y filonazis.
Yo es que me crié en estado salvaje y claro, tenía la flauta de Jeremy Irons metida por no te digo donde. Por eso se me hace curioso que a algunos os dieran la paliza con 1492 y a mi con La Misión, pero yo que sé, igual a vosotros os tocó la ranciedad laica y a mi la eclesiástica.
Que tampoco, pero bueno.
https://youtu.be/u5IpN3grKDI
Ay…
Uno de esos fallecimientos que duelen como si fuera el de alguien de la familia.
Algunos favoritos para mí entre sus trabajos menos conocidos: el tema «Chi mai» de El Profesional; el tema de «Chi l’ha vista morire?» cantado por un coro de voces infantiles; el tema de «Barbablu»; el tema de los créditos finales de «Frantic»; la canción «Ancora qui» de Django Desencadenado…
Hizo 500 bandas sonoras, ¡a saber las joyas escondidas que debe haber ahí!
Y lo mejor es que tenía registros muy diferentes, que no sonaba todo igual. Que ojo, si hubiera compuesto todo como en sus westerns tampoco me habría quejado!
Además sabía reirse de sí mismo, Hay un tema en la banda sonora de Mi nombre es ninguno que es medio parodia del tema de Frank en Hasta que llegó su hora.
Le dicen «parodia la música de western» y se parodia a si mismo, ¡pues bien que hace! Para entonces la música de western era sinónimo de Morricone, o por lo menos para las generaciones posteriores esa es la referencia indiscutible. Que narices, solo tienes que ver que casi todos los videojuegos de vaqueros han tomado como referencia musical a Morricone (y a Leone) y no a Bernstein, a pesar de que Los Siete Magníficos sonó también cosa mala.
Cosa la mar de curiosa por cierto, porque a nivel de dirección en todos los demás géneros la referencia suele ser el western de Ford, pero en el a la hora de hacer un western escapan de Ford y se van todos a Leone de cabeza. Pero bueno, supongo que eso ya es debate para otro día.
«Cosa la mar de curiosa por cierto, porque a nivel de dirección en todos los demás géneros la referencia suele ser el western de Ford, pero en el a la hora de hacer un western escapan de Ford y se van todos a Leone de cabeza»
Vaya que si! exijo un articulo sobre esa idea!
Lo de «exijo» es un decir, que no le exigimos a los gobernantes, que ellos sí cobran
Nah, si lo he entendido. Llevaría curro porque tendría que verme unas cuantas pelis otra vez, pero iré tomando notas y cualquier día de estos igual tengo material suficiente.
Es que mucha gente no han visto westerns anteriores a Leone y de hecho se creen que el spaghetti es mejor que el clásico, lo cual es una barbaridad porque Sergio era lo mejor del western europeo eso no era el estándar de calidad y pelis que no sean suyas que merezcan la pena habrán una veintena como muchísimo.
Además, Ford es el paradigma del clasicismo y Leone es una de las bases del cine moderno.
Simplificándolo mucho, es más o menos así:
Hollywood clásico: Ford
Cine japonés de la posguerra: Kurosawa
Ford + Kurosawa = Leone, que tiene el doble de posguerra porque es italiano y lleva un cabreo importante que ni de coña tendría Ford, por mucho que fuera del IRA y estuviera cabreado con el mundo. Y que para colmo de males se pone a rodar en España, que es algo así como el lugar del mundo con más gente cabreada por metro cuadrado.
El hombre que convirtio el silencio en música, la música en silencio, el efecto sonoro en música y la música en efecto sonoro.
El más grande, que encima hacía toda su música distinta, pero al mismo tiempo reconocías al instante a su autor.
Me quedo con esta interpretación porque es la que más cine exuda.
https://youtu.be/RST-R5A1jZ4
Cuando me enteré de la noticia, me jodió tela. Tengo tan mal oído como sentido del ritmo, pero Morricone siempre me pareció, desde mi modesta perspectiva, lo superior. Y me encanta Leone. Cuando Tarantino decía que ‘El bueno, el feo y el malo’ era «la película mejor dirigida de todos los tiempos», ¡qué razón tiene! Me la regalaron en DVD para mi decimonoveno cumpleaños. Entonces, yo era idiota (el colega detrás del presente fue el listo) y tardé como seis meses en vérmela porque, en esa época, creía que los westerns eran ‘para abuelos’ y el cine bélico ‘aburrido’. Cuando por fin arranqué a verla, los cinco primeros minutos me costaron (cosa normal, aunque ahora me encanten); pero, en seguida, me abrió un nuevo mundo. Y me quedé dormido porque, a ver, eran las tres de la mañana, había hecho cosas antes, y estaba viéndola recostado en mi cama. Pero, en cuanto me desperté, juro lo primero que hice fue darle al botón de reanudar.
Yo me resisto mucho a decir eso de «la mejor», pero con algunas pelis como esta… Cuesta mucho no decirlo!
No creo que pueda decir algo mejor de Morricone que lo que hayáis dicho ya vosotros… A mí me encantan sus bandas sonoras, no me puedo imaginar una peli de Westerns sin ella. Incluso no me pued imaginar un duelo de Western sin oír esa musica tan evocativa.
Garth Ennis hizo un homenaje a Morricone en un annual de Hitman en el que su pistolero irlandés, gothamita y urbanita se va a Texas, y no puede evitar ponerse a cantar la música de el bueno, el feo y el malo al caminar por una calle polvorienta camino a un duelo. ¡A mi me pasaría lo mismo!